Abordado en 2018: grandes lectores



¿
Tiene un libro de brujas? Y otros cuentos 
 Adriana Fernández LEO FRINO 
 ComunicArte 
 Col luz verde para leer

· La nena pidió clarito “Un libro de brujas”. En la librería no había uno solo, pero sí una bruja suelta. Así que mamá se la llevó. ¿Qué hacer con una bruja sin historia, que encima parecía estar TAN incómoda?.

Ni hablar podían. La brujita no hallaba cómo hacerle entender que no quería milanesitas con papas fritas, que hubiese preferido algo más cerca de los brebajes de sus marmitas: agua fétida, alguna lombricita. Sabía de hechizos…pero nunca aprendió a escribir. Pero la nena es sagaz y logra finalmente entenderla. No hay libro, pero esta bruja vivió en todos…¡sabe un montón de cuentos, vivió infinidad de aventuras!

· Cuando Alba sintió que la vida con Joaco se desmoronaba, decidió que tenía que empezar de nuevo, protegiendo a Ramiro. Por eso buscó –lejos- al cachorrito. En una chacra sembrada de centeno había nacido. Ella, que nunca quiso una mascota, trajo a Centeno, que puso luz y ganas en esa familia. Tan especial, Centeno: hasta Joaco se dio cuenta de que algo fallaba, y puso lo suyo

Un día Centeno desapareció y llenó de desconsuelo la casa. No podía él, que los veía desde el hueco en que cuidaba a Zunilda, avisar nada. Tenía que protegerla. Estaba lastimada, huía de quien la golpeaba…

Alba es insistente. Se siente responsable de haber perdido al perro que iluminaba los ojos de su hijo. Vigilando lo descubre, intentando esconderse, enfrente…¿cómo puede continuar y terminar esta historia de cobijos y entregas?

Centeno cuenta desde su óptica, desde la guarida en que se echa sobre Zuni. Y una mirada clemente mira con ojos de comprensión las secuencias y los avatares de los protagonistas. Un relato conmovedor.

· Patito Rodríguez es inflexible con el orden del totoral donde vive, en la bahía de Samborombón.ñ Ni una maleza. Las violetas de un lado, las margaritas de otro. Nada de mezclas. A la mañana, después de ordenar, diez mates de tres sobros CONTADOS. Después s{i: peinarse el jopo…hacia atrás, a la izquierda, a la derecha, y terminar con un volumen monumental y envidiable.

Ay, llegó Brava, de Claromecó. Ni ordenada ni estricta. Un espíritu libre. ¡Pobre Rodríguez!. Hasta la pesca se le descontroló. Ni hablemos del jopo. Uy, sus rutinas, todas tan bien organizadas…¿se habrá enamorado? ¿negociará algo? FORMIDABLE.

Lo más llamativo de este precioso volumen son las ilustraciones de Leo Frino. ¡Qué manera tan creativa, tan divertida, tan inusual de usar toditas las letras del ABECEDARIO! Blanditas, flacas, gorditas, duras, negras, en colores…convirtiéndose en sombreros, brujas, gatitos, Patos Rodríguez con jopo, perritos, mamás tristes, nenes que reencuentran amores…y numeritos también, faltaba más





Caballero Negro 
 Lilia Lardone   Claudia Deglioumini 
 ComunicArte 
 Col Luz verde para leer


Luciano se siente mal. En casa mamá y papá discuten a causa del trabajo…es que papá trabaja de noche, ve poco a sus hijos. Mamá, Dieguito y él cenan solos. Mamá llora mucho.. Encima el flaco, además de llamarlo patadura delante de todos, está hosco y esquivo. Por eso empieza a armar el castillo de ladrillitos. Uno grande, en su cuarto: torres, almenas, hasta un puente levadizo…le cuesta armar el mecanismo para levantarlo y bajarlo.

Mientras en casa papá avisa que se va, pero van a pasar con él los fines de semana, mientras el flaco cuenta que está triste porque su papá perdió el trabajo y deberán mudarse…en su cuarto el castillo –enorme, señorial- es refugio, promesa de orden, evasión… se llena de soldados, un rey y una reina tristes. ¿Por qué? Es que alguien ha raptado a la princesa…Oh!, lejos, lejos, en un caballo árabe, galopa el caballero negro, enhiesto, apuesto, gallardo. Sólo para él se bajará el puente. Trae noticias…¿justo ahora a mamá se le ocurre que hay que despejar el cuarto, limpiar? ¿justo cuando llegan las buenas nueva?. Suerte que papá en una de sus visitas ayuda a trasladar el castillo al galponcito…El caballero sube a las almenas: él también espera…una barca llega ¡con la princesa!

Problemas en casa, en la escuela. El flaco triste… y en el castillo ¡¡¡el caballero plateado!!!! ¿qu{e hace, si el valiente que trajo a la princesa es el caballero negro?. Se imponen las leyes de la caballería. Habrá combate…al menos, el flaco se queda en el barrio. Mamá y papá acuerdan algunas cosas, aun que ya no habrá desayunos en la cama, todos juntos, los domingos…¿y en el reino del galponcito…cómo se resolverán duelo, disputas, amores?.



De cómo la fuerza de la imaginación puede sostenernos enteros, cuando el mundo tibio que conocimos se derrumba sin remedio. Desde los diez.

 



Patas de resorte
Silvia Lachaise Mariana Otero 
 ComunicArte 
 Col Luz verde para leer

La maravillosa historia de Bochita y su familia –el abuelo labriego, la abuela que cocina, cura, teje y es cómplice de tanta aventura… los hermanos- que viven en Chascomús, cerca de la laguna, desde que a papá le pagan por un trabajo con un caballo criollo, blanco, misterioso, de largas patas.

El caballito se convertirá en el mejor amigo, el confidente, el compañero de aventuras, el que lleva a la escuela. Sufrirá cuando el tío Ismael traiga una bicicleta, azul y brillante, con la que Bochita entretendrá tantas tardes…pero una bicicleta no tiene trote blandito o caprichoso, no escucha ni es capaz de travesuras…

Patas de Resorte Alentará la búsqueda. Bochita crece y debe dejar el pueblo para cumplir su sueño de convertirse en dibujante.

¿Qué encontrará, cuando regrese, cons sus carpetas, sus fibras, sus lápices, en la vieja casa, junto a la laguna?.

Con el espíritu fresco de celebrar lo arcano. Una aventura de las de antes, el clima festivo de Tom Sawyer, esa ingenuidad que a veces echamos tanto de menos. Para chicos desde los ocho años.


Mamá vuelve a trabajar
Jennifer Moore Mallinos   Marta Fábrega
 El Ateneo
 Col. “¡Hablemos de esto!”
Emma tiene seis años. Está nerviosa, ansiosa. Su niñera le ha dicho que los papás vendrán a casa con una sorpresa…mmm…¡tal vez el perrito que quería!. Mientras espera, combate su curiosidad recordando que en clase hablaron de mamás y papás que trabajan afuera, y de por qué los padres deben salir a hacerlo…

Cuando al fin ve a sus papis…no hay perrito, pero sí una excelente noticia, que llena a Emma de emociones encontradas: pronto va a ser hermana mayor, así que por ahora mejor encargarse del bebé y más tarde ambos tendrán el perrito, porque pasado el feriado de licencia, mamá va a tener que volver al trabajo.

Qué bueno que la literatura aborde esta problemática que a veces angustia más a los padres que a los niños, y que la editoriales pongan a disposición todos los recursos para libros amables, atractivos, amorosos y SERIOS




Cuando mis padres se olvidaron de ser amigos 


 J


Jennifer Moore Mallinos  Marta Fábrega 
 El Ateneo
 Col “¡Hablemos de esto!

Era una familia de padres que se querían. Las sobremesas eran una fiesta. En las noches había tiempo para juegos…los fines de semana eran de gloria…hasta que todo empezó a cambiar. En lugar de cuentos antes de dormir, despertar en medio de la noche y escuchar agrias discusiones. Regresar de la escuela y ver a mamá abstraída y a menudo llorando en su dormitorio.

Padres enojados que evitaban mirarse, hasta que papá hizo sus maletas, prometiendo regresar a visitar a la nena. Nena triste, sintiéndose responsable: “tal vez me sacaba malas notas, era desobediente y traviesa…”.

Muy de a poco entenderá que a veces para volver a ser amigos, buenos padres, mamá y papá tienen que vivir en lugares diferentes y tener ganas de juntarse para resolver las cuestiones de los tres, para festejar cumpleaños, acompañar a la nena a la escuela en ocasiones especiales.



Un tema sensible, de difícil abordaje en casa, en la escuela. Por eso, además de una buena historia, verosímil y discreta, bellamente ilustrada, una guía para padres.



El invitado 
Griselda Martínez  Claudia Deglioumini
 Ruedamares

La más pequeña mira la vida desde la perspectiva de su hermana Claudia, más alta, más atrevida.

Claudia se encarama al alto muro que la separa del mundo y cuenta… “hay un circo con banda, una novia que marcha llorando…”.

Un día escuchan un gato. Cuánto quieren tener uno. Cuando lo ven, saltando la azotea, deciden atraerlo. Todos los días leche, galletitas, y las tortas de barro de la niña. Los obsequios desaparecen prolijamente…pero descubren que el gato es de Angélica , la nena más arrogante de la escuela.

Entonces ¿quién se lleva las golosinas que también decidieron dejar, y era la que destinaba mamá para los recreos?. Justo cuando se lo preguntan, empiezan a aparecer devoluciones: bolsitas de piñones frescos.

Cierta tarde, escuchan el galope de un caballo y ven la mano que coloca piñones…¿Quién es este enigmático y agradecido visitante? ¿qué hace, cuando no conversa, muro mediante, sobre su montura, con las nenas?

Una amistad tejida desde lo fortuito, desde la mirada fresca de una pequeña niña pueblerina que ve cómo en los ojos a menudo escépticos de su hermana, alumbra el amor, una clase diferente y luminosa de amor



 



De coronas y galeras 
María Cristina Ramos  Sandra Lavandeira 
 Ed. Ruedamares
Maltragos es un rey barrigón, mandamás, abusador, insoportable. La reina y las princesas Liz, Laz y Luz jamás salieron del palacio… Liz enfermó, y el adivino dice que el remedio está afuera, que deberán buscar a Gabriel, el andariego. Aunque Maltragos arde de cólera, Niz despide a sus hijas con un poco de dolor, otro poco de ansiedad y cuánta esperanza….

Las princesas encuentran al joven, que se calza una galera de papel y va tras ellas al palacio.

Apenas llegados, Gabriel hizo salir cientos de conejos de la galera mientras Laz y Luz ejecutaban la flauta

“orejas de seda / rabo de papel /que todos los males / se vayan con él…”

Después salieron cien pañuelos que bailaban como humo de colores…

“pañuelo esperanza / hilo en carretel / que todas las penas / se vayan con él…”

Fue el turno de cien palomas, que arrullaron el palacio entero…

“Plumaje de viaje / luna timonel / que todos los miedos…”

Y las palomas no se fueron, pero la fiebre y el dolor desaparecieron.

Semejante portento llevó al rey a proponer al joven a convertirse en almirante de los mares a descubrir y en custodio de las cerraduras…

¿Se quedarán la valija, la vieja galera, el joven cuyas manos esperan el nacimiento de los pétalos?. ¿Se puede tolerar la vida en un reino donde el monarca hasta cuando está alegre –una rara rareza- hace hornear de nuevo las hogazas crocantes?




Los olvidos de la abuela Carolina 
 Griselda Galmez  Alejandra Kara Georgiu 
 Primeras Letras 
 Ed. Ruedamares
La abuela Carolina tiene siete nietos a los que adora..y ciertos problemas con su memoria. Piensa que es una suerte que las mujeres sean todas MARÍA (María José, María Luz, María Sombra, María de los Ángeles), y que los varones sean JUAN (José, Cruz y Carlos). Así no habrá manera de olvidarlos

¡Ay!...el lunes tenía que buscar a Juan Cruz: volvió con María Sombra, y encima perdió a su perrito. El martes llevó a Juan Carlos al dentista y no entendía por qué Ángeles se quejaba de dolor de muelas. Puff…encima en la sala de espera olvidó su celular. El miércoles, como estaba nublado, salió con su paraguas rojo a comprar un regalo para Luz…el cumpleaños era de Juan Carlos. El paraguas quedó en el mostrador de la tienda. El jueves, enojada con su memoria traviesa, se compró un cuaderno para notar todo todo…se le olvidó en algún lugar de la casa. Triste despertó el viernes: los nietos, enojados, sin celular, ni paraguas, ni cuaderno.



Ay…las cosas se acomodarán, de modo tal que esta historia culmine con una abuela contenta que use su cuaderno para…ups…me dan ganas de contarte , pero NO. Mejor metete en este barrio, en el departamento de la buena de Carolina, mientras te acordás de tu abuelita





Un bolsillo lleno de cuentos 
Liliana Cinetto  Gerardo Baró
 Longseller 
 Primeros lectores

¡Ja! ¡Malísima era Iselda!. Por eso, en el Congreso Mundial de Brujas nadie se animó a desafiarla en su pretensión de ser considerada MEJOR BRUJA…y eso que había buenos hechizos. Subió solita al escenario para probar su poción para rejuvenecer. Iba a proceder ahí mismo, para quedar 108 años más joven. ¡Ay!. Llegaba Anacleta con escoba nueva. No la dominaba demasiado bien, sobre todo para retroceder o estacionar. Fue inevitable. Uhhh. Pese a lo que pasó, o justamente por eso, fue ella la que ganó el premio ese año.

Después tenés la historia del 25 de mayo de 1810, vista desde la recova, por un simpático gatito…lindo lo cuenta. Pero, en la parte verdaderamente emocionante…aparece ese ratoncito…

Enterate de cuando la ciudad de Buenos Aires también quiso tener vacaciones. Se encaprichó y remontó vuelo. ¿Qué habrá visto? ¿qué aventuras puede tener UNA CIUDAD ENTERA, con taxis, y obelisco, y todo? ¡qué ocurrente esta Liliana!

Y de cómo, un día cualquiera, Don Zoilo ordeña sus vaquitas…¡¡¡¡y la leche era recontra requeté multicolor!!!

¡Pucha! Tanta aventura en un solo libro que encima es chiquitito. Para chiquitos y no tanto. Yo soy graaaande, y me muero por contar estos cuentos…¡en serio!




El sastrecillo que no era valiente 
Liliana Cinetto   Eugenia Nobatti 
RIDERCHAIL Ediciones Literarias

Era un sastre estupendo. El mejor de la comarca. Pero ¿valiente? Mmm…no. Podía atender a la chica que le traía una caperuza roja rasgada por un lobo (siempre entre lobos, la niña), hacer un vestido de sueños para una niña manchada de cenizas que pedía una ajuar para combinar con unos zapatitos de cristal; coser trajes completos para siete enanitos de estatura parejita que vivían en una mina de cierto bosque, SI…pero dormía con la luz prendida, temblaba como una hoja bajo las sábanas si escuchaba un ruido, se subía a la silla más alta si andaba por ahí un ratoncito…en fin…valiente lo que se dice valiente…

Por eso, cuando toda una comitiva golpeó su puerta para avisar que el rey lo quería DE INMEDIATO en la corte…dreyó morir. Hasta las medias le temblaban cuando se imaginaba enfrentado a un ogro, o vaya a saber a cuántos…Uy uy uy ¡pobrecito!. Ahí va, arrastrado porque los pies se niegan a sostenerlo. Dale, dale, acompáñalo a ver qué pasa. Eso sí NO es valiente.



¡Maravilloso! . Las dos se lucieron: Liliana en la gracia con que lo cuenta, y Eugenia en la genialidad de sus escenarios. ¡Oh, ese sastrecillo, y tantas princesas y tantos trajes de sueño!


  


Los espejos de Anaclara 
Mercedes Gallo   Fernando Vilela
 FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
 f,l,m (FUNDACIÓN PARA LAS LETRAS MEXICANAS)

Poesía, en un álbum exquisito. Anaclara en primera persona para plantearse una relación especial con los espejos y lo que nos devuelve; sobre el tiempo que se escurre y el que se rescata con trabajo de sueños. De la lluvia clara que pregunta y trae sapos que jamás serán príncipes; de fantasmas que acogen recuerdos y nostalgias…Del viento que trae alas de imaginar; de la luna blanca y enorme que acuna; de la ciudad y sus ruidos, siluetas y hábitos; de hadas de la azotea; de duendes; del brocal del pozo y del espejo de agua que se come las palabras que caen…qué agregar… la maravilla de un mundo de pura lírica y estremecimiento




Pueblo de mala muerte 
 Sandra Comino Ilustraciones de Mónica Weis y Virginia Piñón 
 ComunicArte 
 Col Veinte escalones
Cuentos brevísimos, de remate rápido y muchas veces sorprendente. Clima de pueblo: los chismes, los sucedidos alrededor de muertos a los que hay que tocar para que no se transformen en ánimas que penan, de “ánima” que protestan por los intentos de progreso, de visitas al cementerio del que hay que salir antes de las cinco de la tarde, so pena de quedarse adentro para siempre. La comidilla de los dramas familiares sobre los que todos creen poder opinar…La mirada irónica y compasiva sobre los pequeños “milagros” y sobre esa costumbre de amenazar, reclamar la extremaunción cuando no pueden imponer su voluntad y no morirse nunca que tienen algunos.




El dedo mágico 
 Roal Dahl  Quentin Blake 
 Santillana 
 Loqueleo
La niña tiene por vecinos a la familia Greg. El papá y los niños, Philip y William, son cazadores entusiastas, algo que enardece a la pequeña. No puede evitarlo. Cuando en un solo día matan un cervatillo por la mañana y dieciséis patos por la tarde, todo se le pone rojo, su dedo mágico se agita, se enciende en rayos, apunta y…

Le preocupa qué puede pasar con sus vecinos. De regreso a casa los cazadores son perseguidos por cuatro patos salvajes, que meten miedo.

al día siguiente los Greg se han convertido en seres diminutos y alados. Todos. Incluso mamá. La casa es ocupada por cuatro grandes patos que tienen manos humanas y por lo tanto pueden hacer todas las tareas habituales de la familia…que deberá guarecerse construyendo un gran nido con sus bocas, que manos ya no tienen…

¿Qué ocurrirá en esta historia? El dedo mágico ¿transforma para siempre o solo promueve castigos que son lecciones de respeto?. Yo que vos, vuelo con los Greg y veo qué pasa en las casa y en los alrededores.




JOSEFINO LAFINUR VIAJA EN GALERA 
Silvia Schujer   JUAN Chavetta  
ATLÁNTIDA
Por culpa de la visita al dentista fue. Josefino iba a empezar la función para sacar de su galera palomas, conejos, pañuelos o pichones de dragón. Tenía la boca dormida todavía cuando tomó su varita, apuntó a la galera, quiso decir lo que debía…pero le salió cualquier cosa. La galera se acható, se acható. Quiso enderezar el truco el mago pero…¿uy!: la galera se convirtió en jarrón con flores, en olla bailarina, en bote para navegar…precioso el bote. Lo aplaudieron a rabiar quienes creyeron que era truco. Se cerró el telón y Josefino se subió a un bote que no navegaba, hasta que se le ocurrió ponerle su varita de mástil (debió regarla un poco para que creciera) y su capa como vela. Aún así no fue suficiente. Hubo que recurrir a un mar de pañuelos para ponerse en marcha y vivir Aventuras asombrosas, inquietantes, con un montón de enigmas, acertijos, pruebas.

En el medio la clásica tormenta, huracán o tifón para que a la travesía no le faltara ningún condimento.

Lo más sorprendente es el punto de llegada. ¡Por favor! ¡Las ideas que se le ocurren a Silvia!. No podés aburrirte.

Estimo que Juan Chavetta se entretuvo bastante, por eso dibujó cada paso de esta magia un poco accidentada, este viaje tan lleno de peripecias, interrogantes y desafíos



Gracioso y jugadísimo. No sé si es de magia, aventura (o desventuras) este libro. Diversión garantizada para el que se atreva.





Rapunzel y el príncipe bombero 
Fabián Sevilla   Wally Gómez
 Richerdail Ediciones literarias

Leo era un príncipe que no usaba espada: tenía un sifón para apagar fuegos, porque era bombero. Un día, buscando peligros halló una torre riesgosísima: era alta alta alta…no tenía puertas, ventanas ni escalera de emergencia. En la cúpula asomaba una larga larga cabellera dorada, plateada y bronce. La chica que la hacía colgar era muy bonita y locuaz. Pusieron las manos como bocinas y hablaron un buen rato a los gritos. Se entendieron apenas lo suficiente como para concertar otros encuentros.

La Bruja Muela Podrida que tenía cautiva a RAPUNZEL, enseguida olió la presencia de un extraño y encendió un fuego que no quemaba pero cof cof, lanzaba una terrible humareda. ¡Para qué: ahí estuvieron Leo y su sifón imbatible!...

Hubo un montón de otros inconvenientes y ahora se precisa tu presencia, tus ganas de emocionarte, divertirte y alentar en esta historia que termina con “se dieron besos en las narices”, pero que antes guarda un montón de peripecias MUY INTERESANTES.

 
 


El camino de la luna
Laura Escudero  Saúl Oscar Rojas 
 ComunicArte Infantil 
 Col Bicho Bolita

Es demasiado extensa la pampa para un gaucho solo. Por eso, detrás de la loma, detrás del pastizal que peina el viento, saca el catre para mirar: la luna tiene cara blanca y redonda, de china, clon trenzas enredadas en las estrellas.

Consulta con el viento, con el árbol, con el pozo, con el sol…y sabe entonces que la pampa es demasiado grande para su soledad chiquita.

Sube a su alazán a BUSCAR CHINA. Detrás de las lomas hay un ranchito luminoso de petunias y una china encendiendo un brasero. Apurado, él le pide un beso y ella lo manda a paseo…a su rancho.

Triste, consulta con el agua, el árbol, el viento, el sol. Entonces sabe que necesitará entibiar el corazón de la china, con palabras…

“…su pelo como la noche, estrellas en su mirar y esa flor tras de la oreja, que me hace suspirar…”

aún así, la joven convida al alazán a regresar al rancho…¿qué le dirán el viento, el pozo y el agua clara que sube en el balde, el árbol que crece cerca del sol, y el calor del sol? ¿surcará el gaucho la loma y el pastizal que peina el viento?

Precioso. Tan encendido de colores: su sol, sus árboles, su loma peinada, sus paseos por la pampa y por los sueños, bajo el sol, bajo la luna blanca de trenzas encendidas de astros, sus palabras, tan calentitas, tan valientes, tan enamoradas… 





La historia de Julia, la niña que tenía sombra de niño 
 Christian Brue  l Anne Bazellec    Annie Galland
 CALIBROSCOPIO
 Babel

Julia es linda, desordenada, rebelde, combativa. “PARECÉS UN MUCHACHITO”, le reprochan. No se quiere peinar, anda siempre por el suelo, y aunque le gusten los espejos…¡MUCHACHITO!

Una mañana la descubre: una sombra de niño pegada a ella, de la que no logra desprenderse, aunque se empeñe. Linda, la noche de sus grandes ojos abiertos intenta dibujar mañanas sin sol, sin sombras DE NIÑO. Pero, ahí, la sombra. ¿Querrá decirle que es un muchachito, incompleto además?. Ya ni el espejo parece reconocerla. la quieren cuando es menos julia: cuando se peina, habla poco y no se sienta como Julia.

Por eso se esconde…para no tener sombra alguna. Así es como lo encuentra, tan triste, cargando una etiqueta…

Maravilloso. Todo rojo, blanco y negro para este libro gráfico tan cuidado. Lo que no dice el discurso explícito se lee en las tintas, en los preciosos esbozos, en los esmerados retratos.



POR UNA NIÑEZ Y UNA VIDA SIN ESTIGMAS, CON DERECHOS Y RESPETO. Leerlo es casi obligación. De niños, padres y maestros.





Saburo 
Ana Luisa Stock   Graciela Rendón
 Del NARANJO 
 Col Luna de Azafrán

Sumi y Takeo tienen un abuelo -Saburo-, papá de mamá, que vive en Japón y asegura que al cerezo se lo mira con el corazón, y una abuela –Ana-, mamá de papá, que tiene una lleve que abre secretos, sabe jugar y entretener…y espera con los chicos la visita del abuelo lejano que tiene los ojos como una rayita, es sabio, y vendrá de la tierra del sol del color de la cereza…

Todos ansían la visita de Saburo, y preparan su llegada con ojos de magia.

Bellísimo, lírico, sugestivo. De las ilusiones que protegen los abuelos, de su capacidad de descubrir la maravilla. Cuidad la historia, tan sensual y convidante la gráfica.






El escarabajo 
Laura Escudero Tobler Claudia Deglioumini 
Del Naranjo
 Col Luna de Azafrán

Érase un pueblo, cerca de las estrellas y la luna. Un día, los monjes trajeron de muy lejos a HARI para que fuera diosa del templo. Era perfecta: piel color damasco, ojos profundos, voz de agua que corre. La llamaron Kumari, y la sentaron en un trono, para que fuera adorada, para cubrirla de joyas, para que recibiera ofrendas…y callara.

La vida para Kumari empezó a tener el tamaño de una puerta…Se inclinó. Se entristeció.

Otro día, trajeron a otra nena…no para diosa, sino para que sirviera a Kumari y mantuviera el templo. Era movediza, alegre y perceptiva, Shivandri.

Shivandri veneraba y envidiaba un poco a la niña diosa, con su pelo cepillado, la lluvia de pétalos, el lujo de su atavío.. Un día, mientras limpiaba los faroles que iluminaban a Kumari, pudo ver la melancolía de una nena como ella, que tenía ganas de jugar. Una hoja que volaba con el viento se posó a los pies de la diosa y encendió sus recuerdos. Shivandri empezó a entenderla como lo hacen las montañas con las estrellas.

Se dieron tiempo para conversar y surgió la idea: Kumari se desprendió de sus atavíos de diosa, y marchó a hermanarse con el mundo. “Volveré pronto”, prometió mientras Shivandri tomaba su lugar.

Entonces fue la pequeña sirvienta la adorada. Se hartó de manjares. Empezó a añorar sus días de acción y alegrías. A punto estaba de develar el engaño, cuando sintió una voz misteriosa que la invitó a abandonar el trono: Hari había encontrado el camino. Ellas podrían partir a la vida. En el templo…¡oh!..

No te prives de esta sutil hermosura. La gráfica, los tonos, delicados y sugerentes del discurso de Laura y la lectura que de él hizo Claudia para las ilustraciones, tan bellas, tan etéreas, tan hondas.



 


“Para cuando llueve” 
 Canela   Claudia Legnazzi 
 Primera Sudamericana 
 Col. Los caminadores

De lo que pasó con cuatro naranjas que escaparon del cajón en un descuido de la verdulera. De cuando la mochilita verde, de lona y hermosa se hundió en el río, y flotaron el felicitado de la tabla del siete, las palabras de los cuentos, las islas de los mapas…de cómo salió un piojito, navegando a lo pirata a bordo de un lápiz de mina amarilla. De los pájaros de viento que malhumoran los días grises, de los rayos que cantan al oído del sol, de los que encienden estrellas. Del invierno, que llega solito y se pone a tejer la manta de escarcha de nunca acabar. De la ventana del arca de Noé, por donde asoman la trompa del elefante, el cuello de la jirafa, la melena del león…y la paloma esperanzada del viejo Noé. Del amor al árbol que tendió sus ramas a la infancia y brindó sus hojas para dibujar soles, fogatas y lluvias. Del concierto orquestado de una tormenta. Del amor secreto de bicicleta y monopatín, en el tumulto de la ciudad.

Del señor nadie que se dibujó una camisa de papel y se ató los zapatos con dos garabatos…De las palabras, esas vigorosas viajeras capaces capaces de ser garabatos.

Y tanto más…pero en verso, delicado y pespunteado por Canela, y pintado, delineado, celebrado con belleza por Claudia




“Miedo suelto, gallinas en jaula” 
Silvia Schujer   Liza Porcelli Piussi   Pablo Pino 
 ATLÁNTIDA

¡La que se armó cuando Bruna Marabunta, dueña del parque de diversiones, anunció que se cerraba el tren del terror, que ya no asustaba a nadie!

Bien cierto era que el parque estaba caiducho: las hamacas rotas, los caballos de la calesita descascarados, el puesto de pochoclos cerrado. Al ten casi no iba nadie…pero TODOS habían ido a aullar de terror por muchos años…¡ahí estaban resguardados todos los miedos!.

Bruna, que desayunaba con exprimido de limón, decidió que los habitantes del tren, el Drácula, el enterrador de muertos vivos, el esqueleto con lombrices, la momia, la mujer si ojos, la gorda que arrastraba cadenas, tenían una semana para desalojar. Que necesitaba el predio para un ultra moderno criadero de gallinas.

Los chicos armaron una batahola increíble. Se concentraron en la plaza, marcharon con la consigna

¡SUBITE AL TREN!

Marcha de los chicos para salvar

EL TREN DEL TERROR

Aunque Bruna prometió gallinas de veinticuatro patitas para que nadie se pelear, huevos hervidos que resbalarían como pelotitas, y otras cosas…los chico ¡nada!. Querían sus miedos bien custodiados por la momia, por todos ellos.

Es más. Lo que a la siesta fue solo bullanga, para la noche fue revolución…ah…la que tramaron.

¿Habrá criadero? ¡salvarán su noble trabajo de asustar los habitantes genuinos del tren del terror? ¡Grandioso y con yapa! Para el final, las historias de vida de estos dignos laburantes. Para desternillarse de risa, de miedo…y de ternura, que no viene en cubitos.

¡Puaaaa el mundo diseñado por Pablo para dejar bien bien clarito el ánimo del pueblo, el capricho de Bruna, la convicción de los chicos, la estampa de los habitantes de ese túnel misterioso! ¡Qué lindo debe haber sido el parque con sus luces, sus puestos, sus caireles!. Las historias, de pe a pa, de pluma de una Silvia y otra Liza, a la cual más ocurrente.



Si te lo perdés, sos más tonto que Bruna Marabunta.




“El día que los crayones regresaron a casa” 
 Oliver Jeffers  Drew Daywalt
 Fondo de Cultura Económica 
 Col A la orilla del viento (Especial 25 años)
¡Oia! Duncan recibe en casa un extraño montón de pasteles con el correo…son sus viejos crayones. Todos tienen algo que reprocharle. El guinda está partico, sostenido por un clip en Algún lugar del sofá. El rojo y el amarillo fueron olvidados afuera…ya no descubren de qué color es el sol…saben que es caliente: los ha soldado. Quieren regresar. El bronce fue comido y vomitado por el perro en un lugar de la alfombra. El que brilla en la oscuridad muere de miedo con los dibujos que ambos estamparon en el sótano para asustar al hermanito de Duncan. El verde chícharo reclama porque es tan feo que nadie lo usa: primero se quiere ir (abran la puerta) y después regresar porque el mundo está lluvioso.

Sólo el rojo neón parece pasárselo bien, de safari por el mundo…

No te pierdas estas divertidas ocurrencias de Oliver y su amigo Day.

Justo ahora que las postales son apenas un nostálgico recuerdo, bueno que las resuciten precisamente los crayones…¿qué hace un niño en el mundo sin crayones? ¿eh?

Bueno, después habrá que pensar en lo descuidado que parece ser el niño con sus cosas ¿no?...ejem…acá se esmera: los recoge y construye…¡uy! Casi te lo cuento…pero no.





“Una niña hecha de libros”
 
 Oliver Jeffers  Sam Winston
 Fondo de Cultura Económica 
 Los Especiales de A la orilla del viento

Magnífico, desafiante, creativo, festivo. Una celebración del mundo de las palabras y el continente en que palpitan: los libros.

La niña está hecha de libros. Viene del lejano mundo de las historias. Flota sobre su imaginación. Navega sobre un auténtico mar de palabras (acá las veo, son fragmentos de historias maravillosas, que todos merecemos conocer), para preguntar si queremos ir con ella por un camino, unas montañas, túneles que esconden tesoros de oscuridad, para perdernos en el bosque de los cuentos de hadas, para escapar de los monstruos, para subir a la nube y proclamar “ESTAMOS HECHOS DE HISTORIAS”

Precioso. Y lo mejor: vos también podés entrar y vivir UNA ILUSIÓN.

No defrauda nunca Oliver Jeffers. (Hay un cerrojo dorado en la cubierta troja: la llave la tenés vos… pero si no la encontrás, usá la de la contratapa, y ¡por favor!...¡abrí esta puerta!)





“Mi gato, el más bestia del mundo” 
Gilles Bachelet (Texto e ilustraciones) 
 CALIBROSCOPIO

Decir “Calibroscopio: libros para ver el mundo”, ya ES HABLAR DE UN LIBRO BELLO. En su factura, delicada, sobria; en su contenido, pleno de chispa, gracia, misterio y una pizquita necesaria de complicidad para que donde se dice GATO, aunq ue veamos un ENORME ELEFANTE, consintamos…porque este elef…digo gato, tiene at{avicas costumbres felinas para echarse a dormir, para elegir lugares, para buscar posturas, para acicalarse. AH!, eso sí: no ha logrado jamás caer en cuatro patas.

Su dueña piensa que le hubiera convenido un pelaje diferente, pero bueno. Desde que recibió ese manual sobre gatos se pregunta de qué raza será este gato bestia que mata de amor.



No perdería yo un minuto más si fuera vos (ya lo miré, lo leí, lo recontra leí, por eso te lo sugiero)


“Un nudo en la garganta”
Sandra Siemens  Eugenia Nobati 
SM El Barco de Vapor  Serie Blanca

La señorita pidió que todos hicieran un dibujo. La nena hizo un chancho, grandote, gordo y violeta. Andrea pintó una aburrida casita de techo rojo, paredes amarillas, árbol de tronco marrón, copa verde, sol y nubes…lo clásico. Si a la señorita le había gustado, seguro que cuando viera el chancho, se moriría de emoción. Pero no. Parece que no le gustó. La nena tuvo ganas de llorar…pero no. Lo que sí, se le hizo un nudo en la garganta.

Lo confirmó en casa, cuando no pudo comer el pan con mermelada ni la chocolatada de la merienda, ni mucho menos los zapallitos rellenos de la cena, sus favoritos.

Hubo que llevarla a su doctor, que dijo que había que consultar con un cirujano, que dijo que no, que no era operable, que consultaran con “una eminencia”.

La eminencia era un señor bajito que se maravilló con la perfección del nudo, le sacó mil fotos y dijo que era “desatable”, pero que él no podía. Que en un congreso consultaría con otra eminencia. La nena quedó flaquita, la mamá verde de preocuparse y llorar.

Llegó la otra eminencia: era enorme, con una abundante melena blanca, fea fea. “Milenka”, se llamaba.

Era checa y dijo “Buenos tarrrdos…la mamá fuerrrran a preparrrrrar la merrrrienda que de inmediatamente Ana la va a tomarrrrrrr”.

¡Uh!, para desatar el nudo hubo charla, perro verde, otras cositas y ternura encerrada en un gran continente de vozarrón y muchas rrrrrrrrrr. ¡Imperdible!.

Del derecho a elegir y de que nos respeten un poco. De la posibilidad de ser diferente, qué tanto. Desde los seis o siete, para educar emociones.




Para llegar al sol” 
María Cristina Ramos Carolina Farías 
Santillana 
Loqueleo
La exquisitez, la gracia, la ternura, la inventiva en los juegos con la lengua y su sonoridad… lo que todos esperamos de María Cristina, lo que nos regocija volver a encontrar en su poética, en esta entrega con sencillísimas historias en verso.

Caracol construye una torre de piedritas para llegar al sol. Toma recaudos. Un sol que se vuela “con un plumaje de luces / con un traje tornasol”. El sombrerito de golondrina se vuela se vuela, hasta llegar al gallinero…”lo volvieron nido / casa de sus sueños”.

Había un vez “un largo largo charco de agua fría” que tenía en su corta corta orilla… una mariposa / que sabía / los números secretos de una lluvia que llovía…”

Del día que en el agua del río hubo una orillita de sol…de nanas para dormir a una vaquita. Del cada día de la araña, su sombrero con gota para recordar. Y tanto más.

Yo al menos, jugué mucho

“Una primavez

una primavera

trajo primaluz

de un agua fiestera…

Una flor azul

una florestela

floripenduló

en la enredadera…”



Versos para trenzar, desenredar, envolverse, y para saber de un mundo de pájaros, bosques y mares.




“López: una vida de perros 2" 
Silvina Rocha  Cucho Cuño  
Quipu


Ya les había contado de López, el perro casi humano de los Gil, que un día quiso volver a ser tan perro como Cartucho, aquel pichicho callejero. Lo logró, por cierto. Cuando los Gil lo dejaron a orillas del mar, probó ser perro perro.
Oia. Le faltaba experiencia, y empezó a sobrarle hambre, sed, cucha, nostalgias. Se tragó su orgullo y emprendió el regreso. Soñó la bienvenida: nítida veía la celebración de Mabel, de Flor, de Horacio. Y sin embargo…¡lo habían reemplazado por una histérica muestra de perro!. Un bonsái que ladraba, crispado e insoportable.
Se le quebró el corazón. Tuvo que ganar la calle, por gil…y sin embargo, sin embargo…
Yo también, como Silvina, pienso que López se merece otra oportunidad. Reivindicarse como perro, diría.
¡Genial!. Un poquito menos perfumado todo ahora…y cuánto camino por recorrer, López).

 


“La cabellera de la princesa y otros cuentos” 
 Liliana Cinetto Ximena García
 URANITO
 Col Ciclos Primer Ciclo

Apa apa…¡Cuántos relatos y cuánta diversión para un largo rato!

· Están alarmados en el bosque con esos tremendos ruidos…un monstruo grande debe ser. Sólo la lechuza, sabia y observadora llevará ALGO de tranquilidad a los vecinos, porque, el suelo seguirá temblando y el aire seguirá estremecido, a pesar de…

· Seis meses, dos días y diecisiete horas demoró Anacleto en construir la casa de sus sueños. Dos ambientes y medio de pura hermosura…y justo a punto de inaugurarla aparece el inspector municipal con que “no tiene permiso” “no hay planos” “no hay facturas de costo de materiales…¡¡¡ni manera de que le explique, semanas enteras que los castores no tiene recibos de sueldo ni pagan tributos!!! ¡cómo se arregla? ¿eh?

· A Fulgurina el hada se le agotó la varita. Pedir otra es todo un trámite. No puede pedirla prestada tampoco. Su madrina está esperando que despierte una princesa que duerme hace cien años: precisa varita para ese instante. Su tía con su respectivo adminículo lidiando con un tal Peter Pan, que no quiere crecer…¡ay! ¿cómo resolverá problemas de dragones, ogros malos, receta de mondongo, sin varita?

· La princesa tenía una larga larga larguísima cabellera. Hasta la frontera del reino llegaba. ¡Qué trabajo daba lavarla, peinarla, trenzarla…! No quería hacerse el cortecito carré por nada del mundo. AH! ¡llegó un piojito, le gustó, llamó a los parientes, al barrio…¡ups!

· El león estaba empecinado con la orquesta. Todos pusieron voluntad y aprendieron tres canciones desafinadas. Poco para tres conciertos…Mejor…mejor ¿qué? (Las canciones eran “La gallina Turuleca”, “Mi barba tiene tres pelos” y “Los maderos de San Juan”: ¡algo había que hacer!)

Y bueno…así los cuentos. Hay más, para que te pique la curiosidad. Divertidos, para gustos variados. 







“Trece modos de mirar a un niño”
 María Teresa Andruetto Cecilia Afonso Esteves
 ComunicArtes

De una belleza rara y nostálgica. Curioso…surge como homenaje de la autora a un poema de Wallace Stevens: “Trece maneras de mirar a un mirlo”. Se reproduce como un “carving” la estructura poética, la rítmica e incluso algunas figuras. Ya no se mira a un mirlo, ni su oscura belleza, ni su canto…se mira a un niño…su tristeza, la indiferencia del entorno, el abandono, su soledad. Una mirada amorosa, comprometida, comprensiva, triste, que Cecilia acompaña con un clima de papeles color tierra, cielo, monte, morosamente recortados, superpuestos en un collage sobrio que acompaña sentires y cadencias.

En la izquierda, desnudos, los versos de Stevens. En la derecha, los de María Teresa, y las composiciones de Cecilia, replicando trece maneras de mirar a un niño, a las trece intenciones de mostrar el mirlo del poema inspirador

Para amantes de la lírica despojada. Esos, se sumergirán en una sutil hermosura







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