Literatura infantil 7 :para los que le agarraron el gustito

Cuestión de orden...


“La llave verde” 
Gregoire Mabire (textos e ilustración) 
Edelvives

¡Ah! Estos cochinitos. El jefe cochino busca su llave verde en el desconcierto de un taller de desorden calamitoso . Pide ayuda “a los muchachos”, todos cochinos, como él o quizá más. ¡Uh! ¡Las cosas que encuentran!...un destornillador que buscaron tanto el año pasado, las tenazas desaparecidas para siempre. Uno halla la llave azul, otro, la roja. Pero la verde…mmmmm.

Vos que te metés en este tallercito de sólido y colorido cartoné, la ves todo el rato… pero los puerquitos no. Divertidísimo. Ideal para desordenados, caóticos, aventureros y claro, optimistas de vocación. La gente demasiado obsesionada con el orden tendrá seguramente ocasión de fruncir el ceño, pero bueno…






de mascotas y discusiones...



“¡Nada de mascotas!” 
Melina Pogorelsky Rocío Alejandro 
EDELVIVES Ala Delta Rojo

Cuando el nene pescó la ballena, supo que iba a tener problemas. Pero ella soltó chorritos y chorritos de agua, y quedó del tamaño de un peluche. Mamá opinó “¡Nada de mascotas!¡¡¡qué divinura!!!!”. La ballena se quedó a vivir en la bañera.

Cuando el nene cazó el dragón, supo ¡más problemas!. El dragón escupió fuego fuego fueguito, se hizo pequeño… “¡Nada de mascotas! ¡¡¡qué preciosura!!!!”.

El dragón volaba por aquí y por allá, y todos felices, hasta que Ballena y Dragoncito se conocieron, se midieron, quisieron estar juntos, anhelaron competir… ¡uau!

Los problemas empiezan ahora. Habrá mucho fuego y mucha mucha agua y hasta mucho hielo… y capaz que “más mascotas” en esta historia que como verás está cargada de pura pura maravilla





De insomnios y ovejitas...



“Las ovejas de Lala” 
Silvina Rocha Eugenia Nobati 
Del Naranjo

Lala no puede dormir. “Contá ovejas” –dice mamá. Lala las ¿imagina?. Una -blanca- dos –verde, no, mejor negra- tres…No alcanzan. “Más”, aconseja mamá. Em pieza a multiplicar. Por dos. Por dos. Por…Cuando las tiene, toda juntas, un montón, una no salta, otra es gorda… Todas se empacan. Lala les pone tremenda tormenta. Nada…un sol brillante. Menos. Rico pastito…mmmm. ¿Qué hará Lala, que está cansadísima de lidiar –empujar, levantar- con ovejas tan cabreadas?. Ocurrente. Divertido. En grandes letras mayúsculas y ¡qué diseños y cuántas ovejas con pijama y gorro de dormir!. Desde los cuatro.






De sueños y glorias...


“La barca de Dondú” 
Silvina Rocha - Marcelo Tomé 
Uranito Col. Pequeños lectores

Esta pequeña joya gráfica y literaria cobija el gran sueño de la humanidad: la Paz y la armonía de los pueblos. Plantea que pueden lograrlo los niños.

Dondú construye una barca mientras se pregunta qué hay más allá de esa orilla. Su abuelo –negro y pescador- nunca llegó tan lejos. Dondú espera las naves cargueras, que sí saben, y entrega su barquita al marinero que le cuenta que más allá hay niños con piel más clara que la arena, que hablan lenguas que suenan distinto…

Del otro lado del gran océano las pequeñas manos claras de Tadeo reciben una barca llena de rumores. Entonces Dondú despierta en la noche, para advertirle al abuelo que la barca atravesó el mar, y que él escuchaba las voces de los seres de piel de arena. No hacía falta entenderlas. Bastaba esa certeza.

No hay palabras para tanta hondura. Desde los siete, para volver a él SIEMPRE.





De sentirse cómoda  en su caparazón...



“Plácida” 
Iris Rivera - mEy!
Primera Sudamericana Col Los caminadores

Una joyita. Acá la veo, tan incómoda, tan confundida, tan poco conforme con lo que es…y sin embargo ¡tan especial!. Así dibujadita por mEy!, que supo hacerla encantadora, con sus ojos pequeños, sus patitas cortas, toda toda gris y a menudo oculta en su caparazón, lamentando no ser alta y roja como las amapolas, suavecita como los jilgueros…¿se enterará que los bichitos opinan que es un ser extraordinario, de andar sereno, mirada sabia y…Enterate. Esta es un GRAN HISTORIA. En grandes mayúsculas para que la abordes con confianza y puedas enamorarte bien pronto de esta criatura cándida y tan tan querible. Las abuelas y las maes pueden leerlo a los chicos desde los cuatro






Cuando la duda mata...o casi


“Dragón Cito no sabe qué hacer” 
Graciela Repún / Eugenia Nobati
 Uranito

¿Hasta dónde es bueno titubear? ¿qué pasa cuando la duda impide tomar iniciativas…¡vivir!?. De eso trata esta trama. Un profundo planteo filosófico puesto a la altura de la mirada de un niño, aún pequeño.

Dragona Mor tiene cumpleaños. Justo el día de la primavera. Dragón Cito quiere hacerle un regalo especial… ¿Una planta, tal vez?- Es la primera de muchísimas dudas. ¿un pensamiento? ¿rosas? ¿jazmines? ¿orquídeas?. Mientras él se debate, confundido, los que van con ideas claras son capaces de pelear hasta el absurdo, hasta la destrucción, por “lo suyo”.

Cuando sólo queda una plantita en el vivero de Merlín, Dragón Cito la rescata: una violeta encendida de pequeñas florcitas, humildes y delicadas. Aún así, vacila…¿le gustará A Dragona Mor?. ¿Vos qué crees ¿ ¿Cómo recibirá ella el obsequio?...Te pregunto: ¿hasta dónde se puede dudar y dilatar la toma de decisiones?...Cuando uno está decidido ¿impone su criterio cueste lo que cueste?.

Los chiquitos harán una lectura…los más grandes, otra que viene con la experiencia ¡pero cuánto podrán aprender los adultos –sobre todo si son papás- de este libro tan lleno de sorpresas, estímulos, gracias, enigmas todas tan magníficamente graficadas por Eugenia Nobati. Soy tan atrevida como para recomendar LECTURA EN FAMILIA y después, cada cual dirá, señalará, se preocupará, advertirá…¡ya se verá!





Al garete nomás...


“Un barco muy pirata” 
Gustavo Roldán   Roberto Cubillas 
ComunicArte Col Bicho Bolita

Se habían embarcado para conocer las tres razones por las que vale la pena vivir. En un barco muy pirata, con bandera de calavera y todo . De papel, el barco. Después de tremenda tormenta los descubrieron Vaquita de San Antonio, Cascarudo, Hormiga Negra. Todos pudieron abordar porque “todo cabe en un jarrito”. Pero el ratoncito gris, no. Igual, acompañó porque ataron un piolincito, desde el barco a la patita del ratón. Iban felices… por eso pudieron sortear a malignos enemigos. Iban cantando canciones piratas hasta que…¡auch! ¡¡¡qué terrible contratiempo!!! ¿Podrán hacerle frente? ¿Habrán descubierto las tres razones?.

No te prives, que en este libro cuadrado, terso, convidante: hay auroras de ensueño, travesías en plena tormenta, y un montón de amigos para enfrentar peligros. A los del Taller de Títeres de Montecarlo nos gustó tanto, que hicimos un barco parecido y un montón de títeres –pulga, piojo, bicho colorado…todos y un murciélago por gusto de Tobías, nomás- y los pusimos a navegar en nuestro acogedor teatrino, que se llenó de vientos y agua, hace ya bastante tiempo.





Para tardes de lluvia...

“Mi bisabuela Hilaria” 
Marcela Calderón 
del Naranjo Col. Luna de Azafrán

El cariñoso recuerdo de una bisabuela que teje y teje con lanas suavecitas y coloridas, con palabras que atrapan, trama urdimbres, narran un mundo tibio mientras afuera llueve y llueve, da para que Marcela relate, dibuje, diseñe esas infinitas tardes especiales junto a un ser providente y protector. Ahí están, una nena que elige y provee ovillos tersos, redondos, brillantes, y una viejecita que se mece y teje mientras cuenta “En un hermoso mar..” y las palabras se hacen olas y murmullos y burbujas, y el universo todo se enrula de ternura, y se llena de elefantes, soles dorados, estrellas y grillos. Y no importa la inclemencia de afuera hasta que se acaba el último hilito, y se espera a la magia de otra tarde de lluvia.

Cautivante. Si te ayudan tu bisa, tu abu, tus papis, desde los cuatro.






Para enternecerse...

¡Qué payaso este elefante!” 
Silvina Rocha Verónica Fradkin 
Quipu

Ay!!! ¡¡qué nervios!! ¡¡qué ternura!!. Una historia que podría ser una de tantas. Pero no. Por lo que hace el elefante y por cómo se presenta todo -¡genial Verónica Fradkin!-. Acá se dibujan la ira en gruesos trazos negros que brotan de un látigo malísimo, y se esbozan las risas en letras grandísimas y tenues, y se diseña la confusión de un elefante que se hace un gran signo de ?, y se pincela el vuelo, y se mancha la alegría con tintes apenas esbozaditos

Todo este despliegue de gozosa creatividad –acertadísima- para contar que el domador tiene que hacer su número y al elefante primero le da miedo escénico –se aplasta en el suelo, ahí está- y después olvida su rutina. ¡Uh! ¡el enojo enorme del domador pequeño! . El aliento de los chicos ayuda a volar, a liberarse… y en la arena de este circo, nace un gran artista que no precisa castigos, que se calza una enorme nariz colorada justito en mitad de su trompa enrulada. Al payaso payaso, le brotan grandes lagrimones emocionados. Y vos y yo cuando lo leemos y vemos desplegarse en pura ocurrencia esta gran historia, ponemos cara de osos y leones sorprendidos. Seguro que sí. Desde los seis hasta los ciento seis. 





 De andar "humanizando"...


“López” 
Silvina Rocha Cucho Cuño 
Quipu

Cuando López llegó a casa de los Gil, empezó a humanizarse. Desde la mamadera cada tres horas, al pijama para dormir –en cama, no en cucha-., el plato en la mesa, hasta las novelas de la tarde , en la tele, junto a Mabel. Perezoso, caprichoso, sobreprotegido: un burgués. Eso sí: salía a comprar el pan con una bolsita. Era culto, además, porque Horacio le leía “Las mil y una noches”, y todo era muy normal, a su entender. Hasta que llegó Cartucho. Desaliñado, pulgoso. Ni cucha tenía. Cazaba palomas. Fiero y brioso. Así y todo ¡tenía novia! ¡Linda!. López no lo pudo soportar. Dejó de comer, de bañarse, de pasear. Tuvo una gran depresión y el veterinario –ya casi parte de la familia, tanta consulta a domicilio-, recomendó vacaciones.

A la costa, con López. ¿Qué habrá pasado? ¿Habrá dejado de ser tan gil?. Divertidísimo. Acá lo veo, emperifollado, con gomitas fucsias sujetando las orejas, con pijama…¡Uh! ¡Cartucho! Flaco, desgreñado, cualunque ,pero ¡tan perro!.

Miralos con tus propios ojos. Vas a pasas un buen rato (yo sigo sosteniendo que no puede ser que López hasta haya aprendido a decir “mamá”).


Cuando la consideración puede más ...



“Amadeo y su sombrero”
Fabián Sevilla Pablo Gamba 
Quipu

Amadeo tiene casa, bicicleta, tortuga, un bolsillo lleno de caramelos y una margarita que hace buchecitos de menta. Lo tiene todo. Más: ¡tiene un sombrero!. Su bien más preciado. No concibe los días sin él. Por eso lo llaman “Amadeo con sombrero”. Le va la vida en cuidarlo…de las pelusas, las hilachas, las polillas…Lo resguarde del sol y de la lluvia. Toma precauciones in finitas. Así que cuando desaparece sin más entra a desconfiar de sus buenos vecinos. Repasa sus historias. No puede ser. Entonces repara en el viento, que hace volar zoquetes, calzoncillos, hojas, papelitos…Irá tras él. Pero cuál?

¿El flaquito viento Norte? ¿el apurado Este?. Decide perseguir al viento Oeste.

¡Lo bien que hace!. Al borde del agotamiento, mientras descansa bajo un gran sauce, lo descubre…¡ay, qué dilema!

Cuando lo ven ahora, después de lo que pasó, así como antes decían “¡Qué sombrero sombrerito lleva Amadeo en el coquito!”, ahora exclaman a toda voz “¡Qué corazón corazoncito lleva amadeo en el pechito!”.

Imperdible de dulce. Dosis bien dosificadas de intriga, misterio, desazones. Qué vistoso el mundo de Amadeo. Qué graciosos los vientos. Y qué bien este cuento con rima. En prosa ¡con musiquita!!!




Reyes de todo y nada...


“El rey de nada” 
Raúl Nieto Guridi 
Adriana Hidalgo Editora Pípala

Este era el poderoso rey de la Nada. Tenía -así decidió- como ciento cincuenta y cinco caballos y un imbatible ejército para controlar un gran imperio lleno de nada, que recorría sin falta dos veces a la semana.

Un día descubrió un “algo” en medio de tanta nada…pequeño, pero ALGO. El ejército intervino y lo encarceló. Mimo I estaba consternado. ¡Qué decir del día en que “algo” desapareció!. Y del otro, en que se convirtió en ALGO MAYOR, a lo que Mimo sacudió, retorció, porque eso ya era una COSA. Solo logró que la cosa repartiera a diestra y siniestra un montón colorido de algos… ¡RETIRADA RETIRADA!. Mimo se encerró por días y días. Hasta que ese perfume desconcertante lo obligó a salir…¡uau!. Vieras el reino de nada tan lleno de todo.

Perspicaz. Atrevido. Ocurrente. Todo en mayúsculas bien marcadas (en un reino de nada el monarca tiene que tener una autoridad que se note) Un rey muy evidente en un reino apenitas pespunteado, mal apenas sugerido hasta que …bueno, llega tanto algo. Para gente irreverente. Para rebeldes ingeniosos. Para cabezas con ganas de pensar.






Su pregunta no molesta...


“La pulga preguntona” 
Gustavo Roldán Pablo Bernasconi 
Primera Sudamericana Col Los caminadores

Es la aventura que Gustavo dedicó a la preguntona de la familia Roldán, Lura, que sigue interrogándose y sorprendiéndose todavía por el país, buscando vaya a saber qué respuestas. En fin. Que la pulga quería saber cuál fue la primera primera vaca y se puso a preguntar por ahí. El bicho colorado no quería saber. El piojo no sabía ni mu. El yacaré quiso hablar de lo que sí sabía –lunas y esas cosas-. El sapo que no, que con las vacas tenía problemas de relación. Fueron todos a ver al oso hormiguero: a las vacas les tenía verdadera tirria. Menos mal que quedaba el viejo y sabio tatú carreta.

Y él : ¿sabía o no?. Hacé como Laura: preguntate también vos abriendo este libro delicioso y ocurrentemente ilustrado por el genio de Pablito Bernasconi, que anda por el mundo con su niño adentro –preguntón, parece ser también, a juzgar por los experimentos que hace-. Para que te lo lean después de haber tenido el primer piojo, o de que te hayan agarrado los bichos colorados, o sea pronto y temprano.






De seguir preguntando...



“Osito Polar y los colores” 
Margarita Mainé Nora Hilb 
Destino

Osito Polar averigua …¿por qué todo tan blanco?. Mamá le cuenta de los colores. Solo un poco más lejos, el cielo es celeste; los pingüinos, negros ; las algas, verdes. De contarle sobre el rojo y sus matices se encarga papá, que lo lleva a ver una aurora perfecta.

Pero él quiere saber más, viaje mediante.. Foca también está intrigada. Van juntos. Se les suma Morsa, que cuando le hablan de un mundo de colores, se entusiasma con el rojo y el azul. Ahí van. Los sorprende una tormenta apenas descubren el verde y el marrón de los árboles. Sabrán del negro, pero mueren de frío y de miedo, y cuando escampa no hay más remedio que volver. Entonces la luna y el sol que asoma les dan un hermoso regalo de colores.

Lindísimo. No hace falta que sepas de colores para leerlo:¡Osito te va a enseñar!




“A Osito Pardo no le gusta dormir” 
Margarita Mainé Nora Hilb
Destino

Todo lo que el otoño había soplado dormía en el suelo. Mamá osa se puso a armar la cama de hojas secas para pasar el invierno. “En pocos días nos iremos a dormir” . Yo no –pensó Osito- y salió a perseguir a una mariposa, a la liebre, a treparse a los árboles para espiar los nidos. Mamá dijo “Basta ya”, y se metieron en la cueva. Mamá se acomodó y se durmió. Osito dio vueltas y vueltas, y salió. No había mariposas ni liebres. Los nidos, vacíos. Notó que todo estaba color invierno, y que se aburría , que le daba sueño. Apenas pensarlo aparecieron dos hombres y lo metieron en una red. Lloró lloró antes de dormirse. Despertó tras las rejas. Muchos chicos lo miraban y festejaban tras las rejas…”Mamá…” –pidió-. Mamá dormía en la cueva tibia. Como no le gustaba lo que veía se acurrucó y durmió, durmió, hasta que el calorcito de la primavera empujó al invierno… ¿Dónde despertó? ¿Y mamá?. Atrevete. Una delicia el bosque de Osito, su pelambre suavecita y parda. Tibiecita la cueva de hojas. Dan un poquito de miedo los cazadores, pero es nada más que un ratito. Lo que viene es imperdible. A partir de los siete.




Cuentos descalabrados...


“Cuentos al revés”
Gianni Rodari Nicoletta Costa 
Alfaguara Infantil

Sí. El de “Gramática de la Fantasía”. El de “Qué pasaría si…” acá se pone a jugar –él, que supo ser tan niño y pudo entender qué territorio mágico, febril, a veces doloroso e inquietante es la infancia- con la seriedad de los clásicos.

Por eso, el pobre lobito deberá vérselas con la temible Caperucita, y Blancanieves castigará a los siete enanitos, y… Todo en verso rimado, en grandes mayúsculas para que rías solito. Nicoletta hace lo suyo para que veas a estos personajes cunado no son como te los pintaron antes. Trazos simple, colores de lo más alegres. Qué más pedir. Desde los seis, solito. Antes con la abuela –la tuya, no la de Caperucita-.





Abuelo con onda (y peines)


“Abuelo Peluca”
Karen Fogelström – Damián Zain 
Barco de Vapor Col Los Piratas

Vieras este abuelo. Se le olvidó el nombre. Es un artista singular: tijeras, peines, tinturas, cabellos…y una tras otra inventa preciosas pelucas, Y se las prueba. A veces sale con una violeta, otras con una pinchuda. Con el nieto que a veces lo ayuda, las van bautizando: Zorrino, Puercoespín, Escobillón…

¿Tendrá pelo el abuelo Peluca? ¡Ah!. Es un gran misterio familiar y el nieto decide averiguar. Difícil difícil hasta que se presenta en pleno la familia Crespo, con su perro Panchito, que arma flor de batifondo. Entre perseguirlo por aquí y arrinconarlo por allá, sucede lo que sucede con el abuelo, que se llama…No. Mejor descubrilo solo, que este libro, con mayúsculas grandotas , se puede leer, mirar –vieras las pelucas ¡qué diseños, qué colores!- desde que empezás a reconocer letras.






De versitos ocurrentes...¡todos bichos!



“Animales en verso” 
Sandra Siemens - Ximena García 
SM Barco de Vapor Serie blanca

Todos versos de animales. Con neblinita lírica. Con lágrimas azules, con confusión de rayas. Versitos para dromedarios, elefantitos, focas que giran en la noche oscura. Versos para hormigas, hadas inventadas , gatos rengos. Poemas para el largo cuello de la jirafa. Haikus para koala…versos llenos de cositas que se come ñandú angurriento… Hasta poema de sapo enamorado y sapita de verruguitas de seda

Todito en mayúsculas, para que te atrevas apenas empieces a leer solito. ¡Qué bien acompaña el mundo de ilustraciones para hacer de lo más entretenido este paseo lleno de descubrimientos!





De enojos muy duraderos...


“¡Soy un dragón!”
Philippe Goosens Thierry Robberecht
 Edelvives Mini Album

Cuando mamá dice “¡No es no!” el nene refunfuña, se pone de piedra, la rabia lo enciende…¡y se transforma en un dragón!. Los dragones no piensan, escupen palabras terribles, no tienen amigos, no conocen ni a sus peluches. Al final el dragón se queda solo y triste, y llora para apagar el fuego poderoso que lo mantiene aislado. Entonces podrán llegar las palabras, las caricias, los abrazos y mamá y papá auparán a su niño pequeño y preguntar “¿por qué te has enfadado, pequeño dragón?”

Mmmmm…para hablar de rabietas y berrinches sin ponerse demasiado solemne, pesado, insistente. Desde los tres, aunque estés hecho un dragón. Con mamá y papá, mejor.





El dolor que trasunta belleza...


“El perro que buscaba estrellas” 
Ricardo Gómez – Tesa González . 
delvives Aladelta Rojo

¿Cómo te lo cuento, tan hermoso que es?. Era un perro vagabundo que hacía lo que todos, pero por la noche, contemplaba el cielo. Las estrellas eran un misterio poderoso y atractivo. Decidió ir tras ellas, a ver si atrapaba alguna cerquita del horizonte. Siempre encontró alguien dispuestos a aclararle. Que no, no son estrellas encerradas, son faros para iluminar las calles…no, no son estrellas apuradas: son luces de autos en las autopistas… son reflectores para iluminar estadios, son guías para los aviones, son lámparas para alumbrar nuestras casas. Así fue como llegó - al bordecito de la desilusión- a esa gran loma que se hundía. Trepó trepó y se sentó junto al niño, en silencio. Así estuvieron, mirando la noche encendida de astros. El niño dijo “tal vez no lo entiendas…” y le contó la historia más triste. Una historia para los dos. Entonces el perro vio que de los ojos del niño brotaban dos gotas de agua, que se encendían mientras resbalaban por sus mejillas. Las tomó con sus patitas: había encontrado las estrellas, que nacen de las historias tristes y de las penas que sienten quienes las cuentan o las escuchan…cuando miran la luna.

Mágico, entrañable, conmovedor. Desde los siete, con ayudita de las estrellas.






Excusas...

“Siete noches” 
Paloma Muiña – Rebecca Luciani
 Edelvives Aladelta Rojo

¡Ay, Jorge! Cada noche alguna excusa para no ir a dormir. El lunes, otro cuento, cortito, y que hacer pis, y que terminar un trabajo, y que cenar otra vez. El martes, contar estrellas fosforescentes, pero no sabía qué venía después del treinta y cuatro y por eso… el miércoles, que había dinosaurios y que mejor que mamá llevara consigo un teléfono. El jueves que además del teléfono ambos cargaran un reloj, para saber la hora. El viernes, que había un montón de arañas en la cama.

El sábado, la que se durmió en el sillón, en la pieza de Jorge, fue mamá. Llevaba teléfono, reloj, sartén por si Jorge volvía a tener hambre, agüita “porsi” tenía sed, un juguete y foto de papá, que no estaba…

¡Ahhhh! ¡El domingo! El domingo mamá decidió que es noche NO dormían. ¡Ohhh! Empezó a pasar lo interesante, lo curioso, lo desopilante. Vas a tener que llegar sin dormirte hasta la última noche. Vas a encontrar cosas conocidas en el trayecto. A que sí. Y después ¡dulces sueños!.

Desde los siete, para nenes con mamás armadas de paciencia a la hora de “no quiero ir a dormir”. A mi nieta, a esa hora, la

visitan nada más y nada menos que TRES OGROS. Y SON ENORMES ¡hay que llamar a mamá!.





De ser chico y de ser grande


“Un Lucio como Lucio” 
Iris Rivera – Ana Sanfelippo 
Col Buenas Noches. Grupo Editorial Norma

¡Qué cosa! Cuando Lucio y mamá salen de compras, ella lo apura cuando él mira la vidriera de los animalitos, y sin embargo, se pone boba delante de los escaparates de la zapatería. Hay que empujarla. Le toma la mano porque es chiquito y si él quiere pasar por el kiosco dice “después”. Después, nada, porque en la verdulería se encuentra con doña Chola, la que dice “queamoroso”, Hay que acompañarla a casa, por un camino sin kiosco.

El al kiosco, quiere volver. Solo. Porque ya es grande. Más que un camión. Más que un barco. Más que un tren . ¿Qué qué qué?. Cuestión de que lo veas vos mismo, argumentando serio frente a mamá. Todito en mayúsculas, para los valientes de la edad de Lucio, que capaz ya lean solitos. Y para los incomprendidos, a los que a veces le s dicen “¡ya sos graaande!” y otras veces “sos demasiado chiquito para…”.¡Pucha! ¡Se pondrán de acuerdo los que son SIEMPRE GRANDES?.






De lo que nos pasa. inevitablemente  

“La sorpresa de Brutilda” 
Gabriela Keselman - mEy 
Alfaguara Infantil

Brutilda se levantó muy resfriada. Le parecía tener un corcho en medio de la cara. Su papá –tan pirata como ella- le dijo “ya se te va a pasar”, y le pasó un pañuelo del tamaño de la vela del barco. Se le pasó. Se fueron a jugar a la isla. ¡Ay! Tormenta de arena. Mientras la isla casi levantaba vuelo, el papá, que recuperaba su gorro, opinó “ya va a pasar”. Y pasó. Fueron a navegar. Brutilda le hizo muecas a la ballena, que se enojó ¡uhh! “Se le va a pasar”. Y así. Después de mucho “va a pasar” llegó la hora de ir a la cama. Brutus preparó galletitas de chocolate, un vaso de leche tibia y una luciérnaga para que iluminara el cuarto…¡uau! ¡ese dormitorio!...¿pasará o no pasará?

Metete en esta isla donde viven los piratas más dulces del mundo (sobre todo si ya leíste el imperdible “¿Dónde está mi tesoro?”. Todo en mayúsculas, para valientes dispuestos a hacerse a este mar solitos solitos







De madres e hijos


“Porque te quiero tanto” 
Guido Van Genechten 
Edelvives Mini álbum

Osito sabe muchas cosas: cómo es el sabor de la nieve, deslizarse desde las colinas, dónde están los peces más deliciosos. Pero hay otras que le cuesta entender…si la nieve viene del mar ¿por qué es blanca?. Mamá tranquiliza “porque es el color más lindo del mundo…¡el color de los osos polares!” ¡Ah! Vaya ¿querría mamá a osito si fuera amarillo, o verde o…? Abrir este libro chiquito, blanco de nieve y de osos, celestito de cielo, apenas con ruborcito en los cachetes sonrientes de mamá y osito. Blandito como la nieve. Tibio como el pelaje y los abrazos protectores de mamá a osito.






De sueños 


“Los mejores días” 
Heinz Janisch Helga Basch 
Edelvives Mini Álbum

Todas las cosas y las historias que Marina imagina los mejores días –que son los de inventar- aparecen acá, graciosamente dibujadas en este mini álbum de colores y diseño precioso. Recorrelo y verás gente que camina en zancos, que se para sobre las manos, que se apoya en el de al lado, que vuela… Verás ciudades sumergidas y pueblos en los que las sombras ¡son de colores!. Eso y más. Poco texto para los valientes que quieren leer sin ayuda.





Cuando la maravilla  cae del cielo...


“El viernes que llovió un circo” 
Fabián Sevilla 
SM Barco de Vapor Celeste

Todo empezó a las cinco de la tarde, un viernes nublado. Así como así, aterrizaron elefantes: grande, mediano, chico, uno encima de otro. Cada cinco minutos, la sorpresa zzzuuuuummmm, se repetía: un montón de payasos –uno lloraba a chorros y regaba las florcitas, otro soplaba burbujitas desde su corneta- ;zzzuuummmm, los acróbatas ¡de todos los países!; zzzuuummm ¡un mago que sacó de su galera miles de pañuelos a cuadritos, a lunares, con estrellitas, convirtió su varita en serrucho y partió en dos a la hija del farmacéutico…zzuuummm ¡malabaristas! . Zzzumm, toda una orquesta. Zzuuum, los animales.

Todo el pueblo disfrutaba en la plaza cuando zzuummm: llegó una avioneta y no llovió nada, sino apareció el dueño del circo que reclamaba que esa misma tarde se pagara –muy cara- una entrada al más fabuloso circo, el PICCOLETTINI, SU circo, porque él era dueño de la carpa. ¡Ja! Se armó tremendo revuelo. ¡Por qué pagar para ver un espectáculo que ya se había desplegado gratis, ¿eh?!.

Para saber qué prodigios siguen pasando –faltan muchos, los mejores y en esos participa todo el pueblo.- vení a esta plaza. Pronto, que la función se puede terminar sin tu presencia. Divertídisimo. ¡Qué circo! Yo que vos no me lo pierdo, que por algo fue premiada esta genialidad de Fabián Sevilla. Desde los ocho o nueve, sin ayuda. Antes, con apoyo de los más grandes, y de los payasos y equilibristas.






De amores que nacen...


“¿Es suyo ese perro?” 
José Sanabria Jimena Tello 
Del Naranjo Col Luna de azafrán

Víctor está impaciente por salir con mamá. A la plaza. A jugar. Pero apenas pisan Lacalle encuentran un perrito perdido.

Irán preguntando…el verdulero, la florista.. el almacenero. No. No es de nadie. Así la plaza no se disfruta. En el regazo de mamá se preocupa… “ma ¿qué hacemos ahora?”. “No te preocup..” ¡uy! ¿y el cachorro?...¡volvió a perderse!

El regreso es más triste. Hay que averiguar con todos “¿viste al perrito?”.

¿Cómo puede terminar una historia que hasta ahora es un gran signo de pregunta con angustia en la curvita?. Tiernísimo.

Poco para leer ¡tanto para mirar!. Desde los siete, casi solito (porque conviene leerlo con el perrito o el gatito, al lado)





De amigos que se quieren mucho...


“Mi amigo Quique” 
Philippe Béha La brujita de papel - 
Pequeños lectores

El nene que cuenta está preocupado. Es por su amigo Quique. Son las tres y media. No viene. Así que va en su busca. Pregunta a los animalitos...Sí: iba con UN amigo…¡Ajá! Iba con DOS amigos…¡Oh!, lo vi, con TRES amigos. ¡Ay! ¡Pobre nene! “Per si el amigo de Quique SOY YO”. Ahí lo veo. Se come las uñas. Se agarra la cabeza . Cuando los que van con Quique y son UN MONTÓN DE AMIGOS, se le encoge el corazón y agachadito y dolido regresa a casa…

Bien. Hasta acá. Para valientes que quieren hacerlo solitos. Todo en mayúsculas. Un primor. Especialmente recomendado para los fieles, para que sepan que la amistad es siempre un bollito tibio, un nidito donde cobijarse cuando se precisa.

Phillipe lo hizo todo: textos, dibujos y mensaje para acariciar el alma.






De iniciaciones...

“Primer susto” 
Cecilia Pisos Chavetta Lepipe 
Del Naranjo Col Luna de azafrán

Fantasmamá es floreada. Fantaspapá, blanquísimo. Fantasmí tiene un diseño de superhéroes muy ¡uaaauuu!. Mientras cuelgan de la soga advierten al nene –una sabanita chiquita chiquita- que llegó el día del primer susto. Primero, instrucciones para no caer en el secarropas, y lo que es peor, quedarse ahí, ovillado toda una noche. No permitir que los toquen Fede y Clarita con las manos sucias, porque ¡a enjuague!, y un fantasma mojado no puede levantar vuelo.

A la noche…¡primera aventura!. Mientras tanto, papá al sótano, a divertirse con las herramientas de otro papá. Fantasmamá –todos se escurrieron delgaditos, planchaditos por debajo de la puerta- al sofá, a hojear revistas de otra mamá. ¿Y Fantasmí? ¡uy!...se equivocó de cuarto. Acá no puede estar Fede: un montón de muñecas tomando tecito de acuarelas, y haditas colgadas de las arañas. No supo qué hacer y se escondió, pegadito al techo…¡pero qué movedizas las hadas!. No supo sino arrebujarse en la almohada de Clarita, que se despertó y…y bueno. Pasó lo que pasó, que no es ni por asomo lo que ustedes imaginan.



Vení a este patio de sábanas a lsol. A la noche, metete vos también en la habitación de la nena, las muñecas (de noche cobran vida, eso lo sabe cualquiera) y las hadas para vivir una historia enfantasmada, entretenida, con la dosis justa de riesgo.  Además ¡qué linda esta familia ¡Qué tesorito este fantasmí con traje “de diseño”






De miedos nocturnos...


“Merlina y el dragón”
Olga Drennen Viviana Brass 
QUIPU (Fantasía Imaginación Familia)

“¡A dormir!” –dijo mamá. Pero Merlina no podía. Escuchaba ruidos en la casa de al lado, bocinas en las calles, la lluvia, que caía con ganas… y después… ruidos grandes GRANDES como pasos de dragón.

Tuvo tanto miedo. Se asomó a la ventana. Ahí estaban: los coches, los perros . Los ruidos eran grandes truenos. El miedo voló lejos, en alas de dragón. Porque los dragones existen en los cuentos. Pueden ser rojos, amarillos, malos o buenos.


Esa noche Merlina soñó un bello sueño de dragón de agua.

Precioso, con esos colores, esos dibujos, esos grandes dragones. Se entra como al mejor de los sueños: letras mayúsculas, destacadas y miedos que se enrulan en vientitos antes de irse. Desde los tres, arrebujados en algún regazo.




De abuelitas y de olvidos...

“La tortilla de papas”
Sandra Siemens Claudia Deglioumini
 Del Naranjo

Sebastiana tiene ganas de tortilla de papas. ¡Ups!. No hay ni un huevo. Es distraída, Sebastiana. Sale de compras…¡qué lindos tomates, colorados y redondos!. En la panadería ¡qué tentador el olor de las flautas amarillas! A casa. Tortilla. ¡Ups!

¿Y los huevos?. Sale otra vez. ¡Qué preciosas las aceitunas! Piedritas de río parecían. Se llevó medio kilo.¡Uau! ¡los soles de las naranjas de ombligo!. En la esquina venden lirios. Tan azules, tan perfumados. Se lleva un ramo gigante. Llega cansada y contenta, con ganas de comer ¡¡¡tortilla de papas!!!. ¿Y los huevos, Sebastiana?.

¡Ay, esta abuela!”. De las que se pierden por una mirada de cielo, una caricia de luna, una risa con cosquillas…





De los secretos de hijitos y mamás...

“Groppopol” 
Sandra Siemens Carlus Rodríguez 
Primera Sudamericana Col Puercoespín

Seguramente recuerdan al monstruito verde de piel brillante y ojos rojísimos, aquel que se asustaba porque tenía dulces sueños, cuando se esperaba que fuera un monstruo grande, horrendo, terrible. En eso está. Todos sus amigos tienen una mascota. Muma, una araña de pelo largo, llena de moños; Criu tiene una garrapata guardiana; Herme ¡una babosa que deja baba fosforescente!. El quiere una. Mamá dice que no. El abuelo le regala “una mascota que no te traerá problemas” ¡Uy! ¡un esqueleto!. ¿Qué hacer con él? ¡Perderlo!. No. No se perdía. Andaba constante –clac clac- detrás de Groppo.

No se atrevió a salir por una semana. Pero había que enfrentar los días. ¡Cómo se rieron sus amigos cuando se presentó, seguido de su esqueleto! Mucho se rieron. Un minuto antes de la desolación definitiva, la mascota de Groppo se desarmó cla clac ¡y se transformó en xilofón!. Hubo cumbias, chacareras, rock ¡era un músico maravilloso!. Antes de que se aburrieran clac clac, se hizo castillo. Todos pudieron ver las torres, caminar por los pasadizos…¡majestuoso! Se hizo puente.

Hasta las mascotas de Muma y Herme se fueron a vivir en el esqueleto. No, la de Criu no…la garrapata sabía que ahí, iba a quedarse con hambre.

¡Desopilante! Fantástico .Tiernísimo. Que te lo lea tu abuelo (el de Groppo no: anda muy distraído). Desde los 3 . Seguilo disfrutando hasta los 103.




Aunque duela un poco...


“El divorcio de mamá y papá oso”
Cornelia Maude Spelman Kathy Parkinson 
Grupo Editorial Norma  Col Buenas Noches

Dina adoraba a papá, a mamá, a su hermana mayor. Quería mucho a su conejo de peluche de una sol oreja y sus sandalias rojas de tres correas. Todo estaba tan bien, hasta que papá y mamá anunciaron que iban a divorciarse. ¿Qué mal se sintió la osita! Siguió amasando pan con mamá, paseando con papá, calzada con sus sandalias rojas cuando la venía a buscar. Dormía acurrucada junto a su conejo… pero siempre extrañaba tanto a mamá o a papá.

Le costó mucho entender que no los iba a perder nunca… muchos abrazos, muchos “a caballito”, mucho pan, muchos upas. Hasta que un día comprendió.

Para abordar con ternura, con tacto, un tema difícil sobre todo para los chicos que no pueden dejar de sentirse responsables. Con las actitudes y los abrazos de oso de este libro tan bonito, más fácil entender que a veces, sucede.






Así empieza la historia...

“Cómo se enamoraron mamá y papá”
Katharina Grossmann Hensel 
Grupo Editorial Norma Col. Buenas Noches

Eran niños y no se conocían. El vivía en un ordenado mundo en blanco y negro, metódico. Ella, sumergida entre trapos de colores, maravillosamente desordenada. El tuvo un mercado triste, ordenado, gris. Ella, una tienda de vestidos coloridos y grandes botones donde nadie entraba (¡demasiado desorden!). Se encontraron en una esquina y se sintieron algo así como enfermos…Tuvieron que mezclar gozosamente los grises y los colores, el método y el desorden, para sentirse volar y palpitar.

Delicioso en sus textos y sobre todo en su gráfica, ocurrente y llena de ternura y guiños. Papá y mamá te reciben en la portada, volando entre nubes rosas. Los chiquitos, con ayuda, para leer hondo las metáforas a las que apela el amor. Di-vi-no, hubiese dicho mi vieja maestra Rosalía.






De aprender a mirar el mundo...

“Las cortinas rojas” 
Margarita Mainé Mariela Califano 
Grupo Editorial Norma Torre de papel Naranja

Ema y Félix deben mudarse. A una casa chiquita, a un barrio “feo”. Para que Paula y Anita no vean las casitas de chapa y cartón, Ema pone cortinas rojas en las ventanas. “Estamos tan juntos que podemos abrazarnos seguido” –se consuela mamá, que cocina tan rico con las verduras que trae del mercado, que a la puerta se juntan –convocados por el olorcito- un montón de chicos. Pero las nenas no pueden salir a jugar con ellos. Y están las cortinas…

Un día -¡tantos chicos en la puerta!- Ema corre las cortinas y ve al nene de enfrente, que la saluda amigable. No solo descorre las cortinas: abre las puertas, mete un montón de verduras en la olla, un montón de platos en la mesa…

Sencillo y conmovedor. A veces hay que descorrer las cortinas del corazón. En mayúsculas, para que se atrevan los que no llegan al metro.







Cuando uno anda perdido...


“Disculpe…¿es usted una bruja?” 
Emily Horn - Pawel Pawlak 
Grupo Editorial Norma Col Buenas Noches

Horacio es un gato negrísimo y solitario. Cuando tiene frío se refugia en la Biblioteca. Así se entera de las brujas: que tienen mascotas y prefieren los gatos NEGROS, que usan medias a rayas, vuelan en escobas, hacen pócimas en grandes calderos. Sale a buscar SU bruja. Por eso pregunta a la niña de medias rayadas “Disculpe…¿es usted una bruja?”, e inquiere al de la escoba, que sólo es barrendero, y es corrido por la señora grandota que cocina en una gran marmita… ¡Pobre Horacio! ¿tendrá que resignarse a la soledad eterna?. No lo dejes vos también, que en la tapa de este libro precioso se lo ve un poquito asustado, a punto de largarse a llor/maullar. Final de película, ruidoso y movido. Desde los cuatro con mamá, tía, abuela piola.




Contratiempos...

¡Ronquidos!” 
Michael Rosen Jonathan Langley 
Grupo Editorial Norma Col Buenas Noches

Puffff. Todos dormían en la granja, hasta que Perro empezó a proferir esos ronquidos insoportables. El cuento empieza a llenarse de MUUUUES, MIAAAAAUS, BEEEEES, OINKKKS. Ningún ruido, por extraordinario que fuere, tapaba los ronquidos…

¿Qué va a pasar en esta granja de animales ojerosos y cansados?. Abrí la tranquera si sos valiente, que te van a recibir con gusto , alegría (y un montón de ronquidos, claro). Desde los seis, solito.





El mejor de los regalos...

“El príncipe Pedro y el oso de peluche” 
David Mc Kee Grupo 
Editorial Norma Cl. Buenas Noches

Faltan siete, seis, cinco días…Falta poco para el cumpleaños del príncipe Pedro. Rey y Reina ofrecen una corona, una armadura, una espada de plata…él insiste “un oso de peluche”…¿un caballo blanco, una carroza? ¡un oso de peluche, POR FAVOR.

Le regalan un oso ¡DE ORO!. ¿Qué hará Pedro, que quería uno blandito y tibio, para llevarlo a la cama?. Una delicia, vieras, con esos reyes tan paspados y este príncipe que solo busca con quién entretenerse, como cualquier niño, por coronado que sea.

Para chicos de seis o siete, pero sobre todo para papás que creen que lo mejor son los regalos costosos, “a la altura de”, como dicen los engolados. A mi lado, mientras te cuento, Pedro con su oso de… de ¡ay!, muero por decirlo ya!




La curiosidad mueve al mundo...


“Así, así asá” 
Laura Devetach Rocío Alejandro
 SM Barco de Vapor Blanco

Junto con el verano que llega anunciado por las chicharras , llegan las sandalias nuevas de tía Sidonia. Le dejan todos los dedos afuera. Se las pone y con la vista fija en el suelo, sale a dar una vuelta. ¿Qué buscará Sidonia, haciendo así--así-asá?, pensó el panadero, y la siguió, amasando el pan .¿Qué buscan esos?, curioseó el verdulero, y fue detrás, con caballo y carrito. ¡Uh! ¿qué hacen? Quiso saber el carpintero, llevando consigo la escalera. Llegaron a la plaza. Estaba la banda, que también se puso a buscar, ejecutando los instrumentos. Los vio Petronila, a medio batir de sus huevos…Buscaron ,buscaron. Las mamás con los cochecitos. Las abuelas y los abuelitos. Cuando ya todo el pueblo marchaba detrás de la tía, ella dijo el consabido TURURÚ que la acompaña desde el principio de los tiempos.

¡Ah! Si querés saber qué buscaba, sumate a la fila. Es divertido divertido. Le valió a tía Sidonia –digo, a Laura-, un lindo premio iberoamericano SM de Literatura Infantil





Tres al hilo... con mucho terrrrror

Un ruido monstruoso” 
Fernando de Vedia 
Artemisa Col Terrible terror

Lucas y Martín son superhéroes. Disputan quién lo es más. “Yo tengo una capa roja” “es la remera de Independiente de tu hermano”… “Yo tengo una espada mágica, soy el más valiente” “ja, es el bastón de tu abuela”… y así. Hasta que de pronto gggrrrrrrruuuuuuu brrrroooocccc ugggghuffffff, esos ruidos espeluznantes, cada vez más fuertes. “¡usá tu espada mágica”

“¡es el bastón de mi abuela…mejor tapalo con tu capa!” “Pero es la camiseta de mi hermano”. Uy uy uy ¿qué pasará entonces?.

Si no te asustan los ruidos, escritos en toda clase y todo tamaño de letras , llegarás al final de la aventura sano y salvo. ¡NO SE LO PIERDA –NIÑO, NIÑA, ABUELO O ABUELITA- SI ANDA ENTRE LOS CUATRO Y LOS CIENTOCUATRO!!!!



“Un vampiro peligroso” 
Fernando de Vedia  
 Artemisa  Col  Terrible terror

Francisco estaba contento. Puso los colmillos –se le habían caído juntos- debajo de la almohada. Pronto vendría el Ratón Pérez. Pero apareció un vampiro que se transformó en un Drácula viejo y decrépito que se abalanzó sobre los dientes. No los pudo atrapar, porque lo que agarró fue un ratón gordo, peludo y enojado que le dijo “¡son míos! ¡pagué por ellos!” , le mordió la nariz, dejó las moneditas para Francisco, y se fue lo más campante.
¡Pobre Conde! Con la nariz hinchada y absolutamente desdentado. El nene miró sus moneditas y a Drácula, alternativamente. ¿Qué hará?
Meterse desde este libro –escrito en imprenta mayúscula- hasta el cuarto de Fran para saber un final perfecto que Pérez nunca conoció. ¡Angá que es gracioso!. Para +4, dicen.



“El fantasma malvado”
Fernando de Vedia
Artemisa Col Terrible terror

Estaba acostumbrado a pararse –bah, a flotar- junto a las almohadas y llenar de terror a los chicos. Fanty. Porque era un fantasma tamaño mini. Disfrutaba mucho sembrando miedo noche tras noche. Hasta que llegó a lo de Felipe, que de puro resfriado, lo usó…adivinaron ¡de pañuelo!. Ya no asusta. Le dicen “el fantasma verde”, pobre. En vez de miedo, da un poco de asquito. Todo en mayúsculas. Los AAAAHHHH que provoca Fanty, grandotes y de colores. Un chiste los dibujos. Una risa el final






Aprender de la muerte...


“Mi perro Gruyere” 
Yves Nadon- Celine Malepart 
Grupo editorial Norma Col Buenas Noches

Una delicada manera de encarar la muerte de un migo especial. Se ha muerto Gruyere, el perro. El niño cuenta cómo ha sido la partida, acompañada y serena; qué cosas hicieron juntos, cuáles va a extrañar además de sus grandes ojos tiernos y el menear de su cola. Pero también piensa que va a tener otro amigo… y que le hablará de Gruyere, que siempre estará con ellos.

Un libro jaspeadito de melancolía y belleza con pinceladas de gracia y ternura desde la tapa a la contratapa. Solito desde los seis, y como el amor se comprende desde muy temprano, desde los dos o tres en el regazo de unos papás abrigaditos o de una abuela tibia.



Para no estar solo...


“Puercoespín Primavera”
Silvia Schujer – Patricia López Latour
 Primera Sudamericana

Parecido a todos: mediano y rechoncho y lleno de púas. Pero diferente en algo: notaba que a los de su clase ser tan pinchudos no los molestaba para nada, o no lo decían. A él sí. Nadie, ni mariposas, ni pájaros, volaban cerca; ni las hormigas susurraban en sus oídos y ni el piojo más hambriento se animaba a abordarlo.

Buscó soluciones que no sirvieron y llegó al vivero. Ese hombre las regaba y les hablaba y las plantas crecían, crecían.

¡Eso! Un poquito de tierra, un poquito de abono… y a esperar follaje y flores. Se convirtió en Puercoespín Primavera y ya no volvió a estar solo sino en el invierno.

Imprescindible. Precioso de tapa contratapa, con esa gráfica tan divertida y sugerente, y con esa historia tan particularmente candorosa. Solito desde los siete. A cocoyito de abuelos o papás, desde los cuatro.





 De ganar autonomía...



“Pequeño Dragón aprende a viajar solo”
Graciela Pérez Aguilar
 Edelvives PequeLETRAS

Pequeño Dragón ya lanza fuego y vuela solito. Por eso mamá le encarga que vaya a invitar a tía Chamusquina a la fiesta de los dragones verdes. Despacito y sin distraerse, recomienda. Allá va. Tan rápido que las alas se le agotan.

Mariposa de colores le dice “Despacio y con alas desplegadas”. Bueno. Pronto encuentra carboncitos cerca de una casa. ¡MMMM! ¡Rico! ¡Para lanzar después grandes llamaradas!. Se pierde. Menos mal que lo ve Ratoncito Marrón. “Con el corazón”, así se encuentra el camino. Y llega. La tía lo encierra en un abrazo enorme, y él sólo puede decir “mfffgggtía mamámfffggg invita….”.

¡Ay! Calentito de llamas, alas y ternura. Como el tecito de dragón y las galletitas de carbón que se toman la tía y el pequeño para celebrar este logro. En grandes mayúsculas a veces negras a veces celestito cielo para que te atrevas solito desde que aprendés cómo suenan las letras.







“Cuando el elefante camina”
 Keiko Kasza 
Grupo Editorial Norma Col Buenas Noches

¡Uy! ¡qué extrañas y valientes criaturas se ponen en marcha cuando el elefante camina!. Asustan su porte, sus grandes patas. Bueno… Se hace gran cadena de miedos. Pero el ratoncito…¿a quién asusta?.

Delicioso. Poco texto y mucha festiva ilustración de lo más expresiva. Desde los tres o cuatro, en la falda de una abuela o dos papás dedicados.





 Papás que dan mucho trabajo... 



“¡Es hora de dormir papá!”
Coralie Saudo - Kris Di Giacomo
 Grupo Editorial Norma Col Buenas Noches.

Hay que ver qué trabajo dan algunos papás a la hora de ir a dormir. Remolonean, hay que perseguirlos por toda la casa y jugar un rato con ellos antes de contarles una, dos tres historias…-y ni así!. Hay que reprenderlos un poco y finalmente dejarles encendida una luz en el pasillo, que si no…¡Desopilante! ¡Graciosísimo!. Van a disfrutarlo tanto los peques, como los que pasaron hace rato el metro y medio. Muchos guiños. Mucha ironía y un montón grandote de ternura.





Solo para valientes


“¡Siento un pie!” 
Maranke Rink – Mrtijn Van der Linden Grupo 
Editorial Norma Col Buenas noches

Bellísimo y particular. Todo un desafío de diseño. Fondo sedosito negro para que destaquen vivísimos los protagonistas: Tortuga, Murciélago, Pulpo, Pájaro y Cabra, a cual más gracioso y original en su estampa. Duermen juntos en una hamaca hasta que escuchan el crujido. Cada cual investigará esa enorme cosa. Tortuga siente un gran pie; Murciélago un ala enorme; Pulpo un inmenso tentáculo; Pájaro un pico tremendo ; Cabra una barba grandísima. Es decir. Cada uno percibe una gran tortuga, un gran murciélago , unnnnnn…¿qué será eso misterioso que cruje y tiene algo de cada amigo investigador?. Mientras se llega al final del enigma, se disfruta de la chispa del camino, el enorme colorido, de la inmensa creatividad para presentar a estos curiosos. Gozarlo sin prejuicios.






De tejer solidaridad y ternura...


“La manta de las historias”
Ferida Wolf- Harriet May Savitz / Elena Odriozola
 Grupo Editorial Norma Col. Buenas Noches

En una aldea, en lo más profundo de las montañas, vivía Babah Zarrah. A los niños les encantaba sentarse en su gran manta de las historias, y escuchar relatos.

Un día la viejecita vio que las botas de Nikolai tenían un agujero. Pensó tejerle unas medias. ¡Ay! No había lana. Pensó “Toda pregunta tiene su respuesta” . Y mientras iba a dejar las medias en casa del niño, vio muchas otras necesidades.

El cartero encontró una bufanda, el maestro un par de guantes, la lavandera un precioso delantal, la bebé Olga una manta suavecita, el camionero una gran gorra de lana.

¡Qué misterio! Los chicos tenían que apretarse en la manta, cada vez más estrecha hasta que desapareció justo cuando el gato del sastre lució un hermoso abrigo.

Cuando los niños se reunieron con el intendente para averiguar aquello…¡notaron que todas las prendas se parecían a la manta que no estaba!.

Del seno de cada casa surgió un ovillo. Muchos ovillos hacen un gran sueño. Por eso Babah Zarrah pudo tejer una manta nueva. El primero relato que escucharon los niños sobre la nueva manta fue sobre una aldea donde todos compartían la ventura y la desgracia con el prójimo.

Un relato calentito y colorido. Ilustraciones suaves y blanditas como ovillos.








“Mi mamá es mágica” 
Carl Norac Ingrid Godon 
Grupo Editorial Norma Col. Buenas Noches

Hay mamás que no precisan sombrero de punta ni varita para ser magas. Esta es una de esas. Capaz de espantar los monstruos de las pesadillas, de curar heridas, de preparar pasteles enormes, de reir con las gracias de su niña, de ponerse un vestido azul con nubecitas blancas para ser un cielo plácido, de convertir en nave la cama cuando lee bonitas historias. O sea, un libro precioso no solo para nenes, sino para mamás. O para nenes con mamás y mamás con nenes. Las ilustraciones matan de ternura. Así nomás. Para toda edad.





Buscar una almohada y...


“¿Dónde está mi almohada?” 
Ana María Machado Françesc Rovira 
Alfaguara Infantil

Para peques. Un cuento en versos que riman, todito en maravillosas mayúsculas. ¡Y qué bonitas ilustraciones!. Para que sepamos que Isabel perdió su almohada blandita y sin ella no puede dormir. ¿La habrá dejado olvidada? ¿La tendrá el barquero…Blancanieves…Cenicienta…Caperucita…la Bella? ¿Tendrá que pedirle a Aladino, el del genio en la lámpara, que se la encuentre? ¡Uh! Se la trae un príncipe especial.

Si te atrevés, lo sabrás. Una delicia cuádruple, porque todo rima; porque todas son mayúsculas grandotas; porque hay princesas, genios, caperuzas…porque son tan suavecitas las hojas mmmmm. Solito desde los siete y si no con la seño, la abue, los papis…¡a los cuatro en punto!.







Cosas de la maravilla...



“Ponete los zapatos” 
Gabriela Keselman – Marcelo Elizalde 
Primera Sudamericana Cuentos de 4 colores

Con ideogramas y en mayúsculas, para que leerlo sea tan divertido como un día de vacaciones. Princecilia apoyó un pie apenas despierto cuando escuchó a mamá “¡ponete los zapatos!”. Buscó y buscó. Como no encontró sus principescas guillerminas se puso unas pantuflas…¡páfate! ¡se convirtió en una abuela rodeada de nietos traviesos!.

Después encontró unas botas laaaargas. ¡uy! ¡le crecieron bigotes, se subió a un caballo, sacó espada y escudo, combatió al galope…no le gustó.

Cuando encontró un par de zapatillas, se puso a cocinar cosas que no sabía, peló montones de papas y se quemó la lengua con una cuchara. Le pareció bueno calzar las babuchas del bufón… hizo un montón de payasadas para toda la corte…

¡ay ay ay! ¿volverá Princecilia a tener días normales?. A leer, que resulta entretenido entre tanto dibujo ocurrente.






Surcando cielos de gloria...

“Caballo de cuento” 
Silvia schujer - Patricia López Latour - 
Primera Sudamericana

Prodigiosa la historia de este caballo de cuento que sueña ser corcel de carrera, de leyenda, de calesita. Nomás soñar –y un poco a causa de distracciones y despistes- puede convertirse en unicornio y ver hadas, duendes que viven en hongos, gnomos, o resbalar hasta ir a dar a un playa marina y hacerse pequeñito pequeñito para ser parte de un cortejo de hipocampos transparentes… o retornar y ser por un rato caballo de calesita hasta que lo asusta la sortija y entonces huir huir y levantar vuelo sutil y sabio, como un verdadero Pegaso. Volando volando atraviesa la última página de este libro casi mágico y se pierde en la inmensidad, para que sigamos soñando.

¡Pucha que me gustó!. Es de los que vienen con poemita para cantar si te da la gana ( a mí me da, porque los chicos del Taller siempre esperan la canción rimadita del final… y yo le pongo la melodía que se me canta, también)





versitos de  seda y luna...


“Corazón de grillo” 
María Cristina Ramos - Carlos Alberto Juarez 
Ed. Ruedamares

Versitos tan aterciopelados, tan livianitos, tan musicales… que se ponen a volar, a dibujar caligramas: olitas, cuartos de luna. Contornos delineaditos en letras y palabras de flores para sapos románticos, agujeritos redondos para bichitos que regalan alas. ¡Cuánta transparencia! ¡Y cómo acompañan collages y acuarelas a estos versitos de pura brisa y pura danza de sauce alumbradito de estrellas!.





Pasito a paso para descubrir el mundo...


“Dorotea, la vaca viajera y el misterio de la nube” 
Luciano Saracino Fernando Rossia 
Unaluna

Cuando despertó de su sueño –dulce- vio aquello colgado del cielo. Quiso dibujarlo, pero…era cordero, locomotora… Entre sus amigos no hubo pizca de curiosidad. Solo Ludwig –el chanchito-, que tenía veleta, catalejo, metro q uiso ayudarla a develar el misterio. Se fueron tras ella, la nube, que no se detuvo, porque tenía un sueño. Fue una larga travesía. Se sumó una jirafa con su barrilete. Vieron desfallecer a la viajera, y con lo que tenían –un avioncito de papel, una hoja, una gota de agua y el papalote- la ayudaron . El sueño de Nube era el sueño de todos. ¿Adónde querrá llegar Espuma de cielo?. Hacé este viaje con estos amigos solidarios. Caminá estas páginas con sus paisajes …¡te sorprenderán los recursos del diseño!

Cuando llegues al final, estarás conmovido, extasiado y con ganas de agradecer a la nube chiquitita que te llevó hasta ahí.



De princesas y esas cosas

“La princesa trasnochada” 
Carolina Tosi – Alina Sarli 
Uranito Col Pequeños lectores

Eran hadas. Pero no conseguían ser madrinas: Rosa era egoísta, Turquesa , haragana y Grisecita, además de muy chiquita era fatal con los hechizos. Así las cosas, acusación va acusación viene, llegó un heraldo. Venía de parte del monarca del Reino Descolorido XVII y medio. No había más hadas disponibles y las convocaban par que regalaran sus dones la princesita recién nacida.

Se esmeraron cuanto pudieron. Rosa vio a la pequeña y auguró “que sea generosa y sepa compartir lo malo y lo bueno” (ja!, no podrían seguir acusándola de egoísta). Turquesa obsequió “que sea hacendosa con las plantas” (¡no iban llamarla vaga!). Gris, la diminuta quiso quedar en el recuerdo de todos …“que a los quince se pinche con un huso y duerma unos cuantos añitos”. Boquiabiertos se quedaron todos. Pero no se preocuparon demasiado. Sabían que Grisecita era buena con la salsa y el merengue, pero como hada…

Y pasó lo que pasó. La princesa era muy hacendosa y a los quince, se pinchó. No con un huso sino con una espina de rosa. No se durmió…¡le dio un insomnio atroz!. Como su hada madrina le había dado el don de compartir TODO, de falta de sueño tenaz sufrió el reino entero. Ay ay ay ¿cómo arreglar este entuerto y terminar el relato como un verdadero cuento de hadas? ¿Vendrá un bello príncipe o qué?.

A no perderse este final con suspenso. Porque este final es el principio de una hermosa costumbre de la que disfrutamos todos, principalmente abuelos y nietos, cuando nos juntamos. Y no cuento más, aunque muero de ganas.




 Una princesita chiquita chiquita...



“La princesa más pequeña” 
Sandra Siemens - Cynthia Orensztajn
 Atlántida

Ërase que se era un reino lleno de todo. De casas, caminos, bosques, ríos… y sobre todo lleno de PALABRAS . El palacio era enorme. Los reyes habían tenido tantos hijos que les fueron poniendo nombres por orden alfabético. Además de todos los hijos, ahí vivían los reyes abuelos, los hermanos con sus consortes y su prole, la servidumbre. Todos dueños de las palabras que se escuchaban todo el tiempo.

Cuando nació la pequeña era tal el barullo que los monarcas olvidaron darle nombre. Fue sencillamente “la princesa más pequeña”. Como todas las palabras tenían dueños, no hubo una sola para ella. Se sumió en el silencio. Un silencio hondo, que en medio del constante murmullo, nadie escuchaba. Un silencio de seis años.

El día de su triste aniversario seis, el viento le trajo un susurro: su nombre…¿sabrá la princesa apropiarse de él? ¿la escucharán en el reino? ¿habrá más palabras para ella?.

Atrevete, que es una delicia de relato y un encanto de diseño. Eso sí: hay palabras que vuelan, que se hacen rulitos, caracoles, caminos. Grandes y chiquitas, de muchos colores, pesadas y livianitas. Lindo leerlas y jugar con ellas, y que te suenen en los labios y en el corazón. Desde los seis, dicen las palabras.



De milagros posibles...

“Regalos”  
Silvia Schujer  -  Patricia López Latour   
Atlántida


Margarita vivía en el campo, con una vaca, dos perros, tres gatos, cuatro gallinas, picaflores, mariposas abejas y un montón de plantas.  Tenía diez nietos a quienes veía menos de lo que deseaba y estaba triste. Triste, porque se acercaba la Navidad y tenía un solo regalito que se había ganado en un concurso de tango.
Por eso se le ocurrió la idea. Buscó una sombra, cavó un pozo, enterró el regalo y se puso a esperar, confiada. Pero solo creció un yuyito.
Los nietos  vendrían, y  tendría  nada más que galletitas mojadas de lágrimas saladas.
Los amigos decidieron ayudar: las gallinas pusieron huevos de colores, los picaflores los colgaron en el árbol elegido, las mariposas se colocaron como adornos y las abejas gotearon miel sobre las galletitas. Los perros se pusieron a tirar del yuyito justo cuando llegaban los nietos y…¡vaya sorpresa la raíz de la plantita!!!!.
Llegá lo más pronto que puedas a este libro candoroso. Vieras qué tierna y canchera es Margarita. Haceme caso y vas a vivir
Una Navidad magnífica, que se celebra bajo un árbol adornadito de huevos, florcitas, mariposas, leche chocolatada que ahí mismo se puso a dar la vaquita…¡y un montón de regalos que brotaron de la tierra!





 Invitar al diferente...

“Boris. Un compañero nuevo en la escuela”  
Carrie Weston  Tim Warnes  
Grupo Editorial Norma  Col  Buenas Noches


Cuando la señorita Clueca anunció que vendría un compañero nuevo, y que sería un oso, todos –muertos de ansiedad- comenzaron a imaginarlo. Rosadito y suave. Marroncito, con garras de terciopelo. Con abrigo y  botitas azules. Todo un peluche. ¡Uy! Lo que entró por la puerta fue un  enorme oso pardo. Quiso sonreir y provocó pavor. Quiso sentarse: rompió sus sillita. Dibujó a todos sus compañeros y levantó la tarea con las garras… todos huyeron despavoridos. Nadie quiso compartir merienda con él. No hubo lugar en el rincón de lectura…
Boris volvía solito a casa, después de una tarde solitaria. Seguí de lejos a sus compañeros cuando se presentó la intrépida y cruel barra de las ratas. Entonces sucedió lo inesperado. ¿Habrá cambiado la suerte de  Boris?. Acá lo veo: enorme y amigable. Peludo y bondadoso. Entrá a esta escuelita  tibia, colorida, convidante, y tendrás ahí una historia inolvidable. Desde que vayas a salita de tres, de cuatro y más…




 Aprender es un camino largo largo...


“Cu Canguro”  
Gabriela Keselman  Nora Hilb  
Grupo Editorial Norma  Col  Buenas  Noches


Cu Canguro salió de la bolsa de mamá decidido a tener ganas de saltar. Y tuvo. Muchas. Mucho tiempo. Pero cuando volvió para meterse ¡uh! ¡no entraba!. Ahí había algo. Algo parecido a él, pero chiquitito. “¿Te acordás que te dije que ibas a tener un hermanito?”. A Cu le dio tristeza, decepción y enfado. Se fue a buscar otra bolsa.   Ornitorrinco le dio lugar en su bolsa de cartero…mmmm, se pegoteó de estampillas. Cerdita le dijo sí…pero la bolsa de las compras estaba apretada de choclos, manzanas…Probó la mochila de Koala, que iba al colegio.
Ninguna era mullida, a medida, calentita. Volvió cabizbajo, seguido por una nubecita de polvo empecinado.
¿Qué pasará cuando llegue  a casa?. Yo te invito a dar saltos por esta historia  que además de preciosos dibujos jaspeaditos –los personajes, el paisaje-  es amigable de leer, todo en mayúsculas que invitan  a acompañar a Cu en su aventura de ida y de vuelta. Con sorpresas en el camino y un final delicioso.





Esos feos amorosos   


“Hada desencantada busca príncipe encantador” 
Graciela Bialet – O`’ kif  
La brujita de papel


En este cuento las cosas son como son nomás. Mamá Hada soñó mucho con su hadita. Le nació Esmerejilda. Gorda, fea, un poco burra, de patitas flacas. La niña no se preocupaba. Ya le había advertido su madre aquello del sapo que se convertía en príncipe, así que dedicaba muchas horas  a besar sapos, sapos y sapos, que –hartos, demandaron a  su gremio con una manifestación masiva contra semejante abuso. Ni lerda ni perezosa Esmerejilda llenó de anuncios toda la ciudad…
                                                                              “HADA DESENCANTADA
                                                                              BUSCA PRINCIPE ENCANTADOR
                                                                              PARA BESAR EN LA BOCA
                                                                              Y SER BELLA COMO UNAFLOR”
Se animó Antoñito, vestido todo de azul. Y si querés saber cómo termina el cuento, vas a tener que ir “a la fuente”, que no te va a costar nada, porque Esmerejilda será fea, inocentona…pero de una ternura a prueba de sapos, Esta luchadora contra la desesperanza se merece que conozcas su historia hasta el punto final que es  -te lo garantizo-  de PE-LÍ-CU-LA.
Desde los seis hasta los noventa y seis, la edad justa para  el amor.



Para morir de ternura...


“El estofado del lobo”
Keiko Kasza 
Grupo Editorial Norma Col. Buenas Noches

A este lobo lo que más le gusta en el mundo es comer. Un día tuvo antojo de estofado de pollo. La gallinita que estuvo a punto de atrapar era flaquita. Decidió darle tiempo. Cocinó y cocinó noche tras noche. Cien panqueques. Cien rosquitas…

Una noche dejó la olla hirviendo en el fuego y fue por su presa. Nada más abrir la puerta se abalanzaron sobre el “tío” un montón de pollitos que le dieron cien besitos agradecidos por lo mucho que el lobo les había mimado.

¡Tiernísimo! ¿devolverá favores la gallinita?. Leerlo, porque sabe a panqueques, galletitas y pastel. Si te lo lee una abuela, la mae, una tía especial, desde los tres Ñam ñam.







Ultima travesura...



“El último dragón” 
Gustavo Roldán 
Grupo Editorial Norma Torre de papel Rojo

Si nos deleitó por décadas con las aventuras del bicherío del monte chaqueño y logró convencernos de que el sapo creó los ríos, los mares, las montañas, el arcoíris. Si de a poquito puso en ese monte de auténticos autóctonos a un gran elefante y nos pareció natural y bueno ¿cómo no atreverse a plantar justo en el camino del sapo un gran huevo de dragón? ¿Por qué no creer que el dragoncito tomó al pequeño sapo por su papá?. ¡Ja!. El bicherío no se lo creía…Otra fantasía de Don Sapo. Hasta que la gran sombra espantó a los loritos y todo el pajarerío, y tapó la luz del sol, y se quedaron sin cielo. Entonces sí. No hubo más remedio que asumirlo. El dragón volvía. Y volvía reclamando por su padre, el sapo, ja. De las últimas complicidades de Gustavo, que nos sonríe desde la Constelación del Dragón en la que habita, como los grandes, los inolvidables
Cuestion de orden...





de mascotas y discusiones...



“¡Nada de mascotas!” 
Melina Pogorelsky Rocío Alejandro 
EDELVIVES Ala Delta Rojo

Cuando el nene pescó la ballena, supo que iba a tener problemas. Pero ella soltó chorritos y chorritos de agua, y quedó del tamaño de un peluche. Mamá opinó “¡Nada de mascotas!¡¡¡qué divinura!!!!”. La ballena se quedó a vivir en la bañera.

Cuando el nene cazó el dragón, supo ¡más problemas!. El dragón escupió fuego fuego fueguito, se hizo pequeño… “¡Nada de mascotas! ¡¡¡qué preciosura!!!!”.

El dragón volaba por aquí y por allá, y todos felices, hasta que Ballena y Dragoncito se conocieron, se midieron, quisieron estar juntos, anhelaron competir… ¡uau!

Los problemas empiezan ahora. Habrá mucho fuego y mucha mucha agua y hasta mucho hielo… y capaz que “más mascotas” en esta historia que como verás está cargada de pura pura maravilla









De sueños y glorias...



“La barca de Dondú” 
Silvina Rocha - Marcelo Tomé
 Uranito Col. Pequeños lectores

Esta pequeña joya gráfica y literaria cobija el gran sueño de la humanidad: la Paz y la armonía de los pueblos. Plantea que pueden lograrlo los niños.

Dondú construye una barca mientras se pregunta qué hay más allá de esa orilla. Su abuelo –negro y pescador- nunca llegó tan lejos. Dondú espera las naves cargueras, que sí saben, y entrega su barquita al marinero que le cuenta que más allá hay niños con piel más clara que la arena, que hablan lenguas que suenan distinto…

Del otro lado del gran océano las pequeñas manos claras de Tadeo reciben una barca llena de rumores. Entonces Dondú despierta en la noche, para advertirle al abuelo que la barca atravesó el mar, y que él escuchaba las voces de los seres de piel de arena. No hacía falta entenderlas. Bastaba esa certeza.

No hay palabras para tanta hondura. Desde los siete, para volver a él SIEMPRE.















































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