Leído 2020 : Adultos



8 cuentos con nombre” 

Antología (Bombara- Convertini- Escudero Tobler – Gattari – Gímenez – Méndez- Pogorelsky – Vaccarini) 

 AZ Editora



Inquietantes. Estremecedores. Una princesa blanca se desnuda y se quita vellos y señales, abiertas las ventanas de su torre a la hora de la siesta, y atrapa mariposas monarca, para comérselas, antena por antena, ala por ala, para remecerse de terciopelo y gusto. Un viento negro y pestilente convierte en arena lo que toca. El aislamiento terco, cerrado -¿vergüenza , venganza? de una esposa por la muerte de un marido infiel que esclaviza al hijo y doblega la voluntad de la nuera…Él la deja en el viejo caserón para que ella convierta el lugar en un jardín de ensueño. La anima, la extorsiona, tal vez con obsequios, con postales de lugares extraños…pero no viene: le envía un gato, enorme, impositivo, demandante…

Ocho recorridos que remecen, cada cual con voz propia, con el estilo particular de sus autores.




Yo antes de ti” 

Jojo Moyes 

 Delbolsillo Best Seller

Culto, delicado, un viajero incansable, un ser independiente que disfrutó cada día de su vida –negocios desafiantes, deportes extremos, sensualidad, refinamiento-. ¿Cómo tolerar la vida, anclado a una silla, un lecho, moviendo apenas la cabeza y –levemente- uno de sus brazos?. Willy Traynor no soporta, no acepta sus días.

Louise Clark llegará a ese pabellón donde todo está dispuesto para invitar a vivir, como una alternativa, en tanto resuelve su situación: perdió el trabajo que la vinculaba con su pequeño mundo justo cuando en casa se cernía sobre su padre la amenaza del ajuste, cuando su hermana, que a pesar de la responsabilidad de un hijo que criaba sola, decidía sostener su decisión de continuar sus estudios. Es vital, ingenua, solidaria. Seis meses, para cuidar, asistir, acompañar a un joven que padeció un accidente. Pone entusiasmo, voluntad, optimismo. Se presenta como es: transparente, arriesgada, muy poco formal –para vestirse, calzar, expresarse, manifestar emociones-. Pero Will parece decidido a no dar chances. A nadie, a nada.

Sin embargo, el desenfado, la perseverancia, la espontaneidad de esa chica que combina zapatos extrañísimos con faldas coloridas y medias a rayas, pone otro color a las jornadas a menudo dolorosas del joven. De a poco él logrará interesarla por la música –clásica-, por la literatura, por el arte. Procurará que ella amplíe su universo. Irán untos a descubrirlo.

Pero el plazo es inminente. Seis meses. Fueron de luz, pequeñas glorias, paseos, sencilla intimidad…

El ángel de Lou logró penetrar el ovillo de negaciones, la larva de resentimientos que construyó Will en ese largo año de padecimientos. Confía en que ese ser que convirtió su crisálida en mariposa, podrá liberarse de la parálisis de tristeza autoimpuesta… que la llenó de vuelo, para volar con ella.




“Te regalaré las estrellas” 

Jojo Moyes 

 Suma de Letras 




Alice estaba atrapada. Huir de la pacatería inglesa hacia el sueño de libertad que significaba el matrimonio con un apuesto y acaudalado empresario del carbón, la dejó en una remota aldea: Baileyville, en medio de las montañas de Kentucky, Estados Unidos, unida a un joven incapaz de hacer frente a la férrea autoridad de un padre que además maneja a su antojo los asuntos del pueblo. Consecuencia: explotación, destrucción del hábitat, manejo arbitrario de la justicia, abusos.

Cuando en mitad del sermón la señora Brady habla de la Biblioteca ambulante, para la cual necesita cinco voluntarias mujeres, se apunta.

No sólo se libera…aprende a amar esas montañas inhóspitas, sus duros senderos atravesados de cauces correntosos, sus riscos, el rigor de las nieves, el resollar de mulas y caballos subiendo las cuestas para llevar un poco de luz a los apartados habitantes, que sólo conocieron trabajo y rudeza.

Se vincula entrañablemente con quien será su hermana de sangre, quien le enseñará las rutas, cómo tratar el lenguaje de la dureza y la aversión, cómo defender espacios de dignidad, libertad, alegría. Margery O´ Hare creció en esas laderas, casi como una bestezuela más. Víctima de un padre abusivo, huérfana de una madre que procuró hasta el final por cada uno de sus cinco hijos, única sobreviviente, creció amparada en su orgullo y su voluntad de independencia, a cualquier trance. Esta magnífica mujer, adorada por Sven Gustavson, respetada por quienes recibieron alguna vez su solidaridad, odiada y repudiada por los alineados con los prejuicios principistas, liderará a otras tres mujeres: dos jóvenes soñadoras y una negra, sobria, equilibrada y tranquila.

Formarán un fabuloso equipo que llevará consuelo, soluciones, un poco de lírica e ilusión a las largas noches del invierno en las montañas. Instalarán su biblioteca ambulante en el viejo galpón cedido y diligentemente acondicionado por Fred Guissler, un preparador de caballos culto, noble , de exquisita sensibilidad.

El contacto con la realidad de las familias de sus rutas, las confidencias en los anhelados momentos de descanso, al calor de la estufa encendida por Fred, cada noche; la visión de la resolución con que todos manejan sus vidas; la serena disposición de ese hombre amable, tan diferente al escurridizo, prejuicioso y –digámoslo- cobarde Vennet Van Cleve, harán que Alice decida soltar amarras…

Pero todo se va a desmadrar. La pequeña cofradía de bibliotecarias viajeras deberá poner a prueba fortalezas, empatía, para revertir lo que parece definitivo.

La tragedia pondrá luz y determinación en la voluntad de cada una, y fuerza, entereza y equilibrio en las mentes y los sentimientos de los dos pilares en que se sostienen sus proyectos vitales: Fred Guissler y Sven Gustavson.

Basada en la historia real de bibliotecarias que sostuvieron el Programa de bibliotecas Itinerantes de la WPA, entre 1935 y 1943, y llevaron libros y alegría a más de cien mil personas de parajes rurales de uno de los lugares más pobres y hermosos de los estados Unidos.

Dinámica, encantadora, bien llevada. Apela a la complicidad del lector y puede llevarnos a caminar, sentir, escuchar y aspirar paisajes y momentos.








Y dormirás cien años”
Sebastián Vargas 
 SM Clásicos contemporáneos



Me hizo la cabeza. Me dio vuelta. Me subyugó, me elevó de azoro, me inquietó, me aquietó. Hubo páginas que tuve que leer una y otra vez, tan bellas. Las hay un poco inquietantes.

¡Ese diseño! Esa forma de ordenar las cien maneras de narrar, recrear, re inventar un clásico que enamoró a generaciones.

Lo podés abrir por cualquier página y regalarte un relato completo –más o menos breve, y eso es talento de Sebas-, elegir el orden convencional, o ir por las “series”: “El hada ofendida”, “la aguja punzante”, “El dormir hechizado”, “La zarza espinosa”, “El príncipe…”, “La pausa centenaria”, “El beso…el despertar”, “El vivieron felices”, cada una con diez breves, fecundos, intensos, bellísimos relatos.

Entre lo clásico y esperable, algunos muy atrevidos, sugerentes…¿hubieses imaginado que el príncipe destinado, camino de la torre, pudiera enamorarse de un doncel del palacio, y quedar suspendido, liminal, indeciso, porque en ello no solo va su vida sino la de un reino?.

Acá te dejo. No esperes que haya lugar para lo definitivamente establecido. La serie que empieza 01, sigue 11, 21. Después iremos por 02, 22, …sí. Te dará por contar…como quieras, llegás a CIEN, como los años del hechizo.

Al final, portes sobre los clásicos, de Rosario Troisi, un estudio comparativo de las versiones tradicionales de La Bella Durmiente, por Ana Pelegrín y tres versiones clásicas. Si se te ocurre, podés empezar por ahí, que en realidad es el principio de todo ¿no?


8 Cuentos con nombre
Antología 
(Bombara- Convertini- Escudero Tobler – Gattari – Gímenez – Méndez- Pogorelsky – Vaccarini) 


 AZ Editora



Inquietantes. Estremecedores. Una princesa blanca se desnuda y se quita vellos y señales, abiertas las ventanas de su torre a la hora de la siesta, y atrapa mariposas monarca, para comérselas, antena por antena, ala por ala, para remecerse de terciopelo y gusto. Un viento negro y pestilente convierte en arena lo que toca. El aislamiento terco, cerrado -¿vergüenza , venganza? de una esposa por la muerte de un marido infiel que esclaviza al hijo y doblega la voluntad de la nuera…Él la deja en el viejo caserón para que ella convierta el lugar en un jardín de ensueño. La anima, la extorsiona, tal vez con obsequios, con postales de lugares extraños…pero no viene: le envía un gato, enorme, impositivo, demandante…

Ocho recorridos que remecen, cada cual con voz propia, con el estilo particular de sus autores.





“En una selva oscura” 
Nicole Krauss 
 Salamandra Narrativa

Jules Epstein había vivido cada día de su trajinada vida como una conquista, un desafío, un reto interminable. Había forjado un pequeño imperio a partir de un prestigiosos estudio de abogados, y lo que proponía, era ley. Rudo y arbitrario, amparó a sus padres –inmigrante judíos-, creyó imponer criterios a sus hijos Jonah y Lucie y sólo consiguió alejarlos, tuvo gestos especiales para la pequeña Maya, la delicada hija menor con quien pudo entablar una relación entrañable. Pero tras la muerte de Sol –Solomon- y Edie, sus progenitores, sintió un desgarro. Nueva York empezó a ser una cárcel, igual que su largo matrimonio con Lianne. Se mudó, rodeado de costosas obras de arte que compró a veces por prepotencia, a veces por gusto…pero algo en él se había quebrado. El ímpetu, el deseo, el interés por las cosas. Necesitó levar anclas, desprenderse, volver al ombligo, a la matriz cultural: Tel Aviv. Planta quince del Hotel Hilton, desde donde emprenderá una travesía alucinante de despojarse, de des-hacerse, soñando fecundos montes de pie, rescates y un modo extraño de eternidad…



Nicole siente que el amparo de una familia, dos hijos, una carrera sostenida en el prestigio de ser considerada la voz, la palabra portadora de la cultura ancestral de su pueblo, ya no bastan. Es más, ser autoridad sensible de un pueblo que sigue su diáspora es un peso insoportable. Su marido –un padre amoroso, un compañero atento y comprensivo- empieza a transformarse en una extraño…¿cómo pudieron compartir días luminosos? ¿qué pasó? ¿cuándo se instaló esa distancia insalvable?. Está en una crisis que involucra su creatividad. No puede escribir. La imagen del Hilton, protagonista de vacaciones, ceremonias, congresos, estadías especiales, ahí, a la orilla del mar, Tel Aviv, se impone como lugar para recuperar rumbo, fuerzas, motivos. Deja Brooklyn para darse cuenta que fue una obsesión absurda

Que sigue vacía, incómoda en su ser, que ser considerada baluarte, proyección, continuidad de su sino, es un lastre que ya no quiere soportar. Entonces –mediado por un amigo de la familia- se presenta ante ella, un misterioso catedrático, doctor en Literatura –deja escurrir como al pasar que alguna vez tuvo algo que ver con el Mossad israelí- especialista en la obra y vida de Kafka, que le narra una historia increíble y le confía que la eligió para culminar un texto inconcluso muy especial del doliente escritor de Praga… No podrá sustraerse, no puede elegir. Será arrastrada a un lugar y un tiempo de suspensión, desmadejamiento, desmigarse, deshacerse…¿podrá regresar? ¿entera, otra, mejor, diferente?



De llegar al límite. De tratar de ser fiel a uno mismo. De mirarse y escucharse. De buscar razones. Llena de señales, reflexiones sobre una cultura, una religión, una manera de pararse en el mundo. Erudita, perturbadora, irresistible, magnífica.

 



"Ocho” 
 Amy Fusselman
 Chai Editora


Dos momentos vitales de la vida de la protagonista, que encuentra el clima, el modo, el estilo para narrar sus días –los benditos, los límites, los desesperados, los alumbrados de la extraña lumbre de la clemencia- preñados de reflexiones y confidencias, en dos estadíos cruciales de su historia: los de anhelar vehementemente la maternidad, mientras se despide de su padre, un ser extraordinariamente dotado de generosidad y empatía, y el transcurrir de los días con la familia consolidada

Para ese primer momento –“Diario de a bordo”- búsqueda y pérdida, dos Diarios: el de ella, sometida a tratamientos de fertilización e inseminación, mientras consternada comprueba que finalmente ese hombre hermoso, entero, tan amigo de su pareja, se va a morir, y el de él, soldado en la Segunda Guerra, ayudante de enfermería en el trasiego de navegar el océano grande y aprender sobre los hombres, sobre sus hábitos, pulsiones y pasiones.

El diario se cierra cuando –piensa ella- el padre regresa de otra forma: un óvulo fecundado que será una vida…la de su nieto.



La segunda parte –“Ocho”- es una larga conversación en primera persona, con el mundo, con sus lectores. Sus búsquedas, las pequeñas peripecias de la cotidianeidad: terapia convencional para superar el abuso al que fue sometida por alguien que debió cuidarla, alternativas, para solucionar problemas de salud de su hijo: Terapia Biodinámica Craneosacral, Imposición de Manos para el dolor del alma.

Los deseos –ella y Frank quieren andar en moto-, las relaciones parentales (¿cómo abordar a su hermano, tan mayor, tan reservado, para saber por qué dio en adopción a los mellizos que tuvo con su noviecita en plena adolescencia, cuando ella se desvivió años por concebir?).

Las reflexiones sobre la alegría, el poder sanador y vitalizante de la música, de las artes en general, la preocupación por el tiempo, el espacio, los pequeños secretos de la crianza, la infancia como “un lugar”

Una pequeña joya. Amy toca una fibra sensible y cuando la leemos creemos estar es una hermosa y descontracturada charla de descubrimientos, buscando coincidiencias.








“Una muchacha muy bella” 

 Julián López 
 Eterna Cadencia editora



La recuerda. Era un niño y la veía acomodar la melena oscura, espesa, lacia, y caminar soberbia y firme, llevándolo –a veces a zancas- de la mano, y había que apurarse para estar a su ritmo. Era tan bella –la piel casi azulina- envuelta en sus twed, sus lindas faldas con forro, arrebujada en el sillón, ausente, ensimismada, muchas veces. Bella cuando convertía una cena de salchichas y puré frío en una fiesta, cuando planeaba paseos y se escabullía inadvertidamente. Cuando regresaba con “misiones” que él, tan pequeño, no podía entender. Linda hasta el cielo cuando elegía postales de lugares hermosos y extraños y cada tanto las enviaba a su propia dirección, para que tuvieran una maravillosa sorpresa; cuando compraba jacks y topolinos para hacerse perdonar los muchos ratos en que se notaba que ser madre sola –siempre- le pesaba mucho. Preciosa cuando simulaba no ver que el niño colocaba una pequeña montaña de Nesquik en la leche, para ver los paisajes que se armaban y después comerse el polvo humedecido a cucharadas golosas. Tan asertiva para disimular la súbita ausencia del tío, que yo no viene a jugar, con regalos especiales.

Era hermosa cuando aceptaba la ayuda de Elvira, esa vieja cancionista correntina que vivía en el departamento de enfrente, en el reino del crochet y el plumetí. Elvira, que cuando la muchacha muy bella desapareció junto al caos del hogar que supieron construir –entonces el niño recordó que ella, su madre, guardaba tantos recuerdos: boletos, servilletas, mensajes, fotos, folletos, dentro de los libros, en la biblioteca, que era lo más importante de la casa…eso, y el retrato del Che, que la madre, bella, decía “mi novio”- se hizo cargo, y se puso viejecita, sin abandonarlo siquiera cuando tuvo que albergarse en el geriátrico, donde también otros la amaban.

Ese niño, hombre, tan pelirrojo como siempre, mira a veces las multitudes por ver si puede descubrir otra cabellera encendida, y algún rasgo, para preguntar por qué en el departamento se conservaba sólo una brocha de afeitar, y un obcecado silencio



Una prosa morosa y amorosa. Sutil, cuidada, madura y cautivante. Sin golpes bajos, sin escenas brutales para dar cuenta de la brutalidad y la sinrazón de un período tan oscuro de nuestra historia. Sugestiva hasta para hallar resquicios para la hilaridad, el absurdo.





Nicole Krauss
 Salamandra 
 Letras de Bolsillo 
 Narrativa

Vetusto, perturbador, imponente, el escritorio. Diecinueve cajoncitos, uno especial, cerrado, sin la llave que posibilitara acceso, Un tablero amplio, lleno de muescas, marcas, historia. Donde “habitó”, casi como una presencia viva, alteró para siempre la vida de sus propietarios…o quienes pretendieron ser “dueños”.

Lo busca el anticuario Weisz. Lo añora desde que en 1944, tras el estallido de una piedra en el ventanal de la casa familiar en Budapest, el padre tuvo que abandonar el estudio de la rica historia judía, “La gran casa”, un paciente trabajo de recopilación que hacía en el escritorio de diecinueve cajones.

Rastreará su derrotero. Londres, en casa de Lotte Berg. Nueva York, en casa de Daniel Varsky, y a su retorno a Santiago de Chile –donde hallará la muerte-, en lo de Nadia, una escritora que a duras penas logra sostener equilibrio emocional y profesional, que construye laboriosos procesos de escritura a la sombra de esa mole, que cuando debe renunciar a la familiaridad de ese mueblo que ocupó el espacio preferencial de la casa, siente que pierde rumbo, y también ella, como Weisz, irá tras sus huellas, a la mítica Jerusalén.

Los destinos de Weiz, sus extraños hijos, los vínculos elegidos por estos para tolerar escenarios, ritmos, imposiciones de vida… El particular sino, las decisiones de Lotte Berg. La búsqueda del esposo que la sobrevive, por alumbrar el pasado e esa mujer peculiar con la que eligió construir una vida de férreas rutinas, para que nada desbarrancara.

El trágico derrotero de Daniel Varsky. Las preguntas del padre de Uri y Dov, ahora que ha quedado solo en la inmensa Jerusalén, ahora que Dov, ese hijo hermético, doliente, huraño, taciturno, regresa a casa y parece renunciar otra vez a las certezas…

Una novela cautivante, difícil, tan monumental como el mueble que vertebra las historias… tan exquisita como abrumadora.

Nicole Krauss compone una sinfonía delicada, con claroscuros, con paisajes de plena luz , y laberintos oscuros y asfixiantes, en una prosa que es una filigrana delicada, provocativa, clemente, inmensurable.



 







“La ilusión de los mamíferos” 

 Julián López 
 Random House Mondadori 
 Literatura

La acongojada crónica de una relación elegida, protegida en la intimidad de un departamento, legitimada por la fidelidad del sol y el ibirapitá florecido de amarillo que esperan en el balcón… dos varones que se tocan los dedos, mientras transcurren los domingos de los encuentros.

Domingos que se esperan con angustia y que cuando llegan con la presencia del amado despliegan pequeñas ceremonias…el desayuno con vajilla y menú elegidos, diarios y poesía que se comparten en voz alta, el amor de los cuerpos y las almas, los largos silencios, las poquísimas confidencias porque lo que está afuera –la familia y los hijos de uno, la preocupación y la culpa por un padre amoroso que atraviesa una vejez intrusada por el alzheimer que lo obliga a ser cuidado en un geriátrico- no puede ensombrecer la luz de las palabras, los gestos, los pocos paseos públicos a la luz del día, a los que se atreven, juntos.

A veces los domingos empiezan en sábado, porque el amante viene a menguar el dolor, la enfermedad, en el lecho silencioso que se abre para aquietar la fiebre entre los brazos, el pecho abierto, los muslos envolventes del amado.

Pero es una relación que brilla como una estrella fugaz…luminosa y evanescente.

Habrá exilio temporal en la vieja Berlín, el consuelo de amigos, bares, callecitas con historia, cerveza, arte..pero se vuelve a los interrogantes del ibirapitá, y el desconsuelo del sol –tampoco está ya pap{a- en el departamento vacío de un barrio de Buenos Aires.



Intimista, delicada, comprensiva, clemente…



“El libro de las ilusiones” 
 Paul Auster 
 Seix Barral

Vertiginosa. Trepidante. Envolvente. Abrumadora, aunque no lo notemos al principio.

David Zimmer ha decidido dejarse llevar. Nada importa desde que perdió a Helen y los niños en un accidente aéreo. Es un importante catedrático, pero ha pedido una licencia especial y ahoga sus penas en alcohol, aislado del mundo, aturdido de culpa, con el televisor encendido, para que algo suene. En algún momento, una comedia del cine mudo atrapa su atención. Un comediante de impecable traje blanco y prolijo bigotito -en realidad el bigote es el marcador de las emociones y las intenciones del personaje, es un protagonista más- consigue arrancarle una carcajada, espontánea y viva.

Descubre que puede asirse a algo. El actor es Héctor Mann. Desapareció de los escenarios y del mundo con el advenimiento del cine sonoro. Investiga. Hay doce cortos distribuidos en el mundo. Decide verlos, ahí donde estén. Vencerá su terror a los vuelos y se trasladará por diferentes estados, viajará al Reino Unido, a Francia. Aprenderá de memoria los mohínes, el estilo, los argumentos y escribirá la más hermosa biografía con los pocos datos conocidos, y el más profundo estudio sobre la obra de alguien que atravesó apenas unos años del cine mudo norteamericano.

Terminado este único objetivo autoimpuesto, a punto otra vez de la depresión nerviosa, un amigo le ofrece retraducir al inglés la monumental Autobiografía de Chautebriand, para un ambicioso proyecto de edición de cien títulos elegidos. Ama a Chautebriand.

Apenas logra dar ritmo a este trabajo que lo subyuga, recibe una extraña carta de alguien que dice llamarse Frieda Spelling, ser esposa de Héctor Mann, vivo todavía en algún lugar de Nuevo México, en pleno desierto. Como cree ser víctima de un engaño, David contesta pidiendo precisiones. La respuesta tarda en llegar, sigue siendo evasiva, por lo cual, aunque había vuelto a sacar apuntes y releído su investigación, decide olvidar el proyecto de visita.

Una fatídica noche de tormenta de nieve y viento en que consigue llegar a duras penas al lugar de aislamiento en que se ha impuesto vivir, tras un accidente menor, consecuencia de una serie de excesos –dilatar el regreso a cas y alcohol, alcohol, alcohol-, lo aborda una mujer joven y perturbadora: tiene medio rostro oscurecido por una gran mancha que rompe la simetría de su semblante, lo cual no la amilana a la hora de conseguir su objetivo. Ha venido a buscarlo para llevarlo a Tierra de Sueños, el rancho en que todavía vive –por poco tiempo, horas tal vez- Héctor Mann. Está resuelta. Trae un arma. Alma Ground también ha dedicado la vida a seguir el derrotero de Héctor a partir del momento de su desaparición. Es hija del camarógrafo responsable de los filmes, y de la protagonista femenina de todo lo que hizo después, en los estudios que montó en Piedra Azul. Ha develado motivos, identidades, que el comediante fue tomando donde vivió alternativamente para tratar de castigarse por haber sobrevivido a sus tragedias. Sus padres dedicaron también la vida al último monumental propósito del enigma que fue este actor de segunda. No puede permitirse fallar.

Lo que viene es de un ritmo alucinante. Todo se precipita. Acaban por tener sentido el libro de Zimmer, su empeñada labor de traducir a Chautebriand, ese larguísimo viaje que podría haber desencadenado una psicosis, apenas dormida para el estudioso de la vida de Héctor…y a l vez todo parce perderlo.

No sabremos si el esfuerzo denodado de Alma, la joven de los dos rostros, podrá salvarse. Si en algún momento, en algún lugar de la Tierra aparecerán nuevas pistas, de Héctor Mann. Solo sabremos lo que narra Zimmer, que ha podio igualar a su autor predilecto, el de “Memorias de un muerto”, porque este testimonio es también el da alguien que ya no es.






“Lengua madre” 
María Teresa Andruetto 
 Random House Literatura

Cuando su madre le pidió “Quisiera que vinieses unos días…que viéramos eso juntas…quisiera decirte algunas cosas…”, “eso” era una caja de cartas, de la que le habló insistentemente en las últimas conversaciones. No viajó. Seguía enojada con esa madre que a su ver no hizo suficiente para recuperarla. Su madre era Ema, la abuela, que también le dio un padre: Stefano, porque Julia tampoco pudo darle más que el nombre del suyo, el que debería haber sido: Nicolás Corso, militante del 70, como ella. Julia tuvo que ir, sola, desesperada al sur. Cobijarse finalmente en un sótano, por años, engendrar ahí a Julieta, y parirla, casi sola. Porque Nicolás cedió a la depresión y se exilió en Suecia, antes del nacimiento de la niña.

Los abuelos rescataron a la beba, la criaron, le dieron contención, una vida, un paisaje, en Aldao. Julia nunca halló la oportunidad de recuperar a Julieta, superado lo peor de la dictadura.

Cuando la muerte de la abuela, eran dos hijas la que la despidieron. Julieta sintió que se quebraba, y que después de la abuela, no necesitaba a nadie más. Consiguió una beca y se fue a Munich, para doctorarse.

En pleno proceso de investigación de “Escritura de mujeres”, que ancló en la de Doris Lessing, ese testimonio vivo de dulzura, resistencia, resiliencia, supo de la enfermedad, del agravamiento. Esporádicamente, alguna carta de Nicolás, impersonal, distante. Un “padre” del que no tiene más que una fotocopia de fotografía. Desleída y borrosa. No lo vio, no lo abrazó, no habló directamente con él, nunca.

Tiene pocos motivos para regresar, para acompañar a su madre en Trelew. Tampoco quiso volver al pueblo chato y cansino de la infancia y la adolescencia, porque ya nada hay de ella ahí, más que las sepulturas de los abuelos-padres. Pero vuelve. Julia ha muerto y su hija –hermana casi siempre- viene a cumplir su último pedido: revisar las cartas.



Tendrá oportunidad de registrar “escritura de mujeres”. Años de cartas manuscritas de la abuela -sus angustias, sus apremios, sus consejos, sus enojos, sus esfuerzos por sostener a esa hija aterrorizada, aislada, sola-, de ella misma, niña, de hermanos de Julia, de amigos…de Nicolás, esa ¿pareja? Ausente.

Así reconstruirá historias, sentidos. Se podrá parar en una época fatídica. Comprender. Perdonar. Perdonarse. Hallar a esa madre, ponerse en sus zapatos, entender ese mapa trazado, esas huellas. Comprenderla, aunque parezca tarde. Ver cuánto de sus dos madres hay en lo que es, en lo que quiere ser, en lo que va a poder ser.

La empatía, el estilo, la hondura de María Teresa Andruetto. ¡Qué hallazgo hablar de dos épocas –la del compromiso colectivo de los 60 -70 , la elección del cada cual de los 90, de las tensiones, de la posibilidad o no de elegir- con esta dinámica: las cartas, en los registros esperables para una madre, ama de casa, angustiada, protectora, previsora; para un abuelo-padre comprensivo y resignado; para una nena que espera, ansía, se enoja, se desdice, inocente y anhelante; para un padre que no pudo, no tuvo fuerzas, renunció temprano.

Cartas de amigos que dan cuenta de climas políticos, sociales, económicos, del devenir desde los conmocionantes 70 a la confusa complejidad actual.

En otro tono, las charlas con la tía que cuidó a Julia en los días de agonía, con pistas para tranquilizar, para agregar datos. El mínimo relato para que veamos a Julieta moviéndose en los escenarios elegidos, en los que tiene que atravesar para completar su historia.

Hay Lenguas elegidas –el alemán, el inglés- adquiridos para testear “escrituras”… y esa LENGUA MADRE, para hablar, hablarse, dejarse hablar.







“Mañana tendremos otros nombres” 
Patricio Pron 
 Premio Alfaguara
 2019

Ella decide terminar una relación de cinco años. Siente que sostenerla la obliga a ceder, a dejar de ser ella misma para que Él pueda vivir enfocado, expectable, porque escribe –preferentemente ensayos- y traduce textos escogidos de otros autores.

Él –hundido en el desconsuelo- repasa cinco años de magníficas charlas – encendidas, vigorosas-, pasiones más bien contenidas…no hubo arrebatos, ni condicionamientos. Ella pudo viajar y observar cuanto quiso: a otros países, por largos días, a los pequeños pueblos, a los suburbios madrileños, para ver con ojos de arquitecta cómo vive y cómo quisiera que pudiese vivir la gente. Está desolado. Nada bastó. El mundo se derrumba. Se desenfoca. Se despersonaliza. Abandonará el piso y todo lo que constituyó el hogar y buscará en el refugio que le consigue M. , su editora, nuevos motivos. Tendrá tiempo para observar y analizar la calidad de vínculos, nuevos modos de amor , de pareja, de familia, de amistad. Trabajos, comportamientos sociales de la contemporaneidad, el mundo líquido, el desvanecerse de los paradigmas y las seguridades. Tendrá tiempo para añorar. La añorará, infinitamente.

Ella permanecerá en la ciudad, lejos del barrio de Malasaña, apartada del centro neural madrileño. Haber abandonado el pequeño lugar de las certidumbres –que pesaban-, no la libera. Es una buena profesional. La estiman, sobre todo una compañera mujer que la asiste y la sostiene en la crisis…pero su rúbrica no aparece en los proyectos que tienen su marca inconfundible. La maternidad –un proyecto que no podría haber tenido con Él- que la toma por sorpresa tras un viaje de trabajo a Brasilia, lo que queda de un encuentro furtivo, intrascendente, le dará motivos para ver desde su nuevo estado, su particular mirada, las mismas cosas que procura entender Él… la precariedad, un universo de incertezas, el refugio en cosas, en objetos, para procurar asir, asirse.

Todas las convicciones remecidas por la contingencia, por el día a día, por lo que irrumpe hoy para desvanecerse mañana. ¿Quedará algo que pueda ser centro para seguir constelando?












“El beso azul” 
 Jordi Sierra i Fabra 
 Harper Bolsillo

Después de sobrevivir al fusilamiento colectivo, en julio de 1936., de huir a la frontera con Francia, de ser atrapado por español republicano por los alemanes y sometido a trabajos forzados en un campo de exterminio, creyó morir definitivamente en la avalancha humana de miserables que debían levantar pesadas piedras. Entonces, bajo la lluvia inclemente, recordó a García Lorca… “La lluvia tiene un vago secreto de ternura / algo de soñolencia resignada y amable, / una música humilde se despierta con ella / que hace vibrar el alma dormida del paisaje… Es un besar azul que recibe la tierra…” , y decidió VIVIR.

Por eso atravesó el océano, se estableció en Colombia, se inventó una vida, un propósito. Cuando lo logró- transcurridos veinte años- le escribió a Virtudes, su hermana, única sobreviviente de la pequeña familia –su padre y su hermano murieron la noche de la ejecución, su madre fue deshaciéndose de dolor- y le pidió que lo mantuviera el tanto de la vida del pueblo.

Cuarenta años debieron transcurrir hasta la muerte del Generalísimo Francisco Franco. Uno más para que el régimen empezara a derruirse. Por eso, Rogelio Castro decidió volver, con su amorosa familia. Para cerrar heridas, para saber quién lo había traicionado, para honrar al gran amor de la juventud, para sanar, sanando la tierra de sus ancestros.

Las maneras de sobrevivir a la opresión de una dictadura brutal. El perfil de los cobijados que trampean, envilecen y reniegan de la restitución de derechos. Las heridas abiertas, las cicatrices, la mirada esperanzada porque “hay un besar azul que recibe la tierra”.

Sobria, conmovedora. Una mirada intimista a las secuelas de regímenes totalitarios, opresivos y asesino. Una invitación a la lucidez y la serena reflexión.





“La casa del propósito especial” 
 John Boyne 
 Salamandra
 Letras de bolsillo

Zoya se está apagando, silenciosa y serena. Giorgi Yachmenev –desde casi niños fueron siempre Giorgizoya- repasa la larga vida compartida, mientras espera el desenlace.

Tendrá tiempo para evocar sus orígenes en la aldea de Khasin en la vieja Rusia imperial bajo el régimen de Nicolás II y Alejandra. La llegada al Palacio de Invierno, para ser paje del zarévich Alexei –niño, uno, tan vulnerable, apenas un mujik, campesino, adolescente, el otro-. La encendida pasión que lo unió a anastasia, la más pequeña de las hijas de los zares, el declinar de la autocracia, cansado el pueblo del hambre, las miserias, mientras la nobleza vivía días de dispendio, veladas festivas en el Palacio, en San Petersburgo, o en Zarskoie Seló, en la ciudadela del acantilado de Livodia, donde se situaba la comandancia general del poderoso ejército ruso. La crisis familiar consecuencia del desastroso resultado de la primera guerra mundial, el avance de la hemofilia del zarévich, la tóxica influencia que sobre Alejandra tuvo Rasputín, el monje satánico, la revolución bolchevique y la renuncia.

El joven Giorgi mantendrá fidelidad y será el único testigo involuntario de lo que ocurre en la residencia Ipatiev, en Ekaterimburgo, la noche fatal de los fusilamientos

Todo quedó tan lejos. Volvieron por unas horas a la vieja capital. Soya y él repitieron ese primer abrazo al amparo de la columna de Alejandro, observaron el caballo de bronce, para que ella se llevara grabados los entornos y ojalá no los recuerdos del dolor, las pérdidas, el eterno vagar en busca del cobijo definitivo.

Una maravillosa historia de amor y fidelidad. Sólo acompañando a Giorgi sabrás por qué trata con tanto celo de resguardar el trayecto vital tan especial de los dos. John Boyne no hizo sino proponer un destino posible a uno de los miembros de la familia del último zar, cuyos restos no aparecieron junto a quienes perecieron bajo las balas, el 17 de julio de 1918, Puso en ese personaje misericordia, cordura y la posibilidad de desandar un camino de contención, frugalidad y gratitud.




“Morbo” 
 Jordi Sierra i Fabra Harper 
Collins Ibérica 
 Thriller
Era de una belleza abrumadora, casi morbosa. La usó para empinarse desde la sordidez de sus orígenes: un padre alcohólico, creyente ingenuo, posesivo, que disparó la depresión, la huida y finalmente el aislamiento en un psiquiátrico del que la liberó la muerte por mano propia de una madre joven. Hubo cobijo con la abuela materna, pero cuando faltó, regresó a ese hogar opresivo y maloliente.

Supo siempre que la gracia, la delicadeza de sus rasgos, ese cuerpo como tallado en mármol, la mirada entre curiosa e inocente iban a ser herramientas para forjarse una vida diferente, lejos del dolor de la infancia. Seductora, ambiciosa, arrolladora, perspicaz, encendió pasiones pero no pudo evitar trampas, ni apagar odios ni resentimientos.

La sacaron, golpeada, desnuda, bella todavía de la desembocadura del Llobregat, Barcelona. Hermosa aún con los párpados entornados, con la lividez de la muerte. Bella para que alguien devele por qué. Por qué la muerte, por qué ese ensañamiento.

Daniel Almirall y Víctor Navarro deberán trazar el mapa de los itinerarios vitales, afectivos, laborales de Eva Romero. Serán investigadores y también psicólogos, para entender motivaciones, zozobra, rencores y culpas.

Un thriller diferente, envuelto en reflexiones filosóficas, con pasajes de tolerancia y asombro por los límites y las limitaciones de la condición humana












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