Leído en 2018: Adolescentes



“Pascualita Gómez (una chica que se las trae)”  
Mercedes Pérez Sabbi  Mónica Weiss
 ComunicArte 
 Col Veinte escalones

Pascualita Gómez vive en Valentín Alsina, con su amorosa abuela. Sueña con el éxito, por eso participa en los programas de TV que puedan ser el camino. Así es como después de mucho mucho mucho intentar, conecta con “Argentina fascinante”, de la Productora Barby…y lo consigue.

No va a ser fácil. Conectar con la secretaria del secretario –la amabilidad del programa en el aire se hizo humo-, y cumplir paso a paso las imposiciones, porque Pascualita es más bien bajita, más bien robusta, más bien dada a golosinas, tortas fritas de la abuela…en fin.

Tendrá que esculturarse y borrar las huellas de esos rizos rebeldes…Caminará entre paréntesis, apenas una sombra de la vital Pascualita de Valentín Alsina…¿y para qué?



Para seres sensibles a los mandatos del momento, para quienes creen que “no dan la imagen”.






Guitarras 
Márgara Averbach 
 Ruedamares
Juvenil


Nunca sabremos el nombre de quien cuenta esta historia de márgenes, miserias y redenciones. De ella sabemos que vive –y trata de escapar de la fatalidad- con un padre vencido por la falta de trabajo y de oportunidades.

Por no verlo anclado al sillón, frente a la pantalla, es que sale y pelea con el mundo. Es amiga de Lara, que debe aprender a revelarse contra los mandatos de clase. Es que viven al borde de la vía. Después, detrás, otro mundo: la villa…callejuelas miserables, mujeres y niños de ojos amoratados, hombres violentados por la carencia.

Un día ella atraviesa la frontera. Ve los espacios de luz: la “Comisión”, regenteada con dureza y acierto por Ana, que es fuerte, sabe arremeter contra el dolor, negociar con todos; Fermín, que puede descubrir el juguete que ilusiona y pone encanto en la miseria de cada chico aunque deba apilar por mucho tiempo restos inverosímiles, y los niños ver que les llega tan despacio el turno en la lista…juguetes de madera para que haya niñez, aún en la villa…

Y ve lo otro, la “pesada”, hombres brutales que negaron aún la dignidad a sus familias. Por eso convida a Lara.

Lara es vulnerable. Fue prevenida siempre “nunca del otro lado de la vía”.

Lara cruza y entiende. Mucho más hondo. Magnetiza con su presencia y puede comprender el por qué de la guerra en ese lado. Por eso elige quedarse cuando la inundación demuele todo lo hecho, cuando el incendio quiere inclinar la balanza hacia los objetivos de la “pesada”. Elige quedarse a pesar de su madre, a pesar del vacío que deja Fermín, cuando se va…

Quien narra regresa a este lado de la vía después del frío y la mugre del agua que lame hasta la voluntad. No vuelve nunca y solo se acerca a Adela, la nena de la guitarra de juguete que la había señalado como norte, en un piquete, ya grande, acompañada de una guitarra de verdad para soportar la dure4za de las miradas y la calle.

De Fermín solo ve una exposición: sus juguetes han perdido lumbre…son objetos caros y deseables, apenas. Visita a Ana en el hospital donde yace tras una gran paliza pesada. Con Lara va, porque Lara vence su propio resentimiento y la busca con un discurso que casi paraliza: “te lo debía”.

La voz que narra no se justifica. Cuenta y uno comprende. El trabajo para sostenerse, otros vínculos para tolerar el sillón instalado como un monumento a la desgracia y la resignación…el tiempo, que vincula y desvincula, que brinda o altera perspectivas. Para jóvenes y quienes tiene la responsabilidad de ampararlos.





Azul cuervo
Adriana Lisboa 
 Edhasa Novela

Vanja ha perdido a su madre –jovial, luchadora, alegre, esa mujer cimbreante y movediza que imitaba a Janice Joplin, se ganaba el pan enseñando español, portugués, inglés…- y ahora debe desandar caminos para dar con su padre.

Sólo tiene una pista: Fernando, ex marido de Suzana, residente en Denver, Colorado, que la recibirá como hace trece años, cuando una llamada desesperada de su ex lo conminó a viajar hasta ella, acompañar la llegada de la criatura y darle su apellido aunque no fuera su hija. La niña deberá dejar de nostalgiar por la lujuria amazónica, la abundancia, la cadencia de los días en Río de Janeiro, Copacabana y adaptarse a la sobriedad desértica de Colorado.

Evangelina vivirá con Fernando una relación cimentada en amor, respeto, gratitud y buenos recuerdos. En el largo periplo que harán para rescatar amigos y lugares en los que residió la madre, encontrarán a la abuela Florence, y pistas ciertas de un padre que ignora su existencia. También hallarán el clima para que Fernando confíe en ella lo que nunca compartió con Suzana: su pasado de guerrillero en la selva amazónica. Convicciones, luchas, enfrentamientos, miedos…

Una historia privada y a la vez las huellas de un pueblo de pie por la dignidad, por el respeto de las etnias y el medio ambiente, nuestra mayor riqueza común.



Bella, sobria, contenida. Personajes perfilados en sus virtudes y sus pequeñas flaquezas. Creíbles y tan queribles. La recomiendo especialmente a quienes precisan razones para sujetarse y sentirse plenos.






“¡Música, maestro!” 
 Mario Méndez 
 Editorial Hola Chicos 
 Serie Abrazo de Letras

Un día llegó, silencioso y tímido, con la funda y un maravilloso instrumento. Tuvo que imponerse a los gritos, el vuelo de tizas, papeles, cartucheras. Sacó una mandolina, la ejecutó marcando con un pie. “Concierto de mandolina y taco”, lo llamó. Y contó una historia con música. Hubo un casi silencio expectante.

Otro día fue un violín. Y un cuento donde la música salvaba una vida. Siempre un instrumento diferente, y de a poco…pedir cuentos. Los traían los que nunca habían tenido voz, entre tanto ruido.

Sólo era un maestro suplente. El último día, cuando supieron que iban a extrañarlo, hizo una íntima confidencia…

Del amor a la música y a la enseñanza. De los buenos métodos para hacer sensible e interesante cualquier disciplina, todo arte.

Conmovedora, exquisita, tenuemente melancólica. Desde los doce o trece, para no olvidarla.




“El puente de la soledad” 
 María Fernanda Heredia
 Santillana Loqueleo

Daniela admira a Paula. Su libertad, su independencia, la madurez de su criterio. La ama y la necesita, porque es su antítesis: insegura y dependiente, víctima de padres que deciden, controlan, vigilan, advierten. Su única osadía fue una noche con Nando, interrumpida por la llegada de papá, que como siempre, la retiraba temprano de una fiesta.

Paula ama a los Free cats. Van a venir a la capital. Median doscientos kilómetros. Quiere verlos e invita a Daniela y a Nando, que no se hablan por un tonto malentendido –que los dos ignoran- desde esa “noche de los besos”.

Daniela deberá atreverse. Hay que mentir. Aprovechar un fin de semana de retiro espiritual de los papás en el colegio confesional al que asisten. Paula está dispuesta a cualquier complicidad, que incluye extorsión desvergonzada. Irán en el viejo utilitario en que la familia de Nando reparte los quesos que fabrica.

Nada saldrá como fue planeado, pero el viaje será sanador para todos.

Paula confiesa “Quiero saber que puedo conmigo, quiero saber que puedo hacerme cargo de lo que soy…”. La noche se hace densa junto al deteriorado “Puente de la soledad” que deberán animarse a atravesar si se atreven a seguir.

Hay libertades que pesan tanto como la inseguridad del que carece de autonomía. Hay dolores que solo se pueden contar en una noche así. Nando confía que detrás de la máscara de chico musculoso que hace artes marciales, detrás de los nudillos endurecidos a golpes, detrás de los tatuajes osados, está el chico que mira “El Chavo del 8”, el que se hizo fuerte para que nadie se burle de Pepe, su hermano mayor, gay, dulce, protector, amable, capaz de tragarse todos los golpes, y callar…

Frente al puente, tan frágil como sus seres, deberán tomar decisiones vitales…



A veces no entendemos ciertas posturas. Se nos escapa el por qué de algunas máscaras. Es admirable cómo los dolientes, los sensibles se arman de herramientas para sobrevivir en la jungla de prejuicios, privilegios y mezquindades. Recomendable. Muchos van a verse en un espejo clemente, y tal vez logren construirse a partir de esa imagen.




















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