Literatura infantil 6: los que avanzan pasito a paso

De las palabras y sus poderes


“La gran fábrica de las palabras” 
Agnès de Lestrade Valeria Docampo 
UnaLuna Grupo Claridad

Los chicos andan con cazamariposas en ese país. Porque ahí las palabras no se aprenden. Se compran y son carísimas. Nacen todas en la Gran Fábrica de las Palabras. Para poder decirlas, hay que tragarlas antes.

Los ricos se dan el gusto de desecharlas. Los chicos rebuscan en los basureros … pero esas son horribles. Así que están a la caza, para tener algo que decir cuando la familia se sienta a la mesa, por las noches.

Tomás ha conseguido tres. No las quiere gastar. Son para Alma. Pero…¿cómo hará?. Son apenas tres. Diferentes, esquivas unas de otras…

Un precioso álbum donde las palabras brillan, más allá de sus precios y de las intenciones de quienes las fabriquen. Un álbum con niños atentos al valor de los sonidos. Un álbum donde los ricos detentan el poder de las palabras, y abusan, claro. Y donde el amor prevalece, en palabras que se encienden de luz, alumbradas por los buenos propósitos.






Del misterio de los nacimientos...



“Corona de triceratops”
Florencia Esses Gerardo Baró
 Albatros  Col. Tiempo de Dinos

Tripsi, el pequeño triceratops de grandes cuernos está ensimismado a la orilla del agua. Los pteranodontes opinan que admira su porte, porque quiere ser rey, y parara eso la corona. Los tiranosauros comentan que con esos dientitos, y comiendo plantitas…bah. Los torosauros, mientras se halagan unos a otros, critican la más que probada ambición del pequeño, que sin embargo sigue ahí, maravillado, testigo de un nacimiento que nadie más quiso o pudo ver..

No hay resentimiento en Tripsi cuando convida a todos a mirar lo mismo que lo hizo sorprenderse desde muy adentro.

Sólo alguien que no está preocupado por su corona, sus cuernos de espada, su destino, puede estar ahí, expectante, en el momento mismo del nacimiento de la primera flor.

No te permitas perdértelo. No solo porque vas a protagonizar el emerger de la primera flor del universo que conocemos, sino que vas a ver con tus propios ojos qué feo es mirar en el otro los defectos que cargamos sobre las espaldas… y cuánta necesidad de Tripsis, curiosos, bonachones, inocentes, emprendedores, tiene el mundo.

Menos mal que el final redime bien a los mal dispuestos y criticones, así este hermoso planeta imaginado por Gerardo, se pone más bello todavía.

Ah. Al final mucha información sobre triceratops, sobre la evolución de la tierra. Muchas curiosidades interesantes para espíritus científicos.





De vuelos y sortilegios...


“Barrilete” 
Sandra Siemens Viviana Bilotti 
del Naranjo Col Luna de azafrán

Se precisan palabras pájaro, palabras mariposa, palabras nube, para dar cuenta de esta hermosura. Domingo. El abuelo llega a la hora en que despiertan los ruidos y los haceres. Trabaja con su nieto , empecinados como horneros, los dos. Y lo que hacen es un sol, bien amarillo, que vuela con una larga larga cola de peces de colores que refulgen, uno mordiendo la cola del otro… Pedro está extasiado. Pero un viento caliente y furioso se lleva su papalote. El abuelo asegura que volverá. Pedro sabe que no. Esperó a Lulo, su gato, que tampoco regresó… ¿o sí, convocado por el fueguito de los recuerdos tibios?.

Sábado otra vez. Pedro espera el domingo. La hora en que despiertan los ruidos. Tiene un secreto para compartir con el abuelo.

Tan juntas danzan las palabras con las ilustraciones. Tan bien avenidas. Tan claras y tan guardando confidencias. Tan acariciando y tan dándoles la mano a tus sentimientos. Impagable. Un álbum que es una joya.







 Día de descubrimientos y vuelos...



“El Zooki” 
Iris Rivera - Viviana Brass 
Quipu

Ahí va el Zooki. Alto. Peludo. Con melena lacia y larga. Va con la espalda doblada. Lleva una gran bolsa cerrada.

¿Adónde va?. Lejos, seguro. Porque se dobla y deja por breves instantes la bolsa en el suelo. ¿Qué contiene la bolsa?. Bulle, se mueve, es inquieta.

Cuando se detiene, el Zooqui se peina la melena. ¿Uh!. Acaba de descubrir un campo de cardos. Y un campo de panaderos. Voladores, los panaderos. ¿Qué más volará en este libro cuando el viento, vaya a saber por qué, abra la bolsa bailarina?

Ooohhh, ¡qué tierno!!!. Ahí lo veo. Grandote y peludo, la curiosidad y la melancolía en la mirada dorada . No está solo, no. Además de los panaderos, flotan por ahí, y danzan con las brisas un montón de …Bah. Descubrilos solo, que este libro es una joya. Lo tenés que leer, primero, porque seguro que en otro lugar no vas a ver un Zooqui. Y segundo porque no sólo vas a ver un zooqui. Por eso. Además las letras son grandes, y bien negritas. No te vas a perder en el caminito curioso que van trazando, desde el principio, hasta el final ( a veces , muy a veces, las letras negras se vuelven blancas, pero siempre bien marcadas, para que vayas tras nuestro peculiar personaje)






Días de hambre y risas...



“Hambre de tiranosaurio” 
Florencia Esses – Gerardo Baró 
Albatros

El día que pasó lo que pasó y aprendió lo que aprendió, Rexi tenía MUCHA hambre. Tanta que hubiese necesitado como cuarenta y cinco mil manzanas o como siete autos. Manzanas no quería. Autos, menos que menos. Quería carne. De dinosaurios, para más datos.

Claro, que no iban a estar justamente esperándolo los dinosaurios . Así que con la rabia de tener TANTA HAMBRE y NADA para aplacarla…el hambre se duplicó.

¡Ay! AAARRRRGGGGG… se aplastaban los yuyos…AAAARRRG…¡Uh!: de por ahí surgieron unos jajas bien corajudos. Chiquitos pero valientes.

Rexi contuvo su hambre de tiranosaurio por un ratito para ver el origen de esos sonidos flaquitos capaces de apagar sus gritos gordos. Así fue como descubrió a las tortuguitas. Pequeñas. Tenaces. Tentadas de risa. Tentadas porque dadas vuelta y haciendo calesita sobre sus caparazones…¡se contaban chistes!!!! ¿Me creés si te cuento que esa tarde Rexi aprendió a reír con sus cincuenta dientes afilados como cincuenta espadas?


Después del cuento, que pudo haber pasado o no, lo que sí pasó. Mucha información sobre tiranosauros, dinosaurios, sobre la era en la que habitaron la tierra. A medida de curiosos y estudiosos. A la altura justa de los interesados por la ciencia de verdad







De asustarse mucho


“Una bruja malísima y otros cuentos” 
Fernando de Vedia / Marcelo Elizalde 
Artemisa

· ¡Uach! . Agustín desespera por una mascota. Los papás “ya tenés muchos peluches”. El quiere algo vivo, VIVO…un hámster, un gatito, un perro, daba igual.

No y no. Enojado se disfrazó de príncipe, tomó su espada y BRUUUUMMMM, delante de él aterrizó un bruja terrorífica, de grandes anteojos y terrible aumento…”¡¡¡Te encontré príncipe!!! ¡¡Por no casarte conmigo te convertiré en rana!!!!!. Miope como era no pudo asestar a Agus ni un sola vez. El nene se arrebujó, y TODO –sillas, mesitas, peluches, pelotas- se convirtió en un mar de ranas grandotas y panzonas. ¿Qué pasará cuando alguien entre al cuarto? ¿eh?

· Felipe jugaba en el patio. Con sus juguetes de siempre, cuando aterrizó la nave, y de ella bajaron cuatro hombrecitos verdes. Intimidantes. Enanos como Felipe, pero con grandes cabezas en las que cabían cuatro ojos y cuatro antenas. Chiquitos, con cuatro brazos como pinzas que le dijeron “¡venimos a invadir! ¡eres nuestro prisionero! ¡uaaaaa!!!!!. Felipe, que articulaba sus primeras palabras quedó encantado con los juguetes: “Peluche vede!!” y los zangoloteó, los convirtió en avioncitos, los revisó con su maletita de doctor, les apretó el ombligo para ver si tenían música…¡uh! . ¿Cómo terminará esta conquista planetaria? Uy uy uy

· “¡Mamá! ¡Mirá la momia del rey Tutankeso!” …a Cata le encantaba visitar el museo. Le subyugaban las momias. Pero cuando la pequeñita empezó a moverse. Y a buscarla A ELLA , entró en pánico. Tuvo que venir el papá a socorrerla, mientras trataba de atender a Manuel, el hermanito, que había querido ir solito al baño…solito solito.

· Es decir, si no te asustan demasiado las brujas, si los marcianitos te dan más gracia que miedo, y si querés descubrir qué momia conoció Cata aquella mañana en el museo, te invito a pasar a este libro gracioso por donde lo mires.






 De las que se las traen


“El señor Tormenta” 
Alberto Pez Roberto Cubillas 
SM Barco de Vapor Col Los Piratas

Todo habitante de La Isla de las Tormentas tiene el poder de desatar cataclismos o crearte la impresión de una jovial primavera. De ahí viene Severo, amigo de la familia del nene que narra esta tormentosa historia.

Cuando la familia recibe la visita de Severo, el pueblo teme y odia. Su estado de ánimo puede arruinar días de playa con nevadas tremendas, con inundaciones, con rayos y centellas.

Todos saben de una nueva visita del hombrecito. Extraña que en el puerto haya una gran movilización, pancartas y discurso de bienvenida. Es que hubo tanta sequía… Severo es una esperanza. Pero bueno…la emoción –verdadera y difícil de contener- desatará primer una lluviecita reparadora que se celebra, y después ¡ay, después! Pasa tanto que Paco, el bebé de la familia que recibe a “Chevero”, sale aspirado por los tornados emocionales del Señor Tormenta. Seguirán ocurriendo cosas que deberás descubrir solo. Imperdible y tierno.

Con la genialidad propia de estos dos cuando se juntan a escribir –acá todo en grandes mayúsculas para que te atrevas a pesar de las centellas y los nubarrones, que abundan, con ruidos y todo- y a dibujar –tintas ,collages y lo bueno de la buena tecnología contemporánea-, para los que ya leen solitos, y para el mundo que aprecia las ideas desatadas, las exageraciones creativas, la ilusión, la capacidad de jugar





Cuando lo diferente hace diferencia...

“Malku y los cabritos”  
Margarita Mainé  Rocío Alejandro  
Grupo Editorial Norma  Col  Buenas Noches

Malku vive con sus papás y hermanitos en una casa chiquita, en un valle rodeado de cerros y montañas. En el corral enorme que rodea el hogar, crían cabras. Los chicos adoran  los cabritos, tan juguetones y suavecitos. Se entristecen cuando alguien se lleva uno, celebran el nacimiento de otros.
En casa se hacen quesitos para vender en la feria de la plaza. Mamá los acomoda –adobaditos y condimentados- en su gran canasta, y se va al pueblo. Semana tras semana. Esta vez los más grandes no quieren acompañarla. Malku sí. “Sos chiquito”.
Insiste y va. Se aburre un poco mientras mamá atiende a la gente. Cuando levanta la vista…¡cuántas cosas!...la señora que vende pajaritos de cerámica (los ponés en la boca y hacen pio pio),  el muchacho que trenza pulseritas de cuero,  la chica de los collares de semillas… pasito a paso, con el pancito tibio que le regaló la vendedora de chipá, llega a la plaza. ¡Cuánto júbilo! Una alegre pollera de colores brinca como los cabritos, y las trenzas bailan, se balancean… ¡Ups! Malku se sobresalta. Ya no hay más que pajaritos que comen migas del suelo.” ¿Y mamá?”  pregunta mientras vuelve sobre sus pasos. Ya no hay música, ni collares, ni quesos, ni ponchito. “¿Estás perdido?”…¡No! ¡Se perdió mi mamá! Ay, cielo…

Oia, ya es noche… solo un canasto vacío parece esperarlo. ¿Cómo terminará este primer paseo de Malku, pobrecito?. Atreverse, que en el libro están además de  los cabritos y toda esa gente de ponchitos alegres y polleras danzarinas, ¡los cerros coloridos de nuestro norte!. En mayúsculas, para que ayude a la abuela si solito no podés




De sueños que hacen volar...


“El barrilete más grande del mundo” 
José María Gutierrez – Pablo Sweig 
SM Barco de Vapor Col. Los Piratas

Aquella primavera todos los chicos remontaron barriletes coloridos, menos el nene de esta historia diferente. Quiso tener uno. Lo intentó. Con papeles y cañitas. Con hilos…pero no voló. Tardó tanto en construirlo que llegó el verano, no había viento y los chicos andaban en monopatín.

El nene seguía aferrado a su cometa, queriendo saber adónde habían ido todos los otros. Lo supo cuando la familia fue de excursión a la montaña. En un vallecito dormían, arrastrados ahí por los últimos vientos de la primavera.

La familia ayudó. Subieron los barriletes dormidos a lo alto y ahí sí, el viento de montaña jugueteó con el papalote del nene, que fue atando uno a uno todos los demás .TODITOS, un gran gran barrilete cubrió el cielo de la playa y maravilló a los chicos, que es noche apuntaron al cielo los telescopios, para esperar un gran cometa. El nene no precisó nada---¡qué esperaba, mirando con ojos nuevos el cielo lleno de estrellas?.

Aquí, en la cola de cada barrilete –podés decirle cometa, o papalote, o volantín, pájara, o pandorga , como lo llaman los chicos de mi tierra- alumbra la maravilla. No te digo más. Bastante vuelo, luz y colores compartí con vos, en nombre del autor y del genial ilustrador de este cuento PRE-CIO-SO.







Amores que ...¡animan!



“Te quiero mucho” 
Sam Mc Bratney Iván Bates
 Editorial El Ateneo

Lucho es un osito travieso. Un día, caminando como pato, se golpeó la rodilla. Ahí estuvo papá para consolarlo y decirle “Te quiero mucho”. Cuando cavó el pozo y vino el viento y la arena del mundo se le metió en los ojos, papá le aconsejó “Abrí y cerrá los ojos muchas veces… estarás bien”: lo abrazó –“te quiero mucho”- . Lucho estuvo sanito para jugar a las hamacas, golpearse la cabeza -otra vez “te quiero mucho”-, jugar a las escondidas…

¡Oia!. Ahora papá regresa a casa apesadumbrado, lento y dolorido…¿Qué hará Lucho cuando escuche “¡Me duele…definitivamente NO tenemos un buen día!”.

Uhmmmmmm Brrrrrrrr me conmueve de ternura. Recorro las hojas satinadas y estos ositos peludos y calentitos, siento el calor de los abrazos… veo el viento jugar entre los animalitos y mecer en una danza roja y naranja las hojas del otoño ¡y me dan ganas de convidarte a leer este precioso álbum!. Si sos de los que aprendió las letras en le jardín, o en casa con los papis, lo podés abordar solito. Eso sí: invitá a mamá, tus hermanitos…y a papá, porque son los papás los premiados de este bonito relato





Pérdidas que duelen ...


“Como antes” 
Ana Tortosa Jacobo Núñez 
Aladelta Serie Roja Edelvives

Leo no puede salir de casa. Gripe. Se entretiene mirando por la ventana y observando álbumes de fotos. Le gusta verse de chiquito, ver a los abuelos a los que extraña, contemplar las imágenes de mamá y papá, juntos, de la mano…Echa tanto de menos ir de vacaciones, los cuatro, a casa de esos abuelos, como antes. Por eso recorta las imágenes y los vuelve a poner juntos, en un hermoso paisaje de crayones. Hay luna, sol, arcoíris, un bonito río . No tiene ganas de juntar los recortes.

Cuando mamá lo ve dormido junto a tanto estropicio le dan ganas de enojarse…cuando observa el trabajo de Leo la mirada se le enciende de luces y estrellas, como antes…

Muchos debemos lidiar desde pequeños con la nostalgia por lo que fue y aprender a vivir con lo que es. A veces la literatura ayuda. Ana Tortosa aborda el tema del divorcio con sutiliza, para que la seriedad del tema no diluya el candor.





Cuestión de autoestima...


“Javi y los leones” 
Joel Franz Rosell   María Rojas  
 Aladelta Rojo  Edelvives

A Javi le encanta pasar por el parque camino a la escuela. Le gusta uno de los leones de piedra que custodian la entrada, echado, con las patas traseras en tensión, y esa gran sonrisa. El otro le da miedo, erguido y con esa boca enorme mostrando –fiero- los colmillos. Todos los días charla  con el león sonriente, le cuenta de sus clases. Evita al fiero.
Un día Peleador, el chico al que todos temen, le dice que el lunes siguiente  deberá entregarle su merienda. Atribulado, Javi confía su temor al león sonriente, y le pide ayuda…”Yo no puedo atemorizar a nadie…por qué no confiás en mi amigo”.
El león fiero le dice que lo puede acompañar, pero que quien enfrente a Peleador deberá ser Javi.
Con qué confianza marcha Javi con su torta de chocolate ese lunes a la escuela. ¿Cómo es que la gente no se sorprende por la presencia de ese león de grandes zarpas y enormes colmillos que lo secunda?  Ja. Peleador lo aborda amenazante. Justo cuando le entra el miedo, Javi recuerda  que lo acompaña su amigo, así que dice que lleva torta, exquisita, pero que su mamá la preparó para él…Bien.<Seguirá la parte del peleador amedrentado, las felicitaciones de los otros chicos. El quiere presentar a su amigo el león, pero… pero no está. Después irá hasta él para mostrarle su cuaderno de cuentos y cuentas, para agradecerle.
Tiernísimo. Una manera singular de abordar la cuestión de la autoestima, los miedos, el maltrato escolar…
¡Y qué técnicas para presentar a Javi, los leones, la belleza del parque, el tumulto de la ciudad!. Uno, que a veces no sabe qué hacer con tanto papel de diario desparramado por ahí.  Desde los siete, para aprender a  ser  valiente sin ser temerario.








De soñar y aprender...



“los sueños de la jirafa” 
Xan Domínguez (textos e ilustración)
 Edelvives

La pobre es tan pequeña que apenas se la distingue entre la hierba crecida de la sabana. Solo ve las nubes que pasan –su imaginación les dibuja formas amables y sugestivas-, las aves, las mariposas… De noche, vislumbra la luna, las estrellas, los murciélagos, las polillas. Mamá, que es altísima, le cuenta de los otros habitantes…de los búfalos, esas nubes negras con cuernos, de ciertos animales a rayas; de los leones y sus melenas; de los leopardos y sus lunares; de los cocodrilos, tan quietecitos como troncos…¡Ay! La pequeña, escondida entre el herbaje dorado le da formas –caprichosas, divertidas, sugerentes, extrañísimas- que podés ver en este precioso álbum todo aterciopeladito, con vientito de llanura, con cielos llenos de la imaginación desbordada de la chiquita. Jirafita se impacienta por ver. Mamá en cambio atesora esos días maravillosos del brillante imaginar de su hija…le recuerda otros lejanos en que ella misma veía, cobijadita bajo las cuatro patas de su mamá, elefantes grandes como montañas, de un sutil color gris tormenta.

Bueno, si mi propia imaginería no atrapó las palabras convincentes como para pedirte que te asombres con este libro, lo siento. Miralo igual, despacito despacito







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