Literatura juvenil : un poquito más

De ausencias  y reivindicaciones...


“La noche más larga” 
Sandra Comino  
ComunicArte  Col  el llavero

Cintia vive en Buenos Aires. Le quedan huellas tangibles de los dolores de infancia…debe vivir los azotes de los ataques de pánico que la sorprenden a veces a punto de cruzar una calle como antes padeció los castigos ominosos de un padre rabioso de abandono y resentimiento. Tiene que sostenerse cuando laceran la angustia, la ansiedad, el miedo que ahogan en la garganta, que aprietan en el estómago, que ponen el corazón en discordancia con el mundo.  La ausencia de madre que desapareció de pronto, tan temprano –la persigue una imagen que no sabe si es recuerdo o invención- se mitiga con
El recuerdo tibio de la abuela Pina, que puso en sus días y en su corazón el afecto necesario para iniciar otras búsquedas.
De la casita azul y su entrañable historia, del pueblito de los tristes días niños quedan el amor por la literatura, el cobijo de la lectura que descubrió gracias a don Simón, que la espera todavía en Azul.
Cintia escapa de la oscuridad , de la opresión del pasado, escribiendo con ansia, con deleite, con desesperación. Lleva un diario para apuntar lo que rasguña, triza hondo. Re escribe y anota biografías de autores  queridos. Registra. Lee –Austen, las hermanas Brontë, Dickinson…mujeres atrevidas, rebeldes; clásicos absolutos, hermanos de la contemporaneidad como Murakami-; intenta su propia novela para empinarse sobre  los obstáculos
Está tratando de armonizar con la vida –para eso solo  su amiga Uma y la pequeña Abril- cuando recibe mensaje de Fausto. Debe forzar la memoria para recordarlo, porque sus días en el pueblo fueron con Bruno, a quien nunca volvió a ver a pesar de que fueron  inseparables. Fausto tiene algo de su madre. Cumple una promesa de Astor, padre de Fausto. Deberán encontrarse antes de que él retorne a Bogotá, donde vive…
Entonces el territorio de lábil seguridad volverá a remecerse. Cintia deberá  aprender a amar sin reservas, a conocer los por qués de una madre que supo ser amorosa y tan parecida a ella,  a lidiar con ausencias nuevas, a perdonar…Tendrá que hacer un viaje iniciático por la geografía de esa madre que fue silencio y ausencia, por sus mapas interiores…Sumergirse en la espera y la esperanza. Decir y callar. Comprender y estallar. Volver al lugar de los dolores. Perdonarse y revisar  convicciones.
Se recorre con angustia y maravilla. Se celebra la capacidad de contar estados del alma, desazones,  descubrimientos, vuelos del  espíritu y los cuerpos, veladuras, encogimientos, resarcimientos. Acá está Sandra, otra vez. Un argumento sólido que alerta sobre los olvidos y  el  querer soslayar la historia y una interesante tesis sobre estrategias de escritura y herramientas eficaces de lectura activa.



De mandatos que destruyen..



“Las chicas de alambre”   
Jordi  Sierra  I Fabra 
 Alfaguara  Serie Roja


Paula Montornés es directora de Zonas Interiores, prestigiosa publicación de Barcelona. Se cumplen diez años de la enigmática desaparición de Vania, la top model que hizo suspirar al mundo con su mirada lánguida, su aspecto de permanente  desamparo, su casi desesperante delgadez. Fue quien presidió al famoso trío del as wire  girls –chicas de alambre- : Cyrille –negra-, Jess  Hunt –rubia y luminosa-,  Vania –morena, sensual, evanescente.

Tuvieron cuanto una adolescente pudiera soñar. Pero mantenerse en la cúspide tuvo costos. La delgadez extrema que se les requería lleva inexorablemente a la anorexia o la bulimia. La mirada que cautiva es consecuencia del consumo de drogas, que también sirve para sostenerlas permanentemente activas, eléctricas y distantes, cinceladas al gusto del modisto de moda, su público caprichoso, el representante que las vende y las luce triunfales en pasarelas y gigantografías.

Cyrille, que arrastraba la gelidez de la ablación de clítoris, pudo superar el horror de sus orígenes, pero no el hecho de contagiarse de sida por una jeringuilla contaminada… eligió el suicidio. Jess pereció víctima de una sobredosis. Sin poder asumir la culpa de un aborto que la tradición religiosa de su familia no podía admitir. ¿Y Vania?

Se la vio salir ajena y ausente  del juicio por el asesinato del representante parisino de las tres, atribuido al novio de Jess… y después…nada.

Paula encargará de Jon Boix, su hijo, pero también el periodista más brillante, competente y obcecado de su staff, que rastree a la joven.  ¿Sobrevivió a la anorexia por la que se recluyó voluntariamente antes de desaparecer? ¿No pudo lograrlo, y entonces, cuál fue el último de sus días? ¿cómo y dónde lo vivió?

Jon encarará la tarea como una misión que rinda tributo a su propia adolescencia, a su propia admiración. Tiene veinticinco años y hace apenas cuatro  descolgó  de la chica de su cuarto.

Paula le pide que siga su instinto, que mire la “letra pequeña”. ¿Bastará?. Mientras entrevista en Barcelona, París, Nueva York, Los Ángeles a quienes alguna vez  estuvieron cerca  -ex novios, ex esposos, representantes, protectores-, conocerá un mundo febril, inquietante, magnético que seguirá pidiendo sangre y aliento, que consagrará a unas hasta e pináculo para desecharlas cuando ya no brillen; que ignorará el anhelo de otras, que les pedirá todo y las dejará al borde del abismo, o las hundirá en la ciénaga del olvido, las adicciones, los desórdenes alimentarios y psíquicos…

¿Hallará a Vania, o deberá hurgar en algún rincón del universo las huellas diluidas de Vanessa Molins Cadalfach, la identidad con la que llegó alguna vez a la vida, tan lábil como cuando desapareció?

Una mirada a la vez lúcida y clemente. Una denuncia que podría ser dura, lacerante, si no estuviera  mediada por la luz y la tersura dela buena LITERATURA. Una obra cuidad y sostenida por diez años de investigación, porque la juventud de quienes

Sueñan el glamour y la gloria, se lo merecen.

 




Ni una menos...

“La chica pájaro” 
Paula Bombara 
Grupo Editorial Norma Zona Libre

En la esquina extrema de la desesperación, huyó, con su tela celeste, y se hizo pájaro en el árbol majestuoso de la plaza. Se arrebujó en un nido color cielo, suspensa, arriba, cerca del banco donde Leonor y sus muchos años espanta soledades con meditación y yoga; a un paso de Darío, que entretiene el recreo del mediodía descansando la vista en esa fronda.

Por eso, cuando se atreve, se descuelga, convierte en alas sus brazos firmes, se contonea y vuela en su tela para no ser sólo angustia, Mara tendrá quien la proteja cuando se cierna sobre ella –piedras, insultos, cachetazos, amenazas- la rabia de Maxi, toda esa violencia que ella soportó mucho tiempo porque no podía, no quería dejar sola a mamá en ese otro nido de temor que es su casa, desde que mamá trajo a Jorge, su nueva pareja, y con él a Maxi, hijo de Jorge, olvidada quizás de los golpes, del enojo con la vida de papá, resueltos en palizas inclemente sobre Pato, Mara, Hernán, mamá…

Quiso ser pájaro y hacerse invisible hasta encontrar a su hermana. Quiso hacerlo sola, por pudor, por recato…Quiso rescatar a la madre…quiso… La providencia tuvo la forma de los abrazos y el silencio comprensivo de una vieja que también supo del horror del maltrato, y el amor de estreno de ese joven dispuesto a esperarla, a respetar el tiempo de reaprender vínculos, otros, reparadores, celebratorios…

De la violencia de género. . Para que no debamos cobijarnos en un nudo. Para que nos atrevamos a intervenir, a preocuparnos, a ocuparnos, sin máscara y sin corazas. . Con cuidada sensatez. Con la comprensión necesaria para no eludir la denuncia. Es Paula Bombara, poniendo cuerpo, letra, hondura, otra vez.






















De la fragilidad y los sueños...

“La rama de azúcar”  
María Cristina Ramos Mónica Weis 
ComunicArte Col. Veinte escalones

Nadie pudo dimensionar hasta qué punto la tía Magnolia, chiquita, discreta, con rutinas que a veces se cargaban de anuncios a los que nadie prestaba atención, marcaba el pulso de la familia.

Cuando avisó que se iba a vivir a la terraza, nadie dijo nada. Cuando al regreso de las compras no estaba la mecedora y en el dormitorio no había nadie, supieron que la tía inauguraba una estación de eventos.

Hubo que armarle la cama y llevarle su camisón salpicado de florcitas e ir “a dar a los ojos lo bonito de la tarde” para poder compartir ratos con ella, y recordar que sentaba a las niñas en su generoso regalo para narrarles historias y sucedidos – no eran cuentos los de ella- que las peinaba y trenzaba, que estaba ahí, calladita, a la hora de las desazones.

Tomada la decisión de habitar la terraza, empezaron a suceder las rarezas: la aparición de un circo, tan fuera de estación, de carpa cerrada por alguna complicación de su dueño. Carpa cerrada significó la necesidad de que sus miembros buscaran sustentos curiosos en el pueblo, de que así como así el león deambulara por las calles, para pasmo de todos. De que se establecieran vínculos calentitos.

Un día, un auto extraordinario se detuvo en la vereda. Bajaron un montón de ancianos trajeados con ropa de antes, buscando a la tía, que se llenó de gloria, de recuerdos, de alegría. Recuperó la música, bajó de la piecita de la terraza, devolvió al piso su mecedora, y fue tras sus amigos, que consiguieron un escenario en la casa de los artistas, para cantar canciones antiguas y sumar a los artistas del circo.

En casa también sucedieron cosas extrañas. Lili –la hermana mayor- aprendió a hacerse invisible. La nena que cuenta la historia, que se siente como una rama de azúcar, a punto de desmoronarse, tuvo que aprender a ser mamá de Serena, su hermanita, y de la tía , también una rama blandita…

Habrá función de circo, con carpa abierta. Habrá recital de los amigos, que trajeron tan cerca la música de lejos. Cuando se vayan, la rama reblandecida de Magnolia sucumbirá, y los pétalos delicados de la tía se desgajarán…

La nena descubrirá temprano que “la tristeza de la muerte es como un caballo salvaje, que gira en una sola llanura, y no deja de galopar”

Cuando también se vaya el circo – Magnolia ya se convirtió en flor- todos sentirán que el territorio feliz quedó atrás. Quedará la reflexión de Boris, el equilibrista “Todos podemos caer, pero estamos hechos para el vuelo”… Ese tiempo especial regresará en el olor fresco de las lluvias. Su recuerdo bailará en el aire, como una danza… Acercate al hechizo de belleza que con palabras puede construir María Cristina, una creadora de mundos que pregnan el alma…


  
De amparar los orígenes..


“La casita azul”  
Sandra Comino Mónica
 Weis ComunicArte Col Veinte escalones

Cintia tiene cuatro pilares para soportar el abandono temprano de Lili, su mamá, el enojo permanente de su padre, que se abate sobre ella –golpes, insultos, encierros-, tan frágil: la abuela Pina, que la cobija; Don Simón y su maravillosa biblioteca que la lleva a vivir vidas maravillosas y le permite seguir soñando; Bruno, con el que comparte poesía, paseos y el secreto de las visitas furtivas a la casita azul, aunque a menudo se enoje con él porque Bruno mata y come pajaritos …y las historias que una voz misteriosa desniebla una vez por semana en la radio, para difundir como “Leyenda” el devenir de Azul , el pueblito: sus primeros habitantes aborígenes, los inmigrantes españoles, la conmovedora historia de amor de Ailín y Joaquín, que nunca pudo concretarse y mató de pena a sus protagonistas y a don Manuel, el dueño de la casa de la laguna que mágicamente se torna azul todos los 28 de noviembre…

Un intendente inescrupuloso medra con el enigma. Ahora circula el rumos de un tesoro enterrado, y el funcionario quiere apropiárselo. La casita se pone en venta, para desesperación de Cintia y Bruno, que perderán el lugar de las confidencias.

¿Cómo es que la abuela Pina y don Simón, que siempre protegieron el misterio de la casita estén tan tranquilos, aseverando que “la casa no se vende”?.

Acá te dejo, a la puerta abierta de los enigmas. Vení a Azul y déjate llevar por sus rumores, su espíritu pueblerino y sus corrillos, su conmovedora historia, sus pequeñas miserias. Lo vas a recorrer de la mano de la pluma de Sandra, que sabe contar, y te espera…

 



De la vida y sus pasiones...


“Un haiku para Alicia”  
Francesc Miralles 
Plataforma –editorial Neo

Genis asiste –sin ganas- a una fiesta con Mark. “¿Qué piensas de alguien que no se quita el abrigo en una fiesta?” Ahí está: delgadísima, distante, envuelta en un largo sobretodo.

Pronto olvidará la imagen, hundido como está en una vida que zozobra. Papá se fue de casa para “empezar de nuevo en otro sitio”. Mamá se hunde en el desconcierto: se aísla, ha vuelto a fumar con desesperación y cuando no está ausente en su cuarto, trabaja obsesivamente en la agencia de viajes. No ve cómo se desmoronan todos los proyectos del chico, hasta que el aplazo y la necesidad se hacen evidentes. “Malas noticias…tendrás que ir a recuperación, y si quieres gastar, tendrás que conseguirte un empleo”

Cuando no le quede un duro para el cine, Genís toma su primera decisión: trabajará en una editorial, devolviendo originales descartados para la publicación en las tardes, y tratará de engancharse en las clases por las mañanas. Se le da bastante bien el profesor de Literatura, un entusiasta del Haiku .

Un día se encuentra con un viejo compañero de primaria. Nada los une y sin embargo le cuenta que su vida ha cambiado desde que conoció a Alicia. En pocos días lo invita a unirse a un pequeño grupo. Ahí encontrará a Alicia, la extraña chica del sobretodo. Es especial. Ilumina e inquieta. Tranquiliza y conmueve… hasta que desaparece sin dejar rastro.

La desolación no puede ser mayor. Mamá se ha recuperado. Irá de vacaciones con su nuevo novio, que no es sino el “profesor Haiku”. Bien por ellos. Cumpliendo las últimas jornadas de su reparto de originales rechazados, descubre el libro que la editorial le desestimó a Alicia. Ahí, nombre, apellido, dirección. Allá va, con el alma en vilo y la esperanza de estreno. Con estupor y confianza…

Una pequeña gema. Una preciosa sinfonía de sentimientos y pasiones, aunque nuestra Alicia nunca haya logrado vivir en el país de las maravillas…





De la condición humana ...


“Huellas y manchas”  
Jordi Fabra I Sierra 
Plataforma NEO

Mamá se muere. Tan joven. Quedan de ella esa imponente belleza de la voluntad y el empecinamiento, la luz de la mirada en los ojos hundidos. La determinación. Cuesta verla sufrir en silencio y recordar la preciosa mata de pelos negros, el rostro, la presencia misteriosa de alguien que pudo superar la muerte de Simón, el gemelo, a los cuatro años, y renunciar a la patria elegida para volver a casa, sola con su hija, para que hubiera al menos abuelos en torno a ellas.

Cecilia apenas cumple diecisiete. Se va a quedar sola. Antes perdió a Emilio, víctima de un mal de la contemporaneidad, atrapado como está en la red tecnológica que le impide conectarse con el mundo real.

Los abuelos perderán dos veces a Esperanza. Se fue temprano, independiente, combativa y extraña como era, y volvió dejándoles esa nieta corajuda que ahora, cuando deberá ser madre de sí misma y un poco madre y prolongación de hija de esos ancianos que se impusieron fortaleza y seguramente se derrumbarán juntos, decide averiguar quién es, qué sostuvo a mamá los años que siguieron a la muerte de simón.

La sensación inicial de las pesquisas es de resentimiento. Mamá ocultó tantas cosas, no solo la identidad del padre. Saber que la historia de amor de la que nacieron ella y su gemelo no fue la que uno podría esperar la conmina a buscar sus orígenes.

Lo hará con la ayuda de Emilio, que sigue encerrado en su refugio, y de Juancho, que tiene, con su ternura, su preocupación, sus besos y caricias sosegadas, su actitud de espera, el rostro del futuro.

Antes del final, mamá decide trasparentar su historia, su especialísima condición. Se abre para Cecilia el camino del descubrimiento de un ser tan entero, tan libre, tan genuino…su madre.

Quedarán los diarios, la ruta de sus pasiones. Preciosos fragmentos para despedirse del amor elegido, para recibir a sus hijos, para que queden señales del paso del hijo varón por el mundo, para dejar huellas de sus inquietudes en la brevísima forma del haiku…

Contenidamente hermosa. Despediremos a Esperanza con los versos y los sones de “Puente sobre aguas turbulentas”, y dejaremos a Cecilia –ella y su hermano también deben sus nombres a una época, un estilo, una manera de vivir la libertad- en el portal de la adultez, en el punto de la construcción de nuevos vínculos para hacer su destino.

Jordi Fabra encara con delicadeza de filigrana otro tema perturbador de la Literatura para jóvenes. Todos emergemos limpios y gratificados de la experiencia. Con fervor.



De vivir y dejar vivir...


“La velocidad de la música”  
Andrea Ferrari 
Alfaguara Serie Roja Sol de Noche 1

Sol Linares vive sola con papá, Diego, desde que tiene memoria. Necesita saber qué pasó con Anne, una prestigiosa fotógrafa inglesa, su mamá, asesinada en las calles de Buenos Aires mientras hacía su trabajo para el diario en que ahora Diego es director de Noticias.

Papá preferiría que Sol eligiera otra cosa, pero apenas culmine la secundaria, ella se va a inscribir en Comunicación Social. Quiere ser periodista y encuentra la manera de iniciar labores cuando en la redacción en la que se hizo un rinconcito, precisen a alguien que ayude a cubrir la fiebre que despierta entre sus fans la llegada de Tommy Fox, un cantante pop adolescente que tiene en ascuas a su club de seguidoras, prolijamente constituido. Acompañará al periodista acreditado. La confusión con que se encuentran en el hotel y el extravío de equipos de un periodista extranjero la pondrán sorpresivamente en la escena de un crimen: ahí mismo aparece asesinado Convertini, un paparazzi feroz que esperaba la salida de Tommy Fox de la suite en que se alojaba.

Sol está cansada de tener que mantenerse al margen siempre, que sus sugerencias se soslayen o se las apropien otros. Por eso decide crear el Blog “Sol de Noche”, para publicar lo que sepa de este y otros casos, con la identidad de Julián Monterreyes. Solo Tatú, su amigo -¿amigovio?...mmmm, ella no sabe muy bien qué sentimientos los unen- comparte este secreto que revolucionará la redacción. Bien pronto recibe críticas, interesantes aporte, y agudezas varias de un tal A L Timón. Juntos avanzarán en un blog que muchas veces orientará las acciones del grupo de trabajo –interesante por cierto, hay una “fauna” de la letra impresa lindo de estudiar ahí- de “Hora Cero”.

Ahora no solo deben saber quién y por qué ultimó al paparazzi: desapareció el mismo Tommy Fox, y se desconoce por qué: ¿sobredosis? –el chico se había mostrado crispado e inestable- ¿secuestro extorsivo? ¿táctica publicitaria para vender más placas y más funciones?

Todo se enturbia mientras en casa Diego decide legar a su hija la caja donde guarda todo lo publicado respecto de la muerte de Anne, para que ella misma haga sus averiguaciones.

Cuando Sol tenga en manos los pasajes para viajar a Londres, a visitar a su granny, a tíos, primos y amigas especiales de Anne, cuando haya aclarado algunas cuestiones con su enigmático colaborador del Blog, el caso de Tommy Fox, la muerte de Convertini, el paparazzi y otra que no debió ocurrir nunca, quedarán aclarados.

Sol deberá poner luz también en su propia historia, y hacer elecciones.

Todo habla de una serie policial para jóvenes que tiene acá su primera invitación. Crímenes y misterios. Y un sitio tibio para el descubrimiento del amor, para los claroscuros del alma, para las relaciones filiales, tan vitales siempre. O sea, leerla y seguir la serie, que recién empieza




De la imposibilidad de morir dos veces...

“Las marcas de la mentira”  
Andrea Ferrari Santillana
 “Loqueleo” SOLdeNOCHE

Sol Linares regresa de Londres, adonde fue a conocer a su abuela materna, sus tías, primos y mejor amiga de mamá, con ganas , con necesidad de saber más de Anne, su madre, caída bajo las balas cruzadas en un extraño episodio que nadie aclaró jamás, cuando Sol era apenas una beba.

Quiere ser periodista y por eso comparte con un misterioso A. L. Timón un Blog –“Sol de noche”-, y aprovecha lo que le queda de vacaciones antes de empezar la facultad para cubrir algunas ausencias en el Diario donde su padres jefe de redacción. La presencia de Tatú. Del que está evidentemente enamorada, hará más fáciles los días en la redacción cuando estalle la noticia del fallecimiento de Fermín Brusco, tan lejos de casa y en tan extrañas circunstancias. Su jefe en este su primer trabajo es una persona difícil, que trata de dejarla al margen de los acontecimientos que importan. No sabe que Sol maneja información privilegiada desde el blog, ni sospecha cuánto tienen que ver la jovencita y Tatú en el avance de la investigación.

Porque Fermín Brusco no podía volver a morir. Estaba muerto desde hacía años, en EEUU. Con ayuda de AL, su misterioso coequiper de “Sol de noche”, develará la verdadera identidad del hombre al que alguien empujó a las profundidades del lago Lácar, dentro de su auto, en Neuquén. Logrará ligarlo con el protagonista de lo que seis años se dio en llamar “el robo del siglo”. Sabrá qué papel jugó por entonces su ahora viuda, a quien ayudará a salir del país tras una riesgosa aventura nocturna que también comparte Tatú.

Mientras tanto, avanzará también en las averiguaciones del deceso de su madre. Desguazará los documentos de la caja azul , que con reticencias le entrega su padre, preocupado como está por la seguridad de esta niña tan lanzada a la vida.

¿Fue lo de Anne un accidente? ¿Por qué se fue Berco, que trabajaba con ella? ¿Por qué su padre nunca quiso avanzar en el esclarecimiento del caso

Y Tatú…¿seguirá siendo el buen amigo, el apoyo, el compañero de las empresas difíciles y estrenos de buenas películas?

Abordalo con entusiasmo, que ya tiene segunda parte. Adolescentes y jóvenes. Un policial dinámico con la dosis justa y medida de romanticismo y terneza.



De nostalgias y reparaciones...

“Lucía, no tardes”
 Sandra Siemens 
SM Gran Angular

Cuando las historias confluyan en una granja de gesta laboriosa de la provincia de Buenos Aires, Lucía sabrá que nunca más tendrá que temer que el lobo devore su casita, porque llega a la tercera, la definitiva. Para Bruna terminará la nostalgia que demoraba los regresos a casa y la conminaba a llorar trepada al sulky, en medio de la laguna, llevada por un dolor que dejó en un pequeño pueblo de Italia.

Lucía vivió siempre en Anzano con la abuela Amelia, que le contaba una y otra vez la historia del lobo y los tres chanchitos, le decía que tenía los hermosos ojos de su papá, y le pedía que no preguntará por su madre, ni escuchara los insultos de Anunziatta y Agnese.

Cuando Amelia se sintió desfallecer pidió –como todos en el pueblo, y como antes, cuando le historia de Lucía apenas empezaba- el arbitrio del padre Urbino, y la nena debió ir a casa de Agnese y Donato, sus otros abuelos. Solo Margherita, la vieja cabra y la lejana y callada ternura de Donato calmaban la melancolía de la niña.

Un día en casa recibieron una carta de Bruna, la hija. ¿Cómo que se ofrecía a cuidarla, si estaba tan lejos, si ni siquiera la conocía?. Donato la animó a subir a ese barco más grande que cincuenta pueblos como Anzano: “Gero irá contigo”. Ah…Gero, había llegado a casa con Donato, cuando el abuelo retornó asustado y vacío de la guerra. Nadie lo había visto nunca, pero tenía su sitio y comida en la mesa, y hasta una cama tendida en la casa.

Con Gero protegiéndola, Lucía se hace a la mar. Solo extraña el libro del lobo y los tres chanchitos, que olvidó embalar con su escaso equipaje. A Amelia la lleva en sus propios ojos, verdes como las de la abuela, enormes como los de Benicio…

Bruna debió renunciar a su beba cuando Benicio se alistó con los partisanos y desapareció. Lo hizo porque Amelia prometió hacerse cargo de la nieta, siempre. Desde su puesto en la estafeta postal, podía ver cómo crecía, y recibir la correspondencia que anunciaba la muerte de su amado…

Cuando Vittorio decidió volver a Italia después de deslomarse en la granja tambera de los tíos, en la gran pampa argentina, lo hizo para formar familia. Ahí estuvo otra vez la mediación de Urbino “ambos necesitan familia”. Vittorio se llevó a Bruna y la quiso bien. Tuvieron a Emilia y Juan…¿por qué entonces esa bruma, ese irse cada día en el sulky a repartir leche y quesos, y dilatar el regreso?

Bruna pidió a Vittorio que trajeran a la niña que criaban sus padres en Anzano. Vittorio, que ve cómo Bruna encala y blanquea las paredes de la habitación de sus hijos, accede. Para apagar la tristeza, y porque no olvidó las lecciones de la guerra.

De contenida hermosura. Contada desde los extremos. Retazos de historia que van encajando en un gran friso que da cuenta de las pequeñas miserias y de la gran gloria de las pasiones humanas. Una travesía de amores contrariados y de redenciones por las que hay que trabajar, con el alma. La guerra que separa, la solidaridad de los que refugian porque fueron refugiados , y el amor, que vence al tiempo





Con los cuatro elementos...los promordiales

“Salamandras” 
 Liliana Bodoc
 Alfaguara Serie ELEMENTALES / Fuego

Relatos en que el fuego –de hoguera, que quema brujas, aunque la inocencia aúlle; de clavas que se elevan en medio del asfalto para procurar el pan de una familia breve; de una bomba que estalla para que muera un pueblo; del que se roba a los dioses para que sea el principio de una posibilidad; del que forja la espada mítica que procurará justicia; de la débil llama que corona una vela de cumpleaños, para que se cumpla un deseo invocado tres veces; del fuego del sol que está tan lejos en una una ciudad de impío futuro y sin embargo calentará carne y huesos del niño desfalleciente; de la flama breve de una cerilla, para alumbrar otra historia de vendedoras; del fuego que incendia un quinta y salva un diario para que de las cenizas, de la tragedia y la leyenda, nazca el amor nuevo. Y al final, en un bar, para que recordemos cada fuego, cada calor que dio vida, o muerte, o se insinuó apenas, coincidirán los protagonistas, lo que fueron después, lo que se rescató del no-fuego del olvido.

Cuentos donde se hermana la bondad y lo negro del alma de los hombres; la tradición y la leyenda –brujas inmoladas en la hoguera, encendidas de inocencia; magos demandando la ayuda de los hombres- con la modernidad cercana al holocausto. Narraciones donde conviven el confort de unos y la desgraciada carencia de otros. Cuentos, sin embargo, abiertos a la dignidad y la esperanza.

Con la hondura y la belleza acostumbradas. Bodoc confía en que sus lectores descubrirán claves y la acompañarán, atrapados en la cadencia y la riqueza de tramas , elecciones, argumentos, hasta el final, para después averiguar qué más pueden abordar de su obra.

Y si se quiere llegar al hueso de la llama, leer dos, tres y más veces, porque siempre alumbra una luz nueva.

Doce cuentos, desde la hoguera hasta la ceniza





“Ondinas”  
Liliana Bodoc  
Alfaguara  ELEMENTALES /  Agua

Relatos  -diez—donde el agua toca una orilla, sumerge, se vuelca impiadosa, escucha un destino, hermana voluntades, guarda las huellas del amor en su lecho, se derrama en lágrimas…
Francisco es contratado por sus tíos para retratar a la familia. Prefiere pasar las tardes a orillas del río, donde Adela –esclava, negra- lava la ropa. La retrata  con una túnica celeste y la densa cabellera llovida  de verde. No terminará de pintar la corona de laureles, porque Bautista, que ha visto todo, comenta azorado la escena en la cocina…
El destino de esa preciosa libertad, será el río.
·          El negro Bautista redimirá su delación en el ejército de San Martín, en otra orilla. Cuando siente que Adela, ataviada de celeste, lo convoca, entrega su vida  por la del general, para quedar inmortalizado en la historia como Juan bautista Cabral, soldado heroico.
·         Adela, que nunca tuvo corona de laureles, parió su primera hija el 31 de enero de 1813, al límite mismo de nacer libre. La vieja cocinera que la denunció por las tardes de sábanas enjuagadas con ayuda del niño –francisco, por los caballetes, los óleos y los pinceles, declarará en su favor “fue el 31, no el 30…la ayudé a dar a luz” para quela niña nazca liberta. Lo recuerda  Adela anciana, que huye junto a su nieta Francisca  y sus pequeños de la fiebre amarilla que azota Buenos Aires.
Se esconden .otra vez el río refugio- en el vientre oscuro de un barco abandonado, donde la vieja negra desgrana el largo relato de su estirpe, antes de despedirse del mundo de los vivos…
·         Para llorar como profesión, conmover y convencer, hay que tener motivos. Los tiene Ludmila, y por eso oscurece la labor  en la que siempre se destacó  la  madama de las lloronas, Clara Gentil…que deberá aprender a llorar de miseria , de abandono, para reaprender el atávico oficio del llanto.
·         “Doc, vaya a dormir un rato”, propone Ofelia y agrega “es un hombre de la calle y está más muerto que vivo”. No pude saber que es por eso. Niño, el doctor, hijo de médicos, jugó con agua. Mal. Noche de guardia para sus papás. El y su primo subieron a la terraza. Helaba. Abajo, Gallo Negro, el linyera, estaba  haciendo pis apoyado en un árbol. El balde de agua helada fue impiadoso. En la guardia, la de sus papás, aquella noche dijo “fueron dos ángeles”. No hubo consuelo. Ni siquiera enterarse de que de  todos modos iba a morirse en poco tiempo Gallo Negro, porque padecía un cáncer terminal. Una rata inclemente carcomió siempre la sensibilidad golpeada de ese niño que nunca confesó, y ahora lava su culpa de infancia empeñado en guardias interminables, rescatando otros Gallos Negros que vomitan las ciudades solipsistas, inclementes.
·         “Ploaie”. Lluvia. Lindo suena en rumano. Petrica  tocaba el acordeón en las rodillas del abuelo , en los campos dorados de maíz, en su pueblito de Ucrania. Pero el abuelo murió y Corina debió emigrar, con su hijos y el legado de un abuelo sabio. Ahora  toca en Lacalle Florida, Buenos Aires. Toca y canta  “Ploaie”, en su idioma, para olvidar la humillación de su madre, tan ingenua, tan vulnerable. Ploaie, bajo la lluvia, para no ver la mano extendida de Corina, la mano que pide mientras los hermanitos se escurren a las pizzerías, para que les den de comer.  
Ejecuta el acordeón de Dumitri porque tiene sueños y dignidad, para trasportarse desde esa miseria a los campos dorados de espiga de su patria, donde no llovía siempre sobre el alma… Aferrado al instrumento y a la canción de la dignidad “Cuando llueve tú debes cantar alto…-cuando llueve descálzate y sonríe ¡y llueve tú también!...” lo encuentran Mariana y Camilo, para que llegue la redención, y la época en que las penas, llovidas, puedan florecer…

Hay más, tan bello y reparador como el agua  que limpia. Solo sumergite  en este Elemental y hermanate con las mejores pasiones y los peores oprobios de que son capaces los hombres. Adolescentes y adultos. Lectura exigente que te pide respuestas…y relectura



“Nomos” 
Liliana Bodoc 
 Alfaguara Serie Elementales Cuentos de Tierra

Cuentos de tierra. De tierra que mira el cielo, como Galileo, que tuvo que abjurar pero supo que el planeta seguiría girando. De cuevas, para que Marcelino Sautuola se abriera entre las grietas de su morada de Altamira, y sorprendiera sus ojos con la belleza de los bisontes rojos, negros, para que cerrara los caminos, dolido de desconcierto por la incredulidad del mundo.

De pozos, para que Alicia descubriera un conejo con reloj y un universo de merienda eterna. De barro, de alfarería, amor, belleza. De desierto y arena, para que otra vez Sherezade pueda burlar a la muerte, que ahora busca a Shariar. De tierra de la nostalgia, de la que se rescata merced a los nietos y la tecnología que acerca los paisajes del alma. De tierras del dolor, de la amargura de los exilios y las denuncias…

Con la belleza, la valentía, el compromiso vital y literario de Bodoc, que testimonió desde los cuatro elementos, y en cada puesta puso talento, sensibilidad y rigor, con hermosura.



“Silfos”
 Liliana Bodoc
 Alfaguara Serie Elementales Aire

De viento de muchos brazos y oscuras intenciones que va tras la niña gitana que baila con panderetas de pergamino de luna. Viento sátiro que desprende el instrumento para que la niña quede sin música y sin caminos.

Viento que decidirá la suerte de la prisionera gringa y su hijo sioux, cuando eleve volutas de humo mensajero para elñ padre supremo…Viento abrirá la boca de la madre y pondrá en ella sólo las palabras necesarias una vez y no más.

Vientecillo de flato, tan inocente, tan inoportuno, tan pequeño, que trunca una casta historia de amor.

Aire que debe circular entre dos que se aman, para que la libertad anude cariño y marque límites queribles para cada quien de la pareja.

Aire y vientos de montaña, donde el cóndor de larga vida ríe de la levedad del vuelo de las mariposas, de su presencia efímera, de los vanos esfuerzos por proteger la delicadeza del huevecillo trasparente. Ojos ,pico fuerte y garras que descansan para ver el vuelo de 4040 mariposas…

Aire que devuelve a la comarca una canción moribunda, para que el empecinamiento del amor la salve, y traiga a casa al dueño de ese canto.

Brisas que llevan fantasmas. El vendaval de los chismes, que se abate para separar familias, pueblos, dignidades y soterrar enterezas…

La maestría de Bodoc. Su sutileza. Su capacidad de crear mundos y de sostenerlos con la contundencia de la belleza, o la delicadeza de lo etéreo…Música persistente o silencio obstinado. Alturas y profundidades. Gloria y miseria, para conmovernos.




De buscar los orígenes...




“La memoria de los seres perdidos” Jordi Sierra I Fabra SM Gran Angular

A punto de cumplir veinte años, Estela cree tenerlo todo: una familia que incluye a su hermana Alexandra, vital, intempestiva, dieciséis años; una madre dulce y reservada; un padre un tanto duro, conservador y tal vez demasiado rígido en sus hábitos. Y tiene a Miguel. Planean irse a vivir juntos. En tanto completa sus estudios, también trabaja en una ONG, Asistencia Directa.

Un día nota que alguien la observa. La escena se repite, ya en casa, ya en la ONG. Cuando la mujer –treinta y cinco años, pocos más pocos menos- la aborda, cuando acepte sentarse en un lugar a escucharla se sobresalta: sus mismos ojos brillantes y oscuros, los labios, el ademán, tan particular, de pellizcarse el lóbulo de la oreja, cuando algo la intranquiliza…

Deberá transitar el infierno de descubrir su verdadera identidad. Sólo sabe que nació en Argentina, y que regresaron a Barcelona, la tierra de su madre, en l982. Se resistirá a admitir el horror. Tendrá que develar muchos misterios. Se hundirá en la angustia, el desasosiego, la sensación de absoluta orfandad.

Cuando se atreva a enfrentar la posibilidad de que le hayan ocultado parte sustancial de su historia y cree poder sentir el dolor físico y psíquico de esa madre que entregó la vida para que viviera, desde el horror de la tortura , se elevará de ese desgarro y enfrentará a sus padres, tratando de proteger a su hermana, que deberá seguramente transitar territorios parecidos para dar con su origen, pues ella –inocente y desprejuiciada, amante de ese señor con pocas pasiones que la crió- : también es hija de otros desaparecidos argentinos.

Otra entrega valiente y recatada de Jordi, que dio muestras en otros títulos de esta colección, de no esquivar los temas cruciales, de no escamotearle ni dolor ni redenciones a la realidad ,por mucho que ella lacere. 


De miradas atentas...

“Zoom”
 Andrea Ferrari 
SM Gran Angular

Ana perdió a papá en un accidente inexplicable. Desde entonces mamá derrapa con frecuencia hacia la depresión. Ceci –diez años- está cada vez más silenciosa, pinta, pinta escenas conmovedoramente extrañas e inquietantes, tan obsesivamente ordenada, en un cuarto carente de calor y de vida. Solo rutilan tres pelotas de colores vivos. Ana siente que esa pequeña familia es su responsabilidad. Le pesan el dolor de una, la presencia huraña y huidiza de la otra. Empiezan de a poco los ataques de pánico, ese sentir que se va, que el mundo sigue transcurriendo muy fuera de ella…Trata de tenerlo todo bajo control, pero todo se desmadra: pesan la amenaza de desalojo, les han cortado internet –su único refugio, la vida ´paralela que llevaba en un juego de roles, en red, con amigos a quienes no conoce-; en pocos días se quedarán sin gas.

A la puerta de Olga, la vecina de hablar irrefrenable que a veces se hace cargo de Ceci, cuando se diente a punto de otra crisis de angustia, se entera de que Antonio, el señor mayor que vive en el piso de abajo, tuvo un accidente y ya no podrá hacer de Papá Noel, una labor que desempeñó por años en “Toby’s”, el centro comercial más importante de la zona.

Probará suerte. Tal vez la tomen. Tiene apenas quince años (tendrá que mentir), es pequeña de porte, pero la determinación y la desesperación –la propia y la del dueño del centro, apremiado por el tiempo-, ayudarán.

Ana es compañera de curso de Mateo. Prefiere evitarlo, no quiere confiar sus dramas, pero se ven a veces desde que él pidiera que lo ayudará con las matemáticas. El chico sufre el maltrato de un padre alcohólico. Cuando Ana consiga el puesto de Papá Noel, él ganará la calle, cansado de palizas e insultos. Como Antonio está solo y necesita que alguien lo cuide, Mateo tendrá albergue y trabajo. Lo considera una gloria.

Es desalentador para la chica ver tanto ser desilusionado en su entorno: Betty, la hermana de Tobías, carga con una historia de descontento con su vida: nunca quiso hacerse cargo del negocio, lo suyo es la música, a la que debió renunciar por mandato familiar, mandato que también se traslada a Lara, la hija del dueño, confinada al sector “envoltorios” de “Toby’s”. Orlando, el coordinador, la desaprueba, aunque él tampoco esté a gusto en sus zapatos…se queda solo por compartir algo con Lara. La buena de Betty, encargada de adecuar el traje y la estampa de Papá Noel y de todos los preparativos de la fiesta, vera en ese Santa Claus esmirriado una confidente, un ser aguerrido como nunca pudo ser ella. La alertará: el trabajo será agotador, y la paga escasa…demasiado bien conoce a su hermano, como antes se dejó doblegar por el padre. Solo el pequeño malabarista que apareció por el barrio, a quienes todos admiran por su presteza, su callada alegría, su soltura para ganarse la vida a fuerza de diligencia e ingenio, será su aliciente en esos días en que deba esconder su espanto, su enorme cansancio, su angustia tras un traje inmenso y una barba que cubre su rostro de niña…

Cuando deba cumplir la parte más importante, más delicada de su labor, trepada aun carro en medio de la avenida, observará al chico delos malabares ,verá las tres pelotas encendidas, y entenderá de un solo golpe, muchas cosas….los billetes arrugados, las moneditas que aparecían providencialmente en cualquier rincón de la casa, las ausencias frecuentes y prolongadas de su hermanita…

Deberá tomar decisiones y riendas, y a veces dejarse sorprender por la providencia que parece obrar milagros.

No solo interesan las historias que se tensan, se anudan, se proyectan, sino la manera extraordinaria de poner el foco en cada protagonista…un zoom que enfoca ora a Ana, ora a Mateo. Ya a Betty, ya a Tobías. A su hija, Lara, a Orlando. Una lente que se aleja o se acerca no sólo en el escenario de los hechos, sino en el tiempo de cada uno. Hacia atrás: meses, años, horas, días; hacia adelante, para que todo se proyecte, para que tengamos la certeza de que tanto agobio existencial no es en vano.

La vida no es una línea recta, nunca. Por eso este Zoom es un magnífico recurso para contar vidas elegidas en toda su vasta complejidad.

Admirable, como otras veces (“El círculo de la buena suerte”, “También las estatuas tienen miedo” , “La noche del polizón”, “El increíble Kamil, “Aunque diga fresas”, “Café solo”, también comentadas en algún lugar de este “En verso y prosa”, para tu deleite)





De elecciones y procederes...

"El viento en los sauces"
 Kenneth Grahame Eric Kincaid 
 Editorial El Ateneo


Publicado por vez primer en 1908, Kenneth Grahame quiso contribuir a la educación y la formación en valores de su pequeño hijo, por eso este clásico de la literatura inglesa pone tanto énfasis en la pintura un tanto rígida y arquetípica de los personajes.

Hubo que adaptar un tanto la lengua - largas parrafadas de oraciones compuestas- , al gusto y el ritmo de la literatura infantil contemporánea. Un homenaje acertado de El Ateneo. Un bellísimo Álbum que hace honor al cuidadoso detalle, a las bellas descripciones de la campiña inglesa, al agudo perfil de los protagonistas, con ilustraciones de una expresividad y un buen gusto envidiables.

En rigor de verdad, no puede decirse que esto sea estrictamente literatura para chicos. Cada personaje es un tipo moral sin matices…La Rata de Agua es el ser social solidario y desprendido, atento siempre a las necesidades de todos. El Topo es el ingenuo conformista, que disfruta sanamente de lo que hay con bonhomía, pero no toma riesgos. El Tejón, aislado en lo más recóndito del Bosque Salvaje, es el libre pensador, el viejo sabio capaz de leer el funcionamiento del entorno, y ordenar con su discurso prudente el proceder de todos. Sapo es la personalidad adictiva: no puede controlar impulsos, se deja llevar por deseos superfluos, siempre diferentes y pasajeros, permeable a la novedad. Va –irracional, compulsivo, egoísta- tras metas ilusorias que siempre lo dejan insatisfecho y frustrado. Es ególatra, resentido, superficial. Se aprovecha de la buena disposición de sus amigos, quienes sin embargo no cejan en la intención de enmienda. La gran comedia humana –su gran tragedia, también-, una fábula con moraleja que habla desde otro siglo. Podrán abordarla chicos a partir de los once o doce, solamente si aman de veras la lectura, porque no es una propuesta liviana.

Más bien un texto para abordar desde otros campos…¿sociología? ¿antropología? ¿psicología?. Tal vez

 



 De enigmas, glorias y miserias...


“Huellas en la arena”  
María Teresa Andruetto José Sanabria 
Sudamericana

Relatos breves. Historias inquietantes que dan cuenta del valor de los presentimientos, que hablan del tremendo peso que sobre los hombros de los débiles ponen las injusticias o la justicia arbitraria de los poderosos; de la conmoción que el descubrimiento de la belleza absoluta provoca en el corazón del hombre, aún del menos precavido y predispuesto; de la epifanía de la emoción definitiva del encuentro con el otro para construir Amistad.

Sobrio, medido, meditado. Con prosa luminosa que recuerda las soberbias narraciones de “Las mil y una noches”. La ilustración, sugerente y acertada. Para lectores con historia



 












De "Quizás" y confusiones...


“Buscando a Alaska” 
 John Greene 
Grupo Macmillan Castillo de lectura

Miles deja la seguridad de un hogar con cobijo afectivo e intelectual para ir en busca de “el Gran Quizás”, en el internado Culver Creck, Alabama, donde se educó toda su familia . El “Gran Quizás” será un gran desafío, porque lo abordará en compañía de seres tan conflictivos y complejos como él. El “Coronel”, que detesta a los ricos, porque creció criado por una madre sola y amorosa, en un desvencijado remolque; Takumi –de Japón- y Alaska Young, una chica atrevida, temperamental, enigmática y temeraria al punto de liderar todos los actos de escarceo a las normas de la Institución. Miles –el “gordo” como ironía a su evidente delgadez- conocerá la embriaguez del alcohol, al aventura de grandes fumatas en lugares prohibidos, las fugas y las desaprensivas conductas adolescentes para burlar la autoridad del “Aguila” –rector-, pero también conocerá el placer profundo y duradero del conocimiento que ilumina. Tanto en la gloria de los saberes como en el arrojo irresponsable, estará Alaska, que es un faro que guía y alienta, pero que a veces hunde en el desconsuelo con su conducta errática y angustiosa..

Alaska esconde grandes dolores, de los que solo da alguna pista. Por eso, la noche en que huye con su ramo de tulipanes blancos, confundida en una nube de alcohol , tabaco e inenarrable desesperación y encuentra la muerte, se transforma para todos en “el Gran Quizás”.

De develar el misterio de esa muerte, de sobrevivir a la culpa, de descifrar motivos, y de homenajearla en la medida de sus posibilidades, trata esta que es la primera novela del autor de “Bajo la misma estrella”. No me atrevería a recomendarla para la primera adolescencia. Demasiado oscura, demasiadas incitaciones para una sociedad ofuscada por sus propias contradicciones, velados sus referentes y valores que anclan a la vida, al trabajo responsable, a los ideales que alumbran




¿Qué  hacer con el dolor que no se puede evitar?


“Bajo la misma estrella”
 John Green
 Nube de Tinta

Cuando Hazel conoce a Augustus Waters –Gus- en el centro de ayuda donde intentan contener a Isaac, que a causa de su enfermedad va a quedar ciego porque habrá que quitarle los ojos tumorados, siente que la vida le da un recreo. Es que transita la fase IV de un cáncer de pulmón con metástasis en varios órganos y vive preocupada por la certeza de que dejará inermes a sus padres, que le dedican sus días. Descubrir las claves del atractivo de ese chico alto, luminoso y ocurrente, que lleva su cogera -.el osteosarcoma se llevó una de sus piernas de campeón de básquet ball- con gracia y humor, consumirá sus mejores horas.

Pronto intercambian lecturas y comparten gustos. El está en fase SEC (sin evidencia de cáncer) cuando ella transita sus días más duros. Por eso él logra el premio que los “genios” otorgan a quienes atravesaron o atraviesan la severidad de esta dolencia: cumplir un sueño. En este caso un viaje a Amsterdam, para entrevistarse con el autor de “Un dolor imperial”, el libro cabecera de Hazel. El encuentro será un incordio, pero la relación entre los chicos tendrá su momento de apoteosis, sólo sesgado por ciertas molestias de Gus que deberá confesar que el cáncer ha vuelto y es una poderosa constelación que consumirá en poco tiempo sus iniciativas, su sonrisa, su adorable socarronería.

Isaac, ciego, manifestará que no quiere ver un mundo sin Gus, pero Hazel descubrirá el mejor legado que ocupó las últimas horas del chico que logró aferrarla a la vida, aunque para ello debiera arrastrar un carro con su tubo de oxígeno y tratar de contener la angustia de sus papás. Lo que devele cuando quede sola será un mapa de sentidos que guíe el derrotero que aún le queda en la tierra.

Un triunfo dela vida. Un homenaje a la lucha. Medida, sobria, sugestiva, delicada. Para jóvenes






Amor , eterno amor...


“Tres espejos . Luna” 
Sebastián Vargas 
SM Barco de Vapor Serie Roja

Extraña. Delicada. Bella. Con lenguaje sutil y cuidado. Tres espejos. El simple cuenco que usa Yue Chang para mirarse y acicalarse en las mañanas y quedará partido en dos por una promesa de amor. El de Qi, del que Yue se entera por un maravilloso relato de su compañera Noimei. El del monje loco que el emperador regala a la joven para que complete un periplo que comenzó en Ping Yang, su pequeña aldea, y tuvo momentos fundantes en el gran Nanjing, finalmente liberada del asedio de la guerra intestina.

Tres espejos que reflejan el devenir de un gran amor -Yue Chang y Jian Deyan-, inenarrables sufrimientos que decantan en parsimonia y sabiduría y llevan a esta jovencita a -si quisiera- tocar la gloria: es elegida consejera imperial en Beiging. Podría ser la primera esposa de Li-Shimin, el emperador amarillo. Pero renuncia. Con dos espejos y el recuerdo luminoso del otro regresa a la aldea, para cerrar su historia. No es un final feliz. Es un desenlace luminoso a pesar de la muerte que espera.

Con el sabor de las sagas orientales. Con relatos heroicos engarzados en su trama. Con la historia de la familia –Hou, Daling, Lixi- y los amigos que sanan y salvan. Tiene, como el espejo de Yue, su otra mitad: “Tres espejos- espada” (el destino de Jian)




Tres espejos – Espada” Sebastián Vargas SM Barco de Vapor Rojo

Jian Deyan y Yue Chang se habían jurado amor eterno, junto al río, en la pequeña Piongyang. Pero la guerra se llevó a la joven y su familia a Nanjing. Jian debió quedarse: su anciano padre rechazó el exilio. La promesa de encontrarse durante la primera fiesta de los faroles quedó sellada junto al acto de partir el pequeño espejo de bronce de Yue en dos mitades, que cada uno llevaría como prenda y esperanza de reencuentro.

Pasará una vida. Los rebeldes matarán a Wei Deyan y el joven escapará del asedio internándose en el mar. Cambiará su destino. Bajo la estricta mirada de Zhen Hé, capitán del barco que lo rescata en medio del océano, se convertirá en un hombre recio, un pirata temido que a la postre heredará el lugar y el misteriosos espejo de Qi, la más cuidada posesión del viejo marino.

Cuando renuncie a todo –había vuelto a Nanjing para saber que Yue se había labrado una vida de grandeza, retornó a Piongyang y sólo halló un mensaje borroso y deshilado de la joven junto a dolorosas huellas de muerte- y sienta que la muerte es un alivio, los espejos –los tres espejos- devolverán luz..

La otra mitad –un poco más oscura, igual de azarosa- de “Tres espejos –Luna”, cuenta el derrotero de Yue





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