Leído en 2017: Avanzados



“Un nudo en la garganta” Sandra Siemens Eugenia Nobati 
 SM El Barco de Vapor 
 Serie Blanca
La señorita pidió que todos hicieran un dibujo. La nena hizo un chancho, grandote, gordo y violeta. Andrea pintó una aburrida casita de techo rojo, paredes amarillas, árbol de tronco marrón, copa verde, sol y nubes…lo clásico. Si a la señorita le había gustado, seguro que cuando viera el chancho, se moriría de emoción. Pero no. Parece que no le gustó. La nena tuvo ganas de llorar…pero no. Lo que sí, se le hizo un nudo en la garganta.

Lo confirmó en casa, cuando no pudo comer el pan con mermelada ni la chocolatada de la merienda, ni mucho menos los zapallitos rellenos de la cena, sus favoritos.

Hubo que llevarla a su doctor, que dijo que había que consultar con un cirujano, que dijo que no, que no era operable, que consultaran con “una eminencia”.

La eminencia era un señor bajito que se maravilló con la perfección del nudo, le sacó mil fotos y dijo que era “desatable”, pero que él no podía. Que en un congreso consultaría con otra eminencia. La nena quedó flaquita, la mamá verde de preocuparse y llorar.

Llegó la otra eminencia: era enorme, con una abundante melena blanca, fea fea. “Milenka”, se llamaba.

Era checa y dijo “Buenos tarrrdos…la mamá fuerrrran a preparrrrrar la merrrrienda que de inmediatamente Ana la va a tomarrrrrrr”.

¡Uh!, para desatar el nudo hubo charla, perro verde, otras cositas y ternura encerrada en un gran continente de vozarrón y muchas rrrrrrrrrr. ¡Imperdible!.

Del derecho a elegir y de que nos respeten un poco. De la posibilidad de ser diferente, qué tanto. Desde los seis o siete, para educar emociones.





“Para llegar al sol” María Cristina Ramos Carolina Faría
Santillana
 Loqueleo

La exquisitez, la gracia, la ternura, la inventiva en los juegos con la lengua y su sonoridad… lo que todos esperamos de María Cristina, lo que nos regocija volver a encontrar en su poética, en esta entrega con sencillísimas historias en verso.

Caracol construye una torre de piedritas para llegar al sol. Toma recaudos. Un sol que se vuela “con un plumaje de luces / con un traje tornasol”. El sombrerito de golondrina se vuela se vuela, hasta llegar al gallinero…”lo volvieron nido / casa de sus sueños”.

Había un vez “un largo largo charco de agua fría” que tenía en su corta corta orilla… una mariposa / que sabía / los números secretos de una lluvia que llovía…”

Del día que en el agua del río hubo una orillita de sol…de nanas para dormir a una vaquita. Del cada día de la araña, su sombrero con gota para recordar. Y tanto más.

Yo al menos, jugué mucho

“Una primavez

una primavera

trajo primaluz

de un agua fiestera…

Una flor azul

una florestela

floripenduló

en la enredadera…”



Versos para trenzar, desenredar, envolverse, y para saber de un mundo de pájaros, bosques y mares.






“La casa perfecta” 
 María Laura Dedé Abril de Monte 
 Comunicarte 
 Col. Luz verde para leer

Ahora que Mía Ríos está a punto de cumplir diez años, la edad para decidir si quiere tener papás, va a instalarse en “la casa perfecta”, encima del galpón del hogar de guarda que comparte con Anyi, Belu, Agustín y otros chicos que fueron, volvieron, volvieron a irse con papás que los quisieron para siempre.

Tiene que escribir una carta larga larga donde explica a quienes vienen a buscarla, que ya no, que después de Lucrecia y Carlos, con los que se portó mal; después de Delia, que era amorosa y la llevó al fin del mundo, a ese hotel enorme rodeado de nieve y montañas, pero que no pudo ser más su mamá, porque la trasladaron a otro fin del mundo, y ahí no podía ir con una nena…ya no quiere papás. Que su casa es esa. Ahí vienen Papá Noel, señoritas que a veces cuentan cuentos. Juegan, van al parque y entonces ella puede olvidar que su mamá la dejó en Malabrigo, Santa Fe, con la abuelita que la adoró hasta que se murió, cuando Mía tenía cuatro. Puede olvidar los muchos papás que no la quisieron, porque preferían bebés cachetones sin tanta historia encima…

Escribe, escribe. No sabe cómo un bolígrafo puede escribir una historia de veinticuatro pliegos, en letra chiquita y redonda…Mía narra en su block un testimonio de solidaridades y desamor, que en la vida hay una de cal y una de arena. De los hermanos que traen los días, de los que se llevan los años, mientras uno decide, si puede. Del derecho al amor, aunque la mamá de una se haya muerto en un yerbal del PRAGUAY. Del Derecho a la identidad aunque nunca haya sabido de un papá. De poder elegir el objeto y los sujetos del amor.

Para que sepamos que hay quienes demandan amor, y quienes lo prodigan, en familias tan diferentes de las que conocemos.

Tierno…más que eso: conmovedor, en todo sentido de la palabra, porque remece nuestras convicciones y nuestra comodidad. Para chicos, desde los diez. Para abrir cabezas y corazones.


“La maldición del arribeño” 
 Sebastián Vargas 
 SM El Barco de Vapo
 Serie Naranja

Juan Miranda, hijo de español e india, mestizo, un estar en el mundo difícil hacia 1815, tiene una misión difícil: anular la maldición que pesa sobre su padre y, por el cariz que toman los acontecimientos –cree-, se ha cernido también sobre él.

Deberá abandonar el Alto Perú, donde al igual que sus padres, abraza ideas de libertad, justicia, igualdad, aunque es apenas poco más que un niño, y llegar a San Miguerl de Tucumán, a las provincias unidas, para lograr la destrucción de la maldición inserta en la página 5 de un gran cuaderno azul.

Emprende una marcha azarosa, cargada de sucesos violentos y dolorosos. Va porque el padre –preso desde que los godos imponen sus fuerzas por sobre las ideas revolucionarias americanas- se lo pide. Va porque no hay otra alternativa: también quieren a Cucuri, su madre, que se alista con las mujeres de Juana Azurduy después de poner a resguardo a los hermanos pequeños.

Lo acompaña Simón, un negro liberto, hasta que Juan cree que en la disposición del negro se esconde una traición.

¿Qué viscisitudes deberán sucederse en esta travesía que se transforma en tragedia, vorágine, desesperanza?. El jovencito tolerará la dureza de esos días porque sus hermanos le regalaron unas carbonillas, y aprovechará las hojas en blanco de ese libro azul, maldito, para anotar y dibujar las secuencias felices y desgraciadas de ese trayecto, los descubrimientos inquietantes una vez llegado a destino.

Con un muy particular estilo, Sebastián Vargas se incluye en la trama para alertar, prohibir, desalentar pasajes, recomendar maneras de seguir, agregar información histórica… La voz del niño, su pensamiento, sus anotaciones de los aconteceres, se “transcriben” junto a los dibujos en carbón, en grises que trazan el clima de un tiempo lejano lejano.

Una nouvelle en que se respira el espíritu de mayo, en que los congresales protagonizan el Congreso de Tucumán, en que lentamente el proceso revolucionario decanta en naciones independientes






Nada menos que Juan” 
 Marcelo Medon  e Liliana Menéndez 
 Comunicarte Col.
 “Los niños del mercosur” 
 Edición Bilingüe español/portugués


Juan era un niño. Pero aspiraba a ser algo más. Diferente. Se empecinó en ser colibrí, pero antes, dejó un mensaje, en tiza azul, sobre un muro, para que se supiera qué era ser Juan.

Cuando fue un colibrí liviano e irisado, quiso ser roble. Dejó un mensaje de arcoíris escrito con sus alas levísimas, y fue roble.

El roble no pudo entender el mensaje de ondas, así como el colibrí tampoco pudo interpretar el mensaje de Juan-niño. El roble se desplegó en tronco y ramas y fronda. Pero quiso ser estanque. Dejó su mensaje en escarlata y ocres, con hojas caídas, que el estanque no pudo descifrar.

Quieto, el estanque también escribió sobre agua irisada, porque quiso ser hombre…

¿Alguien podrá leer el valor y la belleza de los mensajes? ¿volverá Juan a ser él mismo?.

Precioso en sus dos versiones y sus dos maneras, técnicas, estilos de ilustrar. Maravillosos turquesas, amarillos, ocres, naranjas.

Estas publicaciones son resultado del Concurso anual de Comunicarte “Los libros del Mercosur, que se editan en español y portugués.






“La linternita mágica”

 Sandra Siemens
 EDELVIVES
Aladelta Azul

Paula la reconoce cuando llega a la escuela: es Esmeralda, la pequeña gitana que le vendió la linternita verde que noi tenía nada de mágica. No se acerca para integrarla, sino para reclamarle. En su castellano tan cerrado –la maestra ha explicado que su pueblo habla romaní- y mirando el suelo, Esmeralda contesta que hay que saber mirar.

Cuando Susana, la seño, comenta el trabajo de averiguar sobre los orígenes, ni sospechan las niñas que la vida les va a dar un vuelco. La zíngara ha quedado sin pareja, y la maestra la une a Paula. No valdrán protestas.

En casa mamá se espanta: los gitanos son tramposos, ladrones. Papá no solo concilia, sino que lleva a Paula al campamento cuando se enteran que Esmeralda no volverá a la escuela donde la maltratan.

La Baba, que es la abuela grande, la que toma las decisiones en la Kumpania, decide que Esmeralda debe aprender a escribir para preservar la historia familiar…nadie sabe escribir, aunque sean excelentes músicos y conserven enteras las tradiciones de sus ancestros. Habrá regreso a la escuela y habrá investigación.

Entrevistas. A la abuela Lilia, que entre milanesas, arroz con leche y recuerdos no solo narrará la historia de Paula –andaluces son- sino que además armará un plan de trabajo para entenderse con la Baba: grabarla en romaní, y traducir.

La Baba es una abuela enorme y subyugante. Su cabellera blanca es una verdadera vía láctea que toda la familia lava con menta y romero, y trenza con unción. Luce una gran pollera, collares y anillos. Guarda una historia tremenda de persecuciones, encierro, “mundo negro”, el holocausto gitano, el “porrajmos”, y sin embargo, dice ser feliz, porque la vida “es redonda como una naranja…no se sabe bien dónde termina la tristeza y dónde comienza la alegría”

Será costosa la tarea. Desgrabar, traducir desde el español cerrado de la niña gitana, que viste a la usanza de su pueblo, enormes polleras multicolores, los ojos delineados, la piel cetrina…averiguar qué es el gheto, Auschwitz… y descubrir la dimensión de la tragedia, a los diez años. Será costoso sostenerlo, porque la relación de la familia con el campamento le significará a Paula la segregación de sus amigas en la escuela, en las clases de futbol…

Cuando la memoria de Baba esté preservada –el trabajo mereció el silencio respetuoso, el aplauso por la valentía de compartirlo de toda la comunidad-, ella partirá, como una constelación…para que la vida siga siendo redonda

Contada desde dos perspectivas: la de Paula, poco habituada a tratar con “lo diferente”, la de Esmeralda, acostumbrada a mirar y vivir desde los bordes, desde la otredad. Magnífica y clemente. Para entender la necesidad de convivir con la multiculturalidad.





“Trumpet”
 Mónica Rodríguez 
 EDELVIVES
 Alandar

Creció en un barrio negro de Nueva Orleans, arrullado por la potente voz y la cálida presencia de mamá Rubi, amparado por el apoyo del viejo indo Bo, que un día le dio una trompeta con el encargo “guárdamela hasta que te lo diga”…Cuando Rubi fue devuelta a la orilla por el Mississipi y tuvo que acompañar a la entristecida comunidad al cementerio, sólo le quedó la trompeta.

Empezó la pasión. Iba a ser como Sachmo, como tantos negros que inflaron carrillos y apretaron los pistones para hacer música la marginalidad y la destemplanza

Estuvo en todos los escenarios: tristes burdeles, solidarios a pesar de todo, teatros con luminosas marquesinas adonde lo llevó Buron, que lo elevó a la gloria y también lo sumió en la miseria, porque Buron tenía a Ághata, y ella fue para el trompetista una luz tan brillante como el instrumento.

Cuando Ághata se desvaneció en el azul de la noche, Malik abandonó la protección de los aplausos, el abrigo de los clubes nocturnos, y solo con su instrumento, ganó la calle…

En otra calle, de Madrid, lo escuchó primero y lo vio después, Mateo. La primera nota, dolorosa, estirada, produjo en el niño un quiebre. Verlo con sus mitones negros de dedos recortados, su gorro, sus párpados cerrados en la devoción de lo que hacía…

Mateo y un pequeño perro callejero a quien van a llamar “Trumpet” –así, con acento de Nueva Orleans-, se transformarán en el público más fiel del negro que se coloca en una esquina –siempre la misma-, tiende un pañuelo rojo donde ruedan las monedas que dejan los transeúntes, abre la funda, limpia la boquilla…y ejecuta, trasportado en el tiempo, el espacio, la nostalgia, el dolor.

La fidelidad a ese sonido que rompe, hunde, eleva, llevará a Mateo a mentir, pero también a descubrir un camino. Cuando Malik desaparezca, cuando en el torbellino de las calles y el tiempo se borre la silueta aterida de Trumpet, persistirá el son… de la trompeta de Mateo

Hay en esta escritura el humo azul de los burdeles donde negros y blancos apagan y hermanan amarguras. Hay la luz y la sombra de los encuentros y las despedidas definitivas. Hay el dolor de las pasiones imposibles. Hay la persistencia de la nota perfecta, el camino que lleva de la gloria al olvido. Hay SUSTANCIA.


Si querés saber algo del magnetismo del blue, del jazz, esta es la novela para empezar.






“La llamarada verde” 
 Cecilia Moscovich Mónica Weiss
 ComunicArte 
 Col. Veinte Escalones

Le gusta Pernambuco a Ana. Sus cuestas, sus valles desde donde se ve el mar, lejano. Ese nombre que parece el golpe de un parche de tambor. Ahí pasa sus veranos, porque en Pernambuco tiene la familia el ingenio y esa plantación de cañas que se eleva como una llamarada verde.

Un día, a orillas del camino a casa, descubre un colorido campamento de gente extraña, alegre, libre. Son gitanos, eternos trashumantes. Los hombres se han conchabado en la cosecha de cañas porque están pasando un mal momento. No les gusta ese trabajo que limita tanto su ansiada independencia. No les gusta el padre de Ana, tan duro, tan injusto (la niña también vive esa dolorosa certidumbre). Las mujeres visten enormes faldas de colores vistosos. Narran con encanto, leen las manos. Los niños disfrutan de los juegos…un mundo tan atractivo para Ana y Joaquín, el primo que también veranea en Pernambuco

Será un verano de aventuras. Relatos en torno al fuego, paseos, aprendizaje. Ana se iniciará en el extraño lenguaje de símbolos –simples, pocos- que usan las compañías para comunicarse, a cambio de leerles a los chicos (los gitanos, y sobre todo las gitanas, no saben leer porque creen no necesitarlo).

La fluidez de esos días tendrá un corte brutal, el día mismo de comienzos de carnaval, ahí, en Olinda. Cuando papá ordene el desmantelamiento de las tiendas y despida a los gitanos, Ana entenderá qué significaban las lecturas que hacía Sofía con sus pequeñas manos demandantes…Suerte que quedaron aquellos signos, simulados en un árbol que suena en el sitio del campamento… Per-nam-bu-co…Per-nam-bu-co…



De los prejuicios. De la apertura que significa compartir otra cultura. Del valor de la escritura que puede atrapar la belleza de los relatos (desde que frecuenta el campamento Ana escribe. Escribe con libertad, pasión y desenvoltura en un viejo cuaderno de asientos contables del ingenio…un cuaderno de hermosos cantos dorados y tapas duras carmesíes…Lo hace hasta que la crueldad del padre incauta los relatos, desatados de lumbre e imaginería), de la injusticia y los sacrificios del trabajo casi esclavo. Todo eso en una breve novela plena de lirismo y hermosura.





“Cuentos más o menos contados”
 Oche Califa
 Alfaguara Infantil

Alerto: ¡¡¡muuuucha fantasía!!! . Aliento: ¡cuánta fantasía sostenida con gracia, inocencia, humor criollo!.

La jirafa reúne a la sabana completa. Es la más alta, ve lejos…ve cosas que nadie ve. La animan, la corrigen, celebran que en el relato del día entren seres maravillosos. .Sabe administrar las expectativas. Si hasta el elefante, que sabe que “miente”, muere por escucharla.

Mamá pingüina debe distraer el hambre de los pingüinitos. Volverá a narrarles la historia de la princesa tehuelche y el príncipe del mar…ellos agregarán, recordarán…conocen tanto esa leyenda de “sirenito”…justo justo viene papá: ¿habrá recorrido el castillo del fondo del mar donde vive la princesita patagónica?

En la cabaña hay luz de fuego encendido. Alrededor todos los personajes. Narra Caperucita. Un cuento criollo, bien nuestro: tres gauchos, un tesoro, una pulpería, un ladrón, un comisario. Todos intervienen: los tres chanchitos, los siete cabritos y su mamá, que aprovecha parta la lección “no abrir la puerta a desconocidos”, Hansel y Gretel…Pulgarcito confunde un poco, el lobo se inquieta y se disculpa cuando se alude a “gente mala”; el gato con botas quiere que la historia avance…el leñador aviva el fuego y ordena el relato. A la hora de dormir, la Bella Durmiente se queja: ¡durmió tanto ya!

Hay bastante más. Un cuento de un delicioso tío dinosaurio que cuenta a los pequeños de cuando todos ellos vivían en el mar. Y la curiosidad de la peculiar amistad entre gnomos pequeñísimos y el gigante que lloraba con los cuentos de amor. Y la muy extraña noche en que erl cuervo, la paloma y el gorrión escuchan “Caperucita Roja” narrada por la lechuza, y no ole hallan la lógica, y la encuentran muy violenta, la quieren poner en un circo y reemplazar a la caperucita por un soldado y…¡mucho, no?

Para divertirse, reflexionar, criticar también, por qué no.

Ah, queda más. Porque está la del nene que soñaba y en su sueño se metían un sapo, una golondrina, unos chicos de picnic. Y la de la mosca, que tras quedar atrapada en una enciclopedia participó en un concurso televisivo sobre la Patagonia…Y me reservo y recontra reservo de comentar el cuento del final, el que tan acertadamente olvida Oche a cada rato, y nos mete ¡en cada confusión! ¡mamita!. Acá, al menos una semana entera de pura diversión







“Cuentos con magia” 
 Ana María Shua Sara Sedran
 Alfaguara Infantil

Un trabajo sutil, cuidado de selección de cuentos donde intervienen la magia y la maravilla. Habrá disrupción del tiempo, transformaciones memorables, perseverancia para cumplir misiones, aptitud para la belleza y la bondad. Habrá grandes lecciones de vida, fidelidad a prueba de todo, astucia. Cuentos de muy diversos lugares: Japón, Rusia, Arabia ,Italia…Relatos mágicos mapuches, judíos, de la mítica Zhuang…

Ahí, el hombre y su capacidad de aventura, entrega, crueldad y ternura, su aptitud resiliente. Vienen de lejos en el tiempo estos relatos, y Ana María los presenta con un lenguaje ajustado a cada clima. Bellísimo este trabajo. Detrás de cada presentación, ubicada en la geografía y el tiempo, un breve comentario que transparenta y enriquece lecturas.



Qué más decir: fascinante. Atrapa y de a ratos sustrae de nuestros escenarios cotidianos, de nuestro tiempo y nuestras previsibles rutinas.





“Bernabé, memorias de un amor dislocado” 
 Jenny Pineda   Nerina Conzi
 Primera Sudamericana

Una autora colombiana, un estilo MUY peculiar y una historia de amor trágico, protagonizada por un gato colorado, abisinio, intolerante a la lactosa, de la que serán testigos una abuela y una nieta, que encontrarán al desgraciado minino muerto-tal vez de amor, de frío, de desolación- junto a la ventana de la cocina.

Todo será recordar en retrospectiva y con clima de telenovela de la tarde, la historia de Bernabé, que era un poco de Gertrudis –por las mañanas-, y un poco de Lucía –por las tardes, cuando recibía su ración de pescaditos y arroz-, un poco de sí mismo, cuando era Bernabé y le dio por la noche, y por enamorarse de esa gata siamesa blanco-niebla, preciosa y presumida, única, inalcanzable…

Un gato sensible y poeta, enamorado de una michifuza caprichosa…hummmm…no podía sino terminar en tragedia. Ella también está enamorada… PERO NO DE ÉL, y a él las mariposas se le encabritan, se le entumecen, el amor se le disloca…”No era invierno, era bruma y cerro y llanura y una tristeza malentendida….”

Extraño en su estilo y en su estética. De las trivialidades del barrio en que viven Bernabé (que fue Lautaro, Bombón, Rojo…) y Malicia, la gata enamorada de un gran gallo de riña, nos enteramos por los “ANUNCIOS”, carteleras que de cuando en cuando aparecen entre los relatos.



Invoca la participación de quien lee como si uno estuviera viendo una telenovela. Habla de la disciplina de Jenny, diplomada en Dramaturgia y Guión para cine y televisión






“Pampa” 
Cecilia Pisos  Héctor Borlasca
La brujita de papel Libros del Ratón Poesía

Versos que celebran la pampa…su horizonte, siempre lejano, el pasto jaspeadito de escarcha, la lluvia que pespuntea los cielos, con acentos y palotes. El cielo tirante de la siesta, que se tiende como una sopa humeante en el verano. La Pampa y sus vientos, sus estrellas fugaces, sus noches con luna espejada en los charcos comiéndose el brillo de una estrellita de menta mientras goza serenatas de sapos y cigarras.

La pampa con sus voces pacientes, sus aves cantoras. Se hacen festivas las coplas en la pampa, y tan gustosos de menta y cedrón, de cascaritas de naranja y de limón, los mates de esa llanura donde bailan los vientos.

Los amantes de la poesía, sus metáforas y sus dibujos, estarán de fiesta con estos versos “color burlón violeta, azúcar muerta de risa / que emborracha a las abejas”




“Abuela de trapo” 
 Ángeles Durini -Lucas Nin
 Ed. Eudeba Nuevos 
Cuentos del Chiribitil

Esta colección rinde culto a los viejos cuentos del Chiribitil del Centro Editor de América Latina, que en su momento fueron un acto de coraje . Por eso no extraña que justamente acá esté publicada esta rarísima historia.

Viste que siempre se habla de la vieja, querida, portable “muñeca de trapo”. Bueno: acá habrá “ABUELA DE TRAPO”. La nena encuentra un trapo sucio sucio. Un liencillo beige que no pierde sus manchas después de ¡cinco lavados!. Claro, las viejitas tienen manchas…y no se planchan, porque para qué quiere un un trap…digo una abuela sin arrugas.

Del proceso de conseguirse una abuela blandita, amigable, compañera, inseparable habla este relato precioso. ¡Qué sutileza las acuarelas y tintas sugestivas de Lucas Nine! De ensueño.




“Lara y su lobo” 
 Perla Suez Saúl Oscar Rojas 
 ComunicArte

Si una arma una linda casita con libros y alguien se pone a roncar adentro…bien puede ser el viejo lobo ese de “¿Lobo está?” ¿no?. Le pasó a la nena que el lobo leía, leía. Llamó a sus amigos, para que fueran testigos –todos tenían miedo…¡era el Lobo!-. Él tenía hambre. Le dieron pollo, aceitunas, pan casero, pétalos de margarita…El libro que leía era tan triste…Hubo postre: mandarinas, tres nueces, turrón…Hubo paseo…y entonces.

Entonces tenés que abrir este álbum delicadísimo, tan lleno de detalles en sus ilustraciones que ponen sutiles tonos pastel sobre filigranados fondos grises, tan laborioso en detalles, tan amoroso con este lobo que lee, sufre y disfruta la clemencia de estos niños que lo temen y lo aman








“Mi hermano llegó de otro planeta un día de mucho viento”  
Liza Porcelli Piussi Virginia Piñón 
 Penguin-Random House Mondadori
Envuelta en un sutil misterio que seduce –no sabemos en realidad si de veras Boris es adoptado, cómo llega a casa-, esta historia contada por un pequeño, Nahuel Romero Portela, conmueve y conmina a pensar actitudes frente a lo diferente, ,o extraño, lo que incomoda.

Nahuel cree que Boris llegó del espacio. Por eso es tan pequeño, casi transparente, y tiene una mano derecha de solo tres dedos, porque le falta el índice y los más pequeños están pegados.

Al principio le molesta. Mamá –que está arrobada con su delicada presencia-, le dedica demasiado tiempo, le pide que la ayude. En realidad, quien contribuye a convertirlo en hermano es la abuela. Nahuel empieza a tomar esa manito que se prende con confianza. Comienza a interesarse por su origen, por su misión en la tierra. Quiere hacerle cómoda y larga la permanencia y cree saber por qué llegó justo a la terraza de su edificio: porque su familia es especial. Mamá es dulce y siempre desdramatiza las situaciones. Papá nunca vivió con ellos, pero está siempre que lo necesiten…incluso ama a ese ser especial tan frágil. La abuela guía y comprende más que nadie….¿adónde iba a ir alguien que es como las estrellas, sino a su familia?.

Por eso, cuando Boris enferma porque su corazón no puede mantener vivo su cuerpecito tan pequeño, al principio se enoja mucho…pero después entiende…Boris es un pequeño astro…su luz se fue apagando, pero su energía es un huequito tibio en el universo…



Para mirar cono otros ojos el tema de la muerte…la muerte temprana de un niño que apenas llega a abrazar la vida…






“El pato y la muerte” 
 Wolf Erlbruch Bárbara 
Fiore Editora    Calibroscopio

Exquisito y un poquitito apabullante en su extraña hermosura.

Un día el pato descubre junto a sí a la Muerte. No puede evitar amarla. A veces la protege y le da calor. Ella le enseña con cautela y gestos. El pato aprende, de vivir, de morir…Cuando le llegue el frío, ella sabrá acomodarle el plumaje y convertirlo en una pequeña barca blanca y blanda.

Precioso. El garbo estilizado y sabio del pato, la mirada misericordiosa e interrogante de una muerte simpática y comprensiva que precisa pantuflas y tapado de franela, y solo pierde la sonrisa cuando la curiosidad despierta en ella la pregunta. Para que hasta los chicos pequeños puedan pensar y admitir.





“El regalo de los reyes magos”
 O Henry. Traducción libre (y precios) de Abel Giménez ,
 definitivamente embellecido por María Wernicke 
Calibroscopio

Un cuento hermoso y clemente. Conocido. Un clásico que esta versión de Abel Giménez honra y profundiza. Un magno homenaje al amor, el amor de pareja.

Todo lo que ella tenía era su preciosa, larga, sedosa y brillante cabellera. Él cuidaba la herencia exquisita de su viejo reloj de bolsillo, engarzado en piedras preciosas. Eran pobres y se amaban. Fiesta de reyes y nada de dinero. ¿qué hacer?. Ella llegará a casa con trazas que con pericia casera convertirá en unos rulos prietos y una hermosa cadena para el reloj. Él, con los bolsillos vacíos –ya no tendrá vergüenza de consultar la hora en ese precioso mecanismo sujeto en una fea correa de cuero- y un precioso juego de peinetas de puro carey… para una melena que ya no existe…

Lo que vuelve renovadamente hermoso este viejo cuento, es esta re escritura fresca, de hondo sentido filosófico que apela a nosotros, los lectores, que nos invita a mirar, a reflexionar…logro de Abel, y este clima intimista de María cuando dibuja el barrio pobre, la ciudad con sus tentaciones, ella, clon su delicada cabellera, él y su elegancia. Ambos con sus dudas y sus maravillosos y definitivos gestos de entrega. El amor, mientras afuera nieva con callada clemencia.

Nadie debería privarse de tanta preciosura.






“El Criador de dragones” 
 Fernando de Vedia    Poly Bernatene 
 Primera Sudamericana
Fran encuentra una lagartija en el parque. Es chiquita. Nada sabe de reptiles. También encuentra a Abril, por quien muere…no se le ocurre qué decir…solo le sale “lagartija”. ¡Ay! ¿qué pensará la nena más hermosa que haya conocido?. No tiene demasiado tiempo para lamentos. Hay que esconder al bichito: en casa no se permiten alimañas. Y esta crece,crece,crece…

La esconde en el baldío de la vuelta. Justo cuando Abril acude con información sobre lagartijas, la suya se transforma en un ser enorme, con grandes alas, que escupe llamaradas… No hay tiempo para estupores tampoco.

De pronto se ven enganchados a las patas de Ungo –así llamó el nene a su “mascota”- y a una increíble aventura que transcurrirá en una isla ¡¡¡de dragones!!!! e involucrará a un científico oscuro, vengativo y bastante fuera de sus cabales.

Si logran huir es solo por el arrojo de su dragón, y porque otra enorme criatura azulada con una mancha roja entre los cuernos arriesgará la vida por los tres…

La maravilla aterriza en mitad de la noche en el barrio, en la casa de Fran…y parece más increíble que toda esta aventura de alas, fuego, vuelos y garras.

Un Fernando de Vedia pleno otra vez.  Pero si tienen miedo a las lagartijas…¡ni se asomen!






“La leyenda de Guillermo Tell”
 Adaptación de María de los Ángeles Gordella Ilustraciones de Arnal Ballester 
 La Galera Popular

Antes, decir ¡qué acierto poner en manos de los niños libros de tan buen formato, tapas duras, con lomos telados, hojas de buen gramaje, bien diseñados, ilustrados, a un costo tan accesible! Pone en esta calidad de soporte la buena literatura clásica, con adaptaciones LITERARIAS, que ni podan ni ensombrecen los textos originales, sino los ponen al alcance de la infancia, con un lenguaje amigable, pero no ñoño, con bellas imágenes y metáforas que nutren la imaginación y convidan a leer, hasta el final.

Ahora sí: hace mucho mucho mucho tiempo, cuando Suiza organizaba su geografía, padecía la tiranía de un gobernante déspota y cruel. No solo se quedaba con lo mejor de las cosechas, violaba e invadía. Humillaba por puro placer.

En el medio de la plaza central de Altdorf, donde tenía su castillo, hizo clavar una estaca en la que enganchó su sombrero, para que todos lo reverenciaran.

Acertó a pasar por ahí Guillermo Tell con su hijo mayor. Guillermo era famoso por su coraje, su fuerza, y por la puntería fulminante de sus arco y sus flechas. Había invitado al pueblo a defenderse con las armas de labranza, a levantarse contra la opresión, en el momento en que empezaron a arder fogatas en lo alto de cada montaña…

Iban departiendo y olvidaron la reverencia. El déspota, presente en el lugar, sometió a Tell al más temible de los castigos: probar su puntería. Debía voltear una pequeña manzana colocada sobre la cabeza de Gualterio.

El niño no tuvo miedo. El padre sí. Todos conocemos la leyenda. Destaca el valor del pueblo y la legitimidad de su lucha contra la opresión. ¡Qué lindo recordarla en esta versión tan bien logradas, donde destacan la luminosas fogatas de la libertad de los hombres!






“El tambor de Bruc”
 VersiónMitus Stampa Ilustraciones Jordi Vila Delclos 
La Galera Popular

1808. El poderoso ejército de Napoleón cruza Los Pirineos y llega a Cataluña. El pueblo clama por su independencia. Isaías es apenas un niño. Quiere colaborar. Cuando el alguacil convoca a formar un somaten de hombres del vulgo, pretende alistarse –ha ido a escondidas de su atribulada madre- pero lo envían de regreso a casa. En una de las oficinas del ayuntamiento ve un tambor grande y brillante.

Cuando los bravos defensores parezcan rodeados, en lo alto de la montaña empieza a resonar un tambor que con su fuerza y brillantez, confunde al invasor…

Una bella leyenda, que enciende de orgullo y de valor cívico. Los chicos adorarán la sabia tozudez del pequeño Isidro.





“Rapunzel” 
 Adaptación de Frances Bofill Ilustraciones de Joma 
 La Galera Popular

Una versión bastante extraña del cuento recopilado por los hermanos Grimm.

Rapunzel no es hija de reyes, sino de una simple mujer que moría por comer rábanos del huerto de una bruja malísima. Su solícito esposo trepó un día y otro para obtenerlos, hasta que la bruja lo descubrió y le dijo que podía llevarse cuantos rábanos quisiera, siempre que estuviera dispuesto a entregar su primer vástago. Habían intentado tanto tiempo tener un niño sin lograrlo, que no dudó en ceder al arbitrio de la perversa.

Y sin embargo…nació una niña, bella y dulce. La bruja hizo cumplir la promesa y para que su tesoro no pudiera escapar, lo encerró en la torre que conocemos.

Hubo larga trenza que sirvió de soga, hubo príncipe y visitas, como sabemos.

Cuando la bruja descubre que Rapunzel traiciona su confianza, la destierra a un desierto salobre. Espera al príncipe y echa la trenza que cortó a la infortunada. Lo acorrala y él se lanza al vacío con tanta mala suerte que se le clavan espinas en los ojos, y queda ciego.

Así va por el mundo…Llegará a un desierto.

Leelo, porque hay sorpresas argumentales que se conocen poco. Las ilustraciones son otro acierto en este libro de tapas duras, lomo telado, precioso.





“La sirenita” 
 Adaptación de Oriol Izquierdo Ilustraciones de Max
 La Galera popular

Celebremos a esta Editorial de Barcelona que ofrece material de tan exquisita factura para poner en manos de niños y jóvenes los clásicos consagrados de la Literatura.

Una maravillosa versión del cuento de Andersen, de la que cualquier niña se enamorará por la simple belleza de sus textos y la delicadeza de sus ilustraciones. Lo digo yo, que a menudo desapruebo “versiones” y “adaptaciones”.

Magníficas imágenes del bello reino en que viven la pequeña princesa y sus cinco hermanas mayores, una abuela que las cuida y las anima a descubrimientos y exploraciones. Todas pueden salir a la superficie, cumplidos los quince, para ver la riqueza del mundo bajo el cielo…

Así va creciendo el suspenso, la curiosidad de la pequeña, que escucha los relatos de sus hermanas. La abuela ignora la tragedia que se avecina cuando la peina y la corona con lirios blancos y perlas, y le cuelga ocho ostras blancas en la cola.

No sabe que decirle que los hombres mueren antes que los habitantes del mar y que sus almas van a las estrellas, en tanto ellas pueden vivir trescientos años y después convertirse en espuma de mar no detendrá el corazón enamorado de la niña con cola de pez. No sabe que estará dispuesta a renunciar a su bella voz, la más cautivante del reino azul, que por tener dos piernas y caminar hacia el amor podrá tolerar el dolor de cuchillos clavándose en las plantas de los pies…

La muchacha, cuando sucede lo que conocemos, recibirá la solidaridad de sus hermanas que se desprenden de sus sedosas cabelleras para romper el hechizo. Puede salvarse…hay un recurso para recuperar su condición de sirena…pero no…será espuma…será más si llegás hasta las páginas finales de esta hermosa aventura ilustrada con primor, con predominio de azules y tonos de cielo y arena. Para cualquier edad. 





El hermano rico y el hermano pobre” 
Adaptación de Joles Sennell Versión castellana de José D. Pastor Cañada Ilustraciones de Jordi Vila Delclós 
La Galera Popular

Bien por este rescate de cuento tradicional letón. Esta vez, con la gráfica cuidada propia de la colección, ilustraciones sugerentes, una narración “con moraleja”, aunque no es una fábula. Relato para aleccionar. Dos hermanos van al mercado de Riga para vender su cosecha anual. Uno, muy rico, traslada sus productos en una recua de mulas lustrosas ricamente enjaezadas. Vende sus granos al instante y debe cambiar su pequeña faltriquera por una gran bolsa para guardar su dinero.

El otro lleva pienso y un poco de lino en un viejo caballo. Desfallece ofreciendo lo que tiene, y en el ir i venir, le quitan caballo y alforja.

Recurre a su hermano rico, que le da la pequeña bolsa vacía.

Desesperado el pobre emprende el regreso. En un espeso bosque encuentra algo así como un enorme fantasma, que dice ser su DESGRACIA. El buen hombre lo desafía a hacerse cada vez más pequeño. Cuando la desgracia se hace del tamaño de una avellana, la toma, la encierra en el monedero y se deshace de ella en el lago de un molino.

Su suerte cambia de súbito, y la vida se recompone. El hermano rico no soporta el curso que toman los días del pobre, y le pregunta qué hizo para burlar un destino de miseria.

Con toda buena fe, el hermano pobre le cuenta de su encuentro con el espectro…¿qué hará el codicioso hermano rico, en su afán de acrecentar su fortuna?.

De una vieja tradición de encerrar a la Muerte, al Mal, a la Miseria, en una versión afortunada.





“Maleducada” 
 Silvia Schujer 
 Ed Santillana Lo que leo


Siete cuentos. Uno para cada grado de una trayectoria escolar. Hay cosas simpáticas con las que uno no puede menos que conciliar: el buenazo, el gordo pesado, el aplicado que ni fu ni fa, la “bocha” comprensiva, los del montón que no se destacan porque…Eso :¿por qué?. Porque hubo -hay- rigideces, juicios, prejuicios, normas indiscutibles

– solo discutidas por algún atrevido que paga con ninguneo o “paso al costado” su osadía- que velan, ignoran, cuestionan, castigan la sana diversidad.

La escuela de los años sesenta que aparece en estos cuentos es una escuela oxidada, verticalista e insulsa. Hay guiños para la sana rebeldía, pero son los de la autora que cuestiona un sistema que apenas se ha lavado un poquito la cara antes del nuevo maquillaje. Los de los chicos, sobre todo los del montón, a quienes “lo que establecen las costumbres” (el reglamento) jamás se les va a permitir la luz propia.

Feo leer y recordar algún perfil conocido o sufrido. Menos mal que hay las que refrescan, ponen en tela de juicio, abren puertas, tienden puentes, aún acá, en el reino de lo “sabiamente instituido”.

Para que lo leamos chicos, papás y maestros. Y que nos dé vergüenza primero y ganas de algo distinto después.



¡Ah! Podés elegir si lo querés en rojo, amarillo, verde, azul. Parece un “cuaderno único”, con forro a lunarcitos blancos y su correspondiente etiqueta (y las anotaciones que uno le hace a la tapa, cuando la clase es un poquito aburrida)





“Seis hombres” 
  David Mc Kee 
 Libros del zorro rojo

Seis hombres marchaban en busca de un lugar para vivir. Cuando lo encontraron, construyeron, cultivaron… y se hicieron ricos. Entonces tuvieron miedo y erigieron una alta torre de vigilancia. Pero había que subir , bajar y perder tiempo. Contrataron seis soldados. Nadie asediaba. Temieron que los soldados –que se estaban poniendo gordos y perezosos- olvidaron cómo guerrear. Les ordenaron ganarse el sueldo asolando territorios. Los soldados avanzaron, diezmaron, conquistaron. Del otro lado del río, los que no se consideraron vencidos ni lo entregaron todo, se organizaron también.

Hubo dos grandes ejércitos, midiéndose.

La guerra en realidad fue consecuencia del aburrimiento, y fue definitiva, hasta las últimas consecuencias. ¿Quiénes quedaron en pie? ¿para qué?



Una gran metáfora de las miserias y las ambiciones humanas. Un bello libro, inquietante en su capacidad de síntesis, una gráfica impecable para destacar la estupidez de la codicia, para retratar el dolor del vasallaje, la angustia del abandono del lugar elegido. Todo en pocas páginas sugerentes y convidantes.






“Uno y otro” 
María Wernicke
 Calibroscopio

Un majestuoso homenaje a la diversidad, a la libertad de pensamiento, a la tolerancia, al universalismo. Tantos grandes conceptos , pensados para los chicos. Un ingenioso juego con los pronombres…UNO, OTRO, NADIE, TODOS, ALGUIEN… Unos y otros podemos abrir cabeza y corazón. Alguien puede sugerir puentes de encuentro con gestos, con palabras, con intervención del BUEN ARTE.

Un álbum que convendría no pasar por alto. Recorrerlo y recorrerlo, porque siempre se encuentra algo nuevo, tierno y maravillosamente presentado Polisémico y fantástico. Por eso lo pueden leer y mirar mirar mirar los grandes grandes y los chicos chicos. La Fantástica proponiendo ALTRUSIMO, EMPATÍA, APERTURA. En blanco sobre negro, en negro sobre blanco, para que despacitamente entren color y sugerencias, propuestas de luz y encuentro.




“Aprendiz de dragón” 
 Liliana Bodoc Martín Morón 
 SM Barco de Vapor 
serie Blanca

Milo es frágil, flacucho y transparente como una hoja de papel. Por eso no puede seguir el vuelo de la bandada de dragones. Sus alas cansadas caen caen caen, justo a los pies de Roco, que se sorprende, sí, pero reacciona al toque recordando la recomendación de su tía Marieta…

“Con el libro adecuado

Problema solucionado”

En las tres semanas que restan para el regreso de los grandes dragones, guardadito entre las hojas de “La ciencia del vuelo”, Milo aprenderá a…mmm. No es suficiente con saberes teóricos. Entonces el volumen “Historia de la valentía”. Milo es aguerrido pero las alas valientes no logran sostenerlo. Milo supone que faltó el ingrediente más importante…desarruga su ilusión y lo cobija en “Mis mejores hechizos de magia y otros asuntos”.

Mi voluntad los acompaña hasta acá… Los dejé en el campo, dispuestos al intento definitivo… ¿podrán?.



Sumergite en esta aventura, así como el dragoncito se metió en los libros. Milo es encantador, optimista y querendón, y Roco…no hay palabras para hablar de la dimensión de su ternura.






“Hay un monstruo debajo de mi cama” 
 Liliana Cinetto  Lucía Mancilla Prieto  
del Naranjo  Col. Luna de azafrán


Él monstruo llegó con el relámpago Nº 10. El nene pudo verlo debajo de su cama con el relámpago Nº 11. Era pequeño, peludo con los dientes torcidos. Estaba aterido de frío y de miedo, así que mejor no avisar a mamá, que no creía en monstruos, ni a papá, que se quejaba de que un día lo iban a matar de un disgusto, ni al hermano mayor, que lo podría poner en un frasco para analizarlo, ni al hermanito menor, un bebé que podría morderlo, pobre.
Lo primero fue cobijarlo. Una media sucia (total el monstruito olía a repollo podrido), darle de comer: galletita mordisqueada, chicle usado…
Ahora bien: ¿cómo mantenerlo oculto y a salvo de la furia de limpieza de los sábados, al cobijo del ansia experimental del hermano mayor, a resguardo de los dientes del hermanito, lejos del sobresalto de papá? ¿eh?
De no creer cómo la presencia de un monstruo que mamá asegura que no existe, mejora la vida del nene, que es el del medio, y por eso las liga todas…chiquito para esto, grandote yapara aquello; o sea, el que recibe todas las reprimendas, como suele suceder.
Te lo recomiendo, y eso que soy HERMANA MAYOR, PRIMOGÉNITA…de las que fue usada como modelo para todos los que vinieron después, y  resultaron ser unos cuantos. Para apapacharse de ternura, seas el del medio, el gurrumín o el que tiene que andar dando el ejemplo.


“Elmer y el gran pájaro”  
DavidMc Kee  
Grupo Editorial Norma

Cuando en la selva apareció ese gran pájaro, petulante y de mal genio, las pequeñas avecillas convocaron a Elmer a la caverna adonde se habían guarnecido, temerosos por la amenazas del recién llegado.
Elmer, que además de colorido y bromista  era ingenioso y creativo, tuvo una GRAN idea. Para eso precisó la ayuda de Wilbur, el elefante a cuadros en blanco y negro, su primo ventrílocuo, y la festiva complicidad de todos los amigos.
¡Ja! Creo que el gran pájaro deberá probar su propia medicina.
Un despliegue de gracia, y buenas lecciones de vida.




“Elmer y la tía Zelda”  
DavidMc Kee  Grupo 
Editorial Norma


Wilbur saca del divertido juego –escondidas- a Elmer, y le recuerda el compromiso de visitar a la vieja tía Zelda. Está viejita y sorda. Va  a ser fácil reconocerla: ¡tiene preciosos dibujos de rombos en rosa y magenta!.
Tía Zelda sea mudado desde la escarpada pendiente a una planicie con lago, donde pueden visitarla sus amigos y donde puede verse reflejada en el gran espejo de agua junto a sus atentos, pacientes (hay que ver las confusiones que se arman con la sordera de la tía- y particulares sobrinos..
Uno pondrá su cuota de alegre tolerancia, otra la gracia de sus juegos de voz, y ella sus a veces hilarantes consejos, producto de una larga vida de trompa y caminatas…






“Simi Tití mira el mundo”  
Liliana Bodoc – Viviana Garofoli  
Grupo Editorial Norma  
Col. Buenas Noches

La selva tiene cáscaras de banana para patinar, hamacas, el yo-yó del viento, trencitos de escarabajos…tantas cosas para divertirse. Pero no. Simi Tití quiere verla desde un par de anteojos. Los modernos de su hermano, o los de su mamá, tal vez los del abuelo. A pesar de las advertencias de mamá acerca de usar anteojos ajenos, un día se apodera de todos los de la familia y decide desobedecer por orden de jerarquía.
Oh, con los del  hermano ve una selva melenuda de colores. Con los de mamá, que es maestra den la escuela del nogal rojo ¿qué ve?... Ay, los pesados anteojos del abuelo le muestran … Estuvo mal desobedecer. Tuvo un poquito de vergüenza, y por suerte unas cuantas ideas que descubrirás si acompañás a Simi desde la secuencia de robarse anteojos ajenos.
La selva de Liliana-que es la de Simi- es genial, así que el paseo va  a estar lleno de aventuras. En mayúsculas, para no precisar anteojos de nadie…


“La noche de las estrellas” 
 Douglas Gutierrez  María Fernanda Oliver
  Ediciones EKARÉ  
Col Ponte Poronte

El hombre entretenía con gozo los días: tejía canastos. Cultivaba el huerto, cuidaba sus animales. Pero llegaba la noche. Impenetrable. Negra.
 Cierta vez la increpó, triste, y ella, que acababa de tender su toldo oscuro le dijo que la luz quedaba justo detrás, y que no podía evitarlo.
Otra noche, cerrada y ciega como tantas, el hombre se subió a la montaña y presionó con el dedo el manto tenso que ella había terminado de extender…hizo el primer agujerito por el que se vertió  brillante la luz atrapada. Otro, otro, otro…Habían nacido las estrellas.
¿Qué habrá hecho el hombre para que nuestro cielo tuviera tantas siluetas de luna?.


Un álbum precioso, satinadito de azules y negros, jaspeadito de luces y astros, lleno del canto del trabajo, los quereres y los sueños.



La otra orilla”  
Marta Carrasco 
 Ediciones EKARÉ 
 Col Ponte Poronte

El río murmura constante mientras la mamá trabaja y la niña juega junto al agua. No debes mirar la otra orilla, y jamás cruzar el río…hay un poblado allá. Son distintos. Vagos y bochincheros.
Mientras la nena peina su cabellera larga y oscura con la peineta de huesos, desde el otro lado se eleva un brazo, hace señas. Ella sonríe, y saluda.
A la semana siguiente hay una sorpresa en forma de bote, sujeta a una larga larga cuerda. DUM  DUM, el corazón de la niña negra sobre la corriente, cuando desapareció el sol y retumbaron los truenos.
Las tibias manos del niño cobijaron y guiaron. En el poblado esperaba la familia: extraños, despeinados y rubios, gente curiosa que hablaba a los gritos y la invitó a la mesa. 







“Los equilibristas” 
 Nicolás Scuff  Pablo Picyk   
Edelvives


Filisberto, Adalberto, Rigoberto, Humberto y Cloroberto vivían en un carromato junto a su mamá, petisa y pelirroja, porque su papá había decidido cruzar el mundo a nado, y por ahí andaría, -eran equilibristas y recorrían los pueblos con su espectáculo LOS HERMANOS BERTO, hasta que llegaron a un circo, y se sumaron al elenco. Ahí –todos- se enamoraron de la mujer barbuda. Se desvivían por ella, y ella miraba lejos, nostalgiosa. Es que estaba enamorada de Carlitos, el hombre bala, que había desaparecido hacía unos días (parece que lo lanzaron demasiado fuerte).
El amor de los Berto era generoso. Encabezaron la patrulla de búsqueda. No solo encontraron a Carlitos, atascado en la ventanita de un molino. En pleno campo hallaron…¡ay! ¡la fuerza del destino!, Me muero por contártelo, mirá. Solo una cosa: final con fiesta y suspiros y un montón de acrobacias circenses. ¡Delicioso!




“En la soguita de un verso” 
Cecilia Pisos  LauraMichell  
del Naranjo  
Col Luna de Azafrán


En la soguita de un verso Cecilia y Laura cuelgan el zapatito de Cenicienta, la ropa lavada de los siete enanos. Pulgarcito salta salta, a ver si la alcanza. Rapunzel trenza con versos su cabellera, y él, resbala, se desliza hasta el suelo. ¡Ups! Enredado y enredando el versito encuéntrala rueca que durmió a Bella…¡Delicadísimo!
¡Qué te cuento!. Poemitas breves de versos cortitos, llenos de musiquita e imágenes, que se enlazan con hadas. Gigantes, enanos, brujas, calderos, dragones, que con pericia, alegría y encanto dibuji-pintó-diseñó Laura.






“Cómo funciona la maestra” 
Susanna Mattiangeli  Chiara Carrer  
Calibroscopio


Hay maestras lisas, enruladas, claras, corta, largas, a rayas, cuadriculadas…  gordas y flacas. Guardan adentro ríos, montes, números, que después van poniendo dentro de los niños. Algunas hablan en voz baja, otras, gritando. A veces tienen voces que cambian, y si las escuchamos vemos dibujitos y canciones.
Cuando la maestra se enoja…todo se detiene. No se logra dividir nada, los ríos no corren…TIERNÍSIMO.
La maestra, vista desde los ojos, la altura, la dimensión de un niño… de  la de quien dejó atrás los pupitres, aulas, maestros, y retornan a los abrazos y los lugares queridos.
Enamora de ingenuidad, encanto , tibieza este álbum que se mensura con la medida de la gratitud.





“Un chico diferente” 
Ricardo Gómez 
Edelvives   Aladelta    Verde


Samuel es un  chico diferente. Tiene obsesión con los números –lo tranquiliza pensar en primos, contar de 35 en 35, hacia arriba y hacia abajo, pensar en dimensiones, hablar de números, es lo suyo), no tolera que lo toquen y con él mejor observar cierta distancia. En su clase hay otros dos niños distintos, pero no son como él. Tiene  una psicóloga que le ayuda a mirar el mundo y a amigarse un poco con él. Es ella, Adela, quien le regala el cuaderno para que escriba lo que le pasa, lo que piensa de lo que le pasa, las cosas que le gustan y las que  le parecen fatales. Es quien lo anima a hablar de sus miedos y le cuenta que ella también tiene los suyos.
Samu tiene un tío especial, Luis, que navega por el mundo y le ha regalado la cámara con la que obtiene fotos de cosas y seres que proyectan tres sombras.
Su fijación con las sombras le provoca el incidente en que conoce a Mar y tina, su perrita, que salen todas las noches indefectiblemente a las 23:55.
Quiere mucho a sus abuelos, que saben guardar secretos y jamás lo condenan. Está aprendiendo a mantener a raya  a MoAb, el monstruo  que logró colarse junto a sus cajas de cosas interesantes cuando se mudaron. Todo es difícil con MoAb asediando en la zona oscura, pues lo obliga a pensar y hasta a hacer cosas feas, peligrosas, prohibidas.
Menos mal que también está la chica de negro, que parece un poco bruja pero resulta ser una excelente compañera de aventuras.  Tanto, que la deja tomarlo de la mano y salvar la distancia de 35 centímetros que les ha impuesto a los demás,  tomar iniciativas y compartir su afición por las fotos…y por los secretos muy muy secretos.
Una mirada calentita para los que muy livianamente a veces etiquetamos de “disfuncionales”, “raros” , “excéntricos”, olvidando que  cada ser es un cuenco de sentimiento, pasiones, quereres, dolores, experiencias y miradas.



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