De reparar yerros...

De cuando se necesita el perdón...
De salvar la vida narrando...
De sueños que alumbran vidas...
De cuando los débiles se valen solos (o casi)

Para botar barquitos líricos
“La biblioteca de los libros vacíos”
Jordi Sierra y Fabra
LIBRESA
Col Mitad del mundo
Cuando el
jefe de estación, camino a casa, tarde en la noche, descubrió aquello, no pudo
menos que asombrarse. Insólito. Había que llamar al intendente, Benjamín
Eulate, su amigo, aunque para ello hubiera que interrumpir un partido de futbol
de la tele. Aquello, en plena oscuridad, era sobrecogedor. Había que
consultarlo con los concejales, convocar al pueblo. Tomar alguna decisión…”HAY
QUE LLAMAR AL MINISTERIO. AL DE CULTURA”.
El relato de
la situación inquietó de tal manera que enviaron un emisario. Un viejo filólogo
se presentó, observó la envergadura de la desgracia, acarició las letras
exánimes y, sin dudar, con pena y rabia, diagnosticó, brusco y certero:
INCULTURA. Y se marchó.
El pueblo
quedó ahí, confundido y azorado. Todas las letras, de todos los libros –los
tesoros, los incunables…-, se habían desprendido, como hojas secas. Ahí estaban…formaban montañas que se movían
al arbitrio de los vientos en la
biblioteca, cerrada por más de un año, desde que la vieja Virtudes se jubiló,
de puro aburrida de esperar lectores.
“Incultos”.
Benjamín Eulate desfallecía de pena y de culpa. No hallaba salida. Margarita,
la hija, quiso hacerse escuchar, pero…Finalmente, acudió una noche a la biblioteca–munida de una linterna,
abrigo, ropa oscura y otras vituallas-, y sigilosa y anhelante, probó. Pensó
ideas, abrió un libro –blancas y silenciosas sus hojas tristes-, eligió letras
–no importaban tamaño, color,
tipografía, sino solo que fueran fieles al pensamiento de la nena: ahí
quedaron, impresas, contando el mundo que escribía Margarita.
La primera
noche lo hizo sola, gloriosa y descubiertera. Después sumó a sus amigos. En
muchas casas los chicos dejaron de ver televisión y se retiraron temprano a sus
cuartos. En el viejo edificio los libros empezaron a llenarse de misterios,
aventuras, lírica. Hubo novelas, relatos, versos. Las letras, a la mano,
jubilosas y obedientes.
¿Qué habrán
pensado los papás que , alertados por la mamá de Margarita, hallaron que las
camas de sus retoños estaban vacías?. Descubrilo atreviéndote a leer esta
magnífica nouvelle. Hacelo, no vaya a
ser que a nuestros libros también se les sequen las letras, por falta de
cariño, caricias, lectura. Vas a saber cómo pueden los pueblos restañar sus
yerros y sus culpas. Que si nada vuelve a ser lo que fue, puede ser lo que
queremos que sea, si nos escuchamos unos a otros, si nos animamos.
Desde los
diez. Muchas letras para jugar y acomodar.

De cuando se necesita el perdón...
“Diente de león”
Mónica Rodríguez
Edelvives
Aladelta Verde
XXII Premio Aladelta 2011
Manuel la encuentra fortuitamente
durante una visita a un amigo, en el hospital. Los ojos grises y apagados, la
tristeza, sus manos menudas le traen desde lejos el recuerdo de otros ojos,
otra tristeza, otra vulnerabilidad: las de Mirta, ojos malva, menudo velados de una melancolía que Manuel
pudo entender tarde. Por eso toma la mano huesuda de Nicolasa, y empieza a
contar lo que estuvo escondido, muy adentro.
Día a día, siempre que no lo precisaran su
nieta Paloma, o su hija, que tiene que hacerse cargo sola de su pequeña
familia, Manuel acude a la cita, al borde de una cama de hospital, para lograr
perdonarse.
Porque lo que recuerda son los
eventos de una estadía –después supo que no eran vacaciones, sino manera de
ponerlo a cobijo- en la granja de unos tíos, cercana a una pequeña aldea española de la posguerra. El bosque,
umbrío. Poderoso, inquietante, y ahí, Mirta, menudita, dueña de saberes sobre
árboles, senderos, duendes…
De salvar la vida narrando...
“Cuentos de las mil y una
noches”
Compilación y versión Gustavo Roldán
Edelvives
Col “Hilo de palabras”
Después de contarnos cómo, cuándo
surgen estos lindos relatos que engarzará la bella Scherezade para salvar su
vida, contando uno por noche, a su despechado esposo, Gustavo desplegará su
ingenio tanto en la elección de los cuentos, como en la presentación, con una
lengua ágil y ajustada al clima, a la época, al escenario de los que provienen.
La sabiduría, las argucias, las elecciones de vida que finalmente compartiremos
desde nuestras peculiaridades culturales, con otros pueblos y etnias del mundo.
No se puede menos que celebrar la
decisión de la editorial, que desde esta colección convoca a las mejores plumas
de habla hispana a elegir relatos procedentes de diversas etnias, y
presentarlos con su personalísimo estilo.

De sueños que alumbran vidas...
“Las lagartijas no vuelan”
María Cristina
Ramos Saúl Oscar Rojas
Primera Sudamericana Col. Los caminadores
Soñaba volar, la lagartija. En las
rondas matutinas donde se quitaban colgajos del sueño, las compañeras le decían
“las lagartijas no vuelan”. Pero es que ninguna había inventado la luna.
Ninguna amaba las alas y los cielos. Lo intentó una y otra vez balanceándose desde el algarrobo más alto,
desde el tamarindo…Cuando el pichón de paloma cayó cerca de su rincón, lo cuidó
hasta que mamá vino por él. Entonces le confió su anhelo a la paloma. Ella le
secreteó cosas, y la lagartija persistió en la búsqueda. Cayó muchas veces y
lastimó su piel de aceituna, su pancita verde, hasta que sus patas aprendieron
a dibujar alas en el aire.
Un cuento tan hermanado con la bella
lírica, tan tibiecito, tan experto en anhelos. No puedo menos que recomendarlo,
como cada propuesta de la querida y entrañable María Cristina Ramos.
De cuando los débiles se valen solos (o casi)
“La chuña y el zorro y
otros cuentos”
versionados con gracia inenarrable
por Laura Roldán Ilustrados con genio
Por Horacio Gatto
Longseller
Acá, viejísimas historias que seguramente escuchamos o tal vez leímos
en algún libro de lecturas. Pero tan bien vueltas a contar, con la gracia de
ahora de Laura Roldán, que de contar sabe tanto pues que escuchó muchíiiisimos
cuentos de papá Gustavo Roldán y mamá Laura Devetach (de hecho Laurita fue
quien animó a su papá a recordar los viejos relatos del fogón chaqueño, cuando
escribir se transformó en urgencia para sobrevivir), que no puedo menos que
recomendar este volumen con entusiasmo nuevo.
De la astucia de los débiles para
salvar el pellejo y burlar a los poderosos. De las argucias para lograr
objetivos con trampitas pero sin maldad. ¡Y qué geniales las ilustraciones de
Horacio Gatto, que dibuja zorros, tigres, monos y yacarés con la gracia de
haber escuchado tantas veces esos cuentos.
En este universo la garrapata puede
vencer en la carrera al velocísimo ñandú. Y el zorro mostrarse más sagaz que el
tigre. Y la palomita más rápida de entendederas que el tramposo del zorro. El
monito puede reírse un rato del tigres, y el yacaré, tan potentes ellos. Mirá:
acá aprendí por qué el Martín pescador se empeña tanto en atrapar peces
brillantes, y cuándo perdió el silbo de agua y cielo que tenía . ¡Formidable!

Para botar barquitos líricos
“Ver llover”
Germán Machado Fernando de la Iglesia
Calibroscopio Col. Líneas de Arena
Destacado ALIJA 2010
Preciosos, sentidos, furibundos,
acariciantes. Poemas de la lluvia, del huracán, de las gotas suavecitas. La
lluvia que lacera los pies descalzos del niño en una noche de invierno. La
lluvia gris que desdibuja la esquina de la cuadra. La que golpea alegre los
techos. La que agujerea la mirada. La que se cierne sobre las espigas, amarilla
y jubilosa. La lluvia que queda, suspendida en poesía y misterio en las
telarañas “colgando como arcoíris/ en rincones que titilan/ como leves
candilejas”.
Un álbum sedoso, texturado, parcelado
en colores---blanco, negro. Azul, rojo, amarillo, violeta. Partido en tiempo de
huracanes y dolores y en tiempo de canciones de cosecha y gracia. Bello,
mojadito. Agradecido. Para chicos no tan chicos, para grandes. Para la casa,
para la escuela. Para leer en la plaza y en una esquina desdibujada de lluvia y
neblina.
De sostener los sueños
“Una mano”
Virginia Piñón
Calibroscopio
Bellas fotografías y una invitación.
A veces la vida golpea. Duele. Uno busca ser otro. Enmascararse. Rendirse.
Aislarse. Pero… Recorrelo. Te habla a vos. No importa que seas pequeño,
adolescente, adulto, anciano. A vos, que siempre podés brindarte oportunidades.

De la sagacidad que salva el pellejo...
“El corazón del mono”
Inno Sorsy Irene Singer
Calibroscopio
Un volumen precioso, y unas cuantas
lecciones para andar digno por la vida. Un buen lema “solo el que prueba
conoce”. Irene Singer se dio a la tarea de traducir el texto de Inno, y de
convertirlo en esta joyita que podés tener entre tus manos.
Ya se sabe,. Son sagaces los monos.
Este se construyó un refugio en un mango, al borde del río. Adoraba los mangos.
Esperaba a que maduraran, jugosos y anaranjados, y se los comía, satisfecho.
Abajo, en el río, nadaba y nadaba un
cocodrilo. No era feliz. El mono dijo que cualquiera fuera el motivo de su
tristeza, seguro desaparecería apenas saboreara un mango. “No creo que me
gusten” arguyó el infeliz. “Solo el que prueba conoce”. El cocodrilo probó el
primer mango y nació una amistad.
Un día, el cocodrilo volvió a
sumergirse en tribulaciones. Cuando el mono quiso saber la causa, el amigo le
contestó que su reina estaba muy
enferma, y él debía marchar. No quería irse solo. Convidó al mono convenciendo
a su vez con eso de “solo el que prueba…”. El mono, aterido de terror, con los
mejores mangos para obsequiar a la familia de su compañero, subió al lomo
filoso del cocodrilo, que emprendió un viaje sigiloso que consiguió relajar al
pasajero. Mas a mitad del trayecto, incómodo,
Cocodrilo se atrevió a develar el motivo de la travesía…
Vendrán momentos decisivos, más
confesiones y un clima de inquietud y prisa envolverá río, paisaje y
protagonistas. Un enigma que tenés que
descubrir con el gozo de quien se come un mango henchido de luz y dulzores.
De la justicia...la justicia
“Maqueta”
Iris Rivera Luciana Fernández
Calibroscopio
Una pequeña joya gráfica y literaria.
Jugada y reflexiva. Para pueblos a veces sumergidos en la pobreza, el oprobio,
el olvido. Para que sepan que se puede, porque siempre hay quien sale a flote y
convida a otros.
Anselma era de corcho. Tenía vecinos
de celofán, de cartón, de tela de arpillera, de miga, de papel glasé.
Diversidad, le dicen. Eso sí: todos vivían en casitas de cartón, de cajitas de
remedios, de maderitas blandas, a orillas del río, en suelo de arena. Había un
puentecito de alambre.
Cuando vino el agua, se lo llevó
todo, todo lo hundió. Solo Anselma y los vecinos de corcho pusieron q salvo lo
que se pudo, y los vecinos.
El rey y sus ministros, que siempre
estaban lejos y altos –en la cima vivían- quisieron condecorarlos después de
repartir algo de cartón para que ellos mismos, los vecinos de cartón y
cartapesta reconstruyeran el pueblo. Condecorarlos con medallas después de la
refundación. ELLOS iban a refundar. Para eso tenían que bajar un poco. Y por
eso pasó lo que pasó.
Maravilloso y duro. Crudo y
memorable. Bello en su desasosiego.

De cuando alumbran los sueños...
“Un amigo para siempre”
Marina Colasanti Rodrigo
Folgueira Traducción de María Teresa
Andruetto
Calibroscopio Col Líneas de arena
Una historia conmovedora. Real. La
del escritor angoleño Luandino Vieira,
un ser extraordinario que luchó incansablemente por la independencia de su
país, y por eso pasó tantos días en el lugar de estos hecho, pudo domesticar un
pájaro, así como el principito alguna vez domesticó un zorro.
Un hombre está preso en una celda
gris. No permite que nadie vea la
sonrisa de su alma cuando lo dejan salir al patio, que a él se le antoja un
jardín, porque hay árboles que proyectan sombras juguetonas en el suelo, y sol,
tan necesario para soportar el rigor ceniza del encierro.
Al principio el hombre lleva un
libro. Lee. Pero decide que mejor llevar un pan, partirlo y masticarlo poco a poco, para
volver a convertirlo en trigal en el recuerdo…Así descubrió al pájaro, deseoso
de compartir migas.
Fue un largo y paciente trabajo de
días y meses conseguir disminuir la distancia entre hombre, migas y ave. Fue
una conquista que el pájaro rojo de ojos redondos llegar a la punta de los
zapatos del hombre preso.
Fue gloria que comiera de sus manos.
Entonces los otros cautivos quisieron dominar un pájaro. Ninguno lo consiguió.
Por eso, ese ser alado único que comía
trigales en la mano de un ser solo libre en sus pensamiento, fue de todos.
La apoteosis fue cuando la miga
estuvo entre los dientes del prisionero, y el pájaro bajó a comer esa sonrisa. Pero un día, las alas no
llegaron. Tampoco lo hicieron el otro, ni el siguiente. El hombre, desolado,
quiso justificarlo. Imaginar que buscaba mejores migas, que construía su
nido…que lo atraparon, como a él.
Cuando la tristeza fue gris y
rotunda, pensó “el pájaro fue en busca de un destino”. Eso lo alumbró para
preparar sus días de libertad, lejos ya de aquellos muros que quitaban luz y
osadía a sus mañanas, y esperanza a sus noches.
Qué cuidada edición. Qué elección
acertada en tonos y ambientaciones. Un pájaro de libre vuelo, junto a un hombre
transparente y claro, que lo espero, lo nutre, se nutre.
De tan lejos, con mirada fresca...
“Los sueños de la Bella
Durmiente”
Florencia Gattari
SM
Col. “Hilo de palabras”
Una versión particularmente hermosa,
personal, delicada, diferente, del cuento tradicional que conocemos. La
princesa duerme en un pequeño cuarto de la torre, ahí, junto a la vieja rueca.
El príncipe va tras una obsesión, una inquietud. Descubre que los espinos que
obstaculizan su marcha no se vencen con espadas. Que debe dejarse pinchar, y
avanzar con paciencia, para que cada espina se transforme en flor…Encontrará
una niña despeinada. Querrá protegerla. Cuando todo despierte, será el ciprés
el rey de los jardines. El almendro será el más hermoso, pero el más amado será
el espino, que amparó un sortilegio y permitió que los que se buscaban pudieran
encontrarse.
Una versión
que elijo entre mil opciones…Tras el hilo de esa búsqueda, invito a ir hacia
territorios de hermosura, con el príncipe y eso misterioso que lo convoca.
Del derecho al juego y al tiempo libre....
“Renata toca el piano, estudia inglés
etc. etc”
Ramón García Domínguez
Edelvives
Aladelta Azul
Mamá Maribel decidió que se iba a
llamar Re-nato o Re-nata, porque el bebé se había empeñado en vivir, después
del accidente. Renata iba a cumplir todos los anhelos que nunca pudo
cristalizar su madre- Por eso tenía que ser concertista de piano, viajar por el
mundo –y para eso, claro, aprender inglés-… una cosa trajo la otra. Debía tener
modales, buenas posturas, además de
solfear.
Renata se las arregló para hacerse
amiga de Loles. A mamá le preocupó esa amistad nada más enterarse que no solo
no tenía madre…no iba a la escuela, y el papá ¡el papá era teólogo!
¿Cómo hacía la niña Loles para
aprender inglés? ¿eh? ¡Cómo, para tener al barrio entero detrás de sus juegos,
sus sutil sabiduría. Para tener taaaaaanto tiempo para hacer NADA?. Cuando
Renata, que no tiene tiempo de jugar de día, empieza a plegar papeles, saltar a
la rayuela, jugar ¡sonámbula!, por las noches….debe sumar una actividad más a su
ajustada agenda: IR AL PSICÓLOGO.
Ahí Loles, con su sensatez, su
sensibilidad, su naturalidad, para dar la pista.
Mamá deberá visitar el teólogo,
porque…¡ay, lo que viene!. Deberán intervenir papá Manolo y su hermano gemelo,
el tío que es investigador privado, que adora a su sobrina.
Te prometo diversión, sorpresas,
oportunidad para la reflexión, bastante ironía para defender el derecho de los
chicos a jugar, jugar, jugar. Esta novelita es en realidad para leer con los
papás, a ver si se acuerdan de sus necesidades de niños…
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