“Los niños cantores “
Elena Alonso Frayle
EDELVIVES
Aladelta Verde
( XXVI Premio Aladelta)
Dos maneras de amar la música, en dos períodos de la historia, hermanadas, tal vez por la coincidencia, o por la coincidencia en el cultivo de ese amor.
Días difíciles en Austria –anexada ya al avasallante imperio alemán-, en 1939, cuando Gustav es admitido entre los niños cantores de Viena. Su vida da un vuelco venturoso. Pronto una gira mundial que la declaración de guerra contra Hitler detiene en Australia. Ni Gustav ni los demás podrán retornar a casa. El maestro es detenido y deportado. Los niños seguirán cantando, puestos al amparo de familias de acogida…
Nacho, lejos en el tiempo, está triste. La familia se ha mudado de barrio y tiene muchas dificultades para encontrar su sitio en la escuela, en este nuevo lugar de Madrid. Los papás creen que el regalo de cumpleaños va a ayudar: un precioso petirrojo cantor…Nacho quería unas zapatillas y una camiseta de su club.
Encerrado en su cuarto es que descubre que el pajarillo no solo canta, sino que aprende lo que el niño propone. Lo llamará Amadeus, y será el más tibio de los amigos
Una pena que mamá no lo deje ir a su cuarto cuando llega la tía Ele, esa reliquia llena de puntillas y modales antiguos que le pellizca los cachetes, y habla habla habla las tardes de domingo, que es cuando llega de visitas.
Un día día la tía mencionó a los niños cantores, y a la mamá se le ocurrió mentar a Amadeus y las pequeñas clases de Nacho…Que Ele invitara a un concierto de los niños cantores, de gira por Madrid, fue el primer paso. La anciana confesó que la música no le interesaba demasiado, que quería ir porque había leído la curiosa historia de los chicos vieneses que no habían podido retornar a casa, a partir de la noticia del reencuentro de Gustav Schlapper con sus padres, en Melbourne, veinte años después de la separación forzosa.
Ese concierto abrirá la jaula de un empecinado encierro, porque ahí Nacho descubre a Eli, su compañera de grado. Eli comparte pasiones con ele y Nacho. Facilitará el encuentro del niño y su petirrojo con los chicos de la escuela.
Ele se permite soñar con un viaje a Australia, cuando sbe que Nacho ha intentado un vínculo con Gustav, que ahora vive solitario y apartado en una residencia para ancianos, cerca de Melbourne.
Acá dejo que descubras cuántas evocaciones, cuánta ventura, cuánta tristeza, cuánta esperanza y cuánta gloria puede despertar la música. Cómo hermana tiempos y geografías, cómo acaricia soledades…las que se buscan, las que se padecen. Sonarán en tus oídos, seguramente, los acordes de “Si yo fuera un pájaro…Wen ich ein vöglein wär…” si vos también amás la libertad.
Dos maneras de amar la música, en dos períodos de la historia, hermanadas, tal vez por la coincidencia, o por la coincidencia en el cultivo de ese amor.
Días difíciles en Austria –anexada ya al avasallante imperio alemán-, en 1939, cuando Gustav es admitido entre los niños cantores de Viena. Su vida da un vuelco venturoso. Pronto una gira mundial que la declaración de guerra contra Hitler detiene en Australia. Ni Gustav ni los demás podrán retornar a casa. El maestro es detenido y deportado. Los niños seguirán cantando, puestos al amparo de familias de acogida…
Nacho, lejos en el tiempo, está triste. La familia se ha mudado de barrio y tiene muchas dificultades para encontrar su sitio en la escuela, en este nuevo lugar de Madrid. Los papás creen que el regalo de cumpleaños va a ayudar: un precioso petirrojo cantor…Nacho quería unas zapatillas y una camiseta de su club.
Encerrado en su cuarto es que descubre que el pajarillo no solo canta, sino que aprende lo que el niño propone. Lo llamará Amadeus, y será el más tibio de los amigos
Una pena que mamá no lo deje ir a su cuarto cuando llega la tía Ele, esa reliquia llena de puntillas y modales antiguos que le pellizca los cachetes, y habla habla habla las tardes de domingo, que es cuando llega de visitas.
Un día día la tía mencionó a los niños cantores, y a la mamá se le ocurrió mentar a Amadeus y las pequeñas clases de Nacho…Que Ele invitara a un concierto de los niños cantores, de gira por Madrid, fue el primer paso. La anciana confesó que la música no le interesaba demasiado, que quería ir porque había leído la curiosa historia de los chicos vieneses que no habían podido retornar a casa, a partir de la noticia del reencuentro de Gustav Schlapper con sus padres, en Melbourne, veinte años después de la separación forzosa.
Ese concierto abrirá la jaula de un empecinado encierro, porque ahí Nacho descubre a Eli, su compañera de grado. Eli comparte pasiones con ele y Nacho. Facilitará el encuentro del niño y su petirrojo con los chicos de la escuela.
Ele se permite soñar con un viaje a Australia, cuando sbe que Nacho ha intentado un vínculo con Gustav, que ahora vive solitario y apartado en una residencia para ancianos, cerca de Melbourne.
Acá dejo que descubras cuántas evocaciones, cuánta ventura, cuánta tristeza, cuánta esperanza y cuánta gloria puede despertar la música. Cómo hermana tiempos y geografías, cómo acaricia soledades…las que se buscan, las que se padecen. Sonarán en tus oídos, seguramente, los acordes de “Si yo fuera un pájaro…Wen ich ein vöglein wär…” si vos también amás la libertad.
“Matilde”
Carola Martínez Arroyo
Grupo Editorial Norma
Zona Libre
Matilde recuerda que papá, mientras la pasaba por el muro, le dijo “Te amo más que a nada en el mundo”. Ahora casi no puede recordar su rostro, su voz.
Tener que ocultar tantas cosas, inventar que papá está construyendo puentes acá y allá, y en casa, oir a hurtadillas lo que comentan la abuela pipa y mamá.
Viven en lo de la abuela desde que desapareció papá. Mamá se va temprano y regresa tarde en la noche. La abuela disimula su tristeza. A veces Matilde no puede contener la rabia.
Están solas. A veces vienen la tía Andrea y Hugo. A menudo, venía el padrino, hasta que un día vieron el titular en grandes letras, en primera plana: “Terrorista abatido”…El padrino, que le regaló el cariñosito para que la acompañara…Tampoco está ya la mamá de mamá, exiliada en México.
Tantas cosas que callar.
Que un día un desconocido pregunte en el barrio por Isabel , decide a la abuela: huir otra vez, por el muro de atrás. El “lexilio” será para Matilda, para Isa…al cobijo de los brazos de Margarita.
Chile y el desamparo de la dictadura de Pinochet. ¿Regresará Matilde cuando retorne el difícil cobijo de una democracia desnuda? ¿Puede superarse el dolor del desarraigo, la angustia de tanta pérdida
Otra novela para uno de los temas perturbadores que conviene no soslayar, porque hay que aprender y gestar herramientas para no repetir la historia desgraciada de nuestras naciones.
Matilde recuerda que papá, mientras la pasaba por el muro, le dijo “Te amo más que a nada en el mundo”. Ahora casi no puede recordar su rostro, su voz.
Tener que ocultar tantas cosas, inventar que papá está construyendo puentes acá y allá, y en casa, oir a hurtadillas lo que comentan la abuela pipa y mamá.
Viven en lo de la abuela desde que desapareció papá. Mamá se va temprano y regresa tarde en la noche. La abuela disimula su tristeza. A veces Matilde no puede contener la rabia.
Están solas. A veces vienen la tía Andrea y Hugo. A menudo, venía el padrino, hasta que un día vieron el titular en grandes letras, en primera plana: “Terrorista abatido”…El padrino, que le regaló el cariñosito para que la acompañara…Tampoco está ya la mamá de mamá, exiliada en México.
Tantas cosas que callar.
Que un día un desconocido pregunte en el barrio por Isabel , decide a la abuela: huir otra vez, por el muro de atrás. El “lexilio” será para Matilda, para Isa…al cobijo de los brazos de Margarita.
Chile y el desamparo de la dictadura de Pinochet. ¿Regresará Matilde cuando retorne el difícil cobijo de una democracia desnuda? ¿Puede superarse el dolor del desarraigo, la angustia de tanta pérdida
Otra novela para uno de los temas perturbadores que conviene no soslayar, porque hay que aprender y gestar herramientas para no repetir la historia desgraciada de nuestras naciones.
“¿Quién soy?” Relatos sobre identidad, nietos y reencuentros
Bombara – Singer / Rivera - Wernicke / Andruetto – Istvansch / Méndez – Bernasconi CALIBROSCOPIO
Una preciosa, sentida, cuidada, valiente propuesta de la gente de Calibroscopio que hermanó un escritor con un ingenioso, tierno, comprometido ilustrador, multiplicó esa hermandad cuatro veces y los puso en contacto con nietos que –recuperada su identidad- cuentan sus historias, sus vivencias, sus miedos, sus ilusiones.
Menudo trabajo escuchar testimonios tan íntimos y después crear un formato, un clima, una manera de contar desde cada particular estilo
Después del relato, otro, el del escritor confidenciando su experiencia: el encuentro, la elección, las emociones, y fotos de los seres reales, en sus vidas y sus identidades de ahora.
Los ilustradores –basta recorrer nombres para reconocer trayectorias- no necesitaron más que el poder narrador de sus trabajos, tan diferentes, tan asertivos, tan elocuentes desde sus visiones y sus técnicas.
Y un poco más, que Calibroscopio encomendó a Paula Bombara, que de este lacerante mordisco de la historia sabe, porque padeció su pérdida personal: algo sobre la historia de ABUELAS, su epopeya en la tarea de buscar nietos, y de las familias sumidas en el dolor de las dudas, en la gloria de los re-encuentros. No se puede menos ue celebrar este ÁLBUM BLANCO, reparador y luminoso.
Una preciosa, sentida, cuidada, valiente propuesta de la gente de Calibroscopio que hermanó un escritor con un ingenioso, tierno, comprometido ilustrador, multiplicó esa hermandad cuatro veces y los puso en contacto con nietos que –recuperada su identidad- cuentan sus historias, sus vivencias, sus miedos, sus ilusiones.
Menudo trabajo escuchar testimonios tan íntimos y después crear un formato, un clima, una manera de contar desde cada particular estilo
Después del relato, otro, el del escritor confidenciando su experiencia: el encuentro, la elección, las emociones, y fotos de los seres reales, en sus vidas y sus identidades de ahora.
Los ilustradores –basta recorrer nombres para reconocer trayectorias- no necesitaron más que el poder narrador de sus trabajos, tan diferentes, tan asertivos, tan elocuentes desde sus visiones y sus técnicas.
Y un poco más, que Calibroscopio encomendó a Paula Bombara, que de este lacerante mordisco de la historia sabe, porque padeció su pérdida personal: algo sobre la historia de ABUELAS, su epopeya en la tarea de buscar nietos, y de las familias sumidas en el dolor de las dudas, en la gloria de los re-encuentros. No se puede menos ue celebrar este ÁLBUM BLANCO, reparador y luminoso.
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