De llegar al territorio de la poesía...
De encontrarse y quererse...
Del primer amor...
De los sueños grandes grandes...
“Adentro de este dedal hay una ciudad”
Nelvy Bustamante Cecilia Afonso Esteves
Edelvives Aladelta Serie Roja
Poemas pequeños pequeños. Breves joyitas para que entren calentitamente al mundo de la lírica los que no se atrevieron antes, los que tuvieron alguna reserva, los que creyeron que la poesía es solo para seres especiales. Delicadas filigranas que enseñan a sentir de nuevo el simple viento que pasa; a ver ciudades escondidas dentro de los dedales, a acariciar al gato que se vuelve espuma o río repleto de peces; a mirar con mirada nueva un botón perdido, un barquito de papel congelado en un cordón de vereda… Frescos. De estreno. Así: “…La lluvia/ pintó lunares/ en la vereda…” “Una palabra rueda/ por la vereda/… con su jugo pinto/ versos callejeros/ en los paredones/ blancos de mi pueblo…
“Lila y Lali” Alejandra Viacava Nancy Brajer
Edelvives pequeLETRA
Lleno de los ruiditos entrañables de cuando Lila –que es grande, tal vez casi viejita- prepara madalenas para recibir a Lali, su amiga del alma. Onomatopeyas para el amasado, para el timbre que suena, la puerta que chirria, el BLA BLA de la charla, el TIC TIC de las agujas mientras tejen animadas al calor de la conversa hasta que CLAC!, se cortan las hebras y el discurso.
¡CHUIC!...¿qué habrán tejido Lila y Lali toda esa tarde tibiecita de encuentro?
Delicioso. Acá los ovillos, el lindo mantel de a mesa, las madalenas y cosas que dejo que descubras solo. Precisos collages de telitas y objetos. Es un pequeLETRAS en generosas mayúsculas, para compartir con los amigos, o con la abuela, esa que a veces te teje una bufanda o unas indas pantuflas… o un lindo cuento, la que te hornea exquisiteces, la que te mima y te dice a boca de jarro que no hay nieto-nieta como vos...
“Cereza y Kiwi”
Didi Grau Jimena Tello
Edelvives pequeLETRA
Kiwi es un indiecito guaraní. Sabe todo lo que un niño de su pueblo debe saber…menos tirar con flechas…es mala su puntería. Cuando todos tensan el arco, él va a pescar con papá y entonces ve a Cereza, que ayuda a mamá a juntar frutos. Se siente tan bien cuando ella le sonríe desde la orilla.
Pero llega la sequía y ya no hay río, ni frutas, ni nada. Kiwi teme que Cereza olvide sonreír. Por eso empuña el arco y tira hacia lo alto, y agujerea el nubarrón suspendido desde hace tanto. La nube se deshace en agua, en lluvia que hincha las frutas, en río, para navegar en busca de Cereza… Con la tibieza inexplicable del primer amor, que puede latir tan temprano, que necesitás las lindas mayúsculas grandotas de este pequeLETRAS para contarlo
“Un hambre de oso”
Heinz Janisch Helga Bansch
Edelvives Mini Álbum
Ben se levantó con un hambre de oso. La abeja le zumbó al oído “vete a las Montañas de la Miel”. Fue… El gato le informó, con sorna “Detrás del Lago de la Leche”…”Al lado de las Gigantescas Torres de Huesos”, fue la opinión del perro. “Justo detrás de Cien Montañas de Lechuga”, orientó sin moverse un ápice la tortuga. “Debes atravesar el Bosque de Zanahorias”, ubicó la liebre.
¿Le estarán diciendo que la Montaña de la Miel no existe, que como todo lo demás es un sueño, el mejor de todos?
A ver a ver si te animás a hacer esta búsqueda con Ben, y a encontrarte con tantos deseosos como él. Si tenés seis o siete, con un empujoncito de mamá, la abuela, la mae ¡podés!
De niños que solo aspiran a ser niños...
“Nina buena Nina mala”
Juliet Mickerburgh Anna Laura Cantone
Edelvives
Juliet Mickerburgh Anna Laura Cantone
Edelvives
Nina se portaba TAN bien. Todos encomiaban su buen comportamiento. Tan bien se portaba, que un día se cansó. Y decidió ser MALA. Empezó a desafinar, a sacar la lengua, a tener malos modales, a rayar paredes. Se lo pasaba genial. No la mamá. No la maestra. No la tía Emilia, que extrañaba esa sobrina de trato delicado… Cuando todos coincidieron en que Nina era una niña MALA, pues, se aburrió también de eso. Así que pensó en ser solamente Nina. Normalmente se portaba bien, era aplicada; casi siempre ayudaba en casa; a menudo tenía excelentes maneras…Vean si parece estar mejor metiendo las narices en este precioso álbum tan bien resuelto en todo sentido. Diversión ( y hasta reflexión) asegurada.
“Cinco arriba”
Victoria Pérez Escrivá Claudia Ranucci
Edelvives Co l Animaliadas
El partido lo perdían los pequeños…ardilla, grillo, lagartija, conejo. Los grandotes –que portaban el cartel “Ser alto es mejor”- aventajaban a rabiar. Cuando ardilla vio lo que mostraba caracol, subido a tortuga, trepada a armadillo: “SER PEQUEÑO TIENE SU VENTAJA”, se le ocurrió la idea. Uno sobre otro sobre otro empezar a ubicar la pelota en el cesto, para estupor de gorila, elefante, hipopótamo que ganaron, sí, pero no se llevaron los aplausos del público que vivaba entusiasta a los pequeños luchadores.
De la conveniencia de tener aliados, de conocerlos, del trabajo en equipo, de la confianza y la autoconfianza. De eso, ni más ni menos, parta que opines vos también. Para que te inventes tu propio cartel para enfrentar la adversidad. Desde los ¿siete?. Si sos más chiquito igual, montado a cocoyito de la abuela, el tío … como quieras
“La montaña”
Liliana Cinetto Vanina Starkoff
Edelvives PequeLETRA
Liliana Cinetto Vanina Starkoff
Edelvives PequeLETRA
Cuando la montaña que estaba solita cumplió nueve mil seiscientos treinta y ocho años, se cansó de solo pinchar nubes y hacerle cosquillas al sol. Decidió irse al mar. Sabía de él porque el viento la había traído su perfume de espuma y sal. Sabía –lo dijeron los pájaros- que era un cielo de agua, inmenso.
Allá fue, con su vestido marrón y su mantilla de nieve. ¡Estaba tan lejos el mar!
El vestido se le fue deshilando…la montaña se hizo chiquita chiquita, hasta que no pudo sostenerse en pie. Cuando empezaba a ponerse triste oyó un murmullo celeste y salado que la llamaba. Ella ya no era sino un puñadito de arena cuando sintió por primera vez la caricia del mar…
Lírica, extraña, de fresca belleza. De los buenos propósitos y la perseverancia, trata.
“Un bicho raro”
Paz Rodero José Morán Emilio Uberuaga
Edelvives Mini Álbum
Paz Rodero José Morán Emilio Uberuaga
Edelvives Mini Álbum
De tertulia estaba el camaleón cuando llovió un huevo que se partió. Salió un bicho raro que no sabía quién era. “Eres raro”, dijo la tortuga que le pidió ayuda para darse vuelta, porque estaba desolada, patas arriba . “Qué raro”, opinó el avestruz, que había demandado que el extraño lo ayudara a liberar su cabeza de un agujero. Mmmm…raro, exclamó la serpiente, calva y sin patas, pero como el bicho le había caído simpático le dio un consejo –antes había escuchado alertas y recomendaciones de todos- : “no te rindas jamás”.
Cuando caía el día y bicho raro seguía sin saber quién era, enarbolando aquello de “no te rindas jamás”, sucedió…
Una larga lluvia de huevos. En cada uno, un bicho raro…
Todos cargamos una peculiaridad que nos distingue y nos singulariza ¿no te parece?
Bello por donde se lo mire, y lleno de seres particularmente extraños y perseverantemente alegres. Desde los ocho, a no dudarlo.
“Plaga de ratones”
Helga Bansch
Edelvives Mini Álbum
Helga Bansch
Edelvives Mini Álbum
La señora Sommer está indignada. Ya no hay forma de dar guerra a los ratones. Perforan todas las cajas, hacen agujeros nuevos al lado de los que ella tapa para contenerlos. Se comen todo, menos el veneno porque los graciosos hacen caquita justo a la vera de los granitos tóxicos. Se compra un gato, tan chiquito que tiene mucho miedo a los ratones…a TANTOS ratones.
Ya está. Se muda a la ciudad, a una cuarta planta sin un solo ratón. ¡Ay! El gato y ella se sienten solos. Van a la plaza, a dar de comer a las palomas y las ardillas, que la pasan tan mal en el invierno…ups…¿y sus ratones, cómo pasarán los fríos…? ¡IDEA!. Valijas y retorno a la granja.
¿Cómo zanjará ahí sus disputas y entuertos?. No te pierdas este pequeño álbum lleno de “INSTANTÁNEAS” de ratones bailando, tejiendo, meciendo cunas, cargando valijitas, colchones, libritos y acordeones tamaño ratón. Divertido, desopilante y TAN tierno.
De fantasmas y sustos...
“Tres fantasmitas”
Pippa Godhart AnnaLaura Cantone
Edelvives
Edelvives
J aja. Tres fantasmitas alardean –en verso y en rima- de cuánto y a quiénes asustaron ese día. Mientras comen tostadas con mantequilla , cuentan… Yo asusté a unos monstruitos que aprendían a leer…yo a unas brujas que se pintaban los labios… a un ogro feroz, alto como seis encinas.
Ahora deciden asustarme ¡a mí!, que los pongo a temblar como flanes…¡ya verán cuando lleguen a casa y los agarren sus papás!!!
Desopilante. Divertido y tan tan bien “ambientado”. Hay que ver a los fantasmas presumiendo… y asustándose, al ogro amenazado, a los papás ¡¡¡enojadísimos!!! A esta altura del enfado ¡chau rima!!!. Ejem …¿usarán pijamas los fantasmas? Desde los cuatro a los noventa y cuatro, si es que no te amilanan los fantasmas, claro.
Para jugar y jugar
Iris Rivera Claudia Deglioumini
Edelvives
Érase un pajarito que gustaba de escuchar. Escuchaba cancioncitas de las que sabemos todos de las que no sabe casi nadie. Cancioncitas alegres y pegadizas. Un día volvió a su casa y pasó lo que pasó cuando le entró la picazón de cantar. ¡Uy!... se le mezclaron las letras y capaz que también las melodías. Yo no sé. Averiguá en este álbum precioso, paquete, divertido, convidante. ¡Pucha esta Iris, qué ocurrente! -suerte que Claudia tuvo preparados tintas, pinceles, crayones, papeles…
De vidrios empañados...
"Tarde de invierno"
Jorge Luján Mandana Sadat Edelvives
Jorge Luján Mandana Sadat Edelvives
Otro Álbum. Hermoso. Sugerente. .festivo a su lírica manera. Una nena contempla la ciudad desde la ventana empañada. Hay la luna de afuera, y la que dibuja ella en el vidrio… para ver a la madre que viene y hade abrazarla justo cuando la niña ensanche la luna para que quepan las dos en el encuentro. Poquitas palabras y mucha imagen para dar cuenta dela tibieza de esta espera, del calorcito del encuentro.
De inocencias y amores
“Perra lunar”
Florencia Gattari Viviana Bilotte
Edelvives PequeLETRA
Florencia Gattari Viviana Bilotte
Edelvives PequeLETRA
Por dos días la tuvo la nena. Apareció justo después de los fuegos artificiales, los farolitos de luz y los estruendos de la Noche Buena. Y en su collar decía “Luna”, y unos numeritos. Por eso la nena la quiso enseguida: ¡una perra lunar!!. Seguro vino en uno de esos farolitos. Y que en la luna las calles no tienen nombres, solo números y códigos.
La nena tiró muchos mensajitos con su gomera. Hacia arriba, bien arriba los tiró : “La Luna está acá, y se quiere quedar”.
La mamá insistía “es una perra perdida de por acá nomás”. Dale con eso…Vinieron a buscarla a la Luna. Unos vecinos, decía mamá. La nena está segura de que vio la nave por ahí cerca. Se la llevó. Apero qué orgullo, la perra lunar.
Tierno. De la inocencia generosa de los chicos. De su mirada fresca y esperanzada. Qué linda Luna, con sus manchitas como cráteres, como continentes lunares sobre ese blanco luna. En grandes mayúsculas, para los valientes que empiezan a leer solos
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Jugar y brincar....
“El libro que canta… vuelto a cantar por Yolanda Reyes”
Yolanda Reyes Cristina López
Alfaguara
Yolanda Reyes Cristina López
Alfaguara
Una pequeña joya para que la poesía entre a casa y empiece a acompañar el dulce tiempo de la espera, la buenaventura de la crianza, los primeros juegos inscribir versos y retahílas en el cuerpo. Poemas y nanas de autor -Yolanda entre ellos- y canciones de cuna, de nunca acabar, rondas para jugar que vienen de lejos en el tiempo y la geografía.
En festiva sucesión, ordenada por capítulos precedidos por bellas reflexiones de Yolanda, ese ángel delicado y sabio hecho mujer que escribe, sueña, enseña, desde ·”Espantapájaro Taller”, su linda iniciativa de promoción de la lectura y el juego. Infaltable en la biblioteca de la familia que nace.
Con suavidad de terciopelo
"La farolera que no tropezó”
Liliana Cinetto- Tomás Campos
Salim Ediciones Col Amaranta 7.8.9
Liliana Cinetto- Tomás Campos
Salim Ediciones Col Amaranta 7.8.9
Liliana debe estar bailando en puntas, como una fina bailarina, como una princesa, de pura alegría. Porque acá, en este libro chiquito y cadencioso, primero reunió no solo todas las nanas, cancioncillas de sortilegio, copitas más o menos conocidas con que nos acunaron, nos celebraron y tal vez nos asustaron a nosotros, nuestros papá, abuelos y tátara, sino que puso al alcance de nuestras manos, nuestros oídos, nuestra ilusión, cantares que nos suenan nuevos y frescos, de distintos lugares del mundo. Los puso cobijaditos, “en el fondo”. Porque nos abre esta propuesta luminosa con versos enrulados, tibios, misteriosos, juguetones de “factura propia”. Elige palabras que alumbran, las teje con hilachas de luna, con espuma de nube, con lucecitas de estrellas, para mimar por igual a piratas y princesas, para hermanarlos en un mismo poema; para celebrar el trabajo prodigioso de la araña; para que festejemos con la piel, los ojos, todos los sentidos, la pequeña gloria de las madrugadas, los cielos limpios, las estaciones del año… para que pongamos un mirada limpia sobre tesoros inasibles de la infancia: el cerco, la bicicleta, el amor a la bandera. Para acunar a bebés, maestras y abuelitos (y a sus alumnos, y a sus nietitos).
“Una familia para Rodolfo”
Vera, Claudia y Nora Hilb
Alfaguara Infantil
Webeando fue como Rodolfo vio esa infinidad de imágenes de lobos y decidió que quería conocer a su gran familia del mundo. Por eso se fue al Ártico, donde lo esperaba una familia de lobos blancos. “¡Es más que evidente, todos somos parientes!” –concluyó feliz. Se quedó unos días. Hacía demasiado frío. Antes de irse ¡click!: foto para el álbum. Después se fue a Roma, a visitar a la loba que seguía cuidando a Rómulo y Remo. La notó fría, pero pensó que era por su gran responsabilidad. Era pariente, así que ¡click!, antes de marchar, en bici, a Francia, a conocer el lobo de Caperucita, que lo atendió preocupado, porque ahora eran dos para el banquete. Caperucita tuvo la amabilidad de ¡click! (Rodolfo salió mucho más chiquito que su pariente). Por mar, a visitar a otros familiares, los lobos marinos. Parecidos no eran. Simpáticos sí, pero…demasiados empujones, demasiado alaridos. Un pingüino sacó la foto y Rodolfo enfiló para el gran final: Ciudad de Lobos. ¡Oh! ¿Ahí qué pasó?. Bueno, te acompañé hasta acá. Seguí vos , porque se viene lo mejor del gran periplo de Rodolfo, que nunca dejó de sentirse en familia.
Desde los siete, para enternecerse, ovillarse y después desovillarse de risa y diversión.
“La casa de Rodolfo”
Vera, Claudia y Nora Hilb
Alfaguara Infantil
Vera, Claudia y Nora Hilb
Alfaguara Infantil
¡Auch!. Una gran piedra tapa la cueva de Rodolfo. No se la puede quitar. ¡Qué desconsuelo!. Los amigos –solícitos y amorosos- , ofrecen albergue. Ahí va, a lo de Osito Lavador que lava y lava todo el día. Hay que comer cosas mojadas y desabridas. “No gracias, ya me voy, ya me fui”. A lo de Conejo…¡oh, cuántos conejitos, traviesos, saltarines y molestos!. Ni regalo pudo dejar: eran demasiados. A lo de las cotorras, a su departamento cerca del cielo. ¡Tantas, cotorreando todo el día y gran parte de la noche!. Todo chiquito y mareante. A lo de Topo, que cavaba todo el día. La cueva central, amplia. Descansó dos días y medio. ¡Se cansó!. Salir de esos túneles apretados le dio claustrofobia. Probó en lo de Puercoespín…”no gracias, ya me voy, ya me fui”. Triste y desconsolado se sentó con un palito, a dibujar su desolación en el suelo. ¡A que no saben qué le salió!¡Qué entusiasmo!. Para lo que sigue, que es lo mejor, estarán todos los amigos otra vez!. Acompañalos, que hay gran tarea para compartir. Este Rodolfo, terco pero agradecido, siempre termina encontrando lo que busca. Es que anda siempre en la mejor compañía
De aquí y de allá... un picoteadito precioso
“Zapallo en flor”
Laura Roldán (compiladora)
SM Col Hilo de palabras
Laura Roldán (compiladora)
SM Col Hilo de palabras
Para jugar, divertirse, entretenerse, ¡cocinar!. Adivinanzas que no son las que conocés de cabo a rabo; dichos populares de esos que son tan sabios, productos de la observación y sagacidad de los pueblos; divertidísimas coplas y recetas de platos e infusiones bien nuestras. Un salpicadito bien tamizado de gracia, que se recorre con alegría porque…¡qué acierto las ilustraciones de Mariela Califano!
Para gente bien plantada en el contento…y para que los malhumorados vayan buscando timón.
Amor Dragón...
“Fuego de Dragón”
Canela FedericoCombi
La brujita de papel
Canela FedericoCombi
La brujita de papel
Vivían en la montaña, cerca del bosque. La dragona no estaba de acuerdo con que el dragón lanzara llamaradas y chamuscara todo. Y menos que le enseñara esas cosas a Dragoncito. El decía que se preparaba para esperar a los caballeros. Ella , que los caballeros ya no existían. Pero apareció uno, llorando a lágrima viva. Casi no tuvo tiempo de contar que estaba enamorado y se sentía abandona…porque ¡faaaaaaa! ¡la llamarada!. Quemó todo y tuvieron que saltar a las páginas de otro cuento. Ahí estaba la maestra, que leía a los alumnos la historia del dragón que chamuscaba, de la dragona que lo reprendía… El caballero desesperaba “esa, esa es mi princesa” . Y por ir tras ella a la escuela, se disfrazó de portero.
Vos dirás que es un poco raro todo esto. Que que dónde viven finalmente, que qué es eso de saltarse de hoja. Yo digo que así lo inventó Canela, que querés que le haga. Solo te cuento que Dragoncito también echa fuego por las fauces. Lejos del jardín –que es del portero y la princesa-maestra-, lejos de su mamá, y lejos del libro, que si se quema, no lo vas a poder leer
Y eso sí que sería una pena, porque es encantador. Un poco raro, pero lindo. Para abrirlo y hojearlo desde los seis, que es cuando uno se enamora de caballeros o de princesas (o de dragones o de dragonas).
“Así nació Nicolodo”
Graciela Montes Julia Díaz
Ed. Eudeba “Libros del Chiribitil”
Graciela Montes Julia Díaz
Ed. Eudeba “Libros del Chiribitil”
La Editorial Universitaria de Buenos Aires rinde homenaje al Centro Editor de América Latina, a los cincuenta títulos, los treinta y siete autores, veintitrés ilustradores, a las directoras de la colección “Cuentos del Chiribitil”, que ofrecieron una propuesta valiosa en un acto de verdadero coraje, en un tiempo oscuro del país, y pone en manos de chicos de hoy –treinta y siete años después-, los cincuenta títulos, en tiradas de a diez, para que volvamos a disfrutarlos, como entonces.
Los odos abundaban. Vivían en latitas de azafrán. Amables y laboriosos, jugaban al fútbol con arvejas, usaban zapatos redondos y flequillos largos. Papitodo, sin embargo, le alquilaba una lata de arvejas a odo Pancho. Era pintor de alma. Pintaba el mundo de colores vivísimos, o a cuadros o a lunares…
Un día, se sintió tristón y solo. Se fue por los caminos con ganas de pintar cada pastito de negro, y casi tropezó con una latita con cartel : “LENTEJAS- BOTONES CHICOS – CARAMELOS. TAMBIEN HAY PARAGUAS”. Entonces preguntó “¿tiene paraguas?”. Cuando se levantó la tapita, apareció Mamitoda, con el flequillo recién peinado. Papitodo se enamoró .Ella se miró los piecitos y controló su peinado. Enseguida se vistió de azul, se casaron y se mudaron. El sigue pintando y ella vendiendo cositas redondas. Un día, porque sí y porque se querían mucho, nació Nicolodo ( y después todos sus hermanitos)… Acá están, las latitas acondicionadas, los odos, preciosos con sus calcetines a rayas y sus zapatos redondos, el barrio, los buenos vecinos… la abu o los papi te lo pueden leer desde los tres. Solito desde los siete, me parece.
“Nicolodo viaja al país de la cocina”
Graciela Montes Julia Díaz
Eudeba Col “Los libros del Chiribitil”
Nicolodo vivía en el barrio de los odos, con hormigas, grillos y escarabajos. Trabajaba de mecánico y era amble y servicial –como todos los odos, por otra parte-. Con su llave inglesa y un destornillador reparaba las patitas y las alas a los escarabajos.
Un día se cansó. Pidió licencia en el taller y decidió visitar el país de la cocina, del que hablaban admiradas las hormigas.
Tuvo que cruzar la frontera de los rosales, atravesar el desierto del patio y ya casi entrada la noche, llegó. Todo era taaaan grande. Casi se arrepintió. Había una giganta enormísima –Cristina- así que se escondió detrás de los huevos. La giganta decidió hacer una tortilla de papas. Cuando llegó a la parte de romper los huevos, hizo como que no lo vio. Nicolodo respiró aliviado. Ella –amorosa- le preparó dos gotitas de leche y dos de agua, unas miguitas de pan y un cachito de mermelada y un trocito de lechuga, para que el pequeño visitante eligiera. El, solícito, prefirió el aguay la lechuguita, tan parecida a los pastitos de su desayuno. Cristina sonrió y con el dedo grandote pero suavecito, le acarició el flequillo. Era agradable la giganta. Nicolodo se animó, y después de comer se durmió en el fondo de una cuchara sopera.
Al otro día se despidió y regresó a casa. “¿Qué tal el viaje?”, le preguntaron las hormigas. ¿Qué habrá contestado Nicolodo? Leerlo y recorrer este jardín lleno de seres animosos y solidarios, para saber de Nicolodo, y del mundo de latitas
“Teodo”
Graciela Montes Julia Díaz Eudeba “Los cuentos del Chiribitil” Homenaje de Eudeba a los 37 años dela valiente apuesta del Centro Editor de América Latina
Graciela Montes Julia Díaz Eudeba “Los cuentos del Chiribitil” Homenaje de Eudeba a los 37 años dela valiente apuesta del Centro Editor de América Latina
Teodo era un odo tímido tímido. Vivía en una esquinita del jardín, se tapaba la carita con el flequillo que usaba largo largo y andaba siempre escondido tras una hoja de laurel. Habitaba como todos una latita de azafrán, pero la había pintado de verde disimulado, para mantenerla escondidita debajo de un malvón. Era educado y amable, y saludaba, claro, pero como era vergonzoso todos apenas oían ao ao ao.
No era carpintero ni albañil. No usaba mameluco ni gorro ni rastrillo. Pero trabajaba. Mucho. Todos lo veían apuradito, arrastrando un piolín, una tuerca, un botón… y lo escuchaban serruchar, golpetear, rasquetear.
Un día, sobre la latita puso un cartel: “INVENTODO”. Los curiosos se arrimaron “¿inventodo?” “¿qué inventás, Teodo?”. Pero el pobre solo dijo ao ao ao. Se puso nervioso nervioso…por suerte también se le ocurrió una idea: sacar sus inventos.
¡Uh! ¡los vieras!. Magníficos y útiles; multicolores y funcionales.
Claro. Para verlos y probarlos con las hormigas, grillos, caracoles, sapos y mariposas, vas a tener que leer justo hasta la página de las máquinas maravillosas. Un libro blandito blandito. Todo suave, como Teodo
“Por qué los elefantes prefieren jugar a la mancha” Silvina Rocha - mEy! Pequeño Editor Col “Panzada de letras”
Todos juegan a esconderse. Cuenta el ratón. La abeja elige una caja de fósforos; el gato, un piano…¿y el elefante? ¿el ropero?...mmmmmm…Le cantan piedra libre. Si cuenta él, todos se ocultan. Logra descubrir a la abeja asomada en una flor, pero 1 2 3 4 …todos TODOS encuentra un lugar que los hace invisibles… menos ¡ay! El elefante.
Delicioso. Ver cada personaje y cada escondite. Ver las expresiones del elefante. Leer un poquito ¡tooodo en mayúsculas!. Leer los números –prolijitos y en orden del 1 al 13- y morirse de risa, desesperación y ternura.
Ruth Kaufman – Cristian Turdera
Pequeño Editor Col. “Panzada de letras”
A partir de la conocida nana “arrorró mi naña / arrorró mi sol…” nace esta delicia. La niña no quiere dormir y sale a buscar en el barrio quién juegue con ella . Nana para gatitos insomnes, porque duermen los chimangos, duerme el yacaré. Lechuza y Búho aún están despiertos…los monitos sueñan en su gran altura…
¿Dormirá la niña arrullada por tantas nanas nocheras? De terciopelo, plumitas, luna, estas nanas para nenes y bichitos. Para peques. Para mamás que necesitan hacer dormir a los remolones.


De la magia de la música
“Olivia y el violín”
Silvina Rocha Vanesa Zorn
del Naranjo
Silvina Rocha Vanesa Zorn
del Naranjo
Olivia tiene un violín. Quiere que él la vuelva hacia adentro, a recorrer paisajes ni siquiera soñados. Quiere que le haga estallar el corazón. Anhela que haga fluir sus lágrimas, limpias y emocionadas. Pero el violín está dormido. Ella lo toca. El, se queja y ronca. Ella le cuenta lo que espera. El calla…
Hasta que un día ella pulsa el arco, acaricia las cuerdas, lo mece, lo abraza, le canta con las manos una canción que no se escucha…y surgen sonidos de agua y selva, y nace un tiempo distinto. Olivia es su violín. El violín es Olivia.
Una pequeña joyita engarzada en el territorio fecundo y receptivo de la Literatura. Para que los chicos aprendan de cómo nace la música, esa “misteriosa forma del tiempo”. El estilo, los tonos, la elección del diseño acompaña los textos, etéreos y convocantes.
Protocolo y ceremonial...
“Nube de corazón”
Cecilia Pisos – Pez –
La brujita de papel
Cecilia Pisos – Pez –
La brujita de papel
Para la princesa FlordeRosa los lunes son complicados: son todos de fiesta, y las doncellas empiezan temprano con la ceremonia de afeites y atavíos…enjuagarla con rocío de jazmín, trenzarle el pelo con luciérnagas, alcanzarle calzones ¡de jazmín!. Habrá que responder a tanto esmero con bueno modales, delicadeza, atenciones y una danza final con elegancia de cisne. Pero ¡ay fatalidad!. La princesa sufre un pequeño accidente –escatológico- que termina flotando elegantemente para salvar la situación, como un pequeño corazón de nube rosa, el que da título a este libro.
Todo relatado en verso rimado, de esos que deleitan y dan gozo. Pez dibuja un princesita preciosa, una corte lujosa, unas doncellas y amas de lo más variadas en semblante, figura, presencia y galanura. ¡Vaya encanto que uno no se cansa de leer y de recorrer en detalle una y otra vez!. Desde los seis, disfrute para muuuucho rato, muchos meses, muchos años.
Mundo Ogro...
“Todos los ogros”
Cecilia Pisos – Esteban Alfaro
Atlántida
Cecilia Pisos – Esteban Alfaro
Atlántida
¡Ay, qué delicia y hasta me animo a decir qué ternura estos ogros…terribles, tremendos algunos! . Todo en versitos con rima para que te enteres de cuántas clases de ogros hay, y qué tareas tienen: del polo, de las cenizas, de las tormentas, de la arena, del fuego, de la sombra. Ogros que se enojan, que tienen citas con ogras (es que se enamoran, como cualquiera, nada más que llevan ramitos de espanto para sus amadas), que cocinan manjares, que se beben un río o se comen un campo de trigo. Con decirte que hasta me resultó simpática la terrorífica “Maldición de ogro” con que se despide la infinita varieté ogresa de este libro, te digo todo. Y las ilustraciones –imprescindibles porque si no uno ni se los puede imaginar-…¡puf!, la mar de talento y de aciertos. Para divertirse infinitamente. Hasta para conmoverse y echar alguna lagrimita ogra.
De enamorarse...
De amores finalmente correspondidos...
“Fonchito y la luna”
Mario Vargas Llosa Marta Chicote Juiz Ed. Alfaguara Col Mi primer
No sabe Fonchito, que vive en Lima, con un cielo por lo común nublado y cansino, cómo hacer para besar la mejilla de Nereida, que tiene esa larga cabellera azabache, esa piel blanquísima –de seda, piensa él- esos grandes ojos negros y nariz respingadita. Es que ella le ha dicho “sólo si me bajas la luna”. Y Fonchito encontrará dos de las pocas noches de luna blanca y redonda… mas ¿cómo hacer para dejársela a Nereida tan cerca de los ojos y de las manos?. Lleno de inocente hermosura. Terso y tierno, con ilustraciones que acompañan un primer amor purísimo. Te lo pueden leer desde los cinco. A probar solito desde los siete.
“Mi padre fue rey”
Thierry Robberecht Philippe Goosens
Edelvives
Thierry Robberecht Philippe Goosens
Edelvives
El nene cuenta que tenía el mejor papá, que jugaban horas al escondite y a otras cosas. Pero un día vinieron unos señores y le ofrecieron ser rey. Oh!. Papá creció de forma increíble. Tanto que le construyeron un gran castillo adonde venían a consultarlo otros reyes. Mamá y el nene tenían que cuidar que nadie los pisara.
Un día, triste de no jugar, el papá quiso probar lo del escondite.” ¡Imposible!: eres demasiado grande… te descubriría al momento”. ¿Qué hará el papá con la corona?,. Leer este especial de Edelvives. Tapa dura. Lleno de preciosas ilustraciones (el rey es grande de veras, y el nene y la mamá chiquititos chiquititos). Una historia para leer con los papás, a ver si tienen tiempo para jugar con uno después de compartirla. Desde los seis o siete… y para siempre.-
No se pierde lo que se es...
“Tito malabarista”
Guido Van Genechten.
Edelvives.
Guido Van Genechten.
Edelvives.
Un álbum de tapas duritas, a todo color, con juegos oportunos en la tipografía para dar cuenta de la historia de Tito, el malabarista payaso, que un día perdió su nariz redondita y amigable. Además de ponerse tristón, hizo todo para recuperarla. Pero no, Intervendrá el dueño del circo para decirle que lo que importa es…bueno. Mejor encontrate con esta delicadeza donde descubrirás narices redonditas, cuadradas, triangulares… pelotas, juegos, malabares, y la risa dibujada del buenazo de Tito. Para seguir creyendo en la bondad del corazón… y en la maravilla.
“¿Dale?”
Iris Rivera Lancman Ink
Edelvives PequeLETRA
Edelvives PequeLETRA
¡Uh! Un pequeLETRAS con todas las letras para hablar de lo que pasa cuando dos nenes se ponen a jugar en su cuarto con esto, con lo otro y con su imaginación. Nenes como vos. Todo en mayúsculas y con maravillosas ilustraciones de un cuarto de juegos… los juguetes, las cosas que hacen de juguete. Desde los tres o los cuatro, ¿si, gurisitos?
"Que llueva...que llueva..."
“Constantino hace llover”
Ana María Machado
Edelvives. Aladelta rojo
Ana María Machado
Edelvives. Aladelta rojo
Constantino es un nene alegre y delgaducho. Su mamá lo llama Ojuelos…pero esos ojuelos ven tristeza alrededor, porque el lugar donde viven él y sus amigos está mustio, seco, desolado. Por eso a Constantino se le ocurre convocar a la lluvia con aquello de “que llueva que llueva”. Su vocecita no alcanza y acuden los amigos. Tampoco. Idean lo de los dibujitos, para que las nubes sepan qué apagado está todo…pero los dibujitos no llegan arriba, ni siquiera transformados en pajaritos. ¿Barrilete o pandorga? ¡No!. Habrá lluvia bendita, gracias a Constantino y… Bueno: descubrilo solo, que esta historia es una hermosura.
Diría que desde los siete. Ideal para abuelitos que miran el cielo para ver cuándo llueve.
Sentirse en casita...
“En casa”
Heinz Janisch Helga Bansch
Edelvives
Heinz Janisch Helga Bansch
Edelvives
Un libro álbum. Lustroso. Colorido. Encantador. Una gallina gorda y simpática imagina cómo sería su vida en otra casa. En la torre del reloj de la iglesia, en una barca, en el nido de un pajarito, en un árbol con huequito, en una jaula…¿Y si viviera en un castillo?...o dentro de un iglú…pero mejor entre las pajas calentitas de su nido, con su amoroso amigo Ratón. Para que los más chiquitos prueben leer un libro de pe a pa y pasarla bien, porque hay poco texto y muchísimas excelentes ilustraciones
“El nombre de José”
Lilia Lardone Claudia Deglioumini
Edelvives Aladelta Rojo
Lilia Lardone Claudia Deglioumini
Edelvives Aladelta Rojo
José está molesto. Empiezan las clases y todo va mal esa semana. La señorita Adela llama “José”… y no es a él a quien presenta. Reprocha. La seño dice “sí, vos sos José…José Miguel”. Si siempre fue José. Mamá admite que sí, que es José Miguel, que ella misma eligió ese nombre precioso.
Cuando llega Niurka, con ese nombre raro , y le convida una galletita tan rica, es que se le ocurre: trocará galletas por el uso exclusivo del nombre con el otro José. Pero el otro no consiente. Y la maestra insiste. Cuando llega la carga de arena y después la lluvia larga que casi la hace desaparecer, y sólo deja un montoncito, a José se le ilumina el alma: se deja mojar y mojar. Cuando llega a la maestra la alerta…”¿vio cómo me mojé?...¡no me voy a resfriar, pero me pasó algo raro…”
¿Qué será que pasó? ¿podrá este nene volver a ser “solo José”?. El relato es ágil y genial. Los dibujos… una terneza (el que más me gustó es el de José pescando en fin de semana con su papá en el muelle. Vos podés opinar diferente, claro)
Misterios para descubrir...
“La casa de mi vecino”
Alberto Pez / Roberto Cubillas
Edelvives Aladelta Serie Roja (Pequeños lectores)
Alberto Pez / Roberto Cubillas
Edelvives Aladelta Serie Roja (Pequeños lectores)
En este pueblo hay gente diferente, como en todos. Pero las casas son iguales. De madera y barro. Desperdigadas como piedritas, grises, bajo el llano. Se abren en verano, y el viento las refresca. Se cierran en invierno y el fuego las calienta. Todas, menos la del vecino. No se abre ni se cierra. No hay música ni viento. Todos conjeturan. El Juaquín, que ama comer, opina que es un depósito de delicias. Las viejas más viejas, las hermanas Ortiga, comentan que vieron monstruos, fantasmas y gatos negros encerrados. Don Poncho, que adora el mar que no conoce, está convencido de que dentro hay una gran gran barco. Quien narra esta historia arriesga “ hay un gran científico”.
Y tiene razón. Porque cuando pasa lo que pasa la casa se abre y… y bueno: podés leerlo, hojearlo, disfrutar de las casitas iguales, de la pinta del Juaquín, de Don Poncho y de las atrevidas ilustraciones que para lo que pasa imaginó el amigo de Alberto Pez, su casi alter ego Roberto Cubillas. Yo diría desde los seis. Lindo mismo.
Aventuras en la selva de Elmer...
Serie “ELMER” David Mc Kee Grupo Editorial Norma (“Elmer y la serpiente” “Elmer en zancos” “Elmer y el viento” “Elmer y Wilbur” “Elmer y el extraño” “El baño de Elmer” “Elmer y el osito de peluche”)
Elmer es un gran elefante…¡a cuadros y de todos los colores!. Tiene fama de ser muuuy bromista, y todos se cuidan mucho de no ser víctimas de su extraño sentido del humor. Pero también es solidario y un muy buen estratega. Si hay dificultades en la selva, se puede contar con sus excelentes planes. Con Elmer y con su primo Wilbur, que es también a cuadros, pero en blanco y negro…¡como un gran tablero de ajedrez!.
Seguilo y ganarás un GRAAAAN amigo. Los dibujos de cualquiera de los volúmenes son geniales, y del propio David Mc Kee.
de caprichitos y caprichosos...
Elmer es un gran elefante…¡a cuadros y de todos los colores!. Tiene fama de ser muuuy bromista, y todos se cuidan mucho de no ser víctimas de su extraño sentido del humor. Pero también es solidario y un muy buen estratega. Si hay dificultades en la selva, se puede contar con sus excelentes planes. Con Elmer y con su primo Wilbur, que es también a cuadros, pero en blanco y negro…¡como un gran tablero de ajedrez!.
de caprichitos y caprichosos...
“Elmer y el osito perdido”
David Mc Kee Grupo Editorial Norma
David Mc Kee Grupo Editorial Norma
Anochece. Elmer escucha un llanto lastimero. “Es que ha perdido su osito” –dice mamá elefante consolando su bebé. El bueno de Elmer le presta el suyo -¡todo a cuadritos!- y temprano en la mañana sale en busca del osito perdido. Todos los bebés duermen con su propio osito. Ya casi es de noche cuando Elmer –abatido- escucha “¡Auxilio! ¡estoy perdido!”. ¡Es osito! ¿cómo habla?. Ah!. Detrás está Wilbur, el imitador de voces.
Después de devolver a bebé elefante su compañerito de sueño y de recuperar su osito a cuadros, Wilbur comenta “¿no te preocupaba que bebé elefante quisiera quedarse con tu osito?...Tu osito es diferente. Es especial…”
Marchando adelante Elmer reflexiona. ¿Qué dirá?. Leer y enternecerse desde la mañanita hasta el atardecer.
“Elmer y el extraño”
David Mc Kee
Grupo Editorial Norma
León, Tigre y otros amigos alertaron: “Ha llegado un extraño… hace cosas extrañas… y no es feliz”.
Se habla de Canguro, que cree que no sabe saltar y debe participar en una competencia. Canguro rebota rebota rebota. Todos los llevan pum pum pum a la orilla del río y Elmer se “ fastidia”: “nos vamos a mojar los pies”. El extraño da un salto formidable y aterriza en la otra orilla, sin mojarse un dedo.
¿Cómo le irá en la competencia, si solo cree rebotar?. Sentate entre Elmer y los demás, que no te va a costar nada. Ah, Elmer sigue siendo a cuadritos de colores ¿eh?
“Elmer y Wilbur”
David Mc Kee
Grupo Editorial Norma
David Mc Kee
Grupo Editorial Norma
Todos los animales están inquietos. Es que llega wilbur, el primo de Elmer. Si él es todo a cuadros de colores, ¿cómo será el pariente?. No llega, pero empiezan a escucharse llamados de auxilio, con voz de tigre, de león ,de…¡ese es Wilbur! Pero ¿dónde está?
“¿Tu primo es a cuadros, blanco y negro?” ¡ajá!. Pues… es él… está atascado entre unas ramas.
¿Cómo lograrán bajarlo, si es tan bromista como Elmer?. Ja. El elefante a cuadros de colores tendrá una buena idea. Seguilo por su divertida selva y sabrás.
“El gato chino”
José Luis Olaizola
Edelvives Aladelta rojo
José Luis Olaizola
Edelvives Aladelta rojo
Martina es pequeña y tímida. Cuando aparece la gata rubia en el patio del colegio, deja de sentirse sola aunque la micha no la tenga en cuenta. La gata desaparece por unos días y retorna …¡con tres gatitos!. Uno especialmente querible. Martina ha decidido conquistarlo, y cuando lo logra, pide en casa “Quiero tener un gatito”, pero mamá dice no, porque los gatos arañan y arruinan los muebles. Es terrible, porque un día el gatito la sigue. Ella lo regresa a la escuela, que está cerrada. Se lo lleva escondido en la mochila para devolverlo al día siguiente… pero la gata y los hijitos ya no están. Así que Maritna carga día tras día con el minino, hasta que la señorita Alicia lo descubre y se ofrece para llevárselo su propia casa. ¡Oia!. La mamá de Alicia tampoco acepta gatitos. ¿Qué hacer?
Justo justo aparece el profesor de Ciencias Naturales –enamoradísimo de Alicia- y descubre que el michi es nada menos que un auténtico gato chino, prestigioso y digno de emperadores.
El morrongo tendrá casa y amigos entrañables en el patio de la escuela. Pero siempre será el gato chino de Martina y la señorita Alicia. A la nena le encanta tener un gatito “a medias”.
Un cuento peludito y tierno, con ronroneos por aquí y preocupaciones por allá. Para gozar desde los seis o siete, aunque uno no sea emperador chino. Especial para nenas y nenes tímidos y calladitos
“La carta de Tilín”
Gladys Mayo de Rubio Ayax Barnes
Ríos de Tinta Col. Huellas
Gladys Mayo de Rubio Ayax Barnes
Ríos de Tinta Col. Huellas
Un clásico clásico. Gráfica ingenua y texto transparente, animoso y optimista. Cundo a Tilín el duende dejen de sonarle los cascabeles de sus escarpines, precisará ayuda para que su mensaje llegue al zapatero, que vive lejos lejos. Acudirá a la ardilla, que llamará al conejo, que entregará al pajarito, que irá hasta la paloma, que convocará al gato… todos todos dibujan la recompensa en el sobre, para no olvidarla. Así el zapatero sabrá cómo hacer llegar los cascabeles nuevos… y nadie dejará de cumplir con sus promesas.
El valor de la palabra empeñada. Casi casi un libro álbum que es un precioso arcoíris de terneza. Con la inocencia de tiempos más lacios, menos mezquinos y menos urgidos por el ya y el ahora. Para leerlo desde la más temprana infancia hasta la más candorosa vejez
“Desde el corazón”
Graciela Pellizari Victoria Assanelli.
Cántaro Infantil Serie “Poesía con firma”
Graciela Pellizari Victoria Assanelli.
Cántaro Infantil Serie “Poesía con firma”
Idílicos y con saborcito añejo a “poesía de antes”. Hasta encontramos acá a la paloma blanca, sentadita en su limonero. Versitos de amor para ella y para él. Romancito de Azucena blanca y Picaflor. El tierno amor de la luna que ha perdido dedalito de plata, para que lo halle Grillo, y pueda quedárselo. Llanto de princesa preocupada por su príncipe, que se ha extraviado en corcel por sortear las tres pruebas por el amor merecer. Versitos del frío filoso y celeste y tibio regazo para que te acuestes. Vos elegís cuál y cuándo. Todo ilustrado en clarito y en pastel.
“Si tienes un papá mago”
Gabriela Keselman Ilustraciones de Avi.
Ed. SM El Barco de Vapor Serie Blanca Primeros lectores
Gabriela Keselman Ilustraciones de Avi.
Ed. SM El Barco de Vapor Serie Blanca Primeros lectores
Todos los papás de los amigos de Chiqui les daban a sus hijos palabras para empezar el día. - Mijito, lavate los dientes antes y después de comer… y mientras masticás también –decía la mamá dentista entre muchas otras recomendaciones que dejaban a Mijito con cara de muela cariada
- Nenitalinda: antes de cruzar mirá a la izquierda, a la derecha, adelante, atrás, arriba y abajo…-advertía papá guardia de tránsito antes de cargar a Nenitalinda con un montón de chirimbolos que la ponían aparentemente a salvo, y con cara de accidente
Papá campeón sugería: -no pierdas tiempo… y le colgaba veinte cronómetros y le calzaba zapatillas con motor y otras exageraciones a su hijo, aspirante a Campeón. El pobrecito se iba con cara de corredor que pierde competencia.
A Tesorito no le daban nada, ni palabras, porque los papás conjeturaban que lo tenía todo todo.
Ninguno entendía cómo Chiqui andaba tan livianito, tan contento siempre. Sabían que su papá era mago, mago de verdad, con galera y todo. ¿Le daría palabras mágicas, hechizos de pura pura magia?. Un día decidieron averiguarlo.
Yo te invito a hacerlo con los chicos. Importante que tus papás estén con vos cuando lo hagas. A todos se les van a llenar los ojos, los bolsillitos –Chiqui guardaba las palabras de su papá en un bolsillito- y el corazón de lucecitas, igual que al nene del cuento.
Para cualquier edad, entre los seis y los ciento seis.
Primeros pasitos independientes...
“Su primera zanahoria”
Ana María Shua Cristian Turdera
Primera Sudamericana Col Cuentos de cuatro colores
Ana María Shua Cristian Turdera
Primera Sudamericana Col Cuentos de cuatro colores
Para valientes que empiezan a leer solitos. Con graciosos pictogramas y letras mayúsculas. Con ilustraciones maravillosas que también cuentan salto a saltito la historia de Conejito. Precisamente su primera incursión fuera de la cueva, para conseguirse solito su primera zanahoria. Zanahoria, lo que se dice zanahoria, no encuentra. Pero empieza a conocer amigos y a cuidarse de aquellos que no lo son. Y no llega a casa con las manos –ejem, con las patitas- vacías.
¡Vuelve con algo bien anaranjado, gordito, dulcísimo!. Servirá para festejar su primer cumplemes.
(Tapa durita, viene con diccionario de imágenes, por si no entendés algo). Prestárselo a mamá sin hacer berrinches. Porque a ella también le va a gustar muchísimo.
“Mamá maga”
Florencia Esses Valeria Cis
Ed. SM El Barco de Vapor Col Los Piratas
De una mamá y su nene. La mamá tiene cartera y cucharita, no galera ni varita. El nene tiene antojos y necesidades. Por eso ellas se transforma en maga. Revuelve la cucharita dentro de la cartera y puede que aparezcan exquisitos helados, riquísimas hamburguesas,“saquitosporsihacefrío”
Florencia Esses Valeria Cis
Ed. SM El Barco de Vapor Col Los Piratas
De una mamá y su nene. La mamá tiene cartera y cucharita, no galera ni varita. El nene tiene antojos y necesidades. Por eso ellas se transforma en maga. Revuelve la cucharita dentro de la cartera y puede que aparezcan exquisitos helados, riquísimas hamburguesas,“saquitosporsihacefrío”
El nene celebra y se pregunta “¿funcionará la cartera con la hermanita nueva?. Porque mamá tiene cucharita, cartera… ¡y una gran panza que espera!
Para lectores orgullosos que quieren leer para mamá, para que ella sea una verdadera maga.
“Lucía y la varita china”
Natalia Schapiro Mariela Glüzmann
Primera Sudamericana Col Cuentos de cuatro colores
Natalia Schapiro Mariela Glüzmann
Primera Sudamericana Col Cuentos de cuatro colores
Con letras grandotas, mayúsculas y pictogramas que divierten y ayudan (al final también un diccionario dibujado)
Lucía quería ser hada, y transformar calabazas en carrozas, lagrimitas en pececitos dorados…El día que pasaron por el kiosco y vio la varita con estrella plateada insistió mucho mucho. Se la sacaron de una caja con inscripciones chinas.
No pudo convertir al gato en árbol, no pudo dejar suspendida la taza de chocolatada, que estalló contra el piso, y lo que sí hizo esa varita fue derrumbar la ilusión de ojazos verdes de la nena.
Menos mal que la mamá encontró la vueltita de la varita que no era mágica sino china: ¡funcionaba con las mamás, que podían convertirse en ranitas saltarinas, y con las nenas, que de pronto se ponían a relinchar como caballitos!. Andaba tan bien que después una se podía volver mamá y la otra nena llena de carcajaditas… y las dos podían abrazarse y jugar jugar jugar


“Luci va de compras”
Silvia Schujer Rodrigo Folgueira
Ed. El gato de hojalata
Silvia Schujer Rodrigo Folgueira
Ed. El gato de hojalata
Divertidísimo. Porque leerlo es fácil con esas letras grandotas bien bien marcadas, con los pictogramas y las ilustraciones de Rodrigo Folgueira, y porque la historia te acaricia el corazón y consigue tu complicidad desde el principio, o sea desde que la mamá manda a Luci a comprar alpiste, lechuga, leche y carne.
Luci va puntualmente a la veterinaria, a la verdulería, al almacén, a la carnicería, tal como se lo indicaron. Y por esas cosas de la vida vuelve sin lechuga, pero con una tortuga, sin leche pero con gatito mimoso; y sin carne pero con un perro que se le pegó por el camino. Del alpiste se acordó la mamá, porque ya tenían canario en la casa
De abuelos y mucha paciencia...
Abuelas magas...
“El día de las cosas perdidas”
Lilia Lardone – Gabriela Burín
Edelvives Aladelta Rojo
Lilia Lardone – Gabriela Burín
Edelvives Aladelta Rojo
Justo cuando le nena quiso que la abuela cosiera un vestido nuevo para su muñeca, la muñeca desapareció. También se esfumaron las llaves del auto. Para entretener a la niña, la abuela le cuenta un cuento. Hay un hada, su varita, una nube blanca, una flor roja y un montón de mariposas mágicas que conceden deseos. Sólo hay que buscar la de uno, no se elige.
Las llaves no aparecen. La muñeca sí; en el lavarropas. Sin llave no hay parque ni hay helado. La abuela sigue entreteniendo con el relato: “Hay que poner el índice sobre la flor roja y ¡tipitaun!, pedir el deseo… ya vendrá una mariposa”.
Y así, porque el deseo es fuerte, aparecen las llaves del auto. Hay paseo y hay parque. Y los otros “misterios” –que así llaman a las rarísimas desapariciones, que son unas cuantas- quedarán ¡TIPITAUN! , para mañana, después del helado.
De hadas ancianas...
“un par de alas”
Ana Tortosa – Lucía Jalón Oyarsun
Edelvives Aladelta Rojo
Ana Tortosa – Lucía Jalón Oyarsun
Edelvives Aladelta Rojo
El nene de esta historia tiene una sospecha: cree que su abuela es un HADA. No es invisible, pero desaparece por mucho tiempo y vuelve a aparecer como si nada. Le molestan el ruido y la sal. S se le pregunta dónde estuvo dice “en mis cosas”. O sea, en el huerto, de paseo, con amigos, teniendo ropa. El nene se lo dice al abuelo, que pone cara de espanto. Así que mejor no decírselo más que a María. Ella lo entiende porque también su hermano es raro…extraterrestre.
Un día en que lo ponen en cama y de castigo, el nene, aburrido, sube al desván y ahí las descubre: el indicio que faltaba para confirmar sus sospechas.
Encantador. No sé si hay hadas viejitas. En todo caso esta abuelita debe ser un hada muy dulce y un poco imperfecta, porque se despeina cuando va a la huerta y es además bastante caprichosa. Yo diría, desde los siete.
“Un señor en su lugar”
María Wernicke Edelvives
¿Qué decir? Una obra de arte en tonos pastel: sepias, ocres, grises, algo de blanco para hablar –y mostrar- de un misterioso señor que sueña un sueño con bosque, mares, colina… y una gran luna llena. Un sueño en el que el señor pasea. Mares sin peces. Colinas sin ovejas. No todo está donde debe estar. Y sin embargo, el señor se queda. ¿Por qué? ¿Para ponerlas en su lugar? ¿Porque ama la luna llena?. Nada se dice. Todo se sugiere. Con sutileza. Con tanta suavidad. Con palabras de terciopelo y pinceladas livianitas. Para atesorar. Desde los siete, si se ayuda a mirar hondo y se permiten preguntas.
“Sorpresa en el bosque”
Vera, Claudia y Nora Hilb
Ed Alfaguara Infantil
Vera, Claudia y Nora Hilb
Ed Alfaguara Infantil
Los Algos -que viven desde siempre cerca del lago, al borde del bosque- están azorados: nadie los ve, nadie los escucha… hacen como si ellos no existieran.
Así que un día lo deciden: dejan ALGO realmente llamativo, grande, de colores, justo en medio del bosque. Se lo ve, concita intereses. Los más sabios -el jabalí, el puercoespín, la ardilla- lo estudian, lo miden, lo pesan, y deciden que debe tener dueño.
En un carrito y por una calle que después, cuando ocurrió lo que ocurrió se llamó “La calle del…(bueno, de eso que tenían), empezaron a buscar a alguien que se hiciera cargo del…
No. Salvo dos pajaritos que lo mimaron y le dieron un poquito de calor, nadie creyó tener nada que ver.
Y justo justo cuando decidieron que eso tan evidente no existía pasó lo que tenía que pasar. Delicioso. Leer. Desde los 6 hasta los 106.
De caprichitos y caprichosos...
¡Vos me prometiste!”
Gabriela Keselman Ilustraciones de Teresa Novoa.
Ed. SM El Barco de Vapor Serie Blanca Primeros lectores
Mostacholes es un morrongo consentido y caprichoso. Como llama a las cosas por su nombre a su mamá le dice “Mamivosmeprometiste”. Un día mamá dice NO, y él decide buscar una mamá mejor. En el barrio encuentra a “Mamiasinovale”, a “Mamivosnomemandasamí”, a una mamá gorda y protectora que obliga a comer papillas de papa, de zapallo de… o sea a “Mamipuff”.
Decide que su mamá es la mejor. Y como llama a las cosas por su nombre nomás llegar abraza fuerte fuerte a “Mamitequiero”.
Divertidísimo. Especial para nenas y nenes caprichosos y para mamás “muyconsentidorasysupercomplacientes”.
De la magia de la infancia...
“Remedio para sirenas”
Fernando de Vedia Ilustraciones de Hebe Gardes
Fernando de Vedia Ilustraciones de Hebe Gardes
Atlántida / Vuelta de Página Col Atlántida Mini
Esta es la historia de una nena aburrida que tomaba sol en la playa y de otra voluntariosa y persistente que la invita a jugar. La aburrida no quiere jugar a nada, ni decir cómo se llama. Sólo quiere deshacerse de Clara y se pone de lo más antipática, hasta que Clara sugiere “¿Hacemos remedios para sirenas?”Y se pasaron los días de mar preparando mejunjes dentro de ostras y caracolitos, ahí, al borde de las olas.
Y se hicieron grandes y tan amigas que siguieron veraneando juntas, hasta que les tocó saber qué había sido de aquel remedio para sirenas, en una situación límite y en un momento desesperado.
Un relato precioso donde la credulidad y la inocencia reciben un premio de gratitud bien merecido
Para leerlo en cualquier estación del año, aunque esté llenita de arena, sol, olas… y sirenas
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