Más largo aliento 2019



“Zorzi, el fabricante de sueños” 

Bernard Villiot Thibault Prugne 
 Ed. El Ateneo




Bellísimo. Una historia para mantener los sueños como bandera, para recordar lo que se narra y guardar en el alma los paisajes, los escenarios, las posturas, las actitudes de sus personajes. Para atesorar el calor de los anhelos, encerrados en burbujas traslúcidas y luminosas.

En la isla de Murano, al norte de Venecia, todos se esforzaban por ser excelsos sopladores de vidrio. Elpequeño Zorzi Ballari era aprendiz del maestro Pietro Spalatto. Alimentaba los hornos desde muy temprano y hasta bien entrada la noche, mientras nutría el anhelo de ser un gran soplador. Pero la mala suerte quiso que un pan de vidrio lo dejara rengo, y el maestro lo echó, de mal modo.

Procuró en otros talleres: ¿cómo soplarás si apenas te mantienes en pie?...se burlaban

Pronto el mundo lo olvidó y pensó que el Ballarino se había ido. Pero Zorzi entró cada noche a un taller diferente, y el vidrio obedeció subyugado a su cerbatana.

Una noche, a punto de iniciar su tarea encontró a un niño hambriento y suplicante. Encendió el fuego, mitigó su hambre y sopló para él un sueño azul, redondo y transparente. Giácomo contó su experiencia a quien puso oídos y pronto todos los niños de Murano pidieron también por sus sueños.

Entonces ambos se reunían en lugares secretos, y apenas despuntaba la luna, fabricaban sueños. Los maestros vidrieros vieron peligrar sus negocios y apresaron al niño , que dio el detalle de la renguera del fabricante de sueños…

Aunque detuvieron a todos los cojos, no pudieron dar con il ballarino…pero empezaron a notar que algún fogón amanecía tibio. Así dieron con el viejo aprendiz de Pietro Spalatto, y lo encerraron junto al pequeño Giácomo

Oh…los niños reclamaron sus sueños de colores. incluso cada hijo de Pietro pidió por el soplo mágico del pequeño aprendiz de otros tiempos.

Seguí las huellas de las burbujas, y llegarás a este libro luminoso y amigable.




“En búsqueda de la felicidad” 
 Juliette Saumande Ilustraciones Eric Puybaret . Traducción Marcela García Henríquez Literatura Francesa 
 Ed El ateneo
Eran afortunados los habitantes del país de la Prudencia…ninguno padeció tristeza ni decepción. Eso sí. No se aventuraban jamás. Nunca horneaban una torta…para que no les saliera mal. No jugaban con los juguetes…a ver si se les rompían.

El mundo entero admiraba el equilibrio de Prudencia. Pero Manoug no era feliz, aunque vivía con un abuelo amoroso y –claro- muy prudente.

Cierta noche Manoug pidió un cuento: oh, no…mejor el metrónomo…a un tic solo puede seguirle un toc.

Cierta mañana, la ventana entró un pájaro lira que invitó al niño a buscar el País de la Felicidad. La siguió.

Llegó a la orilla del mar, navegó, naufragó y cuando pudo reponerse llegó a una aldea donde sació su hambre ¡en un árbol que daba caramelos!. No olvidó mandar una postal al abuelo. Entonces reapareció Colcogne, el pájaro de la historia y le contó que estaba en la Isla Exquisita, que podía o no ser el país de la Felicidad. Y tentó a Manoug a continuar el viaje.

Así llegó junto a un viejo brujo que concedía lo que se le pidiera. Eso sí: no se podía llevar nada consigo si decidía reemprender la marcha. Apenas dar noticias al abuelo, reapareció el ave, que le dijo que estaban en el País de los Consentidos…¿Era posible buscar otro sitio donde ser MÁS FELIZ?.

Así continuó Manoug, yendo aquí y allá siguiendo las alas y el vuelo del pájaro lira, siempre enviando noticias al abuelo.

El viejecito en tanto, coleccionaba las postales. ¡Cuánto hubiera querido visitar el País de los Amigo-amigo, o la Bahía de los Estribillos, donde todo era música, o el Territorio de la Dulzura, donde las mamás acariciaban con manos tibias…pero era TAN prudente…

Mucho tiempo estuvo el niño buscando. Una mañana escuchó un TIC y un TAC, y el corazón se le llenó de alborozo. Había comprendido que el PAÍS DE LA FELICIDAD podía estar con los afectos cercanos.

No te cuento más, y no se lo preguntes a Colcogne, que a menudo espera que te respondas solo. Ella marcha, busca, concede y despierta nuevas preguntas.

Delicioso y sugerente. Mucha buena filosofía para grandes y chicos. Ideal para leerlo mil y una vez con los abuelos.




“La diosa de los mares” 
Cathy Delanssay
 El Ateneo

Hubo una vez una pequeña isla aislada, donde los lugareños vivían felices en sus casas de techos azules, arrullados por el mar y por el viento que hacía bailar los trigales amarillos y mecía los arcos de los pescadores. Ahí moraban Sebastián y su familia. Pescadores todos. Convivían con tortugas, delfines y gaviotas, y solo sacaban los peces necesarios para vivir.

Hasta que llegó el gran pesquero y tendió sus redes crueles y filosas, que lastimaban y mataban a las criaturas que no servían para su gran negocio.

El mar empezó a tornarse rojo, faltaron los peces para los isleños y Elinea, la poderosa reina de las profundidades expresó su ira. Pero su larga cabellera se enredó en las redes, perdió el tridente que le otorgaba poder y fue tomada prisionera, aunque era más grande que veinte hombres.

Cuando las aguas entristecieron y el pueblo expresó su temor, Sebastián subió a lo alto de una colina y escuchó un lamento. En un enorme galpón estaba presa la preciosa reina, quien le rogó que recuperara su tridente y la liberara.

El joven se hizo a la mar, y ahí donde desaparece el sol y se levanta la luna, se hundió. Creyó morir…ya no respiraba, hasta que un pequeño pez dorado rozó sus labios helados, y un pequeño cortejo lo acompañó a las profundidades…

Respiró y vio ante sí el magnífico símbolo del poder de la Reina. Lo recogió y volvió glorioso a la superficie. La fuerza del arma rompió la cárcel y liberó a Elinea…

¿Qué hará la reina, cuando desenrede su melena plateada y regrese a las hondura donde habita junto a los corales y las criaturas marinas?. Un maravilloso homenaje al mar, que nos sostiene, a los seres dispuestos a recuperar la dignidad de la vida. Un libro precioso, dedicado al océano, al mar “tan hermoso cuando la luz de la luna sonríe entre las olas”, al decir de la autora.





“La niña que quería atrapar las nubes” André Neves (Texto e ilustraciones) Literatura Infantil Italiana. Ed El Ateneo

La niña admiraba el cielo, que podía incluso vencer al sol. Le encantaba ver cómo cambiaba sus colores…por eso notó cuando se llenó de nubes y gris, y quiso una, para ella.

Un niño, que vivía en una casita en la cima de la montaña, la vio trepar con osadía. Admiró su determinación, aunque él no era de mirar el cielo. La ayudó y construyó para ella un gran globo de telas de colores, porque nada hay más bello que la sonrisa de una niña.

La pequeña se elevó, feliz, y su alegría desató una lluvia de colores sobre el pueblo. El globo se alejó, hubo fiesta de pájaros en un cielo sin nubes…todos saben que entre las aves vuelan ángeles, hadas, y quizás, una niña atrevida y capaz de seguir el camino de los anhelos…




“Los versos de la niña lápiz”
Silvia Schujer Pablo Bernasconi 
 Loqueleo
 Santillana

¡Oh, si estos dos unen ideas…ocurrencias y mucha creatividad son casi MISIÓN! . TODO me gustó. Más que nada la dedicatoria…¡acordarse de la Melancólica muerte del Niño ostra, de Tim Burton, y enseguida recordar al nieto, Niño Viento! ¡apa!.

Bebé Trompeta (y su musical parentela, que, claro, meten ruido), Chico Mochila y su papás Maleta y Baúl, abuelita Alforja y abuelo Zurrón; abuelo Sandalia, que sueña ser pirata, Tío Sifón…bueno, efervescente, ancho y narigón…

Pero seguro que la niña de mi preferencia , es la Niña Lápiz, que sueña quedarse chiquita, morir de escritura…

Versos. Coplas, tercetos, pero también dinámicas combinaciones de estrofas de seis y cuatro, de cuatro y cocho versos, quintillas…Jugó mucho Silvia con estas ocurrencias a las que el genio de Pablo ilustró con collages con elementos, sumamente atrevidos, graciosos, irreverentes…





“La princesa del amanecer”
Sophie Benastre Sophie Lebot 
 Literatura Infantil Francesa 
 Ed El Ateneo

Alcmenon y Radamante llevaban el reino de Elisea con justicia y bondad. Sus súbditos amaban a los monarcas que aseguraban cosechas luminosas, ganados, pasturas…

Pero un día, la tierra tembló y el reino entero se hundió en las entrañas de la tierra…

El cielo fue un sueño lejano. Imperaban oscuridad, cenizas túneles helados, interminables… y un desconcierto y una tristeza persistentes.

En la desventura el amor de un pueblo se apaga pronto. La reina no pudo tolerar la pesadumbre, y cubierta de un velo negro, se dejó abrazar por el silencio.

Había que sobrevivir en la humedad, acordarse del color y el sabor de las frutas, mientras se buscaban insectos y algún hongo, construir hogares en las cavernas, trazar mapas de galerías y recordar la generosidad de otros tiemps para mirar a Alcmenon a la cara.

Así, el rey anunció el nacimiento de una princesa. Una niña de ojos del color del cielo de Elisea, llena de lumbre y alegría. “Lucía”, la llamaron, y confiaron en ella.

La princesa recorría el reino subterráneo desprovista de ropajes, blanca, luminosa. Sus padres no sabían cómo mantenerla “a cubierto”.

Empezaron a proliferar arañas que tejían telas inmensas, fuertes y transparentes. En ellas, se inspiró Orgando, el tejedor, para confeccionar vestidos livianos, vaporosos y suaves que la niña recibió con contento…había nacido el “organdí”.

Los años transcurrieron, y Elisea fue recuerdo para los viejos y leyenda para los jóvenes. Lucía se transformó en una joven agraciada de larga cabellera rubia, elegante, intrépida y bondadosa, A su paso se cantaba

“Princesa Lucía, sólo tú nos librarás de las tinieblas y el frío. Tu paso nos guiará… algún día regresaremos a la dulce Elisea…”

Cuando fue tiempo de elegir consorte, la joven se las ingenió con una prueba sólo a la altura de Orgando: confeccionar el más hermoso ajuar de boda. Los príncipes renunciaron y el tejedor trabajó la más larga noche de su vida para diseñar el traje jamás soñado.

El día de la boda, el pueblo entero olvidó pesares y se congregó alrededor de la lumbre de los jóvenes esposos, y cantó unido, con unción, la canción de la leyenda…

Entonces, sucedió…

Una historia magnífica para aprender a valorar lo que tenemos tan a la mano…sol, gorjeos, aguas que murmullan y fluyen…que nos piden cautela y cuidados. Y para aprender de RESILIENCIA, y de alegría, para recuperar lo que anhelamos.






“El tigre del espejo: cuentos y leyendas del mundo”
Compilación y arreglos Graciela Pérez Aguilar 
 Col Caballo Rojo 
 Ediciones Abran cancha

Leyendas raras, poco difundidas. Por eso las eligió Graciela… para potenciar su belleza y su misterio.

“El tigre del espejo” es la leyenda que explica por qué y desde cuándo los espejos están condenados a replicar las imágenes del mundo que está afuera…Porque antes los espejos se atravesaban, y los seres del mundo de sangre roja y caliente convivían con los de sangre plateada…Fue a causa de la belleza del tigre de los espejos, de su brillo de noche y luna, de los cuchillos de plata de sus colmillos. Quiso tenerlo para sí el emperador de afuera… fue por eso.

“El torito dorado” había nacido a orillas del lago Lacar. Huérfano desde muy temprano, lo recogió una machi sabia y protectora. Una primavera lo acorralaron los cazadores y él pidió protección a Madre Machi…Dicen que ella le dio grupas, alas y tal vez aletas…que vive en el Lacar, que nadie pudo atraparlo…ni verlo

De cómo sólo existía Taua, una chispa de vida, espíritu del sol, y de cómo creó el mundo de insectos que no le gustó, porque carecía de inteligencia. De cómo creó a Madre araña y la dotó de razón para que ella ayudara a emerger al mundo creado desde abajo… de cómo ayudó a que evolucionara, para confortar a Taua…de cómo llegó el hombre a convivir con la muerte gracias a que el bambú consintió crecer y creer.

De cómo un pequeño consejo de pequeñas guerreras dio nacimiento a la constelación de las Pléyades…Las pequeñas guerreras danzan fuerte para señalar la luna del Año Nuevo.

De cómo el hornero reidor pudo robar el fuego a Itaj Pajla, para que ya nadie tuviera que llevar su marmita para que el hombre de fuego se la calentara. Con burla, con osadía, lo hizo, tentando “me parece que tiene carbones, tizones y relumbrones escondidos en los calzones…”

Para el final una leyenda de la propia Graciela, para que en el mundo no falte la que explica la existencia de los libros. ¡Descubrirlas!



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