Literatura y temas perturbadores

 “Sucesos en Monte Páramo” 
Louis Sachar  
SM El Barco  de Vapor  Serie Naranja


El mundo necesita combustible, el petróleo se acaba. Un grupo pequeños de osados científicos inventará un microorganismo –los ergónimos- que conformarán el bioleno, alternativa a los combustibles fósiles, que aportará energía suficiente y fácilmente renovable. El proyecto avanza con problemas que el mundo ignora en la Granja del Sol, a cincuenta kilómetros de Monte Páramo, Pensilvania. Las huellas de las pruebas fallidas que se realizan en laboratorios secretos, subterráneos, se vuelcan en el ambiente.
Nadie sabe nada. Nada hasta que Marshall, que camina diariamente tres kilómetros hasta la Academia Woodridge con Tamaya, que protege y aprecia a esa niña que vive ahí con mamá desde la separación de sus padres porque ambos sostienen una amistad que es de esa travesía, porque el ambiente del colegio obliga a las distancias, un día, insólitamente, decide “cortar camino por una atajo” a la hora del regreso.
Todos padecen maltrato y vejámenes de Chad, que es insoportable, bravucón, temerario; que un día decide hacer de Marshall el destinatario de sus abusos, de su rabia con la vida. Advierte ...  “te espero en…”, un sitio inevitable del retorno a casa.
Por eso Marshall  decide saltar la cerca y bordear por el bosque. Tamaya no tiene más remedio  que  seguirlo, temerosa y confusa. Marshall parece seguro al principio, aunque está furioso y la nena, que marcha detrás lenta y dubitativa, parece irritarlo mucho. No solo se extravían, sino que Tamaya se hunde en un barro mohoso del que se levantan un vaho y un polvillo extraño e invasivo. El rescate es complicado, y para más…¡los encuentra Chad, ahí, en medio de ese lugar desierto, lleno de trampas, de depósitos enormes de ese limo extraño!. Tamaya no tiene más salida que embadurnar el rostro del chico don los restos de eso que se ha estado quitando, y huir con el amigo, sin mirar atrás.
Al otro día y pese a las precauciones que tomó apenas llegada a casa, despierta con un raro y doloroso sarpullido que pronto avanza por los brazos, y debe acudir a la enfermería de la academia. Empavorece cuenso se entera de que Chad no regresó a casa, que está perdido. Marshall no quiere ayudarla: es tan liberador un día sin Chad acosando. No puede asociar las inquietantes  heridas de su amiga con lo sucedido en el bosque.
Tamaya se escabulle por el cerco cuando el colegio cierra sus puertas y retiene a todos los alumnos a la espera del retiro por sus padres. Marshall hace lo propio cuando despierta su conciencia atormentada. Y es solo el principio de acontecimientos decisivos.
Una novela en dos niveles: aquel en el que transcurren los hechos que envuelven a Monte Páramo  y ponen al pueblo al borde del colapso, y el recinto en que senadores y científicos averiguan y develan sobre los infinitésimamente pequeños ergónimos, sobre el bioleno, esa sustancia combustible que hospeda tres mil trillones de “erguis” por litro de sustancia, sobre la personalidad obsesiva de su impulsor, sobre el veterinario que halla el antídoto, sobre lo que ocurre en Granja del Sol…
El bullyng: víctimas, victimario, testigos, testigos propiciadores. El maltrato que padecemos –ignorándolo las más de las veces- como consecuencia de experiencias científicas irresponsables. Un valiente alegato de Louis Sachar, para chicos de doce, adolescentes…y adultos, que debemos preservar  a las generaciones vulnerables.

  

 
“La lluvia sabe por qué”
María Fernanda Heredia
Grupo Editorial Norma Zona Libre
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Delfina carga pulseras y collares que son sonajas descabelladas. Viste grandes faldones de colores estridentes por ver si recupera a su padre, perdido en el orbe. Mientras, encuentra y recuerda a Lucía y a Antonio, que coinciden en su taller de “bijouterie étnica” (así llama a sus artesanías hippies, no todas de muy buen gusto).
Lucía siente que muere un poco cada día desde la broma de la pijamada en que una de sus amigas le tomó una foto con el torso desnudo y la envió a las redes sociales. El escándalo fue inmediato y ahora demandan de ella favores, simpatía, explicaciones, perfil de la familia, disculpas, arrepentimiento. Para que no lastimen a su hermanita, debe acceder a una cita “divertida” con Álvaro y sus amigos. Hay un plazo.
Se descarga de tensiones en un silencio apretado, ciñendo nudos en las clases de Delfina. Solo una vez rompe el mutismo…”Cómo no voy a saber de nudos, si mi vida es un gran nudo”
Antonio siempre temió que los pájaros se comieran las miguitas que marcaban a mamá el camino de retorno a casa. Mamá, siempre tan positiva, poniendo sonrisas y aliento a todas las adversidades: “saldremos de esta, ya verás”. Pero cuando todo empezó a desmoronarse, tuvo que partir a España, y dejar a su hijo con la familia de Beatriz, su hermana menor. Cumplía puntualmente con su mensualidad. No podía saber que Antonio era víctima del menosprecio de su tío, un escritorsucho resentido y perverso que cuando podía lo llamaba “arrimado” “mantenido”. Le queda el desquite de sus clases de natación. Ahí alivia furias con brazadas poderosas. Las lágrimas se confunden con el agua. Se siente pleno y puede enviar a mamá el mensaje de tres palabras para resumir el día.
Un día especialmente triste en que debe mentir las tres palabras –su mamá hace lo mismo a menudo, allende los mares- descubre a una chica triste y ausente –preciosa- en el autobús. La sigue y se asegura de que llegue bien a casa, aunque ella se asusta. Sólo su primo Leo sabe de ese cariño que sostiene, tímido, a la distancia.
Cuando todo desborde y se quede sin sus clases de natación, se refugia en el taller. Ahí está la chica, Lucía, ausente y ensimismada.
La noche de la tormenta, porque “la lluvia sabe por qué”, como dice Delfina, una desatará los nudos rigurosos y el otro tensará los suyos lo justo. Delfina sabe que las sonajas de sus collares ampulosos ahora suenan a encuentros, cobijo, justicia.
 

Preciosa. Abrigadita aunque hable del horroroso uso que algunos irresponsables hacen de las redes sociales para destruir y socavar, aunque destape una historia de abusos y desconsideraciones. Desde los doce, atreverse. 

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“Cuando estamos juntas” 

María Wernicke 
Calibroscopio. 
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Un testimonio cuidado, conmovedor, comprometido. Un álbum con la impronta de María, su gráfica inconfundible , sugestiva, fresca, despojada.
Mamá y si hija adolescente comparten cuanto pueden, que no es mucho, porque mamá trabaja en un taller textil tantas, tantas horas. En las noches se cuentan sus días. Los de la joven son estimulantes: vínculos, saberes, amores. Los de mamá, una monótona hilera de jornadas iguales, inclinada sobre una máquina de coser, un engranaje más entre tantas otras mujeres. Cuesta imaginarla ahí, tan cálida que es.


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De pérdidas que duelen siempre...

“Hay días” 

María Wernicke 
Calibroscopio
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Cautelosa, la nena le cuenta a mamá que a veces, solo a veces –cuando mamá tiende las alegres sábanas de su camita-, en el patio surge un pasadizo. Del otro lado la nena sabe nadar, y rescata el abrazo tibio de papá. Pero sólo a veces.
La nena quisiera que el pasadizo estuviese siempre siempre. Se refugia en el abrazo tristón pero enorme de mamá, que a su vez confía…

Precioso. Este sí, Álbum. Porque sin las sutiles, acertadas, ilustraciones de María, las palabras que ella misma tipeó en viejísima máquina de escribir de las de antes –toc toc, dedito por dedito-, no podrían contar su hondo sentido.
La alegría y los rescates en cálidos rojos y naranjas. La melancolía es un poco gris, un poquito verde. Y la esperanza, casi amarillita. Para leer desde acá, la realidad real, y desde los pasadizos del alma.
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De identidades sexuales, de elecciones difíciles...

“Huellas y manchas” 

Jordi Fabra
Sierra Plataforma NEO
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Mamá se muere. Tan joven. Quedan de ella esa imponente belleza de la voluntad y el empecinamiento, la luz de la mirada en los ojos hundidos. La determinación. Cuesta verla sufrir en silencio y recordar la preciosa mata de pelos negros, el rostro, la presencia misteriosa de alguien que pudo superar la muerte de Simón, el gemelo, a los cuatro años, y renunciar a la patria elegida para volver a casa, sola con su hija, para que hubiera al menos abuelos en torno a ellas.

Cecilia apenas cumple diecisiete. Se va a quedar sola. Antes perdió a Emilio, víctima de un mal de la contemporaneidad, atrapado como está en la red tecnológica que le impide conectarse con el mundo real.
Los abuelos perderán dos veces a Esperanza. Se fue temprano, independiente, combativa y extraña como era, y volvió dejándoles esa nieta corajuda que ahora, cuando deberá ser madre de sí misma y un poco madre y prolongación de hija de esos ancianos que se impusieron fortaleza y seguramente se derrumbarán juntos, decide averiguar quién es, qué sostuvo a mamá los años que siguieron a la muerte de simón.
La sensación inicial de las pesquisas es de resentimiento. Mamá ocultó tantas cosas, no solo la identidad del padre. Saber que la historia de amor de la que nacieron ella y su gemelo no fue la que uno podría esperar la conmina a buscar sus orígenes.
Lo hará con la ayuda de Emilio, que sigue encerrado en su refugio, y de Juancho, que tiene, con su ternura, su preocupación, sus besos y caricias sosegadas, su actitud de espera, el rostro del futuro.
Antes del final, mamá decide trasparentar su historia, su especialísima condición. Se abre para Cecilia el camino del descubrimiento de un ser tan entero, tan libre, tan genuino…su madre.
Quedarán los diarios, la ruta de sus pasiones. Preciosos fragmentos para despedirse del amor elegido, para recibir a sus hijos, para que queden señales del paso del hijo varón por el mundo, para dejar huellas de sus inquietudes en la brevísima forma del haiku…
Contenidamente hermosa. Despediremos a Esperanza con los versos y los sones de “Puente sobre aguas turbulentas”, y dejaremos a Cecilia –ella y su hermano también deben sus nombres a una época, un estilo, una manera de vivir la libertad- en el portal de la adultez, en el punto de la construcción de nuevos vínculos para hacer su destino.

Jordi Fabra encara con delicadeza de filigrana otro tema perturbador de la Literatura para jóvenes. Todos emergemos limpios y gratificados de la experiencia. Con fervor.






De una categoría nuestra... "Desaparecidos"

“El mar y la serpiente” 

Paula Bombara 
Grupo Editorial Norma - Colección Zona Libre
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Los recuerdos como chispas, insinuaciones apenas, de una pequeña niña. Lenguaje conciso. Bellas imágenes del dolor y de la alegría.

El olvido balsámico para poder sobrevivir y la lenta reconstrucción de una historia. De a poco. Con dolor. A cuentagotas.
La asunción de un destino en forma de “Composición” escolar. Tema: “Los desaparecidos”
Tres partes para tres momentos de la vida de Ana, de su mamá sobreviviente, de la dolorosa ausencia de un papá que porta –para el país, para el mundo entero- una increíble categoría: desaparecido
Una novela para preadolescentes, para empezar a entender un período oscuro de la historia del país. Para soslayar al menos sus consecuencias en la psiquis de una Nación.

Paula Bombara es joven, bioquímica, escribe para divulgar contenidos científicos y hacerlos asequibles y atractivos. Pero se atreve también con estos otros temas. Que son un compromiso necesario.
Adolescentes y adultos. Lectura imprescindible.




De prejuicios, dolores y delaciones

“Presagio de carnaval” 

Liliana Bodoc 
Grupo Editorial Norma - Colección "La otra orilla"
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“En las cercanías de una tragedia la cáscara de la rutina se resquebraja”. La rutina se quiebra en una plaza vieja de una gran ciudad, en verano, cuando muere el carnaval que juega con la muerte.
Toda tragedia se hace con fidelidades y traiciones, y teje fatalidades. Esta precisó anudar:
la traición taimada de Mijaíl, que quiso escapar de un origen mentiroso
la culpable ingenuidad de Graciela , que quiso espantar un destino de soledad
la desesperada necesidad de autoafirmación y suficiencia de Renzo para superar la imposición “tenés que llegar a”, aunque ello implique someter al mundo a su capricho
la voluntad de respetar la voz y la dignidad de los ancestros. Por eso Sabino Colque, yuyero huyó de su pueblo, Tarabuco, Bolivia y llegó a este país, a esa plaza.
la tristeza honda y cada vez más blanca de Ángela, quien presa de su debilidad y su hermosura, buscó en Sabino Colque al sanador que había en él.
La tragedia reclama muerte. Va a tener la de Sabino y su perro. Antes habrá danzas de carnaval. Las máscaras serán portadas por quienes no participarán de ese frenesí. Máscaras que caen cuando alguien cuenta, alguien acusa, alguien dispone, porque “en las carnosidades de la lengua y por su néctar prosperan las tragedias”.

Sin decir “discriminación”, “marginalidad”, “tráfico de influencias” “anorexia” “abuso” hablará de todo eso… y de más. Leerla es mirarse en un espejo que nos devuelve una dolorosa imagen de lo que también somos.
Una tragedia clásica, con la hondura poética que es ya marca de Bodoc, una voz diferente de la literatura que debemos atesorar.
Adolescentes y adultos. Lectura imprescindible.




Del Bullyng, ese atropello


“El hombre de los pies-murciélago” 

Sandra Siemens 
Grupo Editorial Norma Zona Libre
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Golpea. Y cuánto. Pero hay que leerla aunque el espíritu quede aterido de pena. No será mayor que la de Esper -se llama Ramón Espento, pero desde niño le asignaron el mote: “esperpento”… “Esper”-, hijo de Ceci, que lo tuvo de muy chica y por eso no tuvo viaje de estudio ni adolescencia y se la procura ahora; que quedó al cobijo de la nana cuando Ceci fue a abrirse paso a la ciudad. Ni será tan honda como la de Dolo, que sufre el peso de las miradas burlonas sobre sus caderas anchas, que se muere por ser como las demás, por vestir como ellas, por ser parte del grupo siempre, no cuando precisan de su fuerza, no solo para hacer de “campana”.
Esper soporta tanto ultraje porque tiene al “hombre de los pies-murciélago”, que es como él, invisible y silencioso, y lo escucha y protege, y tiene su grabador –se lo regaló Ceci cuando era pequeño… ya por entonces soñaba con ser periodista- y sus dos viejos cassettes que graba y regraba para volcar allí su desazón.
Dolo creció con él, porque en otros tiempos la nana le alquiló una pieza a mamá Cristina –tan hermosa mamá, tan alegre y vital, no así de gorda y fea- cuando se quedaron solas al morir papá. Pero ahora quiere ser parte del grupo. A toda costa. A costa de la trampa y el maltrato. Aunque los planes sean despreciables, abyectos.
Sólo cuando la desgracia se ponga en marcha llegará esa angustia súbita que convoca a remediar lo que no tiene retorno.
Al final Esper estará definitivamente solo, porque el hombre de los pies murciélago ha perdido las alas. Solo, porque Ceci dejará de ser mariposa y no podrá acompañar su último vuelo.

Para adolescentes. Para los que creen saberlo todo: los ganadores, los “que la curten”. Para los docentes. A ver si empezamos a ver los Esper y las Dolos que nos piden puentes para pasar al territorio de la comprensión y la tibieza.
¡Escribo esto tan triste…tanto tanto! . Fui Esper y Dolo muchas veces. Por eso mismo pido que la lean.




Del Alzheimer, esa nube que se lleva los afectos...


“Encuentro con Flo” 

Laura Escudero 
SM – Barco de Vapor – Serie Roja (Premio Barco de Vapor 2005)
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A veces Julieta querría tener otra mamá. Una que no se enredara tanto como Paula. Que pudiera resolver sus problemas sin precisar ayuda –la de ella- para todo. Porque se le antoja que a veces es mamá de su mamá. Porque Julieta es ordenada, meticulosa, pacífica.
Para recuperar su ser tiene su cuarto. Su universo de mansedumbre y quietud.
Todo cambia cuando traen a la abuela Flora, una viejita torpe que vive en la nebulosa gris de la ausencia del Alzheimer. Ahí. A su cuarto. A invadir su mundo.
La lluvia del llanto se derrama copiosa y lava todo. Lentamente también la rabia.
Sólo entonces Julieta puede descubrir que la luz de Flora se esconde en esa caja de madera delicadamente tallada que Paula puso descuidadamente sobre el escritorio, a ocupar todavía más espacio de ese pequeño mundo.
Cuando abre la caja de las mínimas pertenencias que le dejaron conservar a la abuela, esa poquita cosa arrugada que se derrama como un merengue y nunca parece estar en parte alguna, las dos empiezan a construir de a poco, con dudas, una relación que devuelve a Flo –la señorita Flo- una historia: la de una joven alegre, un poco rebelde, llena de ilusiones, dispuesta a organizar eso que se llama destino.
Julieta descubre aquellas cartas de Flo, y por los caminitos de la lectura a veces vuelve su abuela, a veces retorna la lucecita clara de sus ojos, aunque entonces la llama “Anita”, mientras le pide que siga.
Julieta hace eso: devuelve a Flo su vida, reconstruye con su mamá lo que falta y entonces puede entender muchas cosas… y empezar a amarla.
Y mientras teje con hilitos de paciencia el pasado de su abuela, también descubre otros mundos: el de la indiferencia y el desapego, pero también el del amor en los ojos y el desgarbo de José, ese muchachito indolente que aparece un día en su vida, y que otro se vuelve al norte, después de enseñarle tantas cosas que ignoraba.


Una novela tierna, prudente, piadosa, valiente. Un premio más que merecido. Echa luz sobre una enfermedad que se lleva la memoria y de a poco la humanidad de las personas, enseña a convivir con ella sin golpes bajos.
Acá además hay LITERATURA. Y de la buena. De la que puede y debe leerse, a partir de los 12 Años.







Del país y sus dolores

“El país de Juan” 
María Teresa Andruetto. 
Editorial Anaya - Colección Sopa de letras - Serie Verde
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La historia del desbarrancarse de un país noble que supo cantar la canción del trabajo pleno y tejer hermosas rondas solidarias. La historia de la familia de Juan, desde los abuelos dueños de unas vacas y un campito, hasta los papás peones de campo ajeno, hasta Juancito, cartonero de Villa Carón.
El devenir de la familia de Anarina desde abuelos dueños de unas ruecas en una bonita ciudad, hasta el de papá trabajador de fábrica que cierra, papá que se muere de tristeza y frustración y deja a mamá y a Anarina dueñas sólo del largo camino que las lleva al lugar donde viven “los del margen”, bajo un puente primero y bajo la protección de las frías chapas de Villa Cartón.
La historia del encuentro de Juan y Anarina. Del largo camino de conocerse – a él la voz de ella se le ovilló en el oído mucho tiempo, a ella los ojos de noche de Juan y sus largas pestañas la estremecieron-. De su hacerse hombre y mujer, y amarse. Y luchar por los derechos de todoslos que quieren cantar la canción del trabajo. De su empezar a destejer el destino de injusticias. De recuperar el campo y las noches de luna y aire limpio, la música del hilado y de la greda, de la majadita y del agua fresca.

Todo con el lirismo que tiñe la literatura comprometida de María Teresa Andruetto.
De lectura imprescindible para chicos de más de once y docentes que quieren seguir haciendo lo que deben.



De soledades y abandonos...


“Algo que domina el mundo” 
Franco Vaccarini 
Grupo Editorial Norma Zona Libre 
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“…a veces, algunas veces, tenemos un encuentro real con lo que domina el mundo…” ¿será qué eso que domina el mundo?

¿acaso la soledad y el desamparo de esos dos náufragos: Rodolfo y Vilma, en esa enorme casa de habitaciones yertas, que a veces parece llenarse de agua?. Rodolfo, quince años; Vilma, su hermana mayor –tutora y madre cuando hace falta-, sobrevivientes de una tragedia: mamá Julia, que soporto por años la violencia de papá, víctima del alcohol, se desmoronó cuando él pereció en julio de 2000, París, en lo que fue el último vuelo del Concorde. Papá murió sin pedir jamás perdón. La cordura de Julia no pudo tolerarlo. Ahora está recluida en un psiquiátrico, y en los breves momentos de lucidez canta ... “no me entran los pies en los zapatos/ las manos tampoco en los bolsillos…/ el paso se me traba, no me sale/ por más que lo intente no me sale…”

¿Qué hacer cuando se imponen pesadillas y recuerdos negros, y ese “algo que domina el mundo” arrasa? . Llegará la calidez de Federica, dulce epifanía de primavera, y con ella traerá la música del flaco Spinetta, los paseos, y todo el sabor del mundo, para que otras cosas –la pintura, los sueños- también puedan ser reales.

Una novela que ni soslaya ni elude: enfrenta con literatura y alto vuelo los temas que quisiéramos soterrar. Adolescentes, papás y docentes… para que nos entren los pies en los zapatos, y podamos “llevar esta tristeza al parque”




 De inclusiones necesarias...

“La niña, el corazón y la casa” 
María Teresa Andruetto 
Sudamericana - Joven Novela
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A Tina le molesta que el domingo se muera en Aldao con esa tristeza que anuncia y estira la despedida. No entiende por qué ve a mamá y a Pedro, su hermano, sólo los domingos. Porque cuando termina el domingo debe volver con papá a Cineville, donde ambos viven con la abuela Herminia.
Aunque papá cuente cuentos en el viaje de regreso. Aunque la abuela le prepare chocolatadas con caras sucias y la consuele en las noches cuando tiene miedo. Se molestará más cuando a la casa de al lado se mude Carlota, que tiene a mamá y a papá siempre, viviendo juntos todos los días de la semana.
“No se puede”, le dicen. ¿Será por Pedro, que nació diferente y hay que ayudarlo a resolver sus cosas?. Además se llama “Ernestina”, como la mamá de mamá Silvia. Ernestina es apenas un dolor y un anhelo en la vida de mamá, porque también se fue un día con un hermano recién nacido sin dejar otra cosa que un retrato borroso en la sala de la vieja casa de techos altos, jardín, hilera de paraísos, la única diferente junto al barrio “Cincuenta viviendas”.
El dolor de los quiebres familiares y también la desolación de pueblos que han perdido la alegría de sus campos diversificados, sus familias rurales, empujadas a atribulado hacinamiento en cansinos barrios uniformes, desplazadas por el poroto mágico de los ventajosos commodities que conocemos como “soja”.
Una prosa taciturna, reiterativa, para sentar postura –el sello de Andruetto cuando plantea temas sociales de esta envergadura-, que nos lleva al párrafo de cierre con Tina en proceso de recuperar la familia. Se ha mudado con mamá y con Pedro y ha decidido ovillar esa historia desgraciada de las mujeres de la familia que abandonan y son abandonadas.
Tal vez un día papá deje de venir solo los domingos, ahora que ha recuperado su trabajo en el hospital y la salita, ahora que se han reactivado la fábrica de cocinas y la procesadora de maníes, ahora que el jardín ha recuperado las risas y los juegos de Pedro –ocho años, síndrome de down- y Tina –cinco años-, la esperanzada mansedumbre de Silvia. Tal vez.




De identidades robadas...

“El año de la vaca” 
 Márgara Averbach   
Primera Sudamericana Colección “La pluma del gato” Juvenil
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“La vaca”. Lenta hasta la exasperación para moverse, para tomar decisiones. Segura. Serena. Seria. Contenida. No pudo ni quiso resultar indiferente a nadie. Llegó al colegio -ojos marrones, llorosos, de vaca ; andar lento, de vaca ; el cuerpo enorme, un poco cuadrado, de vaca-, conmocionó y cambió la vida de todos o de casi todos para mejor. Solo entonces pudo ser Juana. Miraba mucho a los demás y siempre pensaba en todos y en cada uno. Quizás por eso, por esa increíble capacidad de entrega, suscitó tanto odio inicial, para convertirse en “vaca”.

Bastó un año para que Nadia , la caprichosa, la insolente, recuperara su identidad verdadera y su familia, y ayudara a otros como ella a transitar ese camino tan difícil. Para que Laura se aceptara distinta y pudiera querer a esa hermanita que reía demasiado en su silla de ruedas. Para que Leo pudiera decidir quién era. Para que Sebastián se despegara de la mala persona que había elegido ser Rafael, el que no quiere cambiar.
Un año para que “la vaca” pudiera empezar a ser Juana, y para que dejara finalmente que los otros pudieran hacer algo por ella.
Una novela diferente. Un año y una chica vistos desde varias miradas. Los varones –primera parte. Las chicas –segunda parte. En capítulos que llevan los nombres de los monologuistas. Todos los monólogos terminan de dar las pistas de esta misteriosa muchacha que parece un ángel, y de ese año inolvidable que los cambió a todos.
Bien podría esta magnífica novela breve ser el hilo conductor de los contenidos de todo un año de Formación Etica y Ciudadana Los prejuicios, la marginación, los derechos de todos, la identidad, la desaparición de personas, la labor de H.I.J.O.S. son algunos de los temas abordados sin golpes bajos y con bella LITERATURA.




De la imposición del terror...

“La composición” 
Antonio Skármeta 
 Sudamericana (Premio Unesco 2003 “Literatura Infantil y Juvenil en pro de la Tolerancia).
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Pedro es bueno con la pelota. Tiene un montón de amigos en el barrio. Desde hace un tiempo sus papás, después de la cena, se enfrascan en el sonido molesto y lleno de ruidos del aparato de radio. Parecen tristes.
Una tarde, en medio de un partido que se juega con la pelota de plástico de Pedro, un grupo de militares -desde que en casa se escucha radio las calles están llenas de ellos- se llevan preso al papá de Daniel, el almacenero.
Pedro teme mucho por su papá, que lo tranquiliza diciéndole que a él no se lo van a llevar, porque el niño le da suerte. Pero esa noche mamá llora sobre su sopa y al niño empieza a cargársele de sentido la expresión “dictadura militar”.
Pronto llegan los uniformados con sus cintas, sus medallas, sus botas a la escuela. Todos deben escribir una composición. La mejor será premiada. Tema: “Lo que hacen mis papás por la noche”. Pedro murmura con Juan. Así sabe que en lo de Juan, también se escucha radio… y todos sueñan con un país libre…
Muchos días después Pedro llega casa comiéndose el caramelo que junto a la composición revisada y comentada, devolvieron los militares. El concurso se ganó en otro lado… papá sólo quiere escuchar ese trabajo que recibió aliento y felicitaciones…¡qué alivio poder comentar risueño “Bueno… habrá que comprar un juego de ajedrez, por si las moscas”!!



Saber y comprender: Cleptomanía...

“Las cosas perdidas” 
Lydia Carreras de Sosa. 
Edelvives Aladelta verde
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Con cuánta angustia vive Estanislao desde que descubre que Daniel, amigo de infancia y socio de papá se lleva cosas queridas de la familia. ¿Qué hacer? ¿Decírselo a papá y quebrarle el corazón?. Mejor confiar en Paco y poner en marcha un plan que incluya inteligencia y estrategias. Lo que Tani no sabe es que papá sabe. Porque él también protege a su amigo que padece cleptomanía, una enfermedad que lo impulsa a llevarse cosas ajenas.

Bien por la Literatura, que sin golpes bajos, con gusto, con seriedad, trata todos los temas, hasta los difíciles, los incómodos. Y que también plantea soluciones, como acá. Leerla –desde los doce- te va a hacer bien. Tal vez puedas ayudar a alguien que padece este mal.



Un país que se traga su gente...


“Piedra, papel o tijera” 
Inés Garland 
Alfaguara Serie Roja
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Devastadora. Pero necesaria. Las ilusiones, las pasiones, las pequeñas preocupaciones de la cotidianeidad, la inconmensurable tragedia argentina de fines de siglo en una novela para jóvenes dispuestos a no soslayar la Historia.
Alma –clase media acomodada, hija única (“vivís en una burbuja”, le reprochará Marito adolescente cuando todo está a punto de quebrarse) – vive una infancia feliz a no ser por los pequeños avatares de la vida con sus amigos de fin de semana en el Delta. Marito y Carmen son de ahí, como la abuela Angela, los tíos Tordo y Chico… un mundo de barcas, juncos, pesca, crecidas… En los días niños ella cree que solo los separa la semana, un canal y la calidad de la vivienda. Pero los separa un mundo, y el únicp puente que persista será el amor…y la desesperación. Cuando Alma pueda romper la burbuja, impulsada tanto por el amor como por la angustia, el pavor, comprobará que la violencia se ha cernido sobre todos. Para Marito y los suyos, tortura y desaparición. Para ella la desfachatez de la ignorancia de clase, los insulsos argumentos de su colegio católico, la empecinada negación de sus padres. Violencia también.
La noche larga y negra de la dictadura fueron. Si se quiere cambiar un destino, habrá que mirarse. Mirar. Recordar.
Por eso Alma volverá treinta años después a los paisajes del delta, a sus rutinas, sus entrañables haceres, a reconocer en Ariel, hijo de Carmen y Emil, nieto recuperado, los ojos luminosos, el andar, la fuerza de Marito, para que todos tengan Historia, y salten por sobre la categórico y doloroso rótulo “desaparecidos”. Para que aparezcan otra vez, revindicados.

Señero el epígrafe que encabeza un Epílogo abierto a la Esperanza. Es del Subcomandante Marcos, y habla de la memoria, una de las siete guías del corazón humano, junto con la verdad, la vergüenza, la consecuencia, la honestidad, el respeto y el Amor.



Hablar de S.I.D.A...

“Los ojos del perro siberiano” 
Antonio Santa Ana 
Grupo Editorial Norma – Zona Libre
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Otro tema “perturbador” para la literatura para jóvenes. Alguien –no sabemos su nombre porque el único nombre que importa es el de Ezequiel, su hermano- narra la historia de su familia: clase acomodada, casona en San Isidro, colegio y club privados. Mamá que cultiva un pequeño solar de hierbas –la voz dice que amó siempre el olor a romero, porque ese pequeño jardín fue lo único que lo acercó de veras a su madre, por breves ratos-, padre autoritario acostumbrado a decidir y acomodar la vida de todos. La suya –ajedrez, rugby, buenas notas en el colegio de prosapia, música clásica- y la de Ezequiel, el hermano mayor, la estrella en quien estaban puestas todas las esperanzas y las miradas.
Hasta que Ezequiel es un proyecto que se quiebra. Se va de casa a los dieciocho, cuando el pequeño que cuenta tiene cinco, y ya no se lo nombra siquiera.
La mirada ausente y llorosa de mamá, la dureza de papá llevan a este hermano a averiguar, a los once, dónde está Ezequiel, por qué se fue, por qué todos –menos la abuela, esa anciana dulce y sabia que mantiene vinculo estable y afectivo con el nieto- están tan enojados con él.
La revelación destruye y enfada. Hasta que este hermano menor decide imponerse por sobre el muro que la sola palabra ha construido: SIDA, y recuperar el amor en lo que resta de esa vida joven que se apaga sin remedio.
Ezequiel vive solo en compañía de Sacha, su perro siberiano, de quien dice “los únicos ojos que me miran igual, en los únicos ojos en que me veo como soy, no importa si estoy sano o enfermo, es en los ojos de mi perro”. Antes de morir tocará para su hermano, como último gran tributo de amor la Suite Nº y en sol mayor de Bach, en chelo, y le legará el tibio amor por la lectura, para no dejarlo desamparado.
Del dolor, de los prejuicios, de la hipocresía, pero también del coraje de atreverse a vivir con alegría. Inenarrablemente hermosa, necesariamente sobria, indiscutiblemente honda y lacerante. Para recomendar con fervor y admiración.




Adicciones.. ese flagelo

“El aguijón del diablo” 
Ricardo Alcántara 
Edelvives Col. Alandar
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Si Joaquina no se pone firme con Gustavo, hijo atrapado en las redes oscuras de la drogadicción, perderá también a Fernando, su hijo menor, así como por callar e ignorar señales perdió a Ramón, que no pudo tolerar la dureza de la situación. Mucho ayudarán Martha –inmigrante sudamericana- y Cayetano –el carnicero del barrio-, con su alegría, lu luz, su solidaridad. Cuando ya casi no quedan caminos –Gustavo ha huido dos veces de dos clínicas de recuperación, ha abusado de la lealtad y el cariño de su hermano, de la debilidad de su madre- Joaquina reacciona. Salvará a su familia. Lo que queda de ella. Y eso incluye a Titina, la pequeña gata, el único bastión de cariño que todavía le queda a Fernando, cuando todo empieza a derrumbarse en torno. Para eso deberá cerrar una puerta… y abrir el corazón a los afectos incondicionales que le quedan.
Dura. Reflejo de muchas dolorosas realidades. Se puede y se debe luchar contra el flagelo. Hay que admitir que está, y que doblega y mata. Para chicos desde los doce. Adolescentes. Docentes y papás.



De ocultamiento y desapariciones...

“Manuela en el umbral” 
Mercedes Pérez Sabbi 
Edelvives Aladelta - Verde
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1984. Manuela vive con su tía y su prima en Los Aromos, desde la noche del sueño negro. Entonces vivía con mamá y papá en Caballito. Los extraña. De mamá conserva algunas cartas llenas de florcitas azules donde le dice que la va a ver pronto, y un hermoso sueño en que ambas hacían rosquitas de miel, empapadas en harina.
Manuela canta como un ángel, y todos pretenden proteger su inocencia. Hasta lo de la película documental que se va a filmar en Los Aromos, porque ahí sobrevive muda y un poco ida la Filu, a quien le secuestraron la hija embarazada. Sólo entonces, por la boca dolorida de Julia, Manu sabrá que mamá no está enferma, que no puede volver, y papá tampoco. Y que las cartas con olor a chocolate las escribió ella, para que la nena viviera con ilusiones. Una lluvia de llanto –la definitiva- se derrama sobre Manu-Lunita… después estará el rico olor a guiso de la tía, y el sol, y los aromos florecidos.

Un testimonio doloroso hecho literatura, para que no olvidemos. Una novela para leer solos desde los doce.


Bullyng, sin enmascaramiento


“Sé que estás allí” 
Lydia Carrera de Sosa 
Edelvives Col. Alandar
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Dos tragedias y dos víctimas. Aunque una opera sólo como victimario… y la otra su víctima. Rosendo Moncadas –padres divorciados pero de buena relación- está en 2º año y tiene un grave problema con sus cuerdas vocales. Voz de pito, le dicen. Lautaro Rial perdió a su madre, que desapareció de la casa desentendiéndose de todo y para siempre. Por eso Lautaro anda por la vida furibundo e incómodo. Ha tenido problemas en todos los colegios. Su padre a duras penas logra que lo acepten en el Manuel Belgrano, donde aprueba libre todas las materias y puede ingresar a 4º. Es además cautivante y entrador. Para ganarse la confianza de todos –no la de Josefina, íntima amiga y compañera de banco de Rosendo, no la del profesor Torres que nota algo disfuncional en su conducta, no la de la chica que atiende la cafetería del colegio- hace a cada quien y en pocos trazos magistrales una caricatura que les pinta hasta el alma, y los embauca con su amabilidad y buen trato. Pero Rosendo sólo conseguirá ser su víctima. Lautaro lo perseguirá, lo humillará de mil modos, lo aterrorizará y lo lastimará hasta el límite. Torres advierte algo enfermizo en esa relación, pero toma licencia por motivos laborales. Gabriela, la chica de la cafetería será quien aporte las pruebas para incriminar a Lautaro cuando todo se desmadre, y posibilitará que ambos comiencen su cura. Rosendo, porque ha encontrado un profesional que le da esperanzas con la dificultad que lo avergüenza, y Lautaro, porque quizás halle la razón de su impulso de someter y humillar, tanto como lo ha sido por su madre.

Hoy que se habla de violencia escolar, acoso, builling, esta debiera ser una novela fundamental en las escuelas secundarias, atravesadas como están por la complejidad y los vínculos desintegradores. Devastadora, incómoda, pero absolutamente imprescindible.



De la muerte adolescente...

"Solo tres segundos” 
Paula Bombara 
Grupo Editorial Norma
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La celebración de la vida con sus luces y sus sombras: frustraciones, fracasos, amistades, logros, amor, en la primera parte. Una reflexión sobre la muerte joven, temprana, la devastación que provoca en quienes sobreviven, en la segunda.

La primera parte da cuenta de seres, escenarios y situaciones. Nico ha desaprobado exámenes en el Carlos Pellegrini y deberá cursar 5º año en otro colegio, el mejor de su barrio. Lamenta perder sus amigos -Rodrigo, Matías, Claudio, las chicas- y teme por su futuro. Pronto se conecta con Leopoldo –Pilu- , un chico del barrio con el que había perdido contacto cuando sus padres se mudaron, y este chico –tan buen biker como él- le abre las puertas a nuevas relaciones, al ambiente acogedor de un colegio de barrio. Así entrarán a su vida Zoe, Felicitas, Julieta, Pablo, Mariano, la barra de los bickers que se reúnen a compartir destrezas y maravillas en la plaza… y el amor, apenas descubierto con esa sensación de plenitud, vacío, confusión, tibieza que provoca, en la figura de Felicitas. Nico le confiará sus sentimientos en esa fiesta de quince celebrada lejísimos, a la que fue sin ganas, solamente porque se lo pidió el grupo, y porque ahora sabe que su pasado –el “Pelle“, Rodrigo, Matías, Carla…- y su presente-futuro se han hermanado.

La segunda parte es la voz desesperada de Felicitas, charlando incesantemente con Zoe, su mejor amiga, víctima del accidente que sufrieron los chicos mientras regresaban de esa fiesta tan cargada de revelaciones. Mueren Zoe, Mariano… y Nico, cuando apenas empezaban una historia de amor.
Desde su testimonio desgarrador sabremos cómo golpea la muerte a las familias, a los compañeros y a quienes protagonizaron la tragedia, Sabremos de sentimientos de culpa, de ataques de pánico, de aislamientos… y de la lenta caricia de reencontrarse con la vida y sus significaciones.

Sobria. Entrañable. Una mirada comprensiva al complejo mundo adolescente actual: sus problemas para insertarse en un mundo cada vez más exigente, su sentido de identidad, sus problemas con las normas y el modo equívoco de sortearlas. Sus miedos y su luminoso reconocer el nacimiento de sentimientos sanos. El tema de la muerte presentado sin morbo, sin golpes bajos, con belleza moral y literaria. Adolescentes y adultos en contacto con ellos.



De apropiadores...de identidades robadas...

“La soga” 
Esteban Valentino 
Novelas del Eclipse
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Cuidada. Delicada. Prudente. Pura belleza para abordar el más hondo dolor argentino: la desaparición de personas, la apropiación de niños.

Atilio Nardioni llega a Aluminé con César cuando el niño tiene siete años. Es un médico que pronto se granjea el respeto comunitario, por sus acciones en favor de los más necesitados. Aunque César cree que su vida empieza ahí, en las montañas, cerca del lago, don Atilio tiene un pasado oscuro. De develarlo de a poco se encargarán las paredes, pintadas al aerosol.
César apenas recuerda a su mamá. Empieza a hurgar en esa niebla porque lo acucia Celina. Celina sabe, porque guarda los restos de la soga que empezó a unir desino de iniquidades y dolor en Castilla, en 1226…La soga cuenta del primer atropello de un cruel ancestro de don Atilio. Y de los que siguieron, en América, involucrando aborígenes y población colonial -Ladilslao y Camila O` Gorman-. Dice la soga que las crueldades cesarán y serán conocidas cuando el último descendiente del cruel ya no pueda procrear, Ese es Atilio: estéril, médico en centros clandestinos de detención. HÍ ESCOGIÓ AL HIJO. Lo hizo bien. Se fue lejos a forjarse un futuro claro. Pero la oscuridad del pasado se impone y un día César –amorosamente cobijado por Celina- recordará dos tetas tibias y un rumor de cosquillas y voz dulce en sus orejas que le confían el nombre elegido :Lorenzo, como el de la primera víctima de la crueldad, en la lejana Castilla.

Una sutilísima novela que abre con un dolor lacerante, y cierra con una dulcísima, confiada canción de cuna. Como debe ser la esperanza.



Alzheimer...otra mirada...

“En la laguna más profunda” 
Oscar Collazos 
Grupo Editorial Norma Zona Libre
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La abuela siempre fue una mujer alegre, activa, elegante, aferrada a lo mejor de la vida. Y de pronto empieza a olvidar esto y lo otro, a confundir lo real con lo que siempre produjo su frondosa imaginación, a tener miedos infundados, a enojarse por nada, a padecer accesos de ira defendiendo lo imposible. Alejandra no puede entender este trocar la ternura en indiferencia, las cálidas confidencias de los paseos en este dejarse llevar. No la quiere perder detrás del velo tristón de su mirada gris, y decide rescatar toda su vida hurgando en álbumes de fotos amarillentas. A veces cree que la mirada de la abuela vuelve a brillar cuando le pone delante alguna imagen. A veces confía haberla escuchado murmurar algo. Por mucho tiempo le bastará sentarse junto a ella todo el rato que se lo permitan, para darle el calor de vida que irremediablemente se pierde.

El proceso de la “enfermedad del olvido”, Alzheimer, desde la amorosa, desesperada, mirada de su nieta. Porque se trata de eso, de sumergirse de a poco en una laguna profunda, hasta no volver jamás a la superficie.

Recomendable, porque sin ser un tratado médico, ayuda a comprender una dolencia que enferma y llena de culpas y angustias también al entorno; a tolerar mejor el prolongado tiempo de acompañar a quien debe hundirse en la laguna, sin llevarse consigo el aliento y la alegría de quienes acompañaron siempre.



Trata de personas, esa vergüenza...

“La piel de la memoria” 
Jordi Sierra i Fabra 
Edelvives - Colección Alandar
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Kalil Mtube desgrana su historia. Vivía en una pequeña aldea africana. Mabalébala, Mali, cerca de Burkina fasso. Creía ser feliz. Mayele Kunasse, el sabio del lugar, le había prevenido: el mundo es inmenso y cruel. Cuando su padre lo vendió por quince dólares, pudo comprobarlo. Zippo –el hombre de muchos nombres- lo llevó grandes distancias, junto a otros niños, usando la lengua dura de su vara, y los grilletes.

Fue destinado a un campo de cacao en Costa de Marfil. Desde el primer día brilló en sus ojos la luz de la rebeldía. Manu Sibango, su apropiador, lo supo , y truncó siempre huidas con castigos cada vez más rigurosos. Kalil buscaba en las noches la estrella de Kebila Yasse, su madre, que le había dicho que iba a estar en el cielo abierto, brillando para él.
Se hizo casi hombre en los cultivos. Padeció hambre, dolor, miseria. No había solidaridad ni siquiera entre quienes corrían la misma suerte. Cuando Naya llegó a sus ojos, su rebeldía se aplacó. Buscó ese calor y esa complicidad. Se vengó duramente del hombre que la maltrató. Pero la joven murió tras dar a luz al niño concebido tras reiteradas violaciones.
Entonces ya no temió la furia del patrón. Huyó.

Hubo meses de tegua en Daloa, la vieja ciudad donde se le brindaron Ama Naru, la segunda mujer de su vida, y Masa Bissou, el maestro que le enseñó a leer y escribir porque con eso le entregaba la llave de la libertad.
Pero el tiempo del dolor iba a prolongarse. Junto a otros niños y jóvenes fue atrapado para ser parte de la mercancía a trasladar en un viejo barco, que navegaría furtivo y oscuro en pleno océano.
En la más límite de las situaciones vitales, Kalil comprenderá que hubo destinos más ominosos que el suyo, que el de Ieobá Bayabei, su compañero de infortunios desde el principio, cuando escucha el duro nihilismo de Big Ngu, mercenario en todas las guerras, su último compañero de padeceres en el vientre asfixiante del barco de esclavos. Comprende que en su vida hubo al menos luz de amor _Kebila, Naya, Ama, Mayele, Ieobá, Massa…- y una esperanza imbatible, perpetua.
Tal vez lo salva el cúmulo de recuerdos amables, y la voz de su madre, que parece decirle “te están llamando”, cuando él cree haber llegado desde el tubo infecto de su último escondite, al país de las estrellas.

Un testimonio valiente de este autor que no evade responsabilidades. En el apartado “Agradecimientos y recuerdos” , las cifras de la ignominia, en pleno siglo XXI. Niños esclavos, guerreros, explotados , expulsados de sus pueblos, refugiados en grandes campamentos, en pleno desierto. Se cuentan por millones. Son demasiados para que lo soporte fría la conciencia universal. Mis respetos y mi admiración, Jordi Sierra.



Del dolor del alma...de la violencia doméstica...

“Hay palabras que los peces no entienden” 
María Fernanda Heredia 
Alfaguara Juvenil
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Cuando Francisca recibe el llamado y abre la puerta, cree que los días de soledad y miedo se terminan. Ahí está el pequeño labrador, negro, tibio, amigable. Se lo ha regalado Miguel, su hermano, que debió irse de casa cuando se negó a seguir la carrera elegida por papá.
Papá es violento, denso, frío. No acepta al cachorro, y la niña deberá deshacerse de él. Quebrada, lo lleva a la tienda de mascotas. Ahí está Julián, que también carga un dolor largo. Vive con el abuelo veterinario, la única luz de su vida, porque su padre padece desde hace muchos años una profunda depresión que lo ha convertido casi en un niño sombrío.
Papá no solo golpea con órdenes y miradas gélidas. Puede apelar a las cachetadas, puede anular a mamá, que no se atreve a enfrentarlo, revisar los mails de la chica, impedir que Francisca vea a Miguel y su pareja…cuando después de los golpes lo muerde el remordimiento, reemplaza el perro por un pez. Francisca lo mira, distante y sordo y siente que ella también vive en una pecera de la que solo emerge cuando, después de clases, visita a Solón –así llamó a su labrador- y a Julián, que lo cuida.
Algo –terrible, definitivo- deberá pasar para que en la vida de estos dolientes se abra una hendija, una pequeña grieta por la que entre la luz. Quizás ese algo se inicie en la cola festejante de un pequeño cachorro, o en los ojos glaucos y lejanos de un pez en su pecera silenciosa.

Lacerante, y aún así, entrañablemente hermosa



De los "diferentes" y su ángel

“Mi hermana es un poco bruja” 
Carlos Puerto 
Edelvives Aladelta Azul
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Luisa tiene que hacer un trabajo especial de redacción, y hablar de alguien con quien conviva. Elegirá a Julia, y el relato será notable, porque hablará de Julia, del pueblito a orillas del mar en el que viven, de las cosas especiales que le pasan a su hermana…Tendrá más ganas, y hablará de mamá, que recupera libros únicos, de tío Lorenzo, bombero, de la abuela y sus achaques pero también de su buena disposición… pero sobre todo de Julia, que es diferente, que como las orugas necesita marchar en procesión, porque casi nada hay que pueda resolver sola, que tiene una sensibilidad especial y puede anticipar cosas, que ilumina con sus ojazos azules, que cansa con sus caprichos y berrinches, pero que moviliza tanto amor y desde su condición de aparente desventaja enseña lecciones tan valiosas.

Luisa confía –porque mamá abriga esperanzas con todo su empeño- que Julia se hará mariposa, y podrán volar juntas, más allá de desazones y desconciertos. Preciosa. El amor no pide perfección ni aptitudes especiales. Solo quiere más amor y tiende una manta calentita de comprensión y confianza.


De la segregación...

“Fuera de mi mundo” 
Lydia Carreras 
Grupo Editorial Norma - Torre Amarilla
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Pilar espera un encuentro especial. Deshilvana la historia que propicia esta cita ante su nieta Odile, que la escucha embelesada, grabador en mano. Un mundo separaba a Pilar –clase acomodada, vivienda en country cerrado, colegio y club exclusivos- y Svetlana -cartonera- la noche de la tormenta que devastó Rosario, cuando ambas eran niñas. La resolución de Svetlana, la simpleza de su papá, Domingo Pereyra –correntino buscando mejor suerte en la ciudad- salvaron la vida de la chica esa noche fatídica.
Hubo esbozo de reconocimiento por parte de la familia de Pilar en un almuerzo extraño en el que nadie se sintió cómodo, y nada más. Los padres de la familia de barrio cerrado cortaron toda posibilidad de vínculos. La vida hizo lo demás. Hasta que el destino las volvió a cruzar otra noche, en Barcelona. Pilar, esposa y madre, Svetlana, afamada directora de orquesta.

Pilar narra, asume culpas, habla de pruritos de clase, recuerda. Llega el auto que conduce a Svetlana, elegante, soberbia, digna, como antes, como siempre.

Un relato medido, cauteloso y desprejuiciado sobre las diferencias de clase, las exclusiones consentidas, la “dignidad de los nadies”, como diría Solanas. Para leer, emocionarse y reflexionar.




Trata de personas...desde lejos en el tiempo...

“El juramento de los Centenera” 
Lydia Carreras de Sosa 
Edelvives Colección Alandar – VII Premio Alandar
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Cuando Josep siente a su lado algo de la tibieza de la fraternidad se atreve a confiar el terrible secreto que los cuatro varones Centenera juramentaron guardar cuando desembarcaron –l905: huían del hambre y del posible alistamiento para la guerra de Melilla, en España- en el puerto de Buenos Aires.
Cuando le narra a Encarna la triste historia de la pérdida de sus padres, la decisión de Lupe de desposarse con el mísero dueño de las tierras que cultivaron siempre, la iniciativa de Francisco –el mayor de los varones- de cumplir el deseo de migración que habían alumbrado cuando eran una familia completa, el largo y azaroso viaje junto a una abigarrada multitud de pobres que también soñaba con la América…se lo dice (es que Encarna apremia “en tu relato me falta una niña”).
Entonces se pone en marcha una maquinaria sutil de búsqueda –que encabezarán don Juan Parelló, el patrón, su amigo de siempre, el juez Modesto Valero- , una trama de secretos y mezquindades -Elisa, Candelaria, Ramón Caballero-, la tormenta afectiva y moral de quienes juraron enterrar el secreto: Francisco, Josep y los mellizos Salvador y Domingo.
Cuando el peso del juramento enloquece a uno de los gemelos, Josep sabe que hizo lo correcto, a pesar de la ira y el rechazo inicial de Francisco.
Su tenacidad –junto a la invaluable perseverancia d Don Juan, el juez, Encarna y otros compañeros d trabajo- permitirá deshacer una urdimbre de horrores… y recuperar del pozo más profundo a la pequeña María .

Un sobrio, contenido y luminoso tratado sobre las pasiones; las que enaltecen y las que envilecen. Un testimonio basado en hechos reales. Una historia que pudo ser definitivamente trágica y destructiva, pero que no lo fue por el coraje de un adolescente, y el apoyo de un entorno sano. Jóvenes y adultos.


De familias ensambladas...

“Papá tiene novia” 
Blanca Alvarez 
Edelvives Aladelta Azul
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Clara se siente acorralada. Siempre niña buena. Tratando de que nadie se moleste, se enoje o se violente. Ahora Lupe y Jaime ya no viven juntos. Y ella se esfuerza por sentirse bien con uno y con otro. De no contar a Lupe que la pasó genial con Jaime. De no decirle a papá que no le gusta que le diga “princesa”.
En la escuela ya es del grupo “chicos problema de padres divorciados” . Como Paz, que trata de sacar provecho de su situación extorsionando a uno y otro de sus papás. Como Javier, que se ha convertido en un matón que maltrata o insulta a Clara, y a todos los demás.
Cuando Adriana, la novia de papá, le regala esa intimidante muñeca antigua de delicada porcelana, la nena llega al más profundo túnel de la angustia. Cuando todos duermen en casa de papá –que es donde la espera Keka, los fines de semana- la muñeca se transforma en una bruja bestial, que la agrede, la llena de culpas, le dice tonta, floja, pelota. ¿Cómo seguir transitando los días, para no lastimar a mamá, para no hacer sentir mal a Adriana, para seguir pagando con regalitos el derecho a no ser víctima del bullyng en el cole? ¿Cómo enfrentarse al pavor que le produce la muñeca mutante?
Elisa, la amiga de mamá que la viene a cuidar una noche, le dará una pista. El resto correrá por cuenta de la abuela Ernestina –Clara dice que es un hada- . La nena descubrirá que puede plantear deseos, querer a Adriana –reconoce que toca maravillosamente el chelo-, y que los afectos suman. Tiene dos familias, dos casas… hasta dos nuevos buenos amigos: Javier y Paz. Ustedes dirán qué lugar tuvo Keka en esta bienhechora transformación de Clara.
Yo diría, desde los diez. Y leerlo con adultos, porque a veces ser niño es una labor demasiado costosa. Hay niños que merecen ser acariciados con manos de hada. Vaya si lo sé.




“La mirada de la luna” 
Jaume Cela I Ollé 
La Galera - Colección Grumetes
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El encuentro –fortuito primero, querido y buscado después- entre Daniel y Bartomeu, será sanador para ambos. Daniel, hijo de la portera del edificio, a quien mamá debe traer al trabajo porque papá está en proceso de recuperación, es un niño que sufre, aunque lo disimule admirando a Rambo y cuanto héroe de serie demuestre fuerza y poder.
Bartomeu es un anciano que carga con el enorme peso de la culpa por la muerte del amigo que fue hermano. Sobreviviente
De la guerra civil española que se llevó la vida del amor de su vida, donde combatió con los republicanos, combatiente junto a Jordi, el hermano de vida, en la resistencia francesa de la segunda guerra.
Cuando el viejo descubra el por qué de los terrores del niño, quién es esa “Mancha” de aliento alcohólico que lo martiriza, podrá él también restañar su duelo por la muerte temprana de Jordi, de la que siempre se sintió responsable.


Sobria y medida. Una amistad hecha de charlas, paseos, pero sobre todo de encuentros en torno a la lectura y los libros, redime a los protagonistas desde el sufrimiento agónico a la gozosa aceptación de mejores destinos. Para jovencitos.





Del Terrorismo de estado


“Así en la tierra como en el cielo” 
Sandra Comino 
 Sudamericana Joven Novela


El regreso de Angelina a “Los Robles” –petición de la nona, que condujo la vida de todos con espíritu de hierro, arbitrariedades, una autoridad que nadie se animó a discutir nunca- desencadena en la joven un aluvión de recuerdos….dulces, desolados, angustiantes y finalmente reparadores, porque lo que quedó en el pasado y no se pudo resolver hay que asumirlo, y seguir.
Recuerdos que rescatarán una saga familiar que une tres generaciones, dos continentes y dos ámbitos: el urbano y el rural. Uno con su previsibilidad y su organización, otro con la cadencia sólo remecida por las fuerzas de la naturaleza –crecientes, tormentas, plagas-, por los avatares de la historia que se imponen con su furia, su injusticia, su prepotencia.
El roble estaba ahí cuando el bisabuelo Basilio llegó desde Italia. Le habían asignado un pequeño acre, y a fuerza de tozudez y labranza lo convirtió en un gran campo productivo. Cuando sus tierras se multiplicaron y hubo gran galpón y rancho blanqueado a la cal, hizo traer a la esposa que había desposado en Europa por acuerdo con su suegro. Teresa, una delicada mujer citadina no pudo soportar la rudeza del marido ni la del paisaje. No pudo con la tristeza del rancho de tierra apisonada, con el rigor del clima. Tuvo que parir a sus mellizos en plena tormenta, con el techo lloviendo hasta en el lecho donde Crispina la ayudó a alumbrar. Basilio no toleraba el llanto incesante de los niños, y cuando tres años después nació Gregoria, desde Italia llegó el alerta: el padre de Teresa se moría, y reclamaba la presencia de su primogénita.
La estancia duraría trece años, en el transcurso de los cuales unos y otros idealizarían a los ausentes. Basilio construyó la gran casona blanca, cerca del roble al que ninguna tormenta logró abatir, y ella olvidó la brusquedad del marido que dictaba las largas cartas que enviaba. Regresó con dos adolescentes de educación y hábitos europeos y una púber estoica y bien plantada, que no sucumbió a la desgracia que se derramó sobre la casa cuando uno de los mellizos pereció en un accidente ecuestre y el otro decidió alistarse en el ejército italiano. Teresa murió de tristeza bajo el roble, y Basilio dio a Gregoria en matrimonio a su buen vecino, Próspero.
Gregoria no heredó la debilidad de sus ancestros. Se dedicó a entender la tierra y sus ciclos. Aprendió a hacer frente a su destino, y después del desconsuelo de la muerte del primogénito tras la llegada de Adelita, primera de tantas niñas, regenteó los campos y la casa con ánimo combativo , sin cejar al desaliento jamás. Trajo al mundo a cuatro mujeres más y cuando los muertos –incluido Próspero, el esposo- empezaron a sumarse, se puso bajo su advocación y no permitió que nadie desafiara nunca su autoridad.
Todas las hijas –menos la que tuvo que quedarse a cuidar a la nona- se casaron y se fueron del casco. Todas regresaban con su prole en los veranos.
Ana, la menor, contrariando la voluntad de Gregoria, se casó con un compañero de facultad y militancia, y cuando el rigor de la dictadura del 76 se llevó a su pareja, los niños Angelina, Juan, Claudio, Fernando y Delfina- debieron trasladarse al campo y someterse como todos a los arbitrios de la Nona, a los rigores, las costumbres, la religiosidad ramplona, los ciclos vitales de Los Robles. Sufrir los prejuicios, temer a Dios y a los muertos, arreglárselas para disfrutar de lo bueno de un ambiente rural.
Cuando también desaparece mamá, y pese a que alumbran los ojos de Gabriel, tan pequeño como ella y también con un papá desaparecido “por algo habrá sido”, Angelina cree que las puertas del futuro jamás volverán a abrirse.

Se abren. Los niños crecen , retornan a la ciudad y hacen su vida.
Cuando las fuerzas de la nona desfallezcan, hará llamar a la mayor de sus nietos, a la que más se le parece en tozudez y aplomo, para pedirle que conserve la heredad familiar.
Angelina acude con intenciones de pronto retorno a sus actividades. Pero llegará otra cruel e incomprensible inundación que barre sembradíos y esperanzas. La zona padecerá la corruptela de un político inescrupuloso que aprovechará el avance de las aguas –conoce su origen, sabe cómo combatirlo- para comprar por nada las tierras de los campesinos desahuciados. La nona se erguirá del lecho y comandará a su troupe de muertos familiares para restituir la justicia.

Acá los dejo. Vivos y muertos. Recuerdo, espectros, anhelos.
¿Tomará Angelina, que tiene una historia de pérdidas, desconciertos, ocultamientos, negaciones cuyo recuerdo amenazaron siempre por ahogarla , el mandato familiar?

Una saga como muchas que alumbraron con los primeros atisbos de poblamiento delas grandes extensiones del “granero de América”.
Reverbera en mi recuerdo todavía la belleza extraña y melancólica de “La casita azul”. Con ese espíritu, y con tanto compromiso literario y vital, esta novela de Sandra que fue finalista el Premio Norma – Fundalectura Colombia 1997.







 De hacerse grande tan chico...

“Zoom” 
Andrea Ferrari 
 SM Gran Angular

Ana perdió a papá en un accidente inexplicable. Desde entonces mamá derrapa con frecuencia hacia la depresión. Ceci –diez años- está cada vez más silenciosa, pinta, pinta escenas conmovedoramente extrañas e inquietantes, tan obsesivamente ordenada, en un cuarto carente de calor y de vida. Solo rutilan tres pelotas de colores vivos. Ana siente que esa pequeña familia es su responsabilidad. Le pesan el dolor de una, la presencia huraña y huidiza de la otra. Empiezan de a poco los ataques de pánico, ese sentir que se va, que el mundo sigue transcurriendo muy fuera de ella…Trata de tenerlo todo bajo control, pero todo se desmadra: pesan la amenaza de desalojo, les han cortado internet –su único refugio, la vida ´paralela que llevaba en un juego de roles, en red, con amigos a quienes no conoce-; en pocos días se quedarán sin gas.

A la puerta de Olga, la vecina de hablar irrefrenable que a veces se hace cargo de Ceci, cuando se diente a punto de otra crisis de angustia, se entera de que Antonio, el señor mayor que vive en el piso de abajo, tuvo un accidente y ya no podrá hacer de Papá Noel, una labor que desempeñó por años en “Toby’s”, el centro comercial más importante de la zona.
Probará suerte. Tal vez la tomen. Tiene apenas quince años (tendrá que mentir), es pequeña de porte, pero la determinación y la desesperación –la propia y la del dueño del centro, apremiado por el tiempo-, ayudarán.

Ana es compañera de curso de Mateo. Prefiere evitarlo, no quiere confiar sus dramas, pero se ven a veces desde que él pidiera que lo ayudará con las matemáticas. El chico sufre el maltrato de un padre alcohólico. Cuando Ana consiga el puesto de Papá Noel, él ganará la calle, cansado de palizas e insultos. Como Antonio está solo y necesita que alguien lo cuide, Mateo tendrá albergue y trabajo. Lo considera una gloria.
Es desalentador para la chica ver tanto ser desilusionado en su entorno: Betty, la hermana de Tobías, carga con una historia de descontento con su vida: nunca quiso hacerse cargo del negocio, lo suyo es la música, a la que debió renunciar por mandato familiar, mandato que también se traslada a Lara, la hija del dueño, confinada al sector “envoltorios” de “Toby’s”. Orlando, el coordinador, la desaprueba, aunque él tampoco esté a gusto en sus zapatos…se queda solo por compartir algo con Lara. La buena de Betty, encargada de adecuar el traje y la estampa de Papá Noel y de todos los preparativos de la fiesta, vera en ese Santa Claus esmirriado una confidente, un ser aguerrido como nunca pudo ser ella. La alertará: el trabajo será agotador, y la paga escasa…demasiado bien conoce a su hermano, como antes se dejó doblegar por el padre. Solo el pequeño malabarista que apareció por el barrio, a quienes todos admiran por su presteza, su callada alegría, su soltura para ganarse la vida a fuerza de diligencia e ingenio, será su aliciente en esos días en que deba esconder su espanto, su enorme cansancio, su angustia tras un traje inmenso y una barba que cubre su rostro de niña…

Cuando deba cumplir la parte más importante, más delicada de su labor, trepada aun carro en medio de la avenida, observará al chico delos malabares , verá las tres pelotas encendidas, y entenderá de un solo golpe, muchas cosas….los billetes arrugados, las moneditas que aparecían providencialmente en cualquier rincón de la casa, las ausencias frecuentes y prolongadas de su hermanita…
Deberá tomar decisiones y riendas, y a veces dejarse sorprender por la providencia que parece obrar milagros.

No solo interesan las historias que se tensan, se anudan, se proyectan, sino la manera extraordinaria de poner el foco en cada protagonista…un zoom que enfoca ora a Ana, ora a Mateo. Ya a Betty, ya a Tobías. A su hija, Lara, a Orlando. Una lente que se aleja o se acerca no sólo en el escenario de los hechos, sino en el tiempo de cada uno. Hacia atrás: meses, años, horas, días; hacia adelante, para que todo se proyecte, para que tengamos la certeza de que tanto agobio existencial no es en vano.

La vida no es una línea recta, nunca. Por eso este Zoom es un magnífico recurso para contar vidas elegidas en toda su vasta complejidad



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Admirable, como otras veces (“El círculo de la buena suerte”, “También las estatuas tienen miedo” , “La noche del polizón”, “El increíble Kamil, “Aunque diga fresas”, “Café solo”, también comentadas en algún lugar de este “En verso y prosa”, para tu deleite)


Otra de identidades robadas...


La memoria de los seres perdidos” 
Jordi Sierra I Fabra 
 SM Gran Angular

A punto de cumplir veinte años, Estela cree tenerlo todo: una familia que incluye a su hermana Alexandra, vital, intempestiva, dieciséis años; una madre dulce y reservada; un padre un tanto duro, conservador y tal vez demasiado rígido en sus hábitos. Y tiene a Miguel. Planean irse a vivir juntos. En tanto completa sus estudios, también trabaja en una ONG, Asistencia Directa.
Un día nota que alguien la observa. La escena se repite, ya en casa, ya en la ONG. Cuando la mujer –treinta y cinco años, pocos más pocos menos- la aborda, cuando acepte sentarse en un lugar a escucharla se sobresalta: sus mismos ojos brillantes y oscuros, los labios, el ademán, tan particular, de pellizcarse el lóbulo de la oreja, cuando algo la intranquiliza…
Deberá transitar el infierno de descubrir su verdadera identidad. Sólo sabe que nació en Argentina, y que regresaron a Barcelona, la tierra de su madre, en l982. Se resistirá a admitir el horror. Tendrá que develar muchos misterios. Se hundirá en la angustia, el desasosiego, la sensación de absoluta orfandad.
Cuando se atreva a enfrentar la posibilidad de que le hayan ocultado parte sustancial de su historia y cree poder sentir el dolor físico y psíquico de esa madre que entregó la vida para que viviera, desde el horror de la tortura , se elevará de ese desgarro y enfrentará a sus padres, tratando de proteger a su hermana, que deberá seguramente transitar territorios parecidos para dar con su origen, pues ella –inocente y desprejuiciada, amante de ese señor con pocas pasiones que la crió- también es hija de otros desaparecidos argentinos.

Otra entrega valiente y recatada de Jordi, que dio muestras en oros títulos de esta colección, de no esquivar los temas cruciales, de no escamotearle ni dolor ni redenciones a la realidad ,por mucho que ella lacere.




Morir temprano...


Bajo la misma estrella” 
John Green
 Nube de Tinta

Cuando Hazel conoce a Augustus Waters –Gus- en el centro de ayuda donde intentan contener a Isaac, que a causa de su enfermedad va a quedar ciego porque habrá que quitarle los ojos tumorados, siente que la vida le da un recreo. Es que transita la fase IV de un cáncer de pulmón con metástasis en varios órganos y vive preocupada por la certeza de que dejará inermes a sus padres, que le dedican sus días. Descubrir las claves del atractivo de ese chico alto, luminoso y ocurrente, que lleva su cogera -.el osteosarcoma se llevó una de sus piernas de campeón de básquet ball- con gracia y humor, consumirá sus mejores horas.
Pronto intercambian lecturas y comparten gustos. El está en fase SEC (sin evidencia de cáncer) cuando ella transita sus días más duros. Por eso él logra el premio que los “genios” otorgan a quienes atravesaron o atraviesan la severidad de esta dolencia: cumplir un sueño. En este caso un viaje a Amsterdam, para entrevistarse con el autor de “Un dolor imperial”, el libro cabecera de Hazel. El encuentro será un incordio, pero la relación entre los chicos tendrá su momento de apoteosis, sólo sesgado por ciertas molestias de Gus que deberá confesar que el cáncer ha vuelto y es una poderosa constelación que consumirá en poco tiempo sus iniciativas, su sonrisa, su adorable socarronería.
Isaac, ciego, manifestará que no quiere ver un mundo sin Gus, pero Hazel descubrirá el mejor legado que ocupó las últimas horas del chico que logró aferrarla a la vida, aunque para ello debiera arrastrar un carro con su tubo de oxígeno y tratar de contener la angustia de sus papás. Lo que devele cuando quede sola será un mapa de sentidos que guíe el derrotero que aún le queda en la tierra.

Un triunfo dela vida. Un homenaje a la lucha. Medida, sobria, sugestiva, delicada. Para jóvenes





 De dictaduras...de la nuestra

"El año de los secretos"
Laura Santullo 
 Edelvives Aladelta Serie Verde

Catalina nunca imaginó que dejaría de ser la nena menor a la que sus hermanos Fabricio y Sebastián, y el amigo Rómulo siempre espantaban con eso de “salí de acá, Cata”. Creyó que sus días siempre estarían signados por el terror a los Pérez Valverde, los extraños vecinos del fondo, gente rara que no se sabía de qué vivía, aunque ella sólo compartía grado con Jeremías.
Un día papá regresa preocupado del trabajo y enciende el televisor. Hay comunicado militar en todos los canales. Poco después, Carlos, papá de Fabiola, el mejor amigo de la familia, llama a casa: el abuelo Tito había sido detenido, y él debe irse para no correr la misma suerte. Fabiola quedará con ellos. Pese a la tristeza por lo del abuelo y la partida del papá, la alegría de Cata no puede ser mayor: Fabiola será su hermana, su cómplice, y en casa la amiga volverá a tener mamá. Ya no sentirse marginadas. Juntas construirán su propio refugio –Romulo y los chicos tienen el suyo- bien disimulado en la parva de pajas y desechos del fondo del terreno, detrás del labradío de frutales, lindando con la propiedad de los Pérez Valverde.
Fabiola mantiene un discreto lazo con su familia a través de las cartas que envía a Juan Alberto, un primo adolescente que milita en el centro estudiantil de su liceo. Un día enferma y hay que llevarla al hospital. La casa está vacía. De puro triste, Cata decide buscar cobijo en la guarida. Alguien la atrapa, le tapa la boca, la paraliza. Sólo puede pensar en sus malos vecinos, a quienes estuvieron espiando. No: es Juan Alberto, que debe esconderse porque hubo un acto de rebeldía en el colegio, salvajemente reprimido. Está herido y no tiene dónde ir.
Cuando Fabiola regrese a casa, tendrán la misión de cuidar a JuanA. Ellas. Solas. Protagonistas. En secreto. Pero todo se complica. Cata recibe un enigmático mensaje : “Sé el secreto”. El joven empeora. Habrá que confiar en Fabricio, Batán y Rómulo, que es hijo de enfermera, podrá conseguir la medicación que se precisa, administrar procedimientos de cura. Se develará el misterio “sé tu secreto”…
Lo que viene después es consecuencia redentora del paso de SUMAR. De responder al “fuera Cata” con generosa y comprometida inclusión.

Acá, la historia dolorosa y reciente de nuestros pueblos, nuestras naciones latinoamericanas. El infierno del secuestro, la represión, pero también la solidaridad, la resistencia, la resiliencia de los humildes por la defensa de lo mejor que tenemos: familia, afectos, valores y sueños y eso que Cata tal vez no pudo dimensionar, porque es apenas una niña: la utopia.
Para que los chicos aprendan la historia desde la ventura de la buena y amorosa Literatura, esa que no elude ni temas ni problemas, y que sabe decir lo que se debe, con altura, belleza, hondura.
Laura Santullo, la autora, es uruguaya, y vivió muchos años en el exilio, como la familia de Fabiola. Sabe de solidaridades de los pueblos de acogida, y da testimonio donde mejor puede valorarse…




De familias quebradas...

“Como antes” 
 Ana Tortosa Jacobo Núñez 
 Aladelta Serie Roja Edelvives

Leo no puede salir de casa. Gripe. Se entretiene mirando por la ventana y observando álbumes de fotos. Le gusta verse de chiquito, ver a los abuelos a los que extraña, contemplar las imágenes de mamá y papá, juntos, de la mano…Echa tanto de menos ir de vacaciones, los cuatro, a casa de esos abuelos, como antes. Por eso recorta las imágenes y los vuelve a poner juntos, en un hermoso paisaje de crayones. Hay luna, sol, arcoíris, un bonito río . No tiene ganas de juntar los recortes.
Cuando mamá lo ve dormido junto a tanto estropicio le dan ganas de enojarse…cuando observa el trabajo de Leo la mirada se le enciende de luces y estrellas, como antes…
Muchos debemos lidiar desde pequeños con la nostalgia por lo que fue y aprender a vivir con lo que es. A veces la literatura ayuda. Ana Tortosa aborda el tema del divorcio con sutiliza, para que la seriedad del tema no diluya el candor.



Del horror de la gran guerra...


“Las maletas de Auschwitz” 
Daniela Palumbo 
 Grupo Editorial Norma Torre de papel Serie Amarilla

Antes de llevarlos a los campos de concentración y a las cámaras de gas, los invitaban a preparar sus maletas con la más necesario. Todos intentaban llevar lo más tibio, lo más querido.

Carlo, en Italia, había sido hijo del jefe de la estación. Adoraba los trenes y ayudaba a papá a recoger los boletos para controlar el pasaje. Un día, papá dejó de trabajar, y otro, él mismo ya no pudo ir a la escuela. La única luz de la casa entonces fue la abuela, que se mudó a vivir con ellos. Fue ella quien invitó a Carlo a llevarse sus amados boletos de tren…los que había guardado como tesoros todos esos años…

Hannah y sus papás querían mucho a Jacob, aunque a él le costaba entender las cosas y era bastante torpe. Papá estaba preocupado por su empresa y la imposibilidad de seguir negociando con “empresas arias”. Un día Hannah ya no fue admitida en la escuela, y no hubo para Jacob ni consulta médica ni medicina. Pronto se lo llevaron “a control”, porque era retrasado y anormal. No lo volvieron a ver y Hannah ya no volvió a hablar…contaba estrellas de veinte en veinte: veinte era el número que manejaba su pequeño hermano, -contaba y anotaba en un cuaderno. Estuvo un poco ausente cuando apareció tía Nora, a refugiarse una noche. Y cuando planearon migrar a la Argentina, con el resto de la familia y no pudieron, porque las fronteras se habían cerrado para los judíos. Solo habló cuando vinieron por ellos, para preguntar a mamá si en sus maletas había lugar para el cuaderno de las estrellas…tal vez adonde iban había astros, quizá pudiera seguir contándolos, capaz allí estuviera esperándolo el hermano…

Emeline, en París, hija de Brigitte, británica, y Pierre, papás artistas. Habitantes del único apartamento con postigos de un azul encendido que se abrían alegres todas las mañanas en un edificio de ventanas de un color verde sucio. Una familia que miraba todo con ojos diferentes y profundos. Por eso no les costó entender que ya no hubiera parque para la niña. Por eso estaban resueltos a resistir.
Una noche Emeline descubrió que aunque llevara cosida la estrella de seis puntas en el brazo, le faltaba su pequeña estrella de plata, la que para protegerla le había regalado la abuela. Fue a buscarla al parque al que iba a diario hasta la prohibición, y así conoció a Jacques, que dormía ahí, junto a los bancos. Era amable y sabio Jacques. Le gustó. Era mejor el parque prohibido con Jacques a la noche, con sus cartones y mantas, lavarse la cara al amanecer en la fuente, que la tristeza derramada en su casa
Se quedó con él. Por eso no se la llevaron cuando vino la Gestapo y se cerraron para siempre los postigos azules.
El encargado del edificio se las arregló para encontrar a la niña y enviarla a lo de su abuela, y también de hacérselo saber a Briggite y Pierre. Siempre le habían resultado simpáticos esos vecinos, por su independencia y su espíritu rebelde. Cuando a Pierre y Briggitte les tocó hacer sus maletas, no hubo nombres, solo un mensaje “Te quiero mucho ,Emeline. Mamá”


En el gueto de Varsovia, papá esconde a David y le deja el tesoro de la casa: un violín clásico de cuidada calidad. No hay tiempo para preguntas. Enseguida sobrevienen los golpes, los gritos, los disparos. Cuando el niño se atreve a salir, Marja, su hermana, y sus papás yacen ensangrentados. Ruidos. Otro niño, más pequeño, que llora. Es Piotr. Salen juntos y se las arreglan para salir del confinamiento del gueto.
David tocará el violín y Piotr cantará… lo harán con otros nombres no judíos, que no los delaten. Así, sucios y desfallecientes los encuentra Tereza, que fue nana de David y debió renunciar porque ella era aria, católica . Tereza vive en una pequeña casita heredada de una tía. Dirá que los niños son parte de las cláusulas de la herencia. Habrá días de alegría, música, buen humor, trabajo.
La joven se las apaña cosiendo para señoras burguesas. Pero la anciana de la puerta en de enfrente no puede tolerar que en sus narices una vecina irresponsable acoja a dos pequeñas ratas judías. Ella es buena ciudadana. Denuncia. Es su deber.
Los tres marchan a los campos. David lleva el bulto con el violín. Obedeció a papá… jamás se desprendió de él.




De cataclismos emocionales...

“Los chimpancés miran a los ojos”
Andrea Ferrari 
 Alfaguara Juvenil

Ema no puede aferrarse a la vida. Todo le resulta indiferente o doloroso. Hasta despertar. Sus papás se mudaron a Buenos Aires y desesperan por vincularla a la esperanza. Mamá se entera del Proyecto –Especial del Zoológico, un programa para vincular niños o jóvenes especiales, con animales, especiales también. Con abulia fue. Decidida a concurrir una vez, para conformar. Pero una vez fue otra y otra y otra: Se encontró con Nina, una chimpancé bebé. Se miraron a los ojos y entre ambas se creó un vínculo especial. Ema avanzó hasta solicitar que la destinaran al sector de los monos. Entre tanto, pudo establecer una relación apenas tibia con Marcos, que terminaba el programa con tanto éxito que lo iban a contratar como cuidador.
Un incidente grave pone en riesgo todo el plan. Ema lo protagoniza. Deberá cambiar de sector si es que quiere permanecer en el voluntariado. Atravesará también esta prueba. Entre cóndores que deben evitar el contacto humano es como empieza a recuperar el hilo de su historia. Podrá hablar de lo que pasó, sacarlo afuera, llorar y elegir VIVIR.
Siempre sabrá que la mirada de Nina, la que sigue buscando cada vez que necesita afirmarse, fue la que la condujo por los escarpados caminos del retorno. La mirada de Nina y las manos de Marcos.

A veces los dolores desorientan y desgarran y no se puede siquiera intentar el recuerdo. Los traumas no resueltos nos hunden en un pozo de negrura y desesperanza. Habrá que descubrir la manos, el hombro, la voz que ayuden al regreso. De eso trata esta novelita que se puede abordar a partir de los doce

 

 Familias monoparentales... de hacerlo solos

“¡Qué guapa tu madre!”
Lydia Carreras 
 SM El barco de vapor  serie roja

Branco –once años- disfruta tanto de sus dibujos –es especialista en historieta, y su personaje preferido es el Corto Malté- se esmera tanto en ellas después de haber tomado clases a distancia con Hugo Pratt- que casi no siente el peso de quedarse solo por las mañanas en el departamento que alquila Andrea, su mamá, desde que se mudaron de lo de los abuelos, en Córdoba, porque ella necesitaba independizarse y forjarse una vida nueva, ahora que papá es un doloroso pasado.
Tenía una niñera que ya no puede venir. Mamá no acierta a encontrar un reemplazo. La preocupa estar tan absorbida por su trabajo, que la mantiene fuera todo el día, lejos, hasta bien entrada la noche. Delma, la señora metiche del mercadito de la planta baja, aunque molesta un poco con sus nada discretas observaciones, es la única que percibe una nube en la mirada de Andrea, y le pide un teléfono, por si acaso.
Mientras desempeña sus labores con buen criterio, Branco se cruza con el señor Otto, que vive en el mismo piso, dos puertas más allá. Debe llevarle una carpeta que olvidó en lo de doña Delma… Su vida dará un vuelco. Tendrá el maestro que anhelaba. Tocará el cielo con las manos. Su trabajo con trazos y tintas alcanzará el borde de la perfección. Tanto , que cuando ocurre la gran explosión por la pérdida de gas en el edificio, los bomberos podrán jurar que reciben al niño exánime de brazos de un personaje extraño y etéreo –el Corto-. El número pedido por la vecina, su mirada incisiva, habrán torcido un destino de tragedia.

Lydia Carreras, tan sensible a las problemáticas sociales de nuestros días, ficcionaliza a la vez que historia el trágico escape de gas que sumió a la ciudad de Rosario en el horror y el desconcierto. Para recomendar fervientemente, desde los once.





 De la segregación que se opera y se sufre...

“Si alguien te espera” 
Lydia Carreras de Sosa María Jesús Alvarez 
 Macmillan “Todos distintos”

Apenas Itatí atenúa esa sensación de vivir en una mundo, una vida de prestado, apenas exorcisa su angustia mirando desde afuera su propia historia –la escribe como la vivió- contada en una obra de teatro por la que gana un concurso…en forma de rumor, solapada, esquina, estalla la verdad que por protegerla ocultaron su tutora, las maestras, el director del colegio: “la mamá de ´Paraguay` está presa”.
Entre miradas de asombro, comentarios torvos, un inmenso vacío hacia la niña, se sabrá que Marcela es la abogada de su madre, que el caso está a punto de resolverse, que Itatí no tenía quién se hiciera cargo de ella hasta entonces, y que creció y se educó en una cárcel. Ello no le impidió ser aplicada, seria, responsable, afectiva.
Tendrán que intervenir el aplomo, la madurez y aún la osadía para que esta nena, querida y aceptada hasta saberse su origen, recupere a bocanadas de angustia las riendas de su destino, y para que un mundo soterrado salte a la luz y conmueva los cimientos de nuestros prejuicios, nuestros miedos, nuestra crueldad.
Valiente. Atrevida. Bien armada. No esquiva nada. Todo tiene nombre y se perfilan claramente los buenos, los malos, los hipócritas, los crueles, los indiferentes, sin subterfugios. Además, es un libro de bello y delicado diseño que contiene –en manuscrita- el Diario donde Itatí vuelca alegrías, pesares, angustias, anhelos…
Desde los once. Casi imprescindible


 Para que no olvidemos...

“Tres cisnes bajo la luna” 
Norma Huidobro 
 Ediciones abran cancha  Colección tres gatos locos

Irina no quiere volver a casa de la abuela , en la isla. Nada queda ahí, más que recuerdos oscuros de la crueldad de Rosario, que nunca la quiso, como tampoco pudo querer a Eugenia, su tía, ni sus papás, muertos en un accidente cuando ella tenía dos años. Vivió en esa gran casa amparada por Eugenia hasta los nueve. Entonces se fueron a Buenos Aires y empezó para ellas una vida nueva, ensombrecida solamente por las recurrentes pesadillas de Irina: el lago, los tres cisnes, la luna llena.
Debe volver por una semana, porque la tía debe hacer un viaje de trabajo.
La abuela está más fastidiosa y cruel que nunca, víctima de un acv. Siguen allí Amelia, el ama de llaves, e Isidro, el jardinero. Habrá también una enfermera dulce y jovial –Carla- y una cocinera, ambas cuidando a la abuela y asistiendo las necesidades de unos y otros.
Pronto Irina descubre que la luna y el estanque se corresponden con el paisaje…¿y los cisnes?. Vuelven las pesadillas, y hay movimientos y hechos que la inquietan. De a poco primero y a borbotones, surgirán recuerdos terribles, que su mente niña guardó muy adentro, para que no dolieran tanto. Se caerán caretas. Muchas cosas se harán comprensibles. Eugenia restañará heridas. Una novela de enigmas (policial, negro, sería el género) a las que nos tiene acostumbrados Norma Huidobro, que engarza personajes, ambientes, clima, cada vez con mayor maestría. Para jóvenes.



La segregación, otra vez...

Tony” 
Cecilia Velasco 
 Grupo Editorial Norma    Zona Libre

Lacerante. Recorriendo esta nouvelle uno empieza a ver con ojos de comprensión, con gesto menos adusto a quienes creemos disfuncionales, responsables de acciones y conductas perturbadoras.
Chicos que padecen alguna forma de maltrato, consecuencia de sus capacidades diferentes, su aspecto físico, su perfil.
Tony es hijo de un chino que puso en él muchas expectativas. El chico no pudo colmarlas y es víctima de abuso y destrato. A menudo es protagonista de hechos desgraciados, porque siente que debe responder por el menosprecio que recibe su figura endeble, sus ojos rasgados. Michele lo contiene, porque ella padece la prepotencia de su hermano, poco menos que un energúmeno.
Pedro siente que muchas veces él, sus hermanos Miguel y Paula, su mamá –que se las apañan solos en la vieja casona de señorial pasado en la que viven- son como grandes osos: se gruñen, se reconocen, se cobijan, se aman. Quiere superar su falta de iniciativa…¡le cuesta tanto emerger de la abulia!
Ale es corpulenta. La respetan porque lanza el disco como nadie y es campeona de ajedrez. Pero sufre por Martín, su hermano, víctima de un severo retraso madurativo que avergüenza a sus papás.
Recalan todos en el mismo colegio público .Son los más golpeados por el trágico final de Julia, esa chica que siempre fue un misterio, una sombra, un silencio que sólo se hacía luz desde sus esculturas e instalaciones. Julia, que parecía a salvo al amparo de Consuelo, tan dueña de sí, tan segura, tan decidida, tan querida.
Todos –menos Julia, que toma la determinación de segar su vida- toman la palabra en primera persona para dar cuenta de angustias, quereres, afectos. Todos reconocen un puente, un amparo, un poco de tibieza en su profesora de lengua.
Leerla para empezar a entender por qué territorios de ausencia deben andar a veces nuestros adolescentes.

De la violencia en casa...

“La niña silencio” 
Cecile Raumiguiere Benjamin Lacombe
 Edelvives Mini álbum

Potente. Metafórico. Extrañamente iluminado en bordeaux y rojos, a pesar de la melancolía, de la honda tristeza que emana de esta historia.
Niña Silencio debe volver a casa, la guarida de lobos que ama a pesar de todo. A pesar de que aúllan cuando ella moja la cama…En la escuela, la maestra, preocupada por su silencio, la manda frente a la señora amable, de luminosos ojos azules.
¿Qué va a decirle? ¿que hay demasiados días rojos furia, con cintos que azotan el aire y el cuerpo de niña Silencio, pero que también los hay azules, de guarida tibia con olor a castañas, de lobos que ronronean para que uno pueda abrazarse a ellos?
Un día, la niña, que mece letras y palabras muy adentro…A de alondra B de bebé C de cisne , dejará que broten en vuelo de alondra, en torrente…

Para leer en dos planos, o en más. Para que podamos derramar palabras alivio y abrazar a tantos niños silencio que piden auxilio desde sus miedos hondos. Desde los diez, para acceder a los planos que convida este libro maravilloso que trata con sutileza y bella cautela el maltrato infantil, en gráfica color vino tristeza.



De la esclavitud contemporánea...


“La noche del polizón”
Andrea Ferrari 
 Grupo Editorial Norma Zona Libre

Karmo Dwala –con ayuda de la comisión de refugiados, con el entusiasmo de Dalma- ha logrado que la Cruz Roja ubique a Momo, su hermanito, que sigue en Liberia, en Monrovia, del que se separó abruptamente una trágica tarde en que un grupo de insurgentes llegó, incendió el pueblo, sembró el terror…
Mientras aguarda que esa comunicación –anhelada por cinco años- se produzca, repasará su historia. La ha anotado obsesivamente en un cuaderno, igual que cosas del vocabulario, y recetas, como le recomendó Gustavo, su profesor de castellano. ¿Qué contarle a Momo -que si él tiene diecisiete, debe tener doce-, para no asustarlo. En la tensión de la espera –el teléfono debe sonar ahí, en casa de Gustavo- revive la huía de días y días, confiando sólo en sus piernas. La llegada al puerto de una ciudad de otro país africano. La decisión de embarcar como polizón con Sekou, para ir a “América”, un país rico donde se habla inglés, que él maneja rudimentariamente. La horrorosa travesía en el hueco que deja el gran eje del timón. El hambre, la sed, el frío… las tempestades crueles, la fiebre, el delirio. El desembarco en un país equivocado y la muerte del amigo. ¿Podrá relatarle todo a Momo?. ¿Contarle de la soledad de la vida de un refugiado, negro en un país de blancos y por lo tanto blanco de todas las miradas?. No. Mejor hablarle de la solidaridad de Dalma, de Gustavo, de su historia con Lucía, lo más parecido al amor desde que perdió tan temprano a papá –maestro de la aldea- y a mamá y su voz cantarina esa tarde de la huida. Mejor confiarle que se puede ir a la escuela y aprender el idioma, que aunque se trabaja en negro, se puede confiar en que un día un negro trabaje “en blanco”…

¿Se podrá concretar la llamada? ¿Serán más claros los días de Karmo?. Leer este Zona Libre, porque trata de otro tema “perturbador” que la literatura para jóvenes aborda con valentía y con belleza sustantiva.



La familia,esa prioridad que no se tiene...


“Cartón y papeles / Papelao e papéis” 
Edición bilingüe 
Cecilia Pisos  Haydee Oliva  Roberto Stelzer  Cecilia Piñón. 
Comunicarte

Tres cuentos. En español y en portugués. Crudos. Conmovedores.
Mayra vive de juntar cartones, latas, botellas. Justo donde termina la villa y empieza la gran ciudad, está la biblioteca. A Mayra le gusta ver qué pasa con su princesa, encerrada en una torre. La bibliotecaria le dice que puede llevarse el libro…La nena va con el tesoro, pero la intercepta el Gorrita, que es grandote y prepotente. Es el ogro que sólo verá más cartón, y le secuestra la princesa. Mayra lo seguirá, para rescatarla, aunque deba perder las zapas nuevas y lastimarse mucho. Cuando termine el día retornará –sin calzados, sin un solo cartón- con el carro, a devolver libro y princesa. La bibliotecaria la premiará con “Las zapatillas mágicas”, a ella, tan descalza, tan dulce, tan niña.

Clara tiene nueve años y jamás recibió una caricia, una palabra amable. Solo órdenes de una mamá demasiado ocupada y sola. Aprendió poco porque faltaba mucho a la escuela por cuidar a sus hermanitos. Cuando le dijeron “te vas a Mechita”, se sintió morir: ¿qué pasaría con Beto, el menor de sus hermanos?. Los señores que la buscaron eran buenos y la trataban bien, pero…¡Qué luminosa l mañana en que la llevan con torta, caramelos y un osos de peluche al cumpleaños de Beto!. La casita a lo lejos se va convirtiendo en un hermoso castillo, y a la puerta espera jubiloso un principito de tres años.

Dos tribus –unos empluman de rojo, los otros de verde- viven en dos márgenes de un gran río. Los enlaza una vieja canoa través de la que intercambian productos y amistad. Un día, dos niños de uno y otro pueblo juegan en el bote, sin notar que se suelta y va río abajo. Unos culpan a otros por la pérdida. Unos piensan que quienes deben reponer la barca –que llegó un día desde arriba, nadie sabía de dónde- son los otros. ¿Hallarán forma de resolver su problema? …sólo te cuento que la barca sigue río abajo, en busca de dos pueblos orilleros con ganas de hermanarse.



La marginalidad...¿tiene culpables?

“Perros de nadie” 
 Esteban Valentino
 S.M. Gran Angular

En la abyección de la marginalidad y sus lacras: delincuencia, drogas, violencia, prostitución… hay sin embargo gloriosas epifanías de luces pequeñitas para que la vida se cuele en el barrio de la Fábrica, donde el viejo Eleazar cuenta una y otra vez a Nueve sobre el destino de Masada al cual debe su nombre de resistencia y orgullo, mientras le enseña hechizos y ensalmos del Africa ancestral que colaboran para que se pueda recuperar en el viejo taller –su propia Masada- todo trasto mecánico que le traen. Para que el sol se derrame en los vericuetos barrosos de la villa donde Bardo se refugia en Hugo, carpintero fracasado de día, triste puta travesti de noche, un ser que busca la luz sin perder la confianza en sí mismo.
No se quieren los de la villa y los de la fábrica. Lo irremediable se desencadenará cuando el jefe de la pandilla de Nueve ordene lacerar a Hugo, que regresa a casa travestido en Elizabeth. Bardo no podrá tolerarlo porque “no hay buenas en la vida”, como comenta su amigo. Ni siquiera deshará la trama urdida que decida su destino cuando sepa que Nueve será el padre del bebé que engendra su hermana Sandra.
O tal vez no habrá marcha atrás para que después de la Muerte –Eleazar, que se despide porque ya ha entregado y enseñado todo, Bardo porque se impone como último límite no matar- haya vida nueva, fresca, sana: Alexis, el retoño de Sandra y Nueve, que se dan chance a sí mismos como dueños del Taller-fortaleza del maestro Eleazar.

Bardo se redime por la muerte. Hugo-Elizabeth por amor. Y los demás… los demás son solo perros de nadie.

Una nouvelle inquietante, que pone mirada a los lugares que no queremos ver, pero existen por puro derecho a la vida.


La soledad de los pobres...


“Veladuras” 
 María Teresa Andruetto 
 Grupo Editorial Norma Zona Libre

Rosa Mamaní ha vuelto a la casa y los paisajes de baguala de su abuela. Debe sanar su alma. Haciendo veladuras y rescatando figuras de ángeles, haciendo parecer viejo lo que es nuevo –pátina, jabón de oro, betún de judea y mucho restregar- va sacando dolores viejos a la superficie.

Gregoria era de estas tierras, como papá. Ella, Rosa, la invitó a casa, porque estaba sola. De a poco Gregoria se puso a amasar, a preparar tamales y humitas, y a cantar bagualas queditas. Papá acompañaba con la caja, hasta que ocurrió lo que ocurrió y papá debió irse, y no lo soportó.

Después de verlo colgar del algarrobo, Rosa enfermó y la mandaron a la casa de descanso, con la cabeza llena de pájaros lacerantes. Pero su cura fue volver a la tierra de la otra Rosa Mamaní, y rescatar la vieja casa, y hacer veladuras mientras cuenta, con tono monocorde y cansino, con calma norteña, el dolor de adentro. Puede hacerlo porque ha vuelto a ver a Gregoria llevando al niño de la mano. La ve de lejos. También ella se ha refugiado en su tierra, para sanar, para olvidar.




Cargar con la culpa de otros...

La entrevista” 
Liliana Bodoc 
 Alfaguara Serie Roja

Nada será igual en la vida de Guada, Manuel, Gregorio y Justina a partir de ese trabajo grupal ineludible para aprobar el curso que les encomienda una rigurosa profesora de Literatura. Tendrán que hacerlo juntos, sin posibilidad de elección. Elegir sí el entrevistado, grabar, desgravar, dar forma al trabajo sin una sola huella de oralidad. Tejer una estrategia para funcionar juntos. Ellos, tan diferentes. Y –creen que lastimosamente- llegar al personaje por descarte. Lo propone Manuel, cuando les falle el prominente neurólogo elegido por Guadalupe, que lo detesta porque sospecha de un affaire de Pedro Montiel con Paloma, su mamá. Y sin embargo, la entrevista a ese actor alguna vez famoso, lacerado y apartado del mundo de las tablas por un dolor definitivo, que arma para ellos una escena para que todos comprendan qué es el teatro -pasajes de Shakespeare y creaciones personalísimas preparadas especialmente-, cuánto compromete…cambiará la vida de todos. A pesar de que el trabajo final se entregue pobre y a destiempo. Guadalupe podrá tolerar la situación familiar: un padre acusado de intoxicar y matar niños de un hogar con una donación de alimentos en mal estado, cuando su única intención era bajar cargas impositivas, una madre que se evada de la cruda realidad del estigma construyendo puzles de escenas marinas, de cinco mil piezas

Gregorio dejará de engañarse y de dilatar proyectos que tienen que ver con el “miedo a crecer”. Se descubrirá un actor innato y empezará tímidamente, con Pedro, una carrera.

Justina aceptará una mamá extraña, un poco mística, un tanto hippie, siempre al borde del abismo, y de mano de Manuel y la música, conocerá el amor.

¿Y Manuel?. Enamorará a Justina y descubrirá que lo de mamá no es traición. Es vocación escondida que pudo despertar al contacto con ese actor del barrio, desesperado de soledad.. Irá al estreno de la primera obra que tenga a Paloma como protagonista y revindicará su rencor: papá camionero jamás fue traicionado.

No es una lectura fácil. Nunca es sencilla Bodoc. Ofrece remansos y cataclismos. Tempestades y alas livianas. Acá el tormento de Otelo, la dolorosa mansedumbre de Cordelia, el brío de Puck. Leerla siempre es desafío y luminosa conquista. Para jóvenes y fanas de la autora.




 De violencia doméstica y fanatismos...

El libro de todas las cosas” 
Guus Kuijer 
 Grupo Macmillan Todos Distintos

Tomás Golpeter ve cosas que nadie más puede ver… o que ve solamente la señora Van Amersfoort, porque es bruja, al decir de los chicos del barrio. Para no olvidarlas las anota en “El libro de todas las cosas”. Ahí también escribe sobre su terror a papá. No le molestan tanto las palizas con el cucharón de madera, qué él mismo debe cargar al lugar del castigo: le duelen los cachetazos a mamá, que es un ángel. Solo cuando la señora Van Amersfoort –“es comunista y atea, te prohíbo verla” ,sentencia papá… “su marido dio la vida para que nosotros fuéramos libres”, tranquiliza mamá en secreto- lo escucha y lo atiende, o cuando ve a Elisa, esa chica a la que le faltan cuatro dedos de una mano y que tiene una pierna de cuero que chirria al caminar y los ojos azules más hermosos del mundo, desaparecen el hipopótamos de angustia que le crece en la barriga, el sapo que se le mete en la garganta y no lo deja hablar ni respirar.

Tomás sólo desea ser feliz –algo que sólo aspiran los flojos y los débiles, dice papá-. Pero para eso papá deberá dejar de golpear a mamá, Elisa deberá abrazarlo y tomarlo de la mano. La viejecita le da el empujoncito que ni siquiera es capaz de darle Jesús, con quien conversa a menudo,: “para ser feliz hay que dejar de tener miedo”.

¿Quién dijo que la infancia es siempre territorio de armonía?. A veces la inocencia no protege de los grandes dolores. Una gran novela de este autor holandés que denuncia los males del fundamentalismo tanto político como religioso, el poder devastador de la violencia familiar. Merecedora del premio “Búho dorado 2005”.

Desde los diez, para motivar “Despertares”.




Cáncer... ese fantasma

“Si tu signo no es cáncer”
Graciela Bialet 
 Grupo Editorial Norma - Zona Libre

Gaby jamás empieza ninguno de sus días sin consultar al horóscopo, o al horóscopo chino. Ni siquiera para llamar a Anahí, su mejor amiga. Consulta siempre el I-ching, para saber si conciliará –ella, Tauro, tierra- con Felipe -Piscics, deliciosa agua-.Felipe. Su amor oculto, porque no se atreve a revelárselo ni a Anahí. No hay secretos entre ellas, sólo este :”estoy enamorada de tu hermano”.
Ni un horóscopo anunció el accidente merced al cual y de forma fortuita detectarán un cáncer de larga data invadiendo la cadera de Gabriela. La vida se pondrá patas arriba. Ella –Tauro- deberá acordar y hermanarse con Cáncer, su enfermedad, para poder enfrentar una gran batalla.
Pese a los peores pronósticos –los médicos dicen “desarticular” cuando quieren referirse a amputar- conserva su pierna. Aunque ni runas ni cartas astrales garanticen nada, antes de entrar a quirófano sabrá que Piscis también ama a su “Princesa”, aunque no sea el momento propicio de anunciarlo.
Ayudarán Silvia –médica, joven, optimista., frontal-; Esperanza, otra “mediobruja” que enfrenta un tumor cerebral; Josecito, víctima de una leucemia que pretende llevárselo a los diez. Estará la familia, hecha amorosa reciedumbre.
Gaby perderá peso, su preciosa cabellera de rulos con reflejos y creerá –sobre todo cuando Esperanza pierda su batalla- no merecer el amor. Felipe no debe atarse a ella, que es apenas un manojito de pavores, angustias, náuseas y mucha mucha rabia.
Y sin embargo… ahí, una mano tibia sobre un corazón que late , una caricia mansa sobre una gorra negra que disimula la pelusa que empieza a insinuarse en la cabeza de ese pequeño ser valiente que se empecina por un día, un año, o dos o…
En primerísima persona. Como un testimonio. Estoica. Aguerrida. Bien informada. Las “Predicciones poéticas” que abren puerta a los capítulos - “Derrotero astral Nº…”- son una delicadeza en las que Graciela toma prestados versos, proverbios, letras de canciones, para que demos una chance la esperanza. Jóvenes y adultos. Para que sepamos que la adversidad existe, pero también están los que lo ponen todo, los que se “juegan todas las cartas” para que el destino pueda tener el color de la VIDA.




De buscar los orígenes...

“El jamón del sánguche” 
Graciela Bialet 
 Grupo Editorial Norma Zona Libre

Ceci sabe desde siempre que fue adoptada a los cinco meses. Y que en ese tiempo inicial de su vida estuvo en un hospital. Lamenta sentirse “el jamón del sánguche” ahora que sus papás se separaron y formaron nuevas familias, con las que debe convivir en días acordados: con mamá, Rubén y sus hijos -Javier, Jimena, Salvador-; con papá y Adela. Los mejores son los que pasa con la abuela Yamile, o con su tía Beba.
Cuando cumple quince le regalan el diario en que nos va a confiar su historia. Una misteriosa tarjeta con el grabado de la medallita con la que llegó a casa desde el hospital y la presencia-descubierta después en fotos y filmaciones- de un ser enigmático que nadie invitó, disparará su necesidad de escarbar en los orígenes. Y mientras pierde a su mejor amiga -Marianella, víctima de la violencia que sobre ella ejerce suspadre-, que la traiciona con su amorcito -Sebas- , inicia junto a su familia un investigación que la llevará a saber que tiene otros siete hermanos de sangre, todos dados en adopción portando la misma medallita consagrada a la virgen. Intentará el contacto con ellos –la ayudará en todo, pero más que nada a manejar emociones, Pablo, el chico que logrará enamorarla con su sobriedad y su sutileza, además de esa numerosa familia ensamblada-, pero sólo logrará contacto cara a cara con dos: Nancy, apenas una niña, y Natalia, mayor que ella, quien le revelará la identidad de la madre biológica.
Pronto sabrá lo más conmovedor de sus primeros días: la cuidaba un hermano mayor, Juan Carlos, muerto en la cárcel por sobredosis con cocaína. El, un niño pequeño, y ella una beba de pocos días cuando los rescataron de la calle. Y que las enfermeras encargadas de su guarda hicieron lo posible para retrasar la entrega de “Angeles” –así la llamaron, para que su hermanito pudiera venir a verla casi todos los días mientras deambulaba por la ciudad hasta ser tragado por orfanatos, reformatorios, cárcel.
“Angelo” será también el diario en quien vuelca este destino y esta portentosa capacidad para atravesar tanta adversidad.
Ceci –sin embargo- tuvo la suerte de uno… de tres hogares con amor cuando la ruptura del primero provoca los ensambles.
El final de la historia la encontrará con un nuevo hermano: Mateo, el bebé de papá y Adela, y el rescate en el cementerio del barrio del querido Juan Carlos Poveda, aquel hermano de sangre que la había sostenido en brazos, buscando cobijo y comida para ambos…

Valiente. Muchos temas en torno del destino de esta jovencita: adopción, familias ensambladas, violencia familiar y violencia de género, embarazo adolescente, abandono y situación de calle. Para leerla con disposición abierta, desplegando raciocinio y sensibilidad, pero abrigados por la emoción, que bien vale.




 De los diferentes y su ternura...

“Héctor, el hombre extraordinariamente fuerte” 
 Magalí Le Huche 
 Adriana Hidalgo Editora. Pípala

¡Ay, qué dulce!. Un héroe de los “tradicionales”, que vive en un circo, en un lugar lejano, llano y ventoso. El circo “EXTRAORDINARIO”, porque ahí ofrecen su extraordinario espectáculo el hombre extraordinariamente pequeño, las extraordinarias gemelas, los payasos extraordinariamente graciosos, los domadores extraordinariamente valientes. Pero nadie tan extraordinariamente especial como Héctor, el hombre extraordinariamente fuerte. Tiene un amor –Leopoldina, la extraordinaria y pequeña trapecista- y un secreto. Es que cuando acaba su número de arrastrar una manada de elefantes con solo sus dientes, y de levantar dos lavarropas cargados con un solo brazo, se retira a su casilla. Ahí tiene un subsuelo donde practica su verdadera pasión: el tejido a crochet. Posee una colección de obras de arte, y un tejido especial para su pequeño amor.
Leonardo y Gedeón, los domadores, están hartos del fervor que despierta Héctor, y lo invitan a un desafío que él rechaza. Es raro Héctor. Habrá que vigilarlo. Así es como los envidiosos descubren el secreto, y una noche, para escarnio, exponen la colección de “Héctor, el hombre extraordinariamente perdido por el crochet y enloquecido por el tejido”. Entonces sobreviene la hecatombe: un viento que se lleva todo… carpa, carromatos, tejidos, trajes…todo todo todo.

Lo que viene después cambiará hasta el nombre del circo, vean, porque el espectáculo central será protagonizado por Leopoldina, Héctor, la fuerza, la destreza, la ternura…y los tejidos.
Saber ese después requiere que abras este libro diferente, que parece de una gráfica y una lógica de los viejos tiempos de los circos pobres. Con un encanto antiguo.





La mirada que segrega...la que vincula... 

“Voces en el parque” 
Anthony Browne 
 Fondo de Cultura Económica.

Sí. El de los monos y los gorilas. Habrá cuatro voces, que es decir cuatro miradas sobre un encuentro en el parque. La mamá de Carlos cuenta del paseo con Victoria, perra de pura raza, y su niño, la tarde en la que la perra se lió con un cuzquito y Carlos se atrevió a jugar con una niña harapienta. ¡Puf! ¡Qué contrariedad!, tuvo que regresarlos antes de lo convenido El papá de Mancha, la harapienta, cuenta de cuando quiso quitarse el malhumor de la falta de trabajo llevando a la pequeña y a Alberto a distraerse, en el parque. Y de lo alegres que volvieron el chucho y la niña.
Carlos cuenta cómo disfrutó Victoria sus correteos con el perrito, de qué buena era Mancha en el tobogán, y columpiándose en el pasamanos…¡y eso que era niña!. Lástima que mamá los sorprendió juntos, lo reprendió y tuvo que volver tan pronto a casa. Y Mancha… Mancha es capaz de ver la tristeza y el aburrimiento en los ojos de Carlos, y cuenta que por eso lo invitó a jugar, para que no tuviera que ver desde el banco lo bien que lo pasaban su perrito y esa cachorra tan majestuosa que trajo la señora al parque.

Cuatro miradas. Desde la soberbia. Desde la resignación. Desde la admiración. Desde la libertad de una niñez casi sin corsés. Para que nuestras miradas y nuestras voces empiecen a desembarazarse de los prejuicios ¿no?.
Desde los ocho. Para chicos, pero especialmente recomendado para los grandes, que siempre creen saberlo todo.




La pobreza que molesta...

“La mujer de los viernes” 
Eduardo Dayan 
 ComunicArte Editorial Col Veinte escalones Adolescentes

A un colegio de clase media- alta donde sobran recursos para aprender pero también la abulia y el desparpajo de adolescentes eternamente insatisfechos, llega Rosario Menéndez, para conmoverlo todo. Las clases de Lengua y Literatura de lunes y jueves serán las que las autoridades esperan de ella…pero mejores. Las de los viernes –séptima hora- serán informales y vitalmente fecundas para profesora y alumnos.
Propondrá que los chicos escriban sus perfiles, sus angustias, sus proyectos, y los levanten a un Blog. Los contenidos se corregirán y cada autor lo leerá en clase. La propia Charo –Rosario- inicia este maravilloso desafío en el que cada cual empieza a mirarse para adentro con una mirada diferente, y puede mirar y escuchar al otro como nunca lo hizo.
Establecidos los vínculos, Rosario habla de su trabajo en la Escuela del barrio -adolescentes humildes, de villa, en situación de calle- e invita a un intercambio. Habrá dos tipos de consecuencias: el cambio de perspectiva en algunos en los que la experiencia con “la mujer de los viernes” dejará huellas, como en Julia, que desde la adultez cuenta este pasaje de su vida, este encuentro fundante, y la solicitud de renuncia a una educadora atrevida que hizo lo que no se le pedía, lo que “no se debía”.
La despedida de Charo Menéndez –vía blog- es un conmovedor mensaje lleno de lirismo, y habla del Eduardo Dayan docente, pero también poeta.

Para adolescentes. Pero fundamentalmente para docentes dispuestos a que se “le muevan las estanterías”. Mejor: para que adolescentes y docentes la disfruten juntos, y se animen a lo que deban, aunque algunos piensen que no. Novela breve.





De admitir las diferencias...

“Un año movido” 
Klaus Kordon
 Edelvives Aladelta Serie Verde

Félix fue siempre especial. Primero el terror a las moscas y al queso camembert y luego a los sapos. Cuando ingresó a la escuela sus compañeros aprovecharon sus fobias para hacerlo centro de burlas y persecuciones. Aquello debía acabar mal: una lesión complicada que dejó al niño con una pronunciada renguera de por vida. Por eso Félix tiene mundos de soledad con amigos fraternos y singulares: los libros. Y su cuarto.
Debe mudarse a Berlín con su familia. Y empezar a temer apenas verlos a “Los tres de Mollmann”: Frank, Pulle y Murmell, con quienes compartirá calle, casa… y aula.
Suerte para él –suerte para todos- que el tutor del curso sea Richter, tan joven, tan particular, tan intuitivo y afectuoso.
Muchas cosas van a hermanarse para que Félix considere a Berlín su nuevo hogar, y quiera conocerlo despacito, rengueando junto a Frank, para que se sienta “uno de Mollmann”, su calle, su casa; para que jamás abandone sus libros –sueña ser filólogo, se lo ha confiado a Richter, a todos- pero disfrute excursiones arriesgadas con los demás. Y para que logre el privilegio de que Frank nos cuente su historia a partir de un trabajo práctico encomendado por el maestro, que resulta una redención de todas las violencias ejercidas sobre este desvalido “nuevo”.
Para estos días en que las agresiones físicas y verbales aparecen casi naturalizadas, y el “bullyng” es casi un deporte más, esta novela para púberes y adolescentes es una bocanada a veces fresca, a veces dolorosa como una bofetada, de necesaria conciencia…





 Del sufrimiento de los diferentes...

Hay un chico en el baño de las chicas” 
Louis Sachar 
 Ed SM Barco de Vapor –Serie Naranja

Bella. Contenida. Diferente. Sorprendente, porque detrás de ese título uno espera una novela humorística, disparatada. Y no. Bradley Chalkers es detestable. Parece no tener remedio a pesar de la amorosa actitud de mamá. No tiene amigos, es violento y desagradable; jamás hizo los deberes, aplaza en todas las materias… hasta la llegada de Jeff, “el nuevo”, hasta que por error entra al gabinete de Carla, la nueva psicóloga del colegio.
Ambos ayudan a Bradley a descubrirse un ser sensible, amoroso…aunque la colección de animalitos –de trapo, de madera tallada, de cerámica- de su cuarto lo sabían desde siempre. Hasta papá Chalkers aprende el camino para llegar a las secretas ambiciones del niño. Y Claudia descubre que su hermano no es el monstruo ridículo y aparatoso que siempre vio en él.

Para chicos a partir de los 11 años. Y para que maestros, papás, directores de “chicos difíciles” aprendan a mirar con ojos desprejuiciados, que bien vale la pena. De “altamente recomendable” a “DE LECTURA IMPRESCINDIBLE”






Asperger, Autismo...esas etiquetas...

“El curioso incidente del perro a medianoche” 
 Mark Haddon 
 Ed. Salamandra Col Narrativas

Christopher es especial. Maneja los números primos y los enumera hasta el 7.507. Cita sin vacilar las capitales del mundo. Resuelve ecuaciones de segundo grado y puede calcular potencias enormísimas en su cabeza. Pero no puede relacionarse adecuadamente con las personas. Lo aterroriza el contacto físico, aún con personas conocidas. No tolera mentiras –lo desestabilizan peligrosamente- y ama los animales. Cuando encuentra muerto al caniche de su vecina, atravesado por una herramienta de jardín, decide hacer de detective, porque también admira a Sherlok Holmes.
Buscando pistas descubre que “Madre” no sólo no ha muerto hace dos años, sino que le ha enviado cuarenta y tres cartas desde Londres.
La seguridad de sus rutinas –tiene cábalas y manías, y traza planes precisos para vivir cada día-, la confianza en Padre, se desmoronan de golpe. Y deberá empinarse desde sus terrores para buscar cobijo, para volver a tener el control. Huye, recobra a Madre y sin proponérselo mejora la convivencia de sus padres y las relaciones con el vecindario.
Narrada en primera persona, para que podamos meternos de lleno en las angustias, las dificultades, las expectativas, la inocencia de este adolescente –un especialista diría de él que es un “savant, o un típico cuadro de síndrome de Asperger- que busca caminos, afectos, salidas a su particularísima manera.
Su autor –ilustrador, poeta, catedrático licenciado en Literatura Inglesa- trabajó muchos años con personas con deficiencias físicas y mentales, y decidió relatar sus experiencias sobre las ricas vivencias de los “diferentes”.
Lo recomiendo fervorosamente. Adolescentes y adultos. No debieran obviarla los docentes



 De diferencias  e in-diferencias

“Pahicaplapa” 
Esteban Valentino – O` Kif 
 Primera Sudamericana. Pan Flauta Serie Verde (Sentimientos)

Sutiles. Cada uno en su tema una pequeña joya engarzada en belleza, ternura, entereza. Cuentos con hondura.
¿Qué se necesita para hacer un barrilete? ¿papel, caña, hilo?...¡no!: ¡un papá y un hijo!.
Un hermano mayor ha estado esperando a su hermanito. Nace “diferente” y sólo el podrá descubrir que en “Pobrechico” hay un sol y tanta belleza.
Una hoja cuenta justo antes de desprenderse qué significó esa magnífica parábola desde el pequeño brote hasta el esplendor del otoño y las preguntas hondas del invierno por una vida que fue.
Una historia de amor que acaba cuando apenas empieza, pero ilumina toda la vida que sigue.
Un relato sobre un día increíble… el día en que no amaneció y pasaron cosas extraordinarias.
Y finalmente un cuento contundente para ponernos frente al espejo de lo peor que podemos llegar a ser: seres vacíos que terminan des-conociéndose, des-queriéndose, inmersos en un mundo de objetos y cosas banales, intrascendentes, alienantes.

Lo dice Valentino: “acá habitan solamente el amor y la tristeza, dos importantes y a veces negadas habitaciones del corazón” . Si te lo lee una mae o una abuela especial, desde los diez. Solito, a partir de los doce o trece.





Cuando la muerte no es un juego...


“Un desierto lleno de gente” 
Esteban Valentino 
 Primera Sudamericana Col La pluma del gato Juvenil

El Esteban Valentino que emocionó en “Los guerreros de la hierba”, que conmovió hasta el tuétano y denunció la arbitrariedad del hombre en “A veces la sombra”, el que inundó de terneza en “ Pahicaplapa”, trata acá sobre nuestro pasado reciente, sobre injustas muertes e injustas desapariciones, sobre la juventud lacerada por el pensamiento obtuso de quienes se erigieron en salvadores y conductores…sobre la juventud que sufrió pero a la que el amor salvó y obligó a vivir, para dejar testimonio, para enrostrarnos un compromiso, sin rencor, sin espíritu de venganza.
Hay lugar –entre estos ocho relatos- para pensar en la deuda con nuestros pueblos originarios, una deuda con la sangre y con la tierra, y para conectarnos con los conceptos de amor, vasallaje, libertad que tienen otras culturas.
Hasta hay una pequeña tesis sobre el por qué del tormento que acompañó la vida del Van Gohg que conocimos.
Los chicos del secundario y sus profesores no deberían pasar por alto este libro. No para llenarse de desazón ,sino para aprender a surgir del miedo, la soledad, la desventura




De la guerra y sus horrores...

“Cuando Hitler robó el conejo rosa” 
Judith Kerr 
 Ed. Alfaguara – Serie Azul

Una novela como la de los grandes –la pueden leer los grandes, claro- pero para chicos a partir de 11 años. La historia de Anna, su papá –prestigioso escritor y periodista-, mamá –pianista eximia, muy poco hábil para el manejo de las tareas domésticas-, Max --un hermano mayor que adora los deportes y la vida al aire libre- , el tierno tío Julius -naturalista, cuidador de animales en el zoo. Todos viven en Berlín cuando en la década de 1930 se instaura el terrible régimen nazi y un nombre –HITLER- cambia el destino de esta y tantas otras familias de origen judío. Hay que partir precipitadamente al exilio y dejar un hogar, una patria y las cosas más queridas, incluido el viejo conejo rosa, consuelo y compañía de los días de infancia.
Suiza, Francia, Inglaterra son los lugares que dan cobijo y alternativas a las enormes dificultades y al empecinamiento de los miembros de esta familia por permanecer juntos, a pasar de las tristezas y las sucesivas pérdidas –el trabajo, los amigos, los afectos. Un relato donde destacan el dolor, la gratitud y la nostalgia.
Leerla y mirar con otros ojos todo lo que tenemos y a veces no notamos





La segregación religiosa...

“Palomas son tus ojos” 
Eduardo Dayan 
 Grupo Editorial Norma Zona Libre

Otro de Zona Libre. O sea, para un tema que por lo general preferimos evitar. Acá, la Discriminación, la xenofobia. aunque estos vocablos no aparecen nunca en esta novela breve.
Pablo estudia Letras –son bellísimos los poemas insertos en la trama- cuando conoce a María del Carmen, que cursa junto a sus amigas Jael, Ana el último año del secundario.
Verse y quererse es el destino de ambos. Pero él es judío, y ella una “goim”. Las familias harán lo posible para romper una relación que con dudas, celos y altibajos se sostiene, nutrida por la lucha por justicia después del atentado a la Amia, en la calle Pasteur, en el corazón de Buenos Aires.
Otros temas atraviesan la historia: la angustia por un período que termina, el peso de tener que elegir, el doloroso descubrimiento que los adolescentes hacen de hipocresías y oscuras mentiras adultas.
En tono coloquial y liviano –de hecho la personalidad de los protagonistas surge solo de sus diálogos-, salvo en los fragmentos líricos –pequeños poemas que Pablo entrega o envía a María del Carmen- , para tratar asuntos densos que pretenderíamos soslayar en nuestro andar cotidiano.
Una voz para atender la de Eduardo Dayan. Para jóvenes. Bueno que lo consideraran también docentes que trabajan con chicos del secundario.




Del dolor más lacerante... el HAMBRE

“Hugo tiene hambre”
 Silvia Schujer Mónica Weiss 
 Grupo Editorial Norma (Premio Fundalectura 2006)

Una gráfica impactante, decisiva, lacerante, para un tema doloroso: el hambre… el hambre de un niño.
Hugo tiene hambre. Para olvidar el hueco negro del estómago sale a caminar. Sus ojos ven delicias en personas que no lo ven, ven sopas deliciosas en la fuente de una plaza, coloridas ensaladas en los parques, frescas copas de frutas en las frondas de los árboles. Cuando ve al perrito, ve una crocante salchicha. El salchicha también tiene hambre. Quizá por eso, sin decirse nada, se alejan el uno del otro. Pero cuando les parece que les pasa lo mismo, que les duelen las mismas cosas, se buscan, se encuentran… y ríen. Hugo se le desabrochan los labios de risa. Al perrito la cola se le hace calesita, y la lengua es una fiesta de caricias.
Es que con un amigo, el hambre pesa menos. Se la puede olvidar, por un rato.

No son casualidad las primeras y últimas páginas en rotundo negro. Hojas sedosas y suaves…pero negras


Marginalidad, esa palabra que se escamotea...

“Mientras duermen las piedras” 
María Cristina Ramos 
 Ed. Edelvives Col Alandar

Cuando uno lee esta entrañable novela -María Cristina Ramos no se priva de ningún tema, y a todos los toca con sensibilidad exquisita y delicada ternura- empieza a querer que la vida sea más justa y a creer que puede serlo a fuerza de trabajo, constancia, solidaridad.
Lucía cuenta la historia de su familia –sus hermanos Rafa y Lito, una mamá laboriosa, una abuela comunitaria que confía en que dentro de alguno de los peces que pesca y comparte pueda venir la semilla que lo cambie todo-, ahí, en un ranchito pobre a orillitas del Limay, donde duermen las piedras pero el dolor no calla nunca.
A orillas del Limay, y como sus vecinos, a la orilla de todo. Colgados apenas a un mundo que les da la espalda Menos mal que ahí, tan lejos, hay una maestra que sabe querer, un médico como pocos que quiere curar, un ingeniero que ayuda a hacer cantar a la tierra pobre su canción de terrones, semillas y frutas. Menos mal que a la falta de trabajo y destino se responde con organización, y a la tristeza con un silencio calentito, una palmada, un tomate maduro…
Para aprender a mirar con ojos de querer transformar un mundo que es cada vez más ancho…pero también cada vez menos ajeno a nuestras responsabilidades.
Lindo para que lo lea una maestra, y lo desgrane día a día, despacito, sin decir demasiado más, que no hace falta.
A partir de los diez años, que es cuando uno se hace preguntas a menudo.





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